Intervención del presidente del Gobierno en la IV edición del foro 'Fondos Europeos: innovación para un crecimiento sostenible', organizado por elDiario.es

16.5.2024

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Madrid

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Buenos días a todos y a todas. Gracias, Ignacio. También gracias, Arsenio. Gracias a toda la familia de elDiario.es y a todos los medios de comunicación que nos acompañan en el día de hoy.

Permítanme que comience esta intervención, como hice ayer en las redes sociales, condenando el ataque que sufrió el actual primer ministro de Eslovaquia y desearle una pronta recuperación. Creo que ninguna forma de violencia tiene cabida ni justificación posible en nuestra sociedad.

Como decía el director de elDiario, estas jornadas constituyen una fecha destacada en el calendario tanto del periodismo económico como del periodismo político. Estoy encantado de haber participado en todas sus ediciones. Y hoy me van a permitir que comience con una reflexión que creo especialmente oportuna y que adelantaba el director de elDiario en su intervención. Porque hay quienes aún a estas alturas, después de lo que estamos viviendo en un contexto geopolítico tan complejo como el que está sufriendo Europa, hay quienes defienden, como decía, que la economía y la política son como fenómenos conectados, pero de una manera muy tangencial, casi yo diría que accesoria.

Afortunadamente esa visión está hoy absolutamente superada, porque si algo sabemos a ciencia cierta es que tanto la economía como la política están profundamente conectadas. Ambas implican la asignación y la distribución de recursos, la regulación de la actividad económica, la búsqueda de ciertos objetivos socialmente deseables. En definitiva, creo que comprender esa conexión, ignorada a conciencia por algunos, es crucial para dar respuesta a los retos que tiene ante sí nuestra democracia.

En el debate público suele asumirse que la convivencia es un valor político que genera efectos positivos en la política. Pero la convivencia tiene también efectos positivos sobre la economía, porque genera confianza económica y también paz social. Lo saben, por ejemplo, bien las grandes empresas alemanas, que han decidido movilizarse para frenar el voto de la ultraderecha y defender a la democracia alemana. Según esas empresas, los discursos ultraderechistas, y cito textualmente, "dividen a nuestra sociedad y ponen en peligro nuestra prosperidad". Cierro comillas.

Quiero agradecer el ejemplo de las grandes empresas alemanas, porque eso fue precisamente lo que pedí en el último Foro Económico de Davos el pasado mes de enero: que las empresas se implicaran en la defensa de la democracia y de la buena política, porque nacen y crecen con ellas, y también es tarea de ellas defender la democracia.

La buena política impulsa un crecimiento más sólido, más justo, y la convivencia y el reencuentro generan estabilidad, prosperidad económica y bienestar social. De ahí me permitirán que salte a Cataluña. De ahí la trascendencia del resultado electoral en Cataluña el pasado 12 de mayo, porque las catalanas y los catalanes han votado abrir un tiempo nuevo en Cataluña, que va a ser también beneficioso para toda España.

La victoria del Partido de los Socialistas Catalanes y en particular de Salvador Illa, en votos y en escaños por primera vez en la historia, creo que cierra una década de división y de resquemor en la sociedad catalana y va a abrir, sin duda alguna, un tiempo nuevo de entendimiento y de convivencia, de colaboración y de prosperidad.

Y permítame que lo diga, porque lo hemos hecho solos en muchas ocasiones, con la oposición destructiva que venimos sufriendo con una posición absolutamente furibunda al respecto. Pero permítame que les diga que teníamos razón quienes hemos defendido desde el principio que la superación de conflictos pasados se hace apostando por el perdón y por la generosidad, por la convivencia y por el reencuentro entre catalanes y entre catalanes y el resto de compatriotas españoles.

Y teníamos razón los que pensábamos que la unidad de España no se construye a base de confrontar unos territorios contra otros, sino de construir un proyecto común de avance social cuyos pilares sean el progreso económico, la justicia social y la convivencia.

Y esa es la España que estamos construyendo de seis años a esta parte el gobierno de coalición progresista, la que vamos a seguir construyendo durante los próximos años de la actual legislatura.

Y también quiero decir que tenemos razón quienes creemos que en política, como en la vida, los problemas se resuelven afrontándolos de frente, sin rehuirlos ni cronificarlos, y mucho menos exacerbarlos, como hizo la anterior administración del Partido Popular. Eso es lo que sigue sin comprender la derecha rendida a la ultraderecha, que sigue negando la pluralidad política y la diversidad territorial de nuestro país.

Yo, escuchando a la oposición en estos días, resulta -me permitirán- esperpéntico escuchar a los supuestos defensores de la unidad de España añorar en sus declaraciones el procès catalán. Resulta irónico ver cómo el Partido Popular no se pone de acuerdo ni consigo mismo. Los que dicen que el procès ha muerto en Cataluña, en Madrid dicen que está más vivo que nunca. Los que en Cataluña no hablan ni de indultos ni de amnistías -no lo han hecho durante la campaña electoral- en Madrid convocan manifestaciones. Lo único que mantienen igual en Cataluña, en Madrid y en el resto de territorios de España es calcar el mensaje de la ultraderecha de Abascal en memoria democrática, en igualdad de género y también en un discurso xenófobo.

Por tanto, en mi opinión, lo que rompe a las sociedades es la rendición de la derecha tradicional a la ultraderecha. Allá ellos con el camino que siguen. Pero ante el empuje de la coalición reaccionaria a lo largo y ancho del mundo, es importante reivindicar el modelo de éxito español, porque estamos sentando las bases de una nueva prosperidad. Un modelo de éxito que está funcionando con más empleo y mayor crecimiento que la media europea, con menor desigualdad y con más convivencia. Esto es lo que estamos haciendo en España y lo que pretendemos también con la vicepresidenta tercera en este caso, con Teresa Ribera -como secretario general del Partido Socialista, me refiero- trasladando esa posición política en su candidatura a unas elecciones europeas tan importantes.

Nosotros -lo he dicho en muchísimas ocasiones, lo saben bien los lectores de elDiario.es- no hacemos milagros económicos, pero gobernamos mucho mejor que la derecha en la política económica. Los milagros económicos del PP acabaron como acabaron; ahí están pasando por los tribunales muchos de sus principales hacedores. Pero la buena gestión de un gobierno de coalición progresista está logrando que España vaya en la buena dirección en un contexto geopolítico, como he dicho al principio de mi intervención, tan complejo como el que ustedes saben.

El año pasado algunos se llevaron las manos a la cabeza cuando en este mismo foro dije ante los lectores de elDiario.es que nuestra economía no es que fuera bien, es que iba como una moto. Y lo dije porque la temporalidad estaba entonces en mínimos históricos; se creaban más contratos indefinidos que nunca desde la reforma laboral pactada con los sindicatos y la patronal. El empleo, la actividad, alcanzaba máximos históricos y bajaba con fuerza el paro juvenil, que continúa siendo una de las principales tareas de nuestro gobierno.

Este año tengo que decir que la economía no va como una moto. Si me permiten el énfasis, la economía española va como un cohete. Ayer mismo la Comisión Europea volvió a revisar al alza su previsión de crecimiento para la economía española en el año 2024 hasta el 2,1%; es decir, tres veces más que la media de la eurozona. Y España va a seguir siendo el país que más crezca de toda la zona euro, tanto en el año 2024 como en el año 2025.

Y creo que esto es muy importante reivindicarlo, porque son datos espectaculares de una España que avanza en la buena dirección frente a las profecías, a los bulos fracasados de una oposición apocalíptica y también desnortada, tanto en la lectura de los resultados electorales en Cataluña como también de profecías que no se cumplen en todos los ámbitos, singularmente en el económico y en el empleo.

Y hay muchos más. Miren, la temporalidad en el sector privado marca un nuevo mínimo histórico en el primer trimestre de este año. Contamos con 3,5 millones de contratos indefinidos más desde la entrada en vigor de la reforma laboral. Es decir, estamos hablando de medio millón más que el año pasado en estas mismas fechas. En definitiva, cuatro de cada diez nuevos empleos que se crean en la Zona Euro se crean en nuestro país. Y esto creo que es un éxito del conjunto de las empresas; también, lógicamente, de los trabajadores y trabajadoras. Y, si me permiten, algo tendrá que ver la política económica que está planteando el Gobierno de España de seis años a esta parte.

Miren, el pasado mes de abril superamos una barrera que parecía imposible superar, la de los 21 millones de afiliados y afiliadas a la Seguridad Social, una cifra absolutamente histórica. España nunca había tenido tantas personas trabajando y cotizando a la Seguridad Social como ahora. Nunca tantas mujeres habían tenido un empleo.

Y la tasa de paro juvenil, como he dicho antes, se encuentra en mínimos históricos, aunque continúa siendo alta y, evidentemente, tendremos que seguir haciendo mucho más. La afiliación de los menores de 30 años, en todo caso, crece un 11,4% desde la reforma laboral.

Hay, como he dicho antes, casi 3,5 millones de trabajadores más con un contrato indefinido que antes de la reforma laboral. Y las actividades de alto valor añadido crean uno de cada cinco nuevos empleos. Es decir, es evidente que estamos ante una transformación de nuestro modelo productivo.

Y quiero subrayar la contribución del empleo al crecimiento, porque, históricamente, el mercado de trabajo español era una máquina de desigualdad y también de precariedad. Antes de la reforma laboral, recordemos, uno de cada cuatro empleos en España era temporal; después de la reforma, apenas uno de cada diez empleos del sector privado es temporal.

Es decir, estamos hablando de mínimos históricos. Y, por cierto, quiero poner de relieve, y nunca me voy a cansar de hacerlo, el valor del acuerdo alcanzado por los agentes sociales para impulsar esta reforma; y también, lógicamente, la contribución decisiva de los grupos parlamentarios que la apoyaron.

Y, cómo olvidarlo, el enorme ejercicio de irresponsabilidad, en este caso, de nuevo, del principal partido de la oposición, porque estuvieron dispuestos a todo, incluido el transfuguismo, con tal de hacer naufragar algo que era bueno para la economía y para el conjunto de empresas y trabajadores y trabajadoras. Afortunadamente, perdieron. Esa batalla la ganó, no el Gobierno; la ganaron los más de 3,5 millones de personas que hoy tienen estabilidad laboral gracias a esa reforma laboral, vuelvo a repetir, pactada con los sindicatos y con la patronal.

Hoy nuestro mercado laboral ya no es una máquina trituradora de aspiraciones y de planes de futuro. Hoy funciona como un espacio donde se crean oportunidades y proyectos de vida. Y esto creo que es lo más relevante, junto con otro aspecto que está contribuyendo, creo, a la dinamización de la economía, que son los efectos positivos de la subida del salario mínimo interprofesional, que ha crecido en un 54% durante estos últimos seis años.

Y esto unido a las ayudas contra la inflación, a la reforma del mercado eléctrico a nivel europeo y también a la solución ibérica, impulsada por la vicepresidenta Teresa Ribera, creo que ha contribuido al crecimiento del Producto Interior bruto, a la reducción de la desigualdad en nuestro país, junto con la creación del ingreso mínimo vital, que está en mínimos históricos.

La combinación de todos estos factores, la fuerte creación de empleo de calidad, el alza de las rentas salariales y también incidir en esas políticas de protección de rentas, ha contribuido a que España sea el segundo país de la OCDE donde más ha crecido la renta real. Repito, la renta real per cápita de los hogares en el año 2023. Y lo que ha conducido, a su vez, a otro hito, que es recuperar por fin los niveles de renta previos al estallido de la burbuja inmobiliaria del año 2008.

Estamos hablando del año 2024. Estamos recuperando los niveles de renta real que había en el año 2008. Antes, el director de elDiario.es hacía referencia a la enorme equivocación de esas recetas neoliberales ante la crisis financiera. Y vemos cómo no ha sido gratuito: han pasado más de 15 años desde el inicio de esa crisis financiera y durante esos 15 años los españoles y españolas, la clase media, los trabajadores y trabajadoras, no habían logrado recuperar esos niveles de ingresos y de renta real per cápita.

Eso se ha logrado con unas recetas completamente distintas a las que se pusieron en marcha desgraciadamente entonces. Y eso ha conducido, como he dicho antes, a una realidad que es el resultado de dinámicas positivas y de decisiones acertadas.

Porque, efectivamente, como antes he apuntado en mi intervención, creo que es muy importante reivindicar lo que desde el Gobierno de España hemos hecho para contribuir a que la respuesta a la pandemia y las sucesivas crisis que por desgracia está viviendo el mundo y que están impactando directamente a Europa, fuera completamente distinta a la crisis financiera.

La capacidad de creación de empleo de nuestra economía en un contexto de crisis internacional, extender la protección social a los colectivos más vulnerables, proteger rentas contra la inflación, la subida del salario mínimo interprofesional que no ha frenado la creación de empleo, las medidas tomadas para amortiguar la subida de la inflación… Todo ello ha producido un efecto muy positivo en nuestra economía, como demuestra la capacidad de España para navegar un entorno complicado con su propio rumbo y, además, como he dicho antes, tener éxito.

Desde el año 2022, nuestro crecimiento económico experimenta además una dinámica histórica que quisiera poner en valor, porque se observa que se crea empleo, crece el empleo, pero también crece la productividad por hora simultáneamente; y esto no ocurría desde el año 1995.Por supuesto, centrándome en el tema que inspira este foro, creo que una parte muy relevante de los excelentes resultados económicos se debe al impulso de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, los fondos europeos, como se les conoce coloquialmente.

Y esta iniciativa, evidentemente, no cayó del cielo. Hubo que luchar por ella, vencer muchas resistencias, también muchos intereses. España no solo dio aquella batalla por primera vez en muchos años; dimos esa batalla y la ganamos.

Los fondos europeos creo que, si algo demuestran, es una enmienda a la totalidad a esa respuesta neoliberal que dio Europa a la crisis financiera del año 2008. En aquella ocasión, la versión española se sintetizaba en una receta neoliberal que consistía en la movilidad exterior, si me permiten la expresión y la devaluación interna, es decir, la expulsión de talento al que muchas veces damos menos importancia de la que tiene, porque estamos expulsando todo ese talento que invertimos en nuestro sistema educativo y, también, el dolor social con la devaluación interna, porque la receta aumentó, el desempleo hundió el consumo privado, disparó la deuda pública y también el déficit público.

Hoy los fondos europeos representan una oportunidad histórica, que creo que España está aprovechando para que podamos modernizar nuestro tejido productivo, abordar y anticipar en consecuencia, como decía antes, los grandes retos que tiene la humanidad y sentar unas nuevas bases de prosperidad en nuestro país, fundamentalmente vinculados con la transición ecológica, con la transformación verde y lógicamente también con la transformación digital de nuestra economía.Los 160.000 millones de euros asignados desde el año 2021 hasta el año 2026, que es la fecha de caducidad de estos fondos, aunque como hoy he tenido ocasión de leer al comisario de Economía, a Paolo Gentiloni, un exprimer ministro italiano de corte socialdemócrata, evidentemente tendremos que empezar a debatir sobre una nueva edición de esos fondos de recuperación a partir del año 2026. Desde luego, España va a defender esa posición política, ya lo saben ustedes, lo hemos dicho en muchas ocasiones.

Pero en todo caso, volviendo a esos 160.000 millones de euros nos están permitiendo hacer cosas absolutamente extraordinarias. El despliegue de la tecnología 5G en Europa lo estamos liderando; incrementar nuestras capacidades de ciberseguridad en España; desarrollar la economía del dato; acometer con decisión la transformación digital del sector público y, en consecuencia, generar un movimiento tractor al conjunto del sector privado en nuestro país.

Pienso, por ejemplo, en esos mecanismos del kit digital del que ya se han beneficiado nada más y nada menos que 370.000 pequeñas y medianas empresas y trabajadores y trabajadoras autónomos. De ellas estamos hablando de 50.000 en municipios vinculados con el reto demográfico y, en consecuencia, con todo lo que tiene que ver con la despoblación.

Los recursos europeos están contribuyendo también al avance de un ámbito que desde el Gobierno de España hemos dado desde el principio una importancia fundamental y es la transición energética.

Nuestro país está acometiendo una profunda transformación en áreas como la descarbonización de nuestra industria, el impulso al vehículo eléctrico y también conectado, y estamos a la vanguardia para liderar la transición ecológica hacia el hidrógeno verde. Y esto lo reconocen los inversores extranjeros, lo reconocen también gobiernos europeos y por supuesto también todas las instituciones multilaterales.

El plan de recuperación creo que tiene en los PERTE proyectos emblemáticos que suponen una herramienta para la mejora de la cohesión social y territorial. Y creo que es muy importante también volver a subrayar lo hecho en todas y cada una de las ediciones de elDiario.es esta faceta, porque incorporamos la perspectiva de género y por tanto, la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres que explican el porqué invertimos en estos proyectos y no en otros, como también todo lo que tiene que ver con la cohesión social y la cohesión territorial.

Tenemos ejemplos para todo y para todos en el país. En todas las comunidades autónomas y sobre todo en todas las áreas rurales que luchan contra la despoblación podría invocar infinidad de ejemplos de éxito de pequeñas y medianas empresas en pequeños municipios, en las provincias de Cuenca, de Lugo, de Palencia, de Albacete, donde el impacto de los fondos de recuperación está siendo decisivo para reindustrializar el territorio, para fortalecer la cohesión territorial y para anclar población a esos pequeños municipios. En definitiva, empleos y oportunidades allí donde son más necesarios.

Pero es que, además, los fondos europeos están contribuyendo decisivamente como he dicho antes al crecimiento económico. Porque en un contexto internacional de total inestabilidad geopolítica el PIB de España creció en el año 2023 a un 2,5%, es decir, cinco veces superior a la zona euro, el mayor de las principales economías europeas y, como he dicho antes, se va a prolongar como nos ha dicho la Comisión Europea en el día de ayer, tanto en el año 2024 como en el año 2025.

Y estos datos no caen del cielo, son consecuencia del fortalecimiento estructural del mercado laboral, del aumento de la productividad, pero también del empuje de una Europa que quiere liderar el futuro sin renunciar a la esencia de su modelo social europeo.

Como todos ustedes saben, el próximo 9 de junio se celebran las elecciones europeas. Ese día todos estamos convocados a decidir qué Europa queremos, qué Europa planteamos para los próximos cinco años.

Y las opciones a mi juicio, son muy claras, tanto como acredita la experiencia histórica reciente. Porque frente a quienes abordaron la recuperación tras la crisis del año 2008 con el dogma de la austeridad, frente al mantra de que solo es posible ganar competitividad devaluando internamente las economías, perdiendo salarios, devaluando las condiciones laborales de millones de trabajadores y trabajadoras, el modelo español ha demostrado que se puede ganar competitividad subiendo salarios y reduciendo desigualdad.

Frente a quienes basaron la recuperación tras la crisis del año 2008 en el dogma de los recortes a los servicios públicos, de que solo es posible mantener la protección social perdiendo derechos, congelando pensiones, creo que el modelo español ha demostrado que se puede reforzar el Estado del bienestar, subir las pensiones y reducir también el déficit público y la deuda pública.Frente al dogma que enfrenta a economía y ecología, como pretenden, desgraciadamente no hacer la ultraderecha, sino también la derecha de nuestro país, el modelo español ha demostrado que se puede crecer con vigor, al tiempo que se descarboniza nuestro tejido productivo, se reducen emisiones y se prepara al sector tan importante para nuestro país como es el agroindustrial, para nuevos escenarios climáticos que, evidentemente, nos están llevando a situaciones absolutamente inéditas, por ejemplo de estrés hídrico.

Lo avalan los datos que son incontestables, pero sobre todo lo que se plantea es lo que se dice fuera de nuestras fronteras respecto a lo que representa España hoy; porque España hoy cuenta en Europa como no lo hacía en décadas, y por eso hoy tiene referentes extraordinarios reconocidos internacionalmente -y me permitirán que haga patria de ello-, porque tenemos referentes como Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea al frente de la política Exterior y de Seguridad y de Defensa de la Unión Europea, que creo que tiene un planteamiento con el que la mayoría de la sociedad española se reconoce, por ejemplo, en el conflicto en Oriente Medio. Referentes también como Nadia Calviño, exvicepresidenta del Gobierno de España, la primera mujer en la historia que preside una importante institución financiera como es el Banco Europeo de Inversiones, y referentes como Teresa Ribera, que ha ejercido un liderazgo reconocido en toda Europa en el ámbito de la transición energética y que, lógicamente, está llamada a ocupar grandes responsabilidades en la futura Comisión.

Termino. Termino dando las gracias, lógicamente, a toda la familia de elDiario.es, a su dirección, a todos los periodistas, pero sobre todo a sus lectores, por organizar este importante debate que es muy necesario para que, entre todos, seamos conscientes de los retos que tenemos por delante, pero también de lo que hemos logrado en unos años tan difíciles como apasionantes.

Y termino también haciendo una reflexión, porque la experiencia nos enseña que ningún avance es irreversible. Esta misma semana va a haber algún encuentro de ultraderechistas desgraciadamente en nuestro país, en Madrid, y estamos viendo también en otras partes del mundo como muchos de esos derechos, de esas conquistas que parecían irreversibles, pues se está retrocediendo en ellos y, por tanto, hay que perseverar para no retroceder el camino andado. Y puedo asegurarles a los lectores de elDiario.es que el Gobierno de España tiene claro el rumbo, que vamos a mantenerlo por convicción, lógicamente, y porque los logros conseguidos, y esto también es muy importante, demuestran que vamos en la buena dirección.

Así que muchas gracias y enhorabuena por estas jornadas.


(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)