Intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el foro empresarial España-Brasil

7.3.2024

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São Paulo

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Querido ministro, presidentes de las Cámaras de Comercio, presidente de CEOE, presidente de APEX Brasil, representantes de las empresas brasileñas y españolas.

Señoras y señores.

Cuando el presidente Lula visitó España en abril del año pasado, me comprometí a devolverle la visita. Primero por cortesía, sin duda alguna. Por respeto hacia una persona extraordinaria que ha sido trascendente, no solamente para la vida política, económica y social de Brasil, sino más allá.

Pero sobre todo porque Brasil es un país muy importante para España, muy importante.

Es un país amigo en lo humano, un aliado político y un socio en lo económico.

Por eso para mí, es un honor intervenir en este gran encuentro empresarial que va a profundizar, estoy convencido, los lazos entre los tejidos empresariales de nuestros dos países.

Quisiera comenzar explicando cómo vemos a Brasil desde España.

En primer lugar, lo vemos como un gran país que está superando las expectativas de crecimiento económico previstas por instituciones tan relevantes como el Fondo Monetario Internacional o la OCDE.

Para que algo así ocurra han tenido un papel decisivo las políticas del Gobierno, sin duda alguna.

Me refiero, y aquí se ha hecho mención a ello, a la nueva regla fiscal, a la reforma de la tributación indirecta que ha fortalecido las cuentas públicas. O a los ambiciosos programas para el desarrollo a la hora de impulsar el crecimiento económico y social, como el nuevo programa de aceleración del crecimiento o el programa Nueva Industria Brasil.

Y, en segundo lugar, y es donde me gustaría poner un mayor énfasis, como un destino atractivo para las inversiones.

Brasil ofrece un mercado interno extraordinario de más de 200 millones de habitantes, la disponibilidad de materias primas, una economía muy diversificada, también resiliente ante las crisis internacionales.

Recordaba precisamente ayer Lula, el presidente Lula, me recordaba cómo durante la crisis financiera, Brasil se convirtió en un país acreedor del Fondo Monetario Internacional y también con una posición geográfica estratégica que permite, por ejemplo, el acceso al Mercosur y a otros países de la región.

En definitiva, Brasil ofrece estabilidad regulatoria, seguridad política, una inflación controlada, tipos de interés a la baja, un plan sólido para reducir el déficit público. En definitiva, una suma de factores que dan confianza a los inversores extranjeros.

Y esa no es una coincidencia. No es una coincidencia que la inversión directa extranjera se haya multiplicado en estos últimos años y que desde el año 2016 mi país, España, sea el segundo mayor inversor en Brasil, solo por detrás de la principal economía del mundo que es Estados Unidos.

Las empresas españolas tienen una presencia muy significativa en sectores estratégicos relevantes para la competitividad presente y futura de nuestras sociedades.

Ahí está el sector financiero, con el Santander como el tercer mayor banco privado de Brasil, o el de las telecomunicaciones, donde Vivo, filial de Telefónica, es la mayor empresa del país, o el de la energía o las infraestructuras.

En este último sector, quiero destacar nuestra segunda posición en el ranking de países extranjeros en el Programa de Parcerias de Investimentos.

El programa de Asociaciones Público Privadas del Gobierno, con unas inversiones aseguradas de 46.200 millones de reales, alrededor de 8.700 millones de euros y potenciales por un valor de 50.650 millones de reales, es decir, unos 9.500 millones de euros adicionales.

O el hecho de que una empresa tan importante como Acciona, lidere la mayor obra de ejecución de toda la América Latina, la ampliación de la línea 6 del metro de esta ciudad de Sao Paulo, una obra impresionante que voy a tener el placer de visitar hoy.

Amigos y amigas.

Yo creo que España y Brasil comparten muchas cosas. Una de ellas, la positiva evolución de nuestras economías, la economía española, sin ir más lejos, lideró el crecimiento de las economías avanzadas en el año 2023, un año muy complejo desde el punto de vista geopolítico, con un 2,5%, superando junto con Brasil todas las expectativas que nos habían marcado organismos internacionales. Las últimas previsiones apuntan a que en el año 2024 y el año 2025 la economía española va a crecer por encima de nuestros principales socios de la zona euro. Las cifras de inversión extranjera confirman el atractivo de España para las empresas del exterior. Y aquí, me gustaría también animar, a las empresas brasileñas para que continuaran invirtiendo en España. Un interés que en 2022 nos convirtió, pese a nuestro tamaño medio, en el sexto país del mundo en Inversiones Greenfield.

Y como Brasil, mi país, España, considera que el liderazgo en la transición energética y en la descarbonización de la economía es un atractivo crucial para la inversión internacional y también para la reindustrialización de nuestras economías.

Un proceso en el que aspiramos a ser una referencia junto con Brasil a nivel global, gracias a nuestra capacidad tecnológica, también a la innovación, a la abundancia del sol y del viento. En definitiva, la energía limpia y barata es nuestra principal ventaja competitiva para continuar en ese proceso de reindustrialización de la economía española.

Que estamos en el buen camino, lo demuestran, por ejemplo, el que los 650 proyectos de hidrógeno verde de más de 200 empresas de todo el mundo están proyectados en España.

Brasil, gracias a los esfuerzos del gobierno del presidente Lula, está revirtiendo la deforestación de ese bien público global que es el Amazonas.

Y a este empeño se suma la activación de la organización del Tratado de Cooperación Amazónica mediante la firma de la histórica Declaración de Belém y el compromiso también de albergar la COP30 en 2025, también en la ciudad de Belém, de parar en plena Amazonía.

España, sin duda alguna, apoya estos esfuerzos mediante la financiación de iniciativas con fondos bilaterales en instituciones internacionales como el Banco Mundial para crear un sistema de vigilancia satelital en la Amazonía. Y también para avanzar en un objetivo prioritario que es el de promover el desarrollo económico y social de su población. Ayer tuve ocasión, por cierto, de poder departir con la comunidad indígena, presente también y representante de la Amazonía.

En definitiva, lo que quiero decir es que la colaboración entre nuestros dos países en el ámbito de la transición ecológica, que es uno de los principales vectores para la competitividad y la prosperidad de nuestras economías en el presente y en el futuro representan una oportunidad única.

Por ello nuestros gobiernos y también nuestra comunidad empresarial deben unir fuerzas para impulsar proyectos en el ámbito de las energías renovables, de las tecnologías limpias, en definitiva, del desarrollo sostenible.

Amigos y amigas, la española es una economía abierta a las empresas extranjeras poseemos, creo que elementos estructurales que nos hacen un país especialmente atractivo para el inversor brasileño, como son nuestra red de infraestructuras físicas y digitales, el recién renovado acuerdo para evitar la doble imposición internacional, que creo que es uno de los hitos más importantes de estos últimos años. Y, además, contamos con una mano de obra muy cualificada, competitiva y en los últimos años hemos introducido incentivos fiscales y mejoras regulatorias.

España, en consecuencia, es un país fundamental para las empresas latinoamericanas y somos, de hecho, su principal puerta de entrada, como ha dicho antes el ministro de Economía español, a Europa. Hoy son el cuarto mayor inversor de nuestro país, el cuarto, con un volumen superior a los 68.000 millones de euros, prácticamente el doble del año 2010. Casi un 10% corresponde a inversión brasileña de empresas como InterCement, JBS, Stefanini, Votorantim, Havaianas, Queiroz Galvão, entre otras muchas.

Pero la apuesta decidida de España por profundizar las relaciones económicas y comerciales con la región va a seguir siendo incompleta hasta que logremos ratificar - a ver si de una vez por todas - la asociación entre la Unión Europea y el Mercosur.

Yo creo que América Latina y Europa son aliados naturales. Y Brasil y España estamos llamados a impulsar, como lo hemos hecho durante estos últimos tiempos, esa alianza ante aquellos que dudan de esa alianza.

Debemos seguir trabajando juntos a partir de los compromisos alcanzados en la exitosa Cumbre de la Unión Europea - CELAC, celebrada el año pasado, incluyendo la agenda de inversión y los proyectos Global Gateway, y agradezco además la presencia de la Comisión Europea en este foro.

Quiero agradecer también el esfuerzo y el liderazgo del presidente Lula, de Brasil en su conjunto, para avanzar en las negociaciones de este acuerdo siempre complejo que a pesar de las dificultades continúa avanzando y continúan vivas.

Un acuerdo que, además de reforzar nuestros vínculos comerciales y de inversión, también pueden aportar claros beneficios sociales, medioambientales y laborales para la mayoría social de nuestros países.

El comercio, como ha dicho antes el ministro de Economía, no es un juego de suma cero. Es un instrumento que, articulado a través de reglas transparentes y justas, permite crear prosperidad compartida. Y creo que esa es la clave que debe regir las relaciones entre dos regiones tan importantes en lo económico, pero también en lo geopolítico y tan próximas en ambos aspectos como es la europea y la latinoamericana, o la comunidad iberoamericana.

Quiero concluir recordando la relevancia para Brasil y España de algunas citas que van a tener lugar a partir de este año del año 2024 y también el próximo año, el año 2025, porque demuestra que España y Brasil no queremos ser furgón de cola, sino que queremos ser protagonistas activos de los grandes debates globales.

En primer lugar, Brasil ostenta, nada más y nada menos, que la importante y trascendente presidencia del G20 en el año 2024. Una presidencia que va a estar centrada, a mi juicio, acertadamente, en valores y objetivos que compartimos y que creo que son de puro sentido común, como es el luchar contra el principal mal que está detrás de muchas de las desconfianzas que la sociedad tiene en la democracia y en los sistemas políticos democráticos, que es la desigualdad, la exclusión social, la pobreza, en definitiva. La lucha contra la pobreza, contra la desigualdad son metas irrenunciables y, además, que tienen efectos muy positivos sobre la economía de nuestros países.

Y estamos de acuerdo en la necesidad de una transición verde que debe ser justa, que impulse el desarrollo sostenible.

Compartimos igualmente la necesidad de afrontar la reforma del sistema financiero global para que ningún país tenga que elegir entre luchar contra la pobreza y luchar por el planeta.

Estas prioridades coinciden además con los objetivos de la COP 30, que se va a celebrar en Brasil en el año 2025 y con las metas que nos hemos fijado también, desde España, en la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, que tendrá lugar a mediados del año 2025.

En definitiva, señoras y señores, amigos y amigas, yo creo que nos sobran motivos, razones, para continuar estrechando lazos, para colaborar más y mejor en nuestros intereses compartidos y profundizar los vínculos que ya nos unen. Y estoy convencido de que este encuentro empresarial va a contribuir a avanzar en esta dirección.

Concluyo, en las facultades de Economía se estudia poco el papel que desempeñan las relaciones humanas en los negocios y, de hecho, en muchas ocasiones después de la pandemia, pensamos que las videoconferencias lo iban a sustituir, ese contacto personal, ese contacto humano. Creo que después de unas cuantas videoconferencias que seguro hemos tenido todos, nos hemos dado cuenta de cuán importante es la empatía, la confianza, una misma visión sobre el futuro del planeta y un contacto personal y directo. No son cuestiones estrictamente económicas, pero sin duda alguna influyen, y mucho además, en las decisiones de inversión.

Como he explicado, Brasil y España tienen sólidas razones basadas en cifras contundentes para que sus empresas crucen el Atlántico. Y yo estoy convencido de que además hay argumentos de carácter muy humano que nos llevan a entendernos.

A nivel gubernamental, sin duda, yo me declaro un fan del presidente Lula da Silva, pero también entre ustedes, entre los empresarios y empresarias de uno y otro lado del Atlántico, que hacen de esa sintonía un factor decisivo para contribuir a generar riqueza y progreso en Brasil y en España.

Desde luego, ministro, recojo su guante. Ojalá pueda venir aquí como turista, ponerme también un bañador, disfrutar de las playas de Brasil, pero también le digo: en España tenemos unas extraordinarias playas y usted también es bienvenido.

Muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)