Intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la inauguración del instituto cervantes de Shanghai

10.9.2024

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Shanghai

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Hace dos años, en 2022, se cumplió un siglo de la primera edición china de Don Quijote de la Mancha. Y permítanme invocar hoy la memoria de nuestra obra literaria más universal.

Y no sólo porque su autor, Miguel de Cervantes, da nombre a la institución que abre hoy sus puertas aquí, en la gran ciudad de Shanghái. Sino porque, en ese extraordinario libro, encontramos una sorprendente referencia al acto que hoy nos reúne.

Se encuentra en el prólogo de la segunda parte del Quijote, allá por 1615. En ella, el autor fantasea, o sueña quizá, con la petición que le habría hecho llegar el gran emperador de China: que, en este gran país, se fundase un colegio para estudiar la lengua castellana. Y que, en él, se leyera el Don Quijote de la Mancha.

Habría que esperar casi cuatro siglos para cumplir esa fantasía.

Fue, como bien ha relatado el hispanista, fue en 2006 cuando España abrió su primer centro del Instituto Cervantes en China, en su capital, Pekín.

Un año después, en 2007, se inauguraba la Biblioteca que también lleva su nombre, Miguel de Cervantes, aquí, en la ciudad de Shanghái, y que contiene más de 12.000 libros en lengua castellana y en las tres lenguas cooficiales del Estado.

Por eso, para mí es un orgullo que hoy esta biblioteca se transforme en el segundo centro que abrimos del Instituto Cervantes en China.

España se convierte así, no es menor, en el único país europeo con dos centros culturales reconocidos en China. Nada ejemplifica más la claridad de la amistad, querido embajador, y el excelente grado de cooperación bilateral que une España con China, querida embajadora, como le he trasladado personalmente al presidente Xi Jinping.

Pero han sido muchos los intercambios culturales que han ido enriqueciendo la relación entre China y España.

Recordemos, por ejemplo, la figura del madrileño Diego de Pantoja, autor de El mundo fuera de China. Esta obra datada en el siglo XVII, escrita en chino mandarín, fue fundamental para dar a conocer la cultura occidental en la China de entonces.

También como ha hecho el director Luis García Montero quisiera recordar la figura del arquitecto español Abelardo Lafuente, quien a principios del siglo XX levantó en Shanghái construcciones que enriquecieron la diversidad arquitectónica de esta metrópolis.

O la apertura en 1953 de un Departamento de Español en la prestigiosa Universidad de Estudios Extranjeros de Pekín, que marcó otro gran hito en el estudio de la lengua y la cultura española en China.

Del mismo modo, durante los 50 y 60 del siglo pasado, lo ha dicho antes también el director Luis García Montero, intelectuales españoles e iberoamericanos de la talla de Rafael Alberti, María Teresa León, Nicolás Guillén o Pablo Neruda viajaron a este país y demostraron cómo la lengua y la cultura son el vínculo más útil para unir civilizaciones y países amigos como los nuestros.

El chino mandarín y el español son las dos lenguas con mayor número de hablantes nativos en el mundo, y el interés mutuo por nuestros idiomas no sólo fortalece nuestra relación bilateral, sino que abre un puente sobre el Pacífico entre China y Latinoamérica y el Caribe, donde viven más del 90% de los hispanohablantes.

El español por tanto es una lengua global, con 496 millones de hablantes nativos y más de 100 millones de personas que lo hablan sin ser su lengua materna. Enhorabuena, por cierto, por ese extraordinario nivel de español.

En China hay más de 60.000 estudiantes de español; y 5.000 estudiantes universitarios obtienen el grado de español cada año. Más de 200 centros educativos de Primaria y de Secundaria en toda China lo incluyen en su oferta educativa y más de 100 universidades cuentan con departamentos especializados en la lengua española. Los jóvenes estudiantes de Bachillerato pueden examinarse de español en vez de inglés en el examen de acceso a la universidad, el gaokao.

Y aquí, como en tantos lugares de todo el mundo, para la importante empresa de difundir y de promover el aprendizaje y el conocimiento, el español cuenta con la ayuda de inestimables hispanistas.

Y, por último, me gustaría subrayar que el interés por la lengua y la cultura entre España y China es recíproco. España es hoy uno de los países europeos donde el estudio del chino mandarín tiene mayor dinamismo. Casi 60.000 personas en nuestro país estudian chino. Muchos de ellos, en la red de centros y aulas del Instituto Confucio.

Y también, desde el año 2011, China cuenta con un Centro Cultural en Madrid. Y, gracias a nuestro nuevo acuerdo, también podrá abrir un nuevo centro en la magnífica ciudad de Barcelona.

Con la inauguración de este centro en Shanghái no sólo damos cumplimiento al compromiso de promover la lengua y la cultura de ambos países de forma bidireccional. No sólo reconocemos el esfuerzo de todas las personas que trabajan cada día en la promoción de los lazos culturales y lingüísticos entre España y China, Gracias directora, sino que permiten la digresión, hoy también cumplimos el encargo que don Miguel de Cervantes nos hizo en aquel prólogo, escrito hace 409 años.

Bien mirado, no puede haber mejor homenaje a su obra y a la memoria de aquel caballero andante, empeñado en recorrer el mundo para "desfacer agravios y enderezar entuertos".

Muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)