New York (EEUU)
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Muchas gracias, Pepa, por tu presentación y también por la invitación nuevamente a compartir unas reflexiones con todos ustedes.
Y, en primer lugar, quisiera agradecer a la Cámara de Comercio de España en Estados Unidos y al diario El País, al Grupo PRISA, la excelente labor en la organización de este encuentro.
Se trata sin duda de una cita ineludible en esta semana de alto nivel en la Asamblea General de Naciones Unidas. Una cita, además que creo que es oportuna para reflexionar sobre el momento crucial que vive el mundo y, por tanto, también vive Europa y nuestro país.
Yo creo que asistimos al final de un ciclo económico que nos ha marcado durante estos últimos años, desde la guerra de Putin en Ucrania, que es un ciclo económico marcado por las altas tasas de inflación y unos tipos de interés absolutamente inéditos que hemos visto tanto en la Reserva Federal estadounidense como también en el Banco Central Europeo.
Yo creo que dejamos atrás, y esta es una gran noticia, la fase más crítica del choque inflacionario que ha vivido la empresa, también las economías y los hogares en España. Y ahora se abre un tiempo de impulso adicional a la reactivación económica con la decisión de recortar los tipos, de rebajar los tipos de interés por parte de los bancos centrales, tanto en Estados Unidos como en Europa.
Y, aun así, cualquier escenario de futuro -yo no he estado esta mañana, haciendo referencia, como hacía la directora de El País, a esa nueva normalidad que es el cambio- pero, efectivamente, yo creo que el escenario futuro va a estar marcado por esa nueva normalidad que es el cambio, que es la transición, que es en definitiva también algo de incertidumbre.
Y yo creo que esa es una lección que no tenemos que olvidar, sobre todo si volvemos la vista atrás y pensamos en lo que ha supuesto el inicio de esta, de esta década.
España sufrió, como el conjunto del mundo, un tremendo shock, un tremendo impacto por la pandemia de la COVID 19. Probablemente como ningún otro país de nuestro entorno -quizá como Italia, que también tenía un sector, tiene un sector de turismo tan importante como el español-. Y hoy, apenas cuatro años después, nadie podía imaginarlo, pero lideramos el crecimiento económico, la creación de empleo entre las grandes economías europeas y los ingresos reales de las familias españolas, es decir, la redistribución de esos frutos del crecimiento, pues crecen muy por encima de lo que lo han hecho en Alemania, en Francia o en Italia.
Con los datos estadísticos actualizados, sabemos hoy, después de las revisiones que hemos visto del Instituto Nacional de Estadística, que España creció en el año 2023 un 2,7% en tasa interanual, es decir, seis veces más que la media europea.
Y hoy mismo, en el Consejo de Ministros se ha aprobado la actualización de las previsiones de crecimiento económico que tenemos para este año, para el siguiente y el siguiente, arrojando unas cifras de previsión de un 2,7% en el año 2024, del 2,4% en el año 2025 y del 2,1% en el año 2026. Es decir, que la previsión que tenemos es de un fuerte crecimiento en términos relativos respecto al resto de la Unión Europea en la economía española.
Y, además, la inflación, que ha sido, digamos, el caballo de batalla, como consecuencia de la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, de muchos hogares y de muchas empresas, se sitúa en tasas cercanas al objetivo del 2% marcado por el Banco Central Europeo.
Y desde el inicio de este episodio de subida de precios, simplemente para que nos hagamos una idea de lo que ha supuesto y de lo que también ha significado la política económica que ha liderado significativamente la vicepresidenta tercera de Transición Ecológica, Teresa Ribera, la inflación acumulada en la Unión Europea es del 18,9% -vamos a decir un 19%-, es decir, casi 4,5 puntos más que en España. Es decir, somos el país que mejor ha contenido la crisis inflacionaria entre las grandes economías europeas.
Y este diferencial se explica por muchas cuestiones, pero fundamentalmente se explica por el componente energético.
Voy a dar algunos datos que me parecen lo suficientemente ilustrativos para saber exactamente qué beneficio ha tenido la transición verde que el Gobierno de España viene impulsando desde 2018 a esta parte.
Pensemos que, respecto al año 2021, mientras la electricidad es casi un 33% más cara de media en los países de la zona euro, en España es un 13,6% más barata que entonces. 33,33% de media en los países de la zona euro más cara, 13,6% más barata que en el año 2021, en el inicio de la guerra en Ucrania, que entonces.
En definitiva, lo que quiero trasladar con esto es, en términos de crecimiento económico, en términos de creación de empleo, en términos de contención de los precios, España va por la buena dirección y la política económica del Gobierno yo creo que está funcionando, y así lo están acreditando todos los datos.
Una política económica con una hoja de ruta clara, que creo que además ha sido muy importante en el momento de la pandemia y también de la crisis energética, como es proteger las rentas de los empresarios, de los autónomos, también de las familias, de los hogares en nuestro país.
Lo hemos hecho con reducciones impositivas que, evidentemente, yo siempre pienso en la ministra de Hacienda, en la vicepresidenta primera, por un valor aproximado, se dice pronto, de 25.000 millones de euros. 25.000 millones de euros en rebajas fiscales, y con cerca de 8.000 millones de euros en transferencias directas a los sectores empresariales directa o indirectamente afectados por las crisis sucesivas que hemos vivido desde el año 2020.
Y hemos dado respuesta a lo inmediato. Pero creo que lo bueno, y es lo que quiero reivindicar, es que lo urgente no ha estado reñido con lo importante.
Desatender, en definitiva, la necesidad de afrontar reformas de calado en materias como la reconstrucción del Pacto de Toledo y, en consecuencia, la sostenibilidad presente y futura de nuestro sistema público de pensiones.
El mercado laboral que siempre tenía ese talón de Aquiles en la precariedad, en lo corto de los contratos, la temporalidad, en definitiva, de la contratación en nuestro país; la conciliación -ahora, de nuevo puesta de moda-, o nuevas prestaciones, como, por ejemplo, la protección de renta a las capas más vulnerables, es decir, el ingreso mínimo vital.
Todas ellas, por cierto, desde una premisa y es una constante vocación de diálogo con los agentes sociales.
La semana pasada, sin ir más lejos -lo cubrieron también los distintos medios de comunicación en nuestro país-, alcanzamos la cifra de 21 grandes acuerdos en el marco del diálogo social desde que tengo el honor de ser presidente del Gobierno de España; un nuevo acuerdo, por cierto, en materia de pensiones.
Es decir, creo que hemos hecho de la paz social, en contraste con otros países europeos, una seña de identidad con la que nuestro país, España, transmite confianza y certidumbre a los inversores.
Y al mismo tiempo, creo que nuestro tejido productivo ha ganado y gana competitividad con ello, en buena medida gracias a que hemos convertido una debilidad histórica, de nuevo vuelvo al precio de la electricidad, en una auténtica fortaleza, por ejemplo, para reindustrializar nuestro país.
Y este factor creo que también contribuye a explicar que los hogares españoles están recuperando el poder adquisitivo dañado durante las distintas crisis que hemos sufrido. Lo hacemos más rápidamente que el conjunto de la de la zona euro, solo por detrás de Francia. y entre las cinco mayores economías de los 27 Estados miembros que componen la Unión Europea.
Y a estos hitos contribuyen tres factores que me gustaría compartir con todos ustedes de manera muy rápida.
La primera, bueno pues el primero es la solución ibérica. El timo ibérico, que decían algunos. El timo ibérico La solución ibérica ha implicado que los hogares, las empresas en nuestro país se ahorren durante la crisis energética más de 5.000 millones de euros. Y, que nos ha permitido algo muy importante y es blindar los precios de la electricidad, de las subidas exorbitantes como consecuencia del precio del gas. Recuerdo, que, durante esos meses tan aciagos, uno se acercaba a las pantallas de los televisores, de las noticias, a los medios de comunicación, a los periódicos y nos convertimos prácticamente en expertos de la evolución del mercado de futuros, del gas.
Pero hoy hemos visto cómo la intervención en mercados que no funcionan, como hicimos primero en la solución ibérica, pero posteriormente la gran reforma del mercado de la electricidad a nivel europeo, impulsado de nuevo por la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ha dado sus frutos también en beneficio de la clase media trabajadora de nuestros países. Por tanto, primero, solución Ibérica.
Segundo, los fondos de recuperación, transformación y resiliencia que nos permiten el despliegue masivo de energías renovables.
Ustedes aquí en la Asamblea General de Naciones Unidas, si tienen ocasión de hablar con otros líderes de otros gobiernos o también con inversores, verán que se reconoce a España como un país ejemplo e inspirador de esa transición verde.
Y, finalmente, un tercer elemento vinculado con el segundo, es nuestra ambición, la ambición de España, de convertirnos en una gran potencia de producción de hidrógeno renovable.
Yo creo que tenemos dos grandes ventajas para alcanzar esta meta.
La primera, son los costes de producción hasta un 20% más bajos que en el centro de Europa y una infraestructura capaz de satisfacer tanto el consumo industrial doméstico como también la exportación.
Por tanto, estos tres factores, yo creo que consolidan un escenario inédito en nuestra historia económica que debemos reivindicar no solamente desde el Gobierno de España sino también por parte de la comunidad empresarial, el tejido productivo y los trabajadores y trabajadoras. Y, es que por primera vez estamos superando un episodio inflacionario, ganando competitividad y no perdiéndola. Yo creo que esto es muy relevante para el presente y el futuro económico de nuestro país.
Citaré tres ejemplos.
En primer lugar, nuestro mercado laboral. En 2023, uno de cada tres nuevos empleos en la eurozona se crearon en España y, gracias a esa evolución, hoy contamos con 21,2 millones de afiliados a la Seguridad Social. Y los datos que se han dado por parte del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, hoy en el Consejo de Ministros y las previsiones que tenemos hasta el año 2026, es que podemos llegar a los 22 millones.
Recuerdo cuando los 20 millones se convertían en una suerte de techo de cristal imposible de alcanzar o de superar por parte del mercado laboral en nuestro país, 21,2 millones de afiliados a la Seguridad Social, un aumento del 35% en sectores de alto valor añadido desde la pandemia.
Es decir, no solamente estamos creando más empleos, sino que también estamos creando empleo en sectores de alto valor añadido de nueva economía y por tanto, eso sí demuestra algo, es que la economía española está avanzando en ese cambio de modelo, de crecer, de modelo productivo. Y lo hacemos con una reducción sin precedentes, como he dicho antes, de la temporalidad, sacando de ella en este periodo nada más y nada menos, señoras y señores, que a 2 millones y medio de trabajadores y trabajadoras.
Segundo, la diversificación de nuestro sector exterior. Hemos logrado sostener un superávit liderado por los servicios no turísticos. Yo creo que esto es muy importante también recordarlo, porque este componente, el de los servicios no turísticos, supone ya el 53% de los ingresos de la balanza de servicios y va a alcanzar este año un récord histórico de 100.000 millones de euros.
Y, finalmente, el desempeño español en el ámbito de la inversión nueva o greenfield. Somos el 4.º destino mundial y el segundo europeo en número de proyectos con más de 1.300 anuncios de cerca de 3.500 empresas, que representa al 5,4% del total global, tan solo por detrás de grandes economías como Estados Unidos, como China o como el Reino Unido. Ocupamos la 9.ª posición mundial en volumen de inversión y la 7.ª en creación de empleo.
Y, al mismo tiempo, y a diferencia de lo ocurrido en otros momentos donde efectivamente hubo crecimiento económico, estos datos están contribuyendo a fortalecer la cohesión social, porque la tasa de riesgo de la pobreza monetaria es la más baja desde el año 2009, es decir, justo en el momento de la crisis financiera y el índice Gini, que mide la desigualdad, ha alcanzado un nuevo mínimo histórico.
Y el buen desempeño económico también contribuye a reforzar la sostenibilidad fiscal. Cumplimos los objetivos de déficit con holgura 3,5% en 2023 vamos a estar con una previsión de alcanzar el 3% en el año 2024. Es decir, para que nos hagamos una idea del esfuerzo que estamos haciendo, siete puntos menos respecto al máximo de la pandemia. Y en paralelo hemos reducido la ratio de deuda pública en 15 puntos en solo cuatro años.
¿Y cuál es la consecuencia de todo ello? Bueno, pues que España, por primera vez en 15 años, se dice pronto. Lo repito de nuevo, por primera vez en 15 años, pues sale del procedimiento de déficit excesivo marcado por la Comisión Europea y por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Y no presentamos desequilibrios macroeconómicos excesivos.
En definitiva, lo que quiero trasladar es que España vive uno de sus mejores momentos de las últimas décadas. Y eso con una pandemia, con crisis energéticas, con guerras en el flanco oriental, en Ucrania o también en Oriente Medio, pues evidentemente dice mucho del país, de sus empresarios, de sus empresarias, de los trabajadores, de las trabajadoras, de sus representantes patronal y sindicatos y también de las instituciones públicas y del Gobierno de España.
Y como esto cuesta muchas veces decirlo, porque el carácter español es así, creo que dado que estamos fuera de España y es cuando solemos hablar bien de España, tenemos que hacerlo porque exactamente es lo que parece. Es un éxito de país del cual todos tendríamos que estar muy orgullosos.
En todo caso, hay que ser muy conscientes, como antes decía, respecto a la nueva normalidad de que el contexto internacional es muy complejo y desgraciadamente pues estamos viendo lo que estamos sufriendo en el Líbano ahora, pero también en Gaza, en Cisjordania y en otras partes del mundo.
Y, ante esta evidencia, yo creo que tenemos que elegir como país, si tener un perfil bajo, como ha pasado en el pasado o luchar por ganar un protagonismo, un liderazgo, por cierto, femenino, femenino, en puestos de responsabilidad máxima en la Unión Europea, en la OTAN y en la relación con el Sur Global desde la Unión Europea.
Y yo creo que esta última, la última de las opciones, es la senda que ha tomado el Gobierno con resultados muy constatables.
Hace una semana, Teresa Ribera fue designada vicepresidenta ejecutiva para la Transición Verde y Justa y la Competencia de la Comisión Europea.
Cualquier persona que lidie con la Comisión Europea es consciente de lo que representa la política de la Competencia en manos de una comisaria o de un comisario. Pues eso lo va a tener una española. No solamente eso, también la Transición Verde y la Transición Justa.
Al igual que Nadia Calviño, que dirige desde enero el Banco Europeo de Inversiones, cuando antes hablábamos de una reforma del sistema multilateral en Nueva York o en el mundo, pues, evidentemente, los bancos regionales de desarrollo van a tener un papel protagonista y el Banco Europeo de Inversiones, evidentemente, es una de sus piezas más importantes.
En fin, dos mujeres españolas - que es lo que quería decir - en el cuadro de mandos de la Unión Europea. Algo así no ocurre por casualidad.
Hoy España, cuenta, es respetada, marca el paso. Y lo es fundamentalmente por algo que creo que es reconocible y reconocido por los interlocutores. Y es por nuestra coherencia, porque decimos y defendemos lo mismo en Ucrania, en Palestina o ahora también, desgraciadamente, con lo que está sucediendo en el Líbano.
Derechos humanos, un orden internacional basado en reglas y el respeto a los mismos principios democráticos, afecte a donde afecte.
Pero más allá de los logros alcanzados, quiero centrarme en los retos, ya para terminar mi intervención, que aún tenemos pendientes como país.
El primero de ellos continúa siendo el fortalecimiento de nuestro Estado del Bienestar y ahí, evidentemente, el hablar de un modelo fiscal progresivo que distribuya la riqueza de manera justa y un sistema de financiación que garantice esos recursos a las administraciones que tienen en sus manos las competencias de la sanidad, de la educación, de la dependencia, de los servicios sociales, es primordial.
En segundo lugar, saben ustedes que hemos fijado como uno de los principales retos de la legislatura la política de vivienda. Es imprescindible ampliar el parque público de vivienda, de situarlo en cifras, vamos a decir homologables a los países de nuestro entorno - significativamente la Unión Europea -, así como resolver esta tensión entre la actividad turística y el bienestar de los residentes.
Y en tercer lugar debemos seguir siendo la vanguardia de la transición energética justa en Europa.
Hoy mismo el Consejo de Ministros ha aprobado como saben ustedes la revisión del Plan Nacional de Energía y Clima, y, por cierto, su periódico se ha hecho eco de los objetivos que tenemos marcados para los próximos años.
Y en ella, ¿qué es lo que nos proponemos? Pues reforzar nuestro nivel de ambición. Aspiramos a que, en el año 2030, el 81% de nuestra electricidad provenga de fuentes renovables. Y no solo se trata de responder, en definitiva, a un desafío global, que es la mitigación y la adaptación al cambio climático, sino también de convertirlo en una gran oportunidad de crecimiento económico con la generación de medio millón de puestos de trabajo hasta el año 2023 en este ámbito. Además de todo lo que he dicho antes de que esa transición verde nos ha preparado para los shocks energéticos que hemos vivido como consecuencia de la guerra de Putin en Ucrania.
Y, por último, debemos afrontar el reto de mejorar la competitividad.
Y ahí quisiera hacer una breve reflexión y un breve análisis sobre el informe de Draghi y también, lógicamente, sobre el previo, el informe de Letta, otro italiano, primer ministro italiano, que creo que han sido muy interesantes.
Yo coincido en que tenemos que afrontar reformas para no quedarnos atrás a nivel europeo en sectores tecnológicos punteros y también debemos utilizar mejor todos los instrumentos a nuestro alcance para reforzar la autonomía estratégica y para garantizar la seguridad económica del conjunto de la Unión Europea.
Pero también necesitamos más inversión pública para apalancar inversión privada en investigación en desarrollo de nuevas tecnologías, en infraestructura verde.
En definitiva, yo creo que este es el camino seguido por España. En estos años lo hemos hecho a nivel doméstico. Hemos duplicado la inversión pública en I+D+i, destinado dos de cada 5 € del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a la transición ecológica. Pero también tenemos que hacerlo a nivel europeo y, por eso, cuando llegue el debate en el año 2026 de qué hacer con un nuevo fondo Next Generation, pues España lógicamente va a defender esa mutualización de la deuda y efectivamente el invertir en bienes públicos que son europeos.
¿La seguridad lo es? Pues invirtamos conjuntamente. ¿El desafío climático lo es? Pues invirtamos conjuntamente. ¿La transición tecnológica y la apuesta por esa tecnología en Europa lo es? También tendremos que invertir comúnmente con mutualización de la deuda.
Yo tengo muy claro que nuestro país pagó un altísimo precio bajo el dogma neoliberal de la austeridad. Perdimos un tiempo precioso que aún estamos pagando en términos de dificultad de los jóvenes y no tan jóvenes, de familias de clase media en nuestro país para hacer frente y poder llegar a fin de mes.
Perdimos un tiempo precioso. Y Europa debe aumentar en consecuencia la inversión pública, no disminuirla, y ser consciente de que, si queremos ser competitivos en el medio y en el largo plazo, tenemos que hacer inversiones muy transformadoras en el corto plazo, probablemente con la magnitud de la cantidad que nos señalaba el informe Draghi.
No deja de ser curioso que un antiguo gobernador del Banco Central Europeo le esté diciendo a los Gobiernos europeos "mutualicen ustedes deuda, inviertan desde el punto de vista público para apalancar inversión privada y transformar las economías europeas".
Bueno, pues si lo dice un antiguo gobernador o presidente del Banco Central Europeo, tendremos que prestarle más atención.
En fin, yo creo que Europa debe implicar al Estado en la generación de riqueza, no apartarlo. Y además eso en las conversaciones que he tenido con muchísimos empresarios y empresarias es creo que un diagnóstico que compartimos, porque, efectivamente, muchos de los sectores del tejido productivo necesitan del apoyo del sector público para hacer esas transformaciones.
Llevamos seis años aplicando esa política de colaboración público-privada y ahora sabemos que funcionan, incluso en un contexto internacional complejo y marcado por la incertidumbre, porque ahí están los datos. Este sistema funciona para esta coyuntura concreta de Europa, de España y del mundo.
Y el mérito creo que es de las instituciones públicas, pero sobre todo es del tejido empresarial que está abriendo un nuevo mercado para vuestros productos, para vuestros bienes y para vuestros servicios.
Creo que estamos demostrando que con determinación y con visión de futuro podemos superar cualquier adversidad, que podemos avanzar hacia un modelo más justo, más sostenible, que impulse una nueva competitividad.
Yo creo que ese es el gran reto que tenemos por delante y para afrontarlo debemos caminar de la mano de Estados Unidos, de América Latina y el Caribe, que son nuestros socios tradicionales, países a los que nos une una historia y un futuro compartido.
El momento es ahora. Debemos redoblar, como decía Mario Draghi, la inversión pública en tecnología, en innovación, en transición ecológica. Tenemos que hacerlo de la mano el sector público y el sector privado en esa colaboración público-privada, como venimos haciendo durante todos estos años, porque solo así podremos recuperar el tiempo perdido en la década pasada y avanzar con paso firme.
España lo está haciendo y creo que además está reconocido por parte de la comunidad internacional. Antes comentaba la directora del diario El País que tenemos que abordar una reforma de nuestro sistema multilateral. Estamos absolutamente en línea con esa reflexión.
Creo que el mundo ha vivido una gran noticia este fin de semana con el Acuerdo por el Pacto por el Futuro. Por tanto, se abre una ventana de oportunidad para hacer esas reformas del sistema multilateral.
Saben que en junio del próximo año España va a tener el honor, el inmenso honor, de albergar en la ciudad de Sevilla la Conferencia sobre la Financiación para el Desarrollo Sostenible, que es, efectivamente hablar de lo que importa, de los recursos económicos para hacer realidad esos desafíos que tenemos por delante: la Agenda 2030, el cumplimiento de los ODS, también la transición energética. Y España, evidentemente, va a hacer una gran conferencia de financiación para el desarrollo.
Nos estamos implicando. Estamos hablando con muchos de los países del G77, precisamente para que no haya un debate entre el Norte y el Sur, sino que todos nos unamos en torno a la necesidad de reformar nuestro sistema de financiación internacional.
Y creo que España puede ser de nuevo, si no un país protagonista, sí un país que colidere, junto con otros muchos, esa gran reforma que necesita el mundo y que necesitan países de la solidaridad de los países más desarrollados, como es el caso de España.
Nosotros lo vamos a hacer. Por nosotros no va a quedar. Y espero y deseo que, efectivamente, los medios de comunicación y, por supuesto, el diario El País sean también testigos de esos avances que protagoniza España, en este caso en la ciudad de Sevilla, el próximo mes de junio del año 2025.
Nada más y muchas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)