Auditorio Banco Santander (Madrid)
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Muchas gracias. Vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social;
querido Gerardo, presidente de CEPYME; presidente de CEOE, querido Antonio; presidente del Banco Santander, querido Luis. Señoras y señores. Por supuesto, también Lorenzo, presidente de ATA. Buenos días.
Quisiera comenzar esta intervención felicitando lógicamente a los nominados y por supuesto, a los premiados en todas y cada una de las categorías. Enhorabuena a todos y a todas y muy especialmente a Clasol, galardonada con el premio más importante, que es el de pyme del año. En su trayectoria, por cierto -lo hemos visto desde aquí, desde esta tribuna, con sus palabras-, hay mucho de la historia reciente de nuestro país: la emigración en búsqueda de oportunidades; más tarde, el retorno a España para estar cerca de los productores de origen. Y siempre la misma vocación emprendedora, la que llevo al abuelo de César Claramonte a Alemania hace 63 años si los datos que me han pasado son ciertos, y que hoy impulsa esta empresa desde la innovación, la sostenibilidad, la internacionalización y la transformación digital.
Este es un camino, señoras y señores, lo saben ustedes mucho mejor que yo, muy similar al que hoy recorren miles y miles de empresas de pequeño y mediano tamaño en nuestro país, que son decisivas -aquí se ha dicho por parte de Gerardo y también de Antonio- en el extraordinario desempeño económico de nuestro país, un éxito reconocido en semanarios económicos, en prensa especializada a nivel internacional. Un éxito -yo subrayaría- en el difícil contexto internacional que estamos viviendo, colectivo. Un éxito de país que estamos alcanzando, por cierto, contra todo pronóstico y con muchos factores en contra.
Es bueno recordar de dónde veníamos para valorar dónde estamos hoy. Apenas empezábamos a cerrar las heridas de la crisis financiera del año 2008, cuando nos topamos con una pandemia absolutamente devastadora en términos humanos, pero también económicos y sociales. Y que pudo haber sido también, desde el punto de vista económico, absolutamente dramática para la economía europea y también para la economía española.
Esta vez, a diferencia de lo que ocurrió en el año 2008, supimos reaccionar y lo hicimos con medidas que literalmente salvaron nuestro tejido productivo.
Muchas de ellas forjadas -aquí se ha dicho por parte de Antonio y de Gerardo, y también lo sabe la vicepresidenta Yolanda Díaz- con el diálogo social. Del diálogo social nació, además, no solamente ese despliegue de los ERTE, de los avales ICO, en definitiva, todas las ayudas que dimos también a los trabajadores y trabajadoras autónomos. De ese diálogo social salió también una reforma laboral con la que España hoy multiplica por cuatro el empleo creado en Francia o por cinco el de Alemania en ese mismo periodo.
Después tuvimos que enfrentarnos a la guerra de agresión de Putin en Ucrania y sus efectos sobre la crisis energética y también la crisis inflacionaria, con un impacto además en las cadenas de suministro. Y de nuevo, con el apoyo de los trabajadores y de los empresarios, logramos intervenir el mercado eléctrico y hoy hacer que nuestro país cuente con un precio de la electricidad un 30% más barato a lo que tienen nuestros competidores de países europeos.
En este difícil contexto, España no solamente está resistiendo, sino que también está avanzando con más fuerza que nunca. Y buena parte del éxito descansa lógicamente en ustedes, en las pequeñas y medianas empresas de nuestro país, lo que son las células madre de nuestro tejido productivo.
Ayer mismo conocíamos los datos de empleo del mes de febrero. Crece la afiliación, cae el paro registrado, en un mes, donde, como ustedes bien saben, no suele ocurrir esto. Son casi medio millón de empleos más en términos interanuales y con un récord de afiliación. Datos que hacen que España sea hoy lo que somos: el motor de creación de empleo de la Unión Europea. Después de 57 -repito, 57- meses consecutivos de creación de empleo en términos de nacionalizados, hoy somos una España mejor. Un país con más empleo, con menos paro, que crea empresas; con un mercado laboral mucho más justo, que sube los salarios y que al tiempo reduce la brecha de género.
Mientras en el mundo, evidentemente, lo que estamos viendo es que crece una ola de retroceso en todos los ámbitos, también desde el punto de vista económico, en nuestro país lo que vemos es que seguimos avanzando. Si España es hoy la locomotora económica de Europa es gracias en buena medida a nuestras pequeñas y medianas empresas. Si generamos la mitad del crecimiento en el año 2024 -se dice pronto, la mitad del crecimiento en el año 2024- y vamos a duplicar la media del conjunto de la eurozona en este año es gracias a ustedes. Si hemos reducido la temporalidad a tasas inéditas, que hace que crezca la productividad, es gracias a ustedes. Y si rozamos los 21 millones y medio de ocupados y ocupadas con la tasa de desempleo más baja de los últimos 17 años, pues lógicamente es gracias a ustedes. Y, por cierto, reduciendo algo muy importante para este gobierno, creo que también para el conjunto de la sociedad, y agradezco, además, especialmente al presidente de la CEPYME que tengan ese premio a la igualdad, sin desmerecer el resto que, por supuesto, es igual de importante, reduciendo la brecha salarial en casi siete puntos entre hombres y mujeres en el año 2024. Algo que quiero resaltar en vísperas del 8 de marzo.
Ante todos estos datos debemos sentir, por tanto, un legítimo orgullo de país, porque este es un éxito de país y las pequeñas y medianas empresas, más que nadie, pueden sacar pecho, en parte, gracias al avance imparable en la internacionalización de nuestras empresas.
Para que nos hagamos una idea de la magnitud de la transformación de las bases del crecimiento económico de nuestro país. El valor de nuestras exportaciones es hoy un 40% superior, un 40% superior, repito, al de hace siete años. Hoy, una de cada tres pequeñas y medianas empresas realiza venta online al exterior y más de 17.000 vendieron productos en 2023 a través de la principal plataforma de comercio electrónico global.
Estos datos yo creo que tienen un mérito extraordinario, sobre todo, viendo lo que estamos escuchando sobre las relaciones comerciales entre bloques regionales. Y tiene un mérito extraordinario porque en muchos casos dependen de la integración en cadenas de suministros globales expuestas a riesgos crecientes en el contexto del comercio internacional. Un contexto en el que yo creo que nosotros, España y Europa, estamos haciendo lo opuesto a lo que defienden otros y es abrirnos al mundo, tejer alianzas para que nuestras empresas puedan operar. Es lo que hemos hecho a lo largo de estos años con el acuerdo, por ejemplo, con Canadá, en la actualización del Acuerdo con México. También la firma del acuerdo entre la Unión Europea y Chile, el recientemente alcanzado con el Mercosur. En definitiva, un hito de unas grandes proporciones para lo que puedan representar las relaciones comerciales de la Unión Europea con otras partes del mundo.
La semana pasada, como saben ustedes, la propia presidenta de la Comisión Europea y también el Colegio de Comisarios viajó a India para iniciar las negociaciones con ese país, con un enorme peso internacional en el ámbito comercial, para poder establecer esas relaciones comerciales con el gigante de la India.
En definitiva, lo que quiero decir con esto es que tenemos que seguir por ese camino. Y hemos retomado, por tanto, conversaciones con otras grandes naciones, con otros bloques regionales, como es el caso también, además de India, de Malasia.
Creo que esa es la vía, la vía de la cooperación, la vía del multilateralismo, la vía del entendimiento, la vía de la defensa de un orden internacional basado en la cooperación y en el beneficio mutuo sin vasallaje. Un orden en el que impere la justicia y no la ley del más fuerte. Y así se construye la prosperidad. Así la hemos construido durante estos últimos siete años. La pandemia no deja de ser una respuesta conjunta del mundo, principalmente de Occidente a la emergencia sanitaria derivada de la COVID 19. Y eso ustedes lo saben mejor que nadie, que ese es el camino.
Evidentemente, debemos ser conscientes-antes que lo ha dicho Antonio, lo ha dicho también Gerardo-, de la enorme gravedad del momento que vivimos, de las tensiones geopolíticas, de las interrupciones de suministro en materias primas que son fundamentales para el desarrollo de las industrias y de las economías de nuestros países, o de los cambios en la demanda provocadas por erráticas políticas tarifarias que son realmente amenazas para la prosperidad, no solamente del conjunto de la economía global, sino hasta incluso de sus propias economías. Y todas comparten el mismo origen. Y es el cuestionamiento de la apertura económica y de las instituciones multilaterales en el comercio.
Pensemos en ejemplos concretos, como el que ofrece la empresa galardonada hoy en la categoría de desarrollo internacional PCEX Automotive, un proveedor de recambios de automoción de un enorme prestigio que ha sabido abrirse camino en tres continentes, especialmente en África en nueve países. Para esta empresa, como para tantas otras, la certidumbre, la predictibilidad en el escenario geopolítico es vital. Por tanto, estamos en el mismo barco, porque las amenazas lo son para todos y para todas, también para nuestras pequeñas y medianas empresas lo son.
Eso es lo que está ahora mismo en juego. Y no solo teniendo a Ucrania en mente, que, por supuesto la tenemos, sino también en términos globales desde el paradigma de la interdependencia, porque al final estamos todos absolutamente interconectados.
Y en esta encrucijada, España no está sola, evidentemente. Nosotros contamos, formamos parte de ese proyecto europeo y, además, lo hacemos de una manera constructiva y activa. Esa es la experiencia de la integración única que ha contribuido decisivamente a la prosperidad y a la modernización de nuestro país. La Unión Europea es, sin duda, lo mejor que le ha pasado a España en siglos de historia.
Ustedes, los empresarios, las empresas, saben mejor que nadie lo que nos da Europa. Por encima de todo, nos da prestigio. Que nuestros productos lleven el sello de la Unión Europea abre puertas en el mundo entero. Ese made in Europe es garantía de éxito, de excelencia, de buenas prácticas y de calidad. Por eso este es el momento de dar -yo sé que la dan ustedes- pero que demos todos la cara por Europa, también desde el mundo de la empresa. Porque si queremos una Europa que proteja -y evidentemente la queremos- a los más vulnerables; a nuestros jóvenes; a nuestros mayores; a nuestro medio ambiente; a la agricultura, como se ha premiado hoy; a las empresas en general, es la hora de proteger Europa. Y que quede claro: la Unión Europea es más fuerte de lo que en muchas ocasiones hasta incluso nosotros mismos creemos.
Creo que hay un problema también de subestimarnos a nosotros mismos como proyecto común, porque somos el mayor bloque comercial del mundo y somos, por tanto, una potencia global. Tenemos la capacidad de defender nuestros intereses ante quienes nos ataquen con aranceles injustos o con amenazas a nuestra soberanía.
Y, por tanto, lo que sí quisiera trasladar a todo el tejido empresarial de nuestro país y, lógicamente, a los sectores que potencialmente se puedan ver afectados, es que evidentemente vamos a responder con proporcionalidad a cualquier desafío. Que nadie lo dude. Responderemos y lo haremos con toda la fuerza y con toda la solidaridad de una Europa unida. Porque la respuesta tiene que ser unitaria, tiene que ser del conjunto de la Unión Europea, si esa amenaza se materializa. Por cierto, como hicimos durante la pandemia, como hicimos también durante la guerra y las consecuencias energéticas y sobre los precios en el continente europeo. Y como haremos de nuevo ante cualquier desafío por grande que este sea. Vamos a defender los intereses de los españoles y, por tanto, también de los europeos. Y lo haremos con la misma convicción que nos lleva a tener la mano tendida al diálogo, a la colaboración, a la cooperación en defensa de un comercio internacional multilateral que abre oportunidades, por supuesto a las empresas, y particularmente a las pequeñas y medianas empresas.
Además de a este complejo contexto internacional, sí quisiera referirme a otras cuatro grandes prioridades esenciales para el futuro de las pequeñas y medianas empresas, -que tenemos ese debate no solamente a nivel nacional, sino también lógicamente a nivel europeo-.
La primera, lo ha comentado antes Gerardo, es la simplificación de las cargas burocráticas. Evidentemente debemos construir, de una vez por todas, un mercado único completo. Ayer hacía referencia, precisamente, el ministro Cuerpo a ello. Si quitáramos muchas de las trabas administrativas que tiene el mercado único, pues tendría un efecto multiplicador del crecimiento económico en nuestro continente, en nuestro país, incluso superior al de las trabas arancelarias que pudieran poner otros bloques comerciales.
Evidentemente tenemos que reducir los costes administrativos, impulsar en definitiva la competitividad de nuestras empresas. Y creo que, tanto la creación de un laboratorio de competitividad planteado por el Gobierno de España, donde se va a celebrar -por cierto, en Valencia este año esa Cumbre de la Competitividad Europea-, y también la iniciativa del Régimen 20, dirigida fundamentalmente a eliminar la disparidad de requisitos administrativos y reducir trámites, es la senda correcta.
En segundo lugar, debemos incrementar el despliegue de las tecnologías como la Inteligencia Artificial en las pequeñas y medianas empresas. La transición digital es una oportunidad única para modernizar nuestro tejido empresarial -ustedes lo saben-, muchas de las empresas hoy reconocidas lo saben, de ahí sus extraordinarios resultados; y, en este campo, creo que nuestras empresas están por encima de la media de la Unión Europea, pero debemos incrementar nuestro nivel de ambición. Debemos lograr que, al final de esta década, tres de cada cuatro empresas españolas utilicen tecnologías como la Inteligencia Artificial o la computación en la nube.
En tercer lugar, debemos seguir impulsando el crecimiento en tamaño de nuestras pymes. Antes lo ha dicho el presidente de la CEOE y yo no puedo estar más de acuerdo en eso. Es fundamental para aumentar la competitividad -también la internacionalización de nuestra economía- el poder afrontar mayores inversiones, y para eso necesitamos escala. Los avances, evidentemente, son esperanzadores y tenemos que continuar en ello. Algunas cifras así lo expresan. Por ejemplo, el número de empresas que cuentan con entre 20 y 49 trabajadores y trabajadoras crece desde el año 2021 un 15%, y un 9% en el caso de las empresas que tienen entre 50 y 99 empleados y empleadas. Por tanto, el salto de pequeñas y medianas empresas es crucial para fortalecer nuestro tejido productivo y, por supuesto, vamos a seguir apoyando con determinación y con recursos esta línea.
Y, por último, tenemos que intensificar aún más la apuesta por la formación en capital humano. Antes lo ha comentado Gerardo en su intervención. Tenemos que apostar por el capital humano; la competencia hoy a nivel global es por la atracción de capital humano, y yo creo que podemos tener además oportunidades para atraer capital y talento humano.
Hoy contamos, para que nos hagamos una idea, con más de 8 millones de personas mayores de 16 años en programas formativos -más de 8 millones de personas-. Tenemos 1 millón y medio de personas matriculadas en Formación Profesional. Pero si nos vamos al dato que he dicho antes (más de 8 millones de personas mayores de 16 años en programas formativos), eso significa, en comparación con el año 2019, un incremento del 37%, del 37%. Y de esos 8 millones, casi 4 millones compaginan empleo con formación, lo cual es un récord absoluto. Y creo que esta cifra es un indicador de esperanza, porque la gente se forma cuando tiene expectativas de mejora profesional. Y hoy, evidentemente, la economía española -no hay más que ver el entorno europeo- ofrece unas expectativas absolutamente extraordinarias.
Más Formación Profesional. Hemos aumentado en más de 300.000 el número de plazas en la Formación Profesional. Lo hemos hecho, además, por cierto, de la mano del diálogo social, con las empresas de los sectores. Más inversión en I+D+i. Ahí me gustaría pedir una mayor inversión al tejido empresarial, porque lo estamos haciendo a nivel de inversión pública. Necesitamos el apalancamiento también de la inversión privada. Y más becas. Ayer mismo aportamos una partida bien importante de 2.540 millones de euros a las becas de nuestros jóvenes. En definitiva, la apuesta por el capital humano como base de nuestra prosperidad presente y futura, y nada nos va a apartar de ello.
Concluyo. Recientemente estamos escuchando a algunos líderes internacionales criticar los valores europeos. Yo tengo que decir que estoy muy orgulloso de esos valores, como creo que estamos la inmensa mayoría de la sociedad española. Son los que nos guiaron, por ejemplo, en la acogida de miles y miles de ucranianos y ucranianas llegados a España huyendo de la guerra. Tenemos más de 240.000 ucranianos y ucranianas en nuestros sistemas de acogida en España.
Lo que le llevó, por ejemplo, a ustedes, a la Fundación CEOE -querido Antonio- a crear plataformas como Empresas por Ucrania, para facilitar la inserción laboral de personas refugiadas en los cuatro centros que abrimos en Pozuelo, en Alicante, en Barcelona y en Málaga.
Quiero, por tanto, para acabar mi intervención, apelar a esos valores, porque ahora más que nunca es el momento de la templanza -por supuesto que sí-, de la serenidad -sin duda alguna-, pero también de la firmeza.
En los últimos años creo que todos hemos aprendido a navegar en la tempestad con carácter, con determinación y con un pulso firme. Y vamos a volver a hacerlo ahora, si es necesario, porque somos un gran país y porque pertenecemos a un gran proyecto que es la Unión Europea. Y ese gran país y ese gran proyecto lo construyeron sus empresas -también sus trabajadores-, las que crean empleo, las que prestan servicios, las que cubren necesidades, las que están más próximas de la gente.
Así que, navegaremos juntos estas aguas revueltas, emergemos de ellas -estoy convencido-, como pasó con la pandemia y la crisis inflacionaria, aún más fuertes -estoy absolutamente seguro de ello- y, por tanto, para concluir, lo único que puedo trasladarles es que tienen el apoyo del conjunto del Gobierno de España. Y sé que el país puede contar con ustedes para seguir avanzando.
Nada más. Muchas gracias y enhorabuena a los premiados y premiadas.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)