Intervención del presidente del Gobierno en la clausura de la asamblea anual del Instituto de la Empresa Familiar (IEF)

8.5.2024

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Madrid

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Buenos días y muchas gracias; presidente del Instituto de Empresa Familiar,
Ignacio; señoras y señores,

Agradezco al Instituto de forma particular la invitación a poder participar en su asamblea anual y me van a permitir, en primer lugar reconocer la labor realizada por el presidente saliente, por Andrés, darle la enhorabuena también lógicamente al nuevo presidente, a Ignacio, y desearle lo mejor en este mandato.

Antes lo ha dicho Ignacio, lo saben ustedes mucho mejor que yo, nueve de cada diez empresas de nuestro país son -sois, si me permitís que os tutee- empresas familiares. Sois, por tanto, la columna vertebral de nuestro tejido empresarial y es, por tanto, de justicia, reconocer, como ha hecho Ignacio, vuestro papel -creo que decisivo, si pudiéramos calificarlo así-, en el gran desempeño de la economía española, pese al contexto geopolítico tan difícil que está atravesando el mundo y también particularmente, Europa.

Gracias, en consecuencia, por contribuir a que España esté creando nada más y nada menos que cuatro de cada diez nuevos empleos en la Unión Europea en nuestro país. Gracias por contribuir a que alcancemos el récord de más de 15 millones de trabajadores y trabajadoras con un contrato indefinido. Y que nada más y nada menos que 11 millones y medio de hogares donde todos sus miembros son activos, estén hoy trabajando.

Gracias, en definitiva, por vuestra contribución y la de todo el tejido empresarial, si me permitís, a que tengamos una economía cada vez más robusta, como acreditan todos y cada uno de los indicadores económicos. Ayer mismo la OCDE hizo público un dato en el que me gustaría detenerme para trasladar los logros que se han alcanzado, después de una pandemia y las sucesivas guerras, en nuestro país: los hogares españoles recuperaron en el año 2023 el nivel de renta del año 2007, gracias a un crecimiento de los ingresos reales del 5,2% por habitante.

Pensemos en este hecho y en lo que representa. Porque creo que hay muchas lecciones que tenemos que dejar atrás y una de ellas es cómo Europa dio una respuesta equivocada a una crisis financiera que nos ha tenido durante más de una década con unos ingresos y una renta per cápita muy por debajo de la previa a esas crisis financieras.

En definitiva, yo creo que es una noticia enormemente simbólica por lo que representa, pero sobre todo es un estímulo a seguir en lo que creo que es una dirección correcta la que ha emprendido Europa y también España después de la crisis de la pandemia. Los datos de empleo están ahí. Los conocidos de esta semana creo que reafirman esta idea. Estamos consolidando la cifra de 21 millones de personas ocupadas, más de medio millón de nuevos empleos creados en términos interanuales, un récord de afiliación, por ejemplo en las mujeres, un crecimiento del empleo juvenil de casi 15 puntos desde las cifras prepandemia y hay todavía muchísimo que hacer y una reducción del número de personas en paro a tasas desconocidas desde hace más de 15 años, pese a que efectivamente aún sufrimos una tasa de paro en términos relativos muy superior a la media de la Unión Europea.

Pero creo que sí que podemos decir que son unas estadísticas, unas cifras muy elocuentes del correcto desempeño, del gran desempeño, de la economía española Y estas estadísticas en fin, representan mucho más que fríos números y vosotros lo sabéis mucho mejor que yo. Son horizontes vitales, de personas que tienen contratos más estables, menos precarios y, en consecuencia, una capacidad mayor para poder predecir su futuro y el de su familia, lo que permite que una persona pueda pedir un crédito para reformar un piso o para comprar una casa, o lo que anima a muchas familias a invertir un poco más de su sueldo en la educación de sus hijos y de sus hijas.

Cifras, en consecuencia, que hoy no tendríamos sin una reforma laboral tejida precisamente con el acuerdo entre agentes sociales, entre la patronal y los sindicatos, entre empresarios y trabajadores. Y creo que esto es importante, porque el acuerdo es fundamental para que haya paz social. Y la paz social también es consustancial con la estabilidad social, la convivencia y la política que podamos construir a partir de ella.

Es este círculo virtuoso que alimenta la apuesta por la convivencia y por la política útil que humildemente estoy intentando poner en marcha desde la Presidencia del Gobierno. Una voluntad compartida de mirar hacia adelante para construir y no para destruir, para reforzar lo que nos une y para sembrar progreso y desterrar debates estériles que hicieron perder muchísimo tiempo a territorios muy importantes de nuestro país y que solamente trajeron inestabilidad e incertidumbre a la empresa, también a los trabajadores y, en consecuencia, también a la economía.

Es la estabilidad y también -quiero reivindicarlo- las reformas que conjuntamente con la Comisión Europea, el Gobierno de España ha ido desplegando durante estos últimos cinco años, lo que ha hecho que nuestro país sea un destino atractivo para la inversión. España es de los grandes países de la Unión Europea, el más abierto, lo sabéis bien, a la inversión extranjera directa, según la OCDE, por delante, nada más y nada menos que de la principal economía europea, Alemania, también de Francia o Italia. Es lo que ha permitido a nuestra economía crecer un 2,5% el año pasado, un 0,7% en este último trimestre y es la que refuerza la confianza empresarial y el estímulo al consumo privado, a la inversión, entre otras razones, gracias a la recuperación, como señalaba antes, de los ingresos reales, de los salarios de los trabajadores y trabajadoras.

No se trata únicamente de lo que hemos hecho hasta ahora, quiero también esto compartirlo con todos vosotros y vosotras, sino de lo que otros, los foros económicos más prestigiosos del mundo, dicen que vamos a seguir haciendo en el corto y en el medio plazo. Y esto me parece muy importante en el contexto tan difícil que está atravesando Europa. Y lo que dicen, con total rotundidad, lo sabéis bien, es que España avanza y que va a seguir avanzando por encima de la media europea, por encima de la zona euro, por encima de las economías más desarrolladas a nivel global. A pesar del contexto, a pesar de la incertidumbre geopolítica que estamos atravesando.

Este lunes el Banco de España pronosticó que nuestra economía va a duplicar, o más que duplicar, el ritmo de crecimiento medio de la zona euro, como hicieron además antes el Fondo Monetario Internacional o también la propia Comisión Europea.

Y por tanto, yo coincido con el presidente, con Ignacio, estamos en un gran país, somos un gran país. Hay grandes motivos para para estar, para ser optimistas sobre el futuro de nuestro país y sobre todo, creo que es muy importante subrayar el protagonismo de la empresa familiar, del tejido productivo y también de los trabajadores y trabajadoras en este optimismo ante el futuro que tenemos por delante.

Por tanto, todos los organismos nacionales internacionales certifican el fortalecimiento estructural de nuestra economía, cada vez menos expuesta a shocks externos, aunque evidentemente sufrimos esos shocks externos. Y a ello contribuyen, y creo que es importante reivindicarlo, las reformas y las inversiones que hemos ido acometiendo a lo largo de estos últimos años, también con el concurso y la complicidad de la Comisión Europea.

Reformas como la laboral o la ejecución de los fondos Next Generation, que han permitido avanzar en algo muy importante para Europa y singularmente para España, que es la autonomía estratégica abierta, es decir, la reindustrialización de nuestro país, aumentando la competitividad de nuestro tejido productivo. Esto se refleja, por ejemplo, en un dato inédito en estos últimos 30 años y que me parece que es muy importante que lo pongamos en valor. Hay un crecimiento simultáneo del empleo y de la productividad. Por tanto, somos más competitivos, no a costa de reducir los costes salariales, no a costa de sacrificar los salarios o la dignidad laboral, sino de basar nuestras fortalezas en lo que debe y puede definir a España -y en lo que yo creo firmemente y estoy convencido de que muchos y muchas de los que estáis aquí presentes y más allá de esta sala-, y es una apuesta sin precedentes por la sostenibilidad, como ha hecho antes Ignacio en su intervención por la innovación, por la formación de capital humano como nuestros grandes activos de futuro.

Porque ese es el camino en el que estamos ya transitando y en el que se van a definir la competitividad y la fortaleza de las economías: en la batalla del talento, en la competición por atraer ese talento. Y yo creo que España cuenta con los mimbres, con la materia prima, para no solamente forjar y construir ese talento, sino también para poder atraerlo.

Y los datos, además, dan fe de ello. Fijaos, uno de cada cinco empleos que creamos, que estáis creando vosotros y vosotras, se centran en actividades de alto valor añadido. Desde el año 2018, el empleo en sectores como la informática, como la imagen, así como las profesiones científicas o también las técnicas, han aumentado nada más y nada menos que un 50%. Y las exportaciones de servicios no turísticos como las ingenierías, las consultorías, las auditorías han aumentado un 56% en estos últimos seis años y ya superan los ingresos nada más y nada menos que de una industria tan importante para nuestro país como es la industria del turismo.

Estas cifras yo creo que enmarcan la transformación que vive nuestra economía a hombros de esa doble transición tan necesaria como urgente: la transformación digital y también la transición ecológica. Transformaciones que representan, siempre lo hemos dicho, al menos desde el Gobierno de España, una enorme oportunidad. No son solamente una responsabilidad, son una enorme oportunidad, una enorme y trascendente palanca de cambio para avanzar, para reindustrializar nuestro país en verde y en digital, para modernizar nuestra economía, que es fundamental, sobre todo en la pequeña y mediana empresa, gracias en buena medida al impacto que están teniendo los fondos de recuperación, transformación y resiliencia en nuestra economía.

Es evidente que queda mucho por hacer. Antes lo he dicho, tenemos que encontrar la manera de reducir el paro estructural en nuestro país. En un país -y vosotros y vosotras me lo habéis dicho en multitud de ocasiones-, donde necesitamos todavía mano de obra para muchos sectores. Antes comentábamos la carestía que sufre también nuestra economía de ingenieros e ingenieras, pero podríamos poner otros muchos ejemplos. Y para conseguirlo, yo creo que una pieza fundamental es reforzar la empleabilidad de nuestros trabajadores y trabajadoras y, en consecuencia, y eso es algo que me lo apunto en el debate como presidente del Gobierno, la mejora en el funcionamiento de los servicios públicos de empleo.

Solo así creo que vamos a poder lograr acompasar lo que son las demandas de nuevos perfiles laborales con la recualificación en la formación necesaria de nuestros trabajadores y de nuestras trabajadoras.

Pero hoy, como les decía, como os decía al comienzo de mi intervención, me gustaría poner de relieve la contribución de las empresas familiares en las cifras que acabo de ofrecer. Y hacerlo, además, poniendo el acento en algo que habéis compartido previamente a esta intervención y es el acento en la visión de largo plazo que caracteriza a vuestras empresas. Una visión que se traduce en mayores niveles de inversión, en mejores condiciones salariales, también en mejores condiciones de estabilidad laboral para los trabajadores y trabajadoras de vuestras empresas. Si los comparamos con el resto de tejido productivo -ahí están las cifras, esos son los datos- hay mayor estabilidad, hay mejores salarios en lo que vosotros representáis, que es a la empresa familiar de nuestro país.

Y también algo muy importante que ha dicho Ignacio y que me gustaría poner de relieve aquí en Madrid y es la cohesión territorial. No solamente la cohesión social sino la cohesión territorial, porque a través del vínculo con la ciudad en la que un día un emprendedor o una emprendedora arriesgó su patrimonio para empezar un negocio, hay un vínculo mucho más estrecho que permanece en el caso de la empresa familiar, que no se extingue con el tiempo. Ninguna empresa familiar olvida el lugar en el que empezó todo. Un lugar del que procede y que aporta un enorme valor social a vuestra labor que quiero destacar y que desde el punto de vista político es de una enorme relevancia. Porque, evidentemente, cuando hablamos de igualdad de oportunidades hablamos de igualdad de oportunidades entre españoles y españolas, vivan donde vivan . Y eso también significa el que haya una cohesión territorial que garantice ese desarrollo económico en todos y cada uno de los rincones de los territorios de nuestro país.

Y esto no es nostalgia ni un mero apego por el territorio, es algo mucho más profundo, si me permitís la expresión, es el compromiso y la responsabilidad con el entorno y que encaja en lo que ahora los anglosajones llaman el Stakeholder Capitalism, el capitalismo colectivo, que entiende que para prosperar las empresas deben insertarse en una comunidad y contribuir al interés general de su sociedad. Y a esa responsabilidad social, que va mucho más allá de la creación de valor para los accionistas, que sin duda alguna es muy importante, decisiva, quiero apelar hoy, porque es el factor que identifica las sociedades con mayor índice de desarrollo humano. Tenemos que mirar, por supuesto, el Producto Interior Bruto desde el punto de vista agregado, y lo hacemos, como no puede ser de otra manera, desde los gobiernos, pero tenemos también que incorporar el índice de Desarrollo humano, que es algo mucho más complejo, pero que creo también representa una fotografía muy elocuente de cuál puede ser el buen o mal estado de una sociedad. Los países a los que el nuestro siempre aspiró a parecerse desde el punto de vista del desarrollo humano.

Y vosotros practicáis, y es lo que quería decir, esa responsabilidad cuando, por ejemplo, acomodáis los procesos a la realidad innegable del cambio climático, implantando como hacéis medidas de ahorro energético o de consumo de agua en un país que está sufriendo en primera persona la sequía producto de este cambio climático. Y está haciendo, por ejemplo, la corporación Hijos de Rivera, que me explicó precisamente en ese viaje a Brasil Ignacio, pues es un ejemplo de ese compromiso con la sostenibilidad ambiental y con el cuidado del territorio.

Y cuando garantizáis que la ratio de empleo por facturación sea significativamente más elevada que ninguna otra forma de empresa, como ocurre de forma acreditada con la empresa familiar, pues estamos hablando también de ese compromiso con la sostenibilidad, en este caso territorial y social.

O cuando miráis de frente al futuro para aprovechar, como estáis haciendo los recursos del Plan de Recuperación, incorporando nuevas soluciones de digitalización avanzadas, que es la asignatura pendiente que tenemos en nuestro país; o la ciberseguridad, o el despliegue de la inteligencia artificial, que sin duda alguna va a suponer, desde el punto de vista social, económico y empresarial y, por supuesto político, una enorme disrupción- puede serlo en términos positivos, hay que limitar el impacto en el ámbito negativo- estáis haciendo lo propio.

En fin, lo que quiero deciros es que las empresas sois imprescindibles para el crecimiento, el bienestar y la estabilidad de un país. Creáis empleo, innovación, oportunidades en todo el territorio. Pero las empresas sois también producto de la democracia. Y me gustaría hacer una reflexión al respecto, porque las empresas sois el resultado de un orden internacional basado en reglas -que ahora se está poniendo en cuestión, desgraciadamente, por potencias no menores en el mundo-, sois también producto de un Estado del bienestar que garantiza algo muy importante en nuestro país -o en aquellos países donde existe el Estado del bienestar-, que es la igualdad de oportunidades, el mérito, y también, lógicamente, porque garantizáis la dignidad laboral y los horizontes de futuro para el conjunto de la sociedad, que refuerza la confianza de la sociedad en el futuro y que sienta las bases de una prosperidad duradera e inclusiva. Creo que es muy importante subrayar este término, el de la inclusividad.

Y hoy ¿qué me gustaría pediros en esta intervención?, pues me gustaría pediros vuestra implicación para sostener este modelo, para seguir elevando el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras, para contribuir entre todos a frenar y adaptarnos a la crisis climática; también para defender nuestra democracia como el único sistema que es capaz de aunar justicia social con libertades civiles y con crecimiento económico.

En pocas palabras, lo que me gustaría pediros es que nos ayudéis a mejorar la vida de la gente. Os pido que aprovechéis la bonanza actual que estáis teniendo en vuestra cuenta de resultados -también en términos agregados la economía española-; os pido que aprovechemos esa bonanza actual para invertir en vuestro futuro como empresas y en el nuestro como país. Que uséis los beneficios de este periodo para recompensar a vuestros inversores y accionistas de manera justa, sin duda alguna, pero también para modernizar y fortalecer las bases de nuestro tejido productivo y también de nuestra sociedad.

Os animo a seguir abriendo nuevos mercados dentro y fuera de la Unión Europea. Y, sobre todo, os animo a mejorar las condiciones laborales y salariales de los trabajadores y trabajadoras. Y en este ámbito creo que hemos dado grandes pasos en estos años, pero queda mucho por hacer, queda mucho por hacer. Tenemos una población llena de talento, queremos competir a nivel global, debemos motivarla, recompensarla, debemos pagar mejores salarios, reforzar la formación, flexibilizar los horarios y hacer que el trabajo sea una experiencia más saludable y satisfactoria.

Yo sé que lo sabéis, sé que lo sabéis. Sé que no es fácil y que hay muchas empresas que lo están haciendo ya, pero -en fin- me vais a permitir que lo diga porque no podía dejar de recordarlo. Tenemos que usar los beneficios actuales para a invertir en ganancias de productividad y en nuestra competitividad futura, y este gobierno sabrá reconocer ese esfuerzo y os ayudará en todo lo que podamos.

Os hablo desde una convicción, sí, socialdemócrata, pero también como alguien, y es como me gustaría que me vierais, como alguien que cree en la economía social de mercado. Creo que necesitamos un Estado fuerte para contribuir a la redistribución de la riqueza (el ejemplo más elocuente ha sido la pandemia y cómo entre todos hemos mirado a la salud pública como ese bien que nos protegía ante un virus absolutamente inédito, desconocido para la ciencia, no solamente en nuestro país sino en el mundo). Por tanto, un Estado del bienestar fuerte y robusto que nos garantice esa protección, que garantice también la igualdad de oportunidades, y un Estado, lógicamente, que coopere con el sector privado en la colaboración público-privada, como estamos haciendo ante las transformaciones que tenemos por delante la transición ecológica y la transformación digital.

Y, sobre todo, lo que necesitamos es un sector privado, un mercado, próspero, justo, que genere esa riqueza de forma distribuida, que recompense el esfuerzo de todos. Que reconozca así que, si una empresa triunfa, si una empresa aumenta sus beneficios, es un éxito del conjunto de la sociedad; que evidentemente lo es de sus directivos, pero que también lo es de sus trabajadores y trabajadoras, desde lo más alto, al puesto más inferior en la escala que pueda tener esa empresa.

En fin, el Gobierno de España, quiero que lo sepáis, será vuestro aliado, estará del lado de las empresas que quieran ser más competitivas por la vía del talento y de la innovación, como lo hemos hecho durante todos estos años, con reformas que yo creo que son importantes y que estamos desplegando en estos próximos años de legislatura, como es por ejemplo la ley de startups, la ley Crea y Crece o la Ley de Formación Profesional, tan importante en nuestro país.

En fin, alguien dijo que el talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad. Es verdad que en los últimos años hemos fortalecido el carácter -antes Ignacio lo ha dicho con las sucesivas crisis, desde la crisis financiera que hemos atravesado el mundo, y particularmente Europa y España-. Hemos fortalecido nuestro carácter ante muchas tempestades. hemos redescubierto la fortaleza de un país que se crece ante la adversidad, hemos desafiado prejuicios para demostrar al mundo de lo que España es capaz y, ahora, aunque la experiencia reciente demuestra que no hay que dar por sentada la calma, es el momento de educar el talento, de avanzar en sostenibilidad y en cohesión social; de apostar con todo por la formación del capital humano, con todo por la formación del capital humano, para encarar desafíos tan importantes como el climático, la digitalización, las tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial, a las cuales tenemos que dar una respuesta desde un punto de vista inclusivo.

Por tanto, quiero finalizar dando las gracias al Instituto de Empresa Familiar por defender esta visión, por defender un modelo de negocio basado por encima de todo, como ha dicho su presidente, en las personas; por ser fieles a una tradición y por haber sabido adaptar el espíritu de vuestros fundadores y fundadoras en cada momento. Esos valores nos unen, nos unen, y estoy convencido que van a seguir inspirando a este foro como un gran referente que sois en el ámbito económico y social de nuestro país.

Así que muchas gracias por la invitación, y enhorabuena.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)