El 21 de enero se desembarcó el personal, material y víveres en la Base Antártica Española (BAE) Juan Carlos I y la base quedó operativa.
La apertura de la BAE Gabriel de Castilla se llevó a cabo unos días más tarde, y quedó operativa el 25 de enero. La dificultad en la apertura de esta base radica en que isla Decepción es un volcán activo y existe un protocolo estricto para su vigilancia lo que conlleva una serie actuaciones específicas para la apertura de la base. A esto hay que sumar que en la campaña pasada la base se cerró con el semáforo que indica la actividad volcánica en amarillo (verde-amarillo-naranja-rojo), lo que obliga a un registro y comprobación de parámetros volcánicos más exhaustivo que en condiciones de actividad normal (verde) para abrir la base con seguridad.
Antes de la apertura de la BAE Juan Carlos I en la isla Livingston, el BO Sarmiento de Gamboa navegó hasta la isla Decepción, donde se encuentra la BAE Gabriel de Castilla, para desplegar 2 sismógrafos que estuvieran tomando datos mientras se procedía a la apertura de la BAE Juan Carlos I y así tener un volumen mayor de datos. Una vez finalizados los trabajos de apertura de esta base, se regresó a isla Decepción para iniciar el procedimiento de apertura de la BAE Gabriel de Castilla.
Tras el estudio e interpretación de los parámetros volcánicos registrados, el jefe la vigilancia volcánica (Dr. Enrique Carmona de la UGR) determinó el color del semáforo en amarillo que permitía el inicio de las operaciones para la apertura de la BAE en condiciones de seguridad. Cabe señalar que la instrumentación desplegada registró el terremoto de magnitud 7.2 detectado en la Isla Elefante (a unos 300 km de las bases españolas) el 23 de enero. Las autoridades chilenas emitieron una alerta de tsunami para la región y el personal en la BAE Juan Carlos I preparó la base ante esta posible eventualidad. La alerta de tsunami se desactivó unas horas después sin consecuencias.
Los proyectos científicos que ya se desarrollan en las bases están relacionados con la dinámica de los glaciares de la isla Livingston, aerosoles atmosféricos, toxicidad de metales traza en pingüinos, biometeorización de rocas y formación de suelos en las zonas polares, así como la vigilancia volcánica de la isla Decepción y los procesos geodinámicos activos relacionados. Se continúa con la toma de datos de las 4 series históricas que proporcionan datos a redes internacionales, por ejemplo, de suelos congelados y datos sísmicos.
En ambas BAEs se contará con el apoyo de Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para la predicción meteorológica y del Instituto Geográfico Nacional (IGN) para la vigilancia volcánica.
Campaña Antártica Española
La Campaña Antártica Española constituye un modelo de cooperación entre diferentes instituciones públicas y privadas al servicio de la I+D+I, en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación.
El Ministerio de Ciencia e Innovación financia la operación y mantenimiento de los buques 'Hespérides' y 'Sarmiento de Gamboa' y los gastos asociados a la logística general de la campaña, y colabora en los gastos de las bases antárticas españolas 'Gabriel de Castilla' y 'Juan Carlos I'. Por su parte, la Agencia Estatal de Investigación financia la mayoría de los proyectos de investigación. A través del Comité Polar Español se coordinan las actividades que los diferentes organismos desarrollan durante las campañas.
Las entidades participantes en estas actividades son la Unidad de Tecnología Marina del CSIC, que gestiona el Sarmiento de Gamboa y la BAE Juan Carlos I en la Isla Livingston y coordina la logística general de la campaña antártica; el Ejército de Tierra, que gestiona la BAE Gabriel de Castilla en la Isla Decepción y la Armada, que opera el BIO Hespérides.
Tanto los buques como las bases antárticas forman parte del mapa español de Infraestructuras Científicas y Tecnológicas Singulares (ICTS), instalaciones, recursos o servicios excepcionales en su género, con un coste de inversión, mantenimiento y operación muy elevado y cuya importancia y carácter estratégico justifica su disponibilidad para todo el colectivo de I+D+I.