Intervención del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en la inauguración de la VIII Conferencia de Embajadores

10.1.2024

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Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Madrid,

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ

Buenos días ministro, querido José Manuel,

Secretarios de Estado, secretarias de Estado,

Embajadoras, embajadores,

Señoras y señores, lo primero de todo feliz año.

Para mí, como le he dicho antes al ministro de Asuntos Exteriores, es un honor el poder dirigirme a todas y todos vosotros en esta jornada de trabajo, de encuentro y también, creo, de reflexión compartida, que es, aún más si cabe durante este año, muy importante, con una relevancia aún más notoria que en otros contextos y en otras coyunturas.

En primer lugar, porque este tradicional encuentro se produce nada menos que dos meses después del arranque del nuevo gobierno.

Y, en segundo lugar, porque, vosotras y vosotros lo sabéis mucho mejor que yo, el contexto internacional que atravesamos, que atraviesa el mundo, hace más pertinente que nunca hacer una reflexión serena sobre el lugar que España debe ocupar en un mundo cada vez más complejo.

Y, entrando de lleno en la cuestión, yo querría señalar cuatro factores que, en mi criterio, explican esa creciente complejidad.

En primer lugar, la incertidumbre a escala mundial.

En segundo lugar, los cambios profundos en las dinámicas del poder global.

En tercer lugar, la erosión creciente de los principios rectores del orden internacional.

Y, por último, la polarización en nuestras sociedades, fundamentalmente en las democracias occidentales, provocada por el auge de formaciones ultras, dispuestas a romper consensos básicos sobre los que hemos construido nuestro modelo de convivencia y progreso durante las últimas décadas.

Organizaciones políticas que tratan de desestabilizar nuestras sociedades con estrategias de deslegitimación, como hemos visto en otras latitudes del mundo.

Fuerzas políticas que cuestionan la democracia y los derechos humanos. Que descalifican la ciencia, como ocurrió durante la pandemia, que niegan la emergencia climática y sus efectos, no solamente desde el punto de vista social sino también de flujos migratorios, que desprecian la cultura, que también desprecian al diferente, y que atacan causas tan justas como el feminismo y, en consecuencia, la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.

Solamente un dato: en lo que va de siglo, el número de regímenes autocráticos ha crecido nada más y nada menos que un 20%. Un 20% . Y el número de democracias retrocede a los niveles de 1986. ¿Qué quiero decir con esto? Bueno, pues que el mundo se enfrenta a una encrucijada. Y lo que está en juego en consecuencia es la pervivencia de la propia democracia.

Y, ante un escenario así, la primera pregunta que cabe plantearse es qué valores queremos y debemos proyectar como sociedad, como país. Cuál es la posición de España en un contexto internacional, como he señalado antes y que conocéis bien, de enorme complejidad. Y, en este ámbito, vuestro cometido, embajadoras y embajadores, a mí me resulta crucial. Y, por tanto, hoy quiero pediros el máximo esfuerzo para poder apoyar y ayudar a proyectar la imagen de un país que no se deja arrastrar por esa deriva. Que se ha negado a aceptar mensajes reaccionarios de movimientos ultras que avanzan en otras muchas partes del mundo.

Os pido que mostréis una España que defiende, por encima de todo, la universalidad de los derechos humanos, la vigencia del multilateralismo y un orden internacional basado en reglas.

Una España que apuesta clara y decididamente, como decís en vuestro lema "Por la paz", por la paz y la solidaridad, por la justicia social y por la libertad.

Y que hace de la bandera de la igualdad de género y también de la defensa de los derechos LGTBI y, por tanto, de la diversidad de nuestra sociedad, una de sus principales tareas.

El año pasado celebramos que, por primera vez en la historia, la promoción de ingreso a la carrera diplomática contó con más mujeres que hombres y este año ha vuelto a ocurrir.

Y a mí me parece que esta es una extraordinaria noticia que demuestra que, aunque queda muchísimo camino por recorrer en todos los ámbitos de nuestra sociedad, también, sin duda alguna, en el ámbito de la diplomacia, España es un país que apuesta por la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.

Y creo, además que es así como nos ven en el mundo, como un país que es referente en todo lo que tiene que ver con la igualdad y, en consecuencia, en la causa del feminismo.

Un país que cree en la ciencia como motor de progreso, que defiende una Europa fuerte y unida, a la cual me voy a referir posteriormente.

Un país que impulsa y que se compromete en la lucha y en la adaptación contra esa emergencia que tiene la humanidad que se llama emergencia climática, frente a los que dejan o se dejan, mejor dicho, llevar por la inercia y por la inacción política.

Una España que escala puestos en todos los rankings democráticos, que practica el diálogo, la negociación y el acuerdo como una democracia madura, como ocurre en otras partes de Europa.

Una España que asume sin complejos su pluralidad política y también su diversidad territorial como un activo, no como un freno, a nuestra potencia y a nuestro desarrollo.

Una España segura de sí misma que se acepta tal y como es, en toda su pluralidad, que no se deja arrastrar, como he dicho antes, por ese pensamiento reaccionario que plantea censurar manifestaciones culturales, como estamos, por desgracia, viendo también en nuestro país, perseguir al diferente o nada más y nada menos, en pleno siglo XXI, que plantear la ilegalización de quien piensa distinto, la ilegalización de partidos políticos.

Hoy España avanza en convivencia respecto a lo que sucedía hace poco tiempo, hace una década. Si entonces la situación pudo arrastraros, y yo fui testigo de ello, a tener que explicar, lógicamente, por qué se quebraba la convivencia en nuestro país, hoy podemos exhibir cómo la convivencia se abre paso en medio de las diferencias y de los intensos debates, normales por otra parte, en una democracia madura como es la española, pero conviviendo, y esta es la gran diferencia, todos y todas dentro de la Constitución española.

Ese éxito de la democracia española creo que es un gran recurso para hacer valer la influencia de España en Europa y en todo el mundo.

Es la España decidida a ser protagonista por primera vez en nuestra historia, en lo que representa la revolución tecnológica, donde Europa tiene todavía muchísimo que avanzar, que es consciente de las enormes oportunidades que ofrecen las transiciones ecológica y digital para construir sociedades más prósperas y también construir sociedades mucho más justas.

Un país que necesariamente tiene que hacerse atractivo para el comercio, para la inversión internacional, como hemos visto durante estos últimos años, y posteriormente me referiré a ello, y que cuenta con empresas punteras en multitud de sectores de escala global y además de futuro.

Esta es, embajadoras y embajadores, la España que han elegido los españoles, nuestros conciudadanos, a quienes tenemos que representar todos y cada uno de nosotros y nosotras en el ámbito de nuestras responsabilidades, y por tanto, apelo a vuestro buen hacer, os conozco bien, a vuestra profesionalidad, a vuestra responsabilidad, y también influencia, para hacer valer y proyectar la imagen del país que somos: un país tolerante, un país abierto y un país plural.

Embajadoras y embajadores,

Durante los últimos años hemos, creo que elevado, el perfil internacional de nuestro país, y no solamente porque hemos viajado más, hemos estado más presentes en los países, sino porque hemos participado de manera activa en debates que son globales.

Sin duda alguna, la emergencia climática, con la COP que celebramos en Madrid durante el año 19, podría ser un buen ejemplo de lo que estoy exponiendo.

Y honestamente creo que nuestra voz se escucha y cuenta, pero tiene que escucharse y contar mucho más.

Acabamos de culminar, y se ha hecho eco y reflejo el vídeo que acabáis de presentar, una exitosa, o podríamos decir, muy exitosa Presidencia del Consejo de la Unión Europea. Se reconoce nuestra capacidad para forjar acuerdos, también iniciativa, como he dicho antes, liderazgo para impulsar un orden internacional más justo en el ámbito de la emergencia climática o también de la transformación digital. Y creo que esta es la base sobre la que debemos seguir actuando con la misma ambición, reforzando la presencia de España en la esfera internacional.

Y a este respecto quiero hacer referencia a cuatro grandes ejes estratégicos que deben presidir nuestra acción exterior en el presente año, en el año 2024.

En primer lugar, algo que también se ha reflejado en el vídeo y en las palabras del ministro, nuestro compromiso firme y reforzado, aún más si cabe durante este año, en el multilateralismo, en la seguridad y en la paz.

Los más de 3.000 soldados españoles desplegados en las misiones de la Unión Europea, de la OTAN y también de Naciones Unidas, son nuestra mejor carta de presentación. Hace pocos días compartía con el embajador en Irak, mi presencia en Bagdad y también la visita que hicimos a nuestras fuerzas desplegadas en ese país.

Hay hitos recientes, como es, por ejemplo, la Cumbre de Madrid de la OTAN en el año 2022, la agenda estratégica que se aprobó en esa cumbre, también la Cumbre de la Comunidad Política Europea en Granada en el año 2023, que han contribuido a eso, a afianzar la imagen de España como un país comprometido con el multilateralismo.

En 2025 creo que tenemos un reto, un gran reto, que debemos culminar con éxito y es que vamos a acoger la Conferencia de las Naciones Unidas para la Financiación del Desarrollo, y esta, lo sabéis bien, es una cita clave para reformar esa asignatura pendiente que tiene el orden internacional, si queremos hacer mucho más eficaz el multilateralismo, como es la arquitectura financiera internacional. Alcanzar los objetivos de la Agenda 2030, con los cuales esta sociedad, la española y también el Gobierno de España estamos comprometidos, y avanzar en esa triple transición: la social, la digital y la verde, con éxito.

Y, en ese sentido, de nuevo apelo a vuestro buen hacer para que España vuelva a estar a la altura, promoviendo acuerdos, consensos, buscando soluciones y actuando con ambición. El objetivo, yo creo que merece la pena, y cuando vemos los datos sobre la evolución climática en nuestro planeta, somos muy conscientes de la envergadura y de los efectos que puede tener, disruptivos, esa emergencia climática.

Se nos reconoce en el mundo por nuestra solidaridad, y este es el segundo eje estratégico que me gustaría compartir y mencionar ante todos vosotros y vosotras.

Y creo que muchas veces, no sé si os ocurre, da la sensación de que la pandemia ha pasado hace 100 años, pero ha sido hace muy poco tiempo y tenemos que recordar algunas cosas buenas, muchas, que se hicieron por parte de la sociedad española, porque en lo peor de la pandemia donamos más de 70 millones de vacunas, particularmente a América Latina y el Caribe, una de las regiones del mundo más afectadas, en términos de fallecidos por la COVID-19. 70 millones de vacunas.

En la crisis humanitaria provocada por la guerra de Ucrania y pese a estar muy lejos geográficamente de Ucrania, hemos dado protección temporal a más de 180 mil refugiados y refugiadas ucranianos.

Y ahora también reafirmamos nuestro compromiso por alcanzar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta disponible para la ayuda oficial al desarrollo, como hemos enmarcado en esa nueva Ley de Cooperación que todos y todas celebramos.

Este compromiso con la solidaridad internacional debe continuar guiando nuestra acción exterior en todos los foros.

Y en idénticos términos, quiero referirme al tercer eje estratégico de nuestra acción exterior, que es la lucha contra la emergencia climática, donde yo creo que somos ya un referente global, como demostramos en la pasada COP de Dubái, en todos los foros internacionales. O incluso también en Irak, en Irak o en otros lugares en donde he tenido la oportunidad de compartir encuentros bilaterales con los principales gobernantes, en esa alianza contra la desertificación que es la IDRA y que impulsamos conjuntamente con Senegal, y que cada vez tiene más asociados, más aliados en un desafío común que afrontamos todas las sociedades, todos los países, con independencia de cuál sea su nivel de renta.

Por tanto, tanto la COP de Dubái, como también en este impulso a la IDRA en todos los foros internacionales debemos seguir mostrando la misma ambición y el mismo liderazgo que hasta ahora.

En cuarto y último lugar, me gustaría referirme al impulso de nuestro tejido empresarial en el exterior. Porque sin duda, esta es una de las mayores fortalezas que tiene nuestro país. Contamos con empresas reconocidas en el mundo entero, líderes globales en sectores estratégicos, que además son sectores no solamente de presente, sino de un extraordinario futuro.

Así lo están reflejando las cifras de la internacionalización de nuestra economía, que son francamente positivas. Simplemente por compartir con vosotros y vosotras dos datos para que nos hagamos una idea de cómo ha sido el crecimiento exponencial. En 2022, las exportaciones españolas de bienes superaron nada más y nada menos que los 390.000 millones de euros. Para que lo pongamos en incremento porcentual estamos hablando de un 34,5% más que en el año 2018.

La inversión extranjera en España, que es en definitiva también un buen termómetro de la confianza que tiene el mundo, los inversores extranjeros en las posibilidades de desarrollo de nuestro país, como decía antes, la inversión extranjera en nuestro país ascendió a 21.232 M€ en los primeros nueves meses de 2023, es decir, un 7% más con respecto al promedio del período 2018-2022.

Estas cifras yo creo que ilustran muchas cosas, pero la fundamental y es en la que me gustaría detenerme para compartirlo con vosotros, es que ilustran lo que somos, un país abierto como nunca a la inversión extranjera, que está generando más oportunidades que en toda nuestra historia reciente para los emprendedores y las emprendedoras.

Por tanto, cuento también con todas vosotras y todos vosotros para que no haya un solo empresario o empresaria español que no sienta vuestro aliento y el apoyo en ese empeño.

Embajadoras, embajadores.

Yo creo firmemente que la piedra angular de nuestra acción exterior debe girar en torno a nuestros valores, a nuestros principios, como decía al principio de mi intervención. Tanto en los fines como también en los medios para alcanzar esos objetivos.

En definitiva, defender y promover cómo queremos que sea el mundo. Y la política exterior debe trabajar por eso, por la igualdad y la justicia social, por la paz, la defensa de la democracia, por las libertades y por los derechos humanos que se están cuestionando desgraciadamente en muchas partes del mundo y no solamente en geografías lejanas a la española.

Debe ser feminista, feminista. Debe contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Debe ser también valiente y decidida en la lucha contra la emergencia climática ─como he dicho a lo largo de toda mi intervención─ y debe también tener por brújula la salvaguarda de un orden multilateral que está poniéndose en cuestión, nada más y nada menos que por actores globales de primer nivel.

La sociedad internacional necesita un sistema que funcione para todos, y es evidente que tenemos un problema de legitimidad en el orden internacional que debe ser resuelto con su reforma, que aporte soluciones globales a retos comunes ─como es, por ejemplo, la desigualdad, la migración o sin duda alguna, la emergencia climática─ que promueva la resolución de diferencias a través de la diplomacia, del diálogo y la cooperación.

Y, por tanto, hoy, ante los conflictos que sacuden a Gaza y a Ucrania, cuando hablamos de valores, ese término cobra especial sentido.

Es evidente que se trata de dos conflictos muy diferentes. En sus causas y también en sus detonantes y, por lo tanto, nuestra respuesta debe adaptarse a cada contexto. Pero, sin embargo, tienen algo en común que me gustaría compartir con todos vosotros.

En ambos está en juego la vida y los derechos humanos de muchísimas personas, y en ambos se ponen en entredicho los valores esenciales y las reglas básicas de la convivencia internacional.

Por ello, el aspecto esencial que guía la postura española y también del Gobierno de España ─a mía en particular, cuando he tenido ocasión de poder referirme a estos dos conflictos─ creo que la postura que tiene el Gobierno de España, y que creo que es apoyada mayoritariamente por la sociedad española, es o se resume, mejor dicho, en una palabra, y es la coherencia. La coherencia.

En Ucrania nos encontramos claramente ante una guerra de agresión, en la que nada más y nada menos que un miembro del Consejo de Seguridad, un miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha invadido a un país vecino, negando por tanto los principios de soberanía, de integridad territorial… y además del daño y del sufrimiento causado a la población civil se pone en cuestión nada más y nada menos que la propia eficacia y esencia del sistema internacional, del sistema multilateral. Y, por tanto, la única respuesta pasa por reivindicar la plena vigencia de los valores y de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, como hemos dicho desde el principio.

La soberanía, la independencia, la integridad territorial, la libertad de los ucranianos ucranianas a decidir libremente sobre su futuro.

Por eso seguimos apoyando a Ucrania. Y lo haremos mientras sea necesario.

Recordad también cómo el primer viaje que hicimos con la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea fue a Kiev, precisamente para lograr lo que hemos alcanzado al final de la Presidencia, que es abrir formalmente las negociaciones para la adhesión de este importante país.

Y saltando de geografía, en lo que respecta a la Franja de Gaza y también a Cisjordania. La catastrófica situación humanitaria si pone en evidencia algo es la necesidad de apelar también al respeto al derecho internacional y al derecho internacional humanitario, singularmente.

Lo he reiterado una y otra vez desde el pasado 7 de octubre. Hemos condenado firmemente todos los actos terroristas perpetrados por Hamás.

Las imágenes son terribles de lo vivido aquel día y, por tanto, no pueden caer en el olvido.

Además, hemos reconocido el derecho de Israel a defenderse legítimamente conforme al derecho internacional e insisto de nuevo al derecho internacional humanitario, exigiendo a esa organización terrorista Hamás la inmediata e incondicional liberación de todos los rehenes que permanecen cautivos.

Pero de la misma manera, también somos plenamente conscientes de lo que hoy está ocurriendo en Gaza, del enorme sufrimiento que están padeciendo muchísimos cientos de miles, sobre todo miles de niños y niñas en Palestina.

Desde hace tres meses la situación no ha hecho más que empeorar y el número de víctimas civiles es absolutamente insoportable.

Por eso, nuevamente debemos apelar a los valores y a los principios con idéntica fuerza, con plena coherencia.

La única vía, la única vía posible pasa por, primero, un alto el fuego, inmediato, permanente. Pasa por el diálogo, por una solución política, que también sea duradera para ambas sociedades, por la convocatoria de una Conferencia Internacional de Paz, lo antes posible, tras el cese de las hostilidades. Y en ella, el conjunto de la comunidad internacional deberá acompañar a las partes y proporcionar una perspectiva de solución seria, justa, creíble, basada en la fórmula de los dos Estados. Como en muchas ocasiones habréis escuchado, más que de dos Estados, de un Estado, porque Israel ya es un Estado reconocido por la comunidad internacional, pero no así por Occidente, en el caso de Palestina.

Yo creo que tenemos que abrir ese debate y tenemos de una vez por todas que reconocer el Estado palestino por parte de la comunidad occidental, de la comunidad internacional.

Dos Estados, en definitiva, Palestina e Israel, que convivan uno junto a otro en paz y en seguridad.

Hasta que ese día llegue, debemos proclamar con toda claridad y sin tibieza alguna que la población palestina no puede pagar por los actos terroristas de Hamás.

En Ucrania y en Oriente Próximo están en juego ─y lo he mantenido siempre a puerta cerrada en el Consejo Europeo, y también cada vez que he tenido ocasión de poder pronunciarme al respecto─ están en juego la credibilidad de Europa, de Occidente, y también la efectividad del sistema multilateral.

Hemos visto las limitaciones, primero con Ucrania y ahora también con el conflicto en Gaza, del propio sistema de Naciones Unidas. Pero también hemos visto por contra cómo la Asamblea General de las Naciones Unidas ha cobrado vitalidad permitiendo a cada país canalizar su posición política respecto a ambos conflictos con su voto.

Y, en este contexto, España ha sido coherente con lo que antes he expuesto, y España puede representar un papel creo que especialmente relevante.

Debemos usar nuestra voz y construir consensos para que, la Unión Europea y también para tender puentes con el resto del mundo, podamos tener una relación mucho más estrecha con ese llamado sur global que cada vez es más un sur plural, porque hay muchas, muchos sures globales dentro de ese sur global.

Y, por último, permitidme referirme brevemente a las prioridades regionales para esta nueva legislatura que acaba de comenzar.

Ante todo, por supuesto, más Europa.

Somos europeístas, lo he dicho en muchísimas ocasiones.

Recuerdo antes algunas de las imágenes en el vídeo que habéis emitido de la evacuación de los afganos y afganas, sobre todo afganas, después de la toma de los talibanes de Kabul.

Somos europeístas ─le dije entonces a la presidenta de la Comisión y al presidente del Consejo Europeo, a Ursula y Charles Michel─ ¿por interés de país? no, fundamentalmente por convicción, porque es bueno para España y porque es donde España siempre quiso estar.

Nuestra voz cuenta, nuestra presencia en el cuadro de mandos de la Unión Europea creo que es un fiel reflejo de ello.

Creo que tenemos que celebrar el nombramiento de Nadia Calviño como presidenta, la primera mujer presidenta del Banco Europeo de Inversiones, lo que, unido también a la vicepresidencia y la política exterior de la Unión Europea en manos de Josep Borrell, demuestra ese manantial de europeísmo que es España.

Aprendimos de los mejores y de los más sabios. De hombres como Jacques Delors, bajo cuya presidencia de la Comisión Europea, la Península Ibérica, España y Portugal, cumplieron ese sueño europeo por el que tantas generaciones de españoles y españolas y de demócratas habían luchado.

España ─y este es el compromiso que quiero manifestaros─ va a seguir siendo ese baluarte en la defensa de una Europa más grande, mucho más integrada, más federal, con una visión geoestratégica de nuestro papel en el mundo. Y por eso también estamos defendiendo lo que estamos defendiendo en Oriente Medio y en Ucrania.

Creo que lo hemos demostrado durante la Presidencia del Consejo de la Unión Europea.

El número récord de expedientes aprobados en este semestre así lo demuestra. Pero sobre todo desde el punto de vista, no cuantitativo, sino desde el punto de vista cualitativo, creo que hemos dado avances muy sustantivos en el proceso de integración de la Unión Europea.

Estamos hablando de la autonomía estratégica en Europa, que fue además objeto de la intervención que hice el año pasado, también de la transición ecológica nuevamente, de la justicia social de, también, las reglas fiscales y, por qué no, de la inteligencia artificial, que es una de las pruebas de cómo España también ha liderado debates que son muy importantes para el conjunto de la sociedad española.

Nuestra Presidencia ha contribuido a reforzar, por tanto, la unidad europea y quiero detenerme por un instante en ese importante Pacto sobre Migración y Asilo.

Cuando logramos ese pacto tengo que deciros que recibí muchísimos mensajes de primeros ministros europeos agradeciendo a la Presidencia española el haber logrado después de muchísimos años un pacto que va a traer mucha más unidad y solidaridad a un reto compartido como es la lucha contra la migración irregular.

Pero, junto con ello, como he dicho antes, impulsar la ampliación ─que es la tarea pendiente para la próxima década en Europa─ de países tan importantes como Ucrania, como Moldavia, conceder el estatus de candidato a Georgia, abrirlas con Bosnia y Herzegovina y consiguiendo, nada más y nada menos, que algo muy complicado, pero que logramos, y es que Rumanía y Bulgaria empiecen a ser miembros del espacio Schengen en pocos meses.

Y, más allá de Europa, España debe mantener una interlocución posible con las principales potencias a nivel mundial, especialmente con Estados Unidos y con China.

Creo que la relación transatlántica es un eje vertebrador de la política exterior de la España democrática. Lo va a seguir siendo. España se ha consolidado en la OTAN como un aliado fiable y comprometido. Ahí está la presencia, como he dicho antes, de soldados españoles en distintas misiones de la OTAN, también en Estados Unidos o, mejor dicho, tienen Estados Unidos a un socio estratégico aliado y amigo.

Nuestros intereses están, creo alineados y existe una voluntad compartida de profundizar en prioridades como la diversificación de la cadena de valor, volviendo de nuevo a lo que hacía referencia el año pasado de la autonomía estratégica, al desarrollo desde una perspectiva humanista de la inteligencia artificial, también la migración segura ─con esos importantes acuerdos que alcanzamos con Estados Unidos─ y ordenada y regular.

Y, en ese sentido, creo que la declaración conjunta que adoptamos durante la visita del presidente Biden a Madrid en el año 2022 va a seguir siendo la guía de nuestra cooperación reforzada.

Y, respecto a nuestra relación con China, España comparte la visión de la Unión Europea sobre cómo abordar las relaciones con Pekín. Y, dentro de este marco, si queremos hacer algo es fomentar la mayor cooperación posible en los ámbitos de interés común, como es el comercio, donde claramente tenemos una relación asimétrica, el turismo, la cultura, la lucha contra el cambio climático, por mencionar algunos de ellos.

Sabéis que el año pasado celebramos el 50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre España y China. Creo que este hito ha servido para impulsar nuestras relaciones, como quedó patente en la visita que hicimos a Pekín, con la firma de varios acuerdos y, sobre todo, con algo muy importante, y es el anuncio de la próxima apertura del Instituto Cervantes en Shanghái.

Y, en otros ámbitos, debemos consolidar y reforzar el acercamiento a otros grandes actores del mundo pacífico: India, Japón, Corea del Sur o Australia. Estas son visitas también que tengo pendientes para esta legislatura. Democracias cuyo peso económico las hace especialmente relevantes, como he dicho antes, en la lucha contra el cambio climático, la seguridad global o la transformación digital.

Y, en el ámbito de América Latina y el Caribe, tenemos la obligación de estar a la altura de los vínculos que nos unen: una historia, una lengua, una cultura compartidas. Y, en ese sentido, creo que debemos dinamizar esa relación y superar algunas inercias. Ser, lo hemos dicho en muchas ocasiones, el puente entre la Unión Europea en América Latina y el Caribe.

Creo que la Cumbre de la Unión Europea y la CELAC, celebrada bajo la Presidencia española, pero también la continuidad a la que todos convocamos de estas, estas cumbres y también los esfuerzos que pusimos en marcha para seguir y materializar la agenda de inversiones, son las tareas para las que estamos convocados durante los próximos tiempos.

Hemos firmado un acuerdo histórico desde el punto de vista comercial con Chile. Vamos a seguir impulsando el acuerdo con México, y nos hemos implicado a fondo ─hemos dado pasos importantes, aún desgraciadamente no lo hemos logrado conseguir, pero espero que podamos lograrlo en el corto plazo─ en esas negociaciones entre la Unión Europea con el Mercosur. Creo que esta es la asignatura pendiente que tenemos ambos bloques regionales y ojalá lo veamos más pronto que tarde hecho realidad.

Debemos seguir apostando por cerrarlas lo antes posible. Y, en este mismo ámbito geográfico, pues quisiera recalcar que el sistema de Cumbres Iberoamericanas es una pieza esencial para cimentar la relación entre los países iberoamericanos, y con ese propósito vamos a abordar la Cumbre este mismo año en Cuenca, en Ecuador.

Y al respecto, hablando de Ecuador, sí me gustaría trasladar al conjunto de la sociedad española y, por supuesto, ecuatoriana, con la que estamos siempre tan unidos, que seguimos con preocupación lógica los acontecimientos que se están produciendo durante estos últimos días en ese país. Que apoyamos, como no puede ser de otra manera y hemos hecho siempre, la institucionalidad democrática y que confiamos que pronto se restablezca la normalidad.

Otra cita relevante tendrá lugar en Brasil, con la celebración de la cumbre del G20. He trasladado al presidente Lula nuestro máximo apoyo para que esa presidencia sea un éxito. Y España, como siempre hemos hecho, va a estar allí con espíritu constructivo, dispuesta a contribuir para la formación de consensos, que creo que son muy necesarios también a escala multilateral en el Foro del G20.

Siempre hemos sido un actor comprometido en la defensa de la democracia, de los derechos humanos, de la promoción de la igualdad, como he dicho al principio de mi intervención, por eso reiteramos el apoyo al presidente electo de Guatemala, a Bernardo Arévalo. He tenido ocasión de poder hablar en dos ocasiones con él. Ha apreciado, y mucho, el compromiso del Gobierno de España con la situación que desgraciadamente está atravesando y vamos a seguir apoyando a la sociedad civil guatemalteca, que ha respondido con una extraordinaria madurez y también fortaleza, que debemos reconocer y apreciar todos y todas.

La región se encuentra, además, como sabéis bien, los embajadores y embajadoras que estáis ahí destacados, se encuentra en un ciclo de convocatorias electorales bastante intensa, y que por ahora se está desarrollando con extraordinaria normalidad. Y espero que el cumplimiento de los acuerdos de Barbados entre oposición y Gobierno en Venezuela permita que se puedan celebrar allí elecciones libres y transparentes en el año 2024.

Y, en este nuevo año, pues debemos impulsar el salto cualitativo en las relaciones bilaterales con los países de la región. El papel de nuestras empresas a mí me resulta fundamental en este objetivo.

Y, por ese propósito y con ese compromiso, pues lo que vamos a trabajar con esos países son que las inversiones sean mayores, que sean inversiones a largo plazo, que sean sectores estratégicos que sean importantes también para su hoja de ruta de desarrollo. Creo que debemos brindar todo el apoyo que precisen, que es, me parece, clave para el desarrollo económico y sostenible en la región.

Sí me gustaría, por último, centrarme en el norte de África. Porque son, y siempre serán, una prioridad para nuestro país. Por múltiples motivos lo tenéis muy presentes vosotros, mejor incluso que yo.

Con Marruecos hemos abierto creo que un nuevo capítulo en la relación bilateral. La reunión de alto nivel celebrada el año pasado en Rabat contó con la participación ministerial más amplia y produjo el mayor número de acuerdos de nuestra historia, de la relación bilateral entre ambos países, y creo que hemos alcanzado un enorme grado de solidez y de confianza que debemos seguir consolidando.

Con Argelia también nos unen estrechos vínculos, siempre he reivindicado que Argelia es un país amigo y que debemos y podemos contar también con esa amistad y, por ello, vamos a seguir trabajando para mantener las mejores relaciones con este socio estratégico. Y, en ese sentido, pues celebramos la llegada del nuevo embajador ante nuestro país.

Con el resto de países del Mediterráneo debemos impulsar no solo la mayor interlocución bilateral, sino también el refuerzo de los foros de diálogo regional.

En el último Consejo Europeo a propósito de Oriente Próximo lo que sí que planteé es que Europa debía también hacer una reflexión mucho más profunda y estratégica sobre la vecindad sur, y yo creo que hoy España puede y debe jugar un papel trascendental. Pero, en todo caso, también la Unión por el Mediterráneo es uno de esos espacios multilaterales que debemos seguir elevando su perfil y su proyección política.

La cooperación con muchos países árabes y africanos está marcada por este reto compartido de la migración ordenada y segura. Creo que es preciso redoblar los esfuerzos de cooperación con los países de origen para luchar contra las mafias que trafican con seres humanos.

Pero también me resulta prioritario fortalecer las instituciones nacionales y regionales vinculadas a la lucha contra el fenómeno migratorio, luchar en definitiva contra las causas profundas y sensibilizar a la población de los riesgos de la migración irregular. Y, en ese sentido, creo que la cooperación financiera y la cooperación en materia de interior son esenciales para abordar este complejo desafío.

Y, en ese contexto, sí quiero mencionar, por último, la situación en el Sahel. Lo sabéis bien, el año pasado sí podemos poner un calificativo a la situación en el Sahel, es de una situación nefasta para una región ya asolada desde hace mucho tiempo, por desgracia, por la inseguridad, por la inestabilidad y por la desigualdad cada vez más exacerbada como consecuencia de los efectos de la emergencia climática.

Pero, en todo caso, los golpes de Estado en Níger y, más allá del Sahel, en Gabón, convierten a Mauritania en la única democracia en la región, en la única democracia en la región. Y debemos, con este país, tener la mejor de las relaciones a todos los niveles.

La disolución del G5 Sahel es una mala noticia y, si representa algo, es el testimonio de la deriva en la que se encuentran muchos de los países de esa región. Y nos plantea además un serio dilema no solo a España, sino también al conjunto de la Unión Europea, a la hora de afrontar este desafío que también afecta a nuestra seguridad y a la presión migratoria.

Tenemos, en todo caso, que estar presentes para afrontar los retos que existen en la región, en concreto, los derivados del terrorismo, del crimen organizado, de la migración irregular, y debemos seguir impulsando la máxima colaboración con los países del África subsahariana para hacer frente a los desafíos regionales y mundiales que nos afectan.

En ese sentido también os manifiesto mi intención de poder visitar la región lo más pronto posible.

Y, sin perder de vista que África es un continente lleno de oportunidades por su fuerte crecimiento demográfico, lo que tenemos que hacer es potenciar su papel para desarrollar cadenas de valor estratégicos y también un mayor dinamismo empresarial.

Creo que hay enormes oportunidades vinculado, por ejemplo, con la transición ecológica y el hidrógeno verde, donde tenemos que ir hacia esquemas de prosperidad compartida, no solamente de Europa, mirarnos hacia Europa, sino también, por qué no, con el norte de África, crear esos proyectos de inversión que constituyan la prosperidad compartida que necesitan y reclaman estos estos países.

La voz de África, en todo caso, debe tener más peso en la resolución de los asuntos globales. Creo que el año pasado se logró algo muy importante, y es que se integre en el G20 a una organización tan importante como la Unión Africana.

España tiene que estar presente, lógicamente, y cercana a nuestros socios africanos, pero nos sentimos la verdad es que bastante orgullosos de ver cómo la Unión Africana va a formar parte de este importante foro multilateral como es el G20.

Bueno, concluyo embajadores y embajadoras, reiterando lo que he dicho al principio de mi intervención: mi gratitud. Lo he dicho en muchas ocasiones cuando he tenido la oportunidad de hablar con vosotros cara a cara en vuestros destinos.

Estos cinco años al frente del Gobierno de España me han dado la oportunidad de conocer de cerca al servicio diplomático en nuestro país. Y creo, y tengo además la convicción, de que sois unos extraordinarios profesionales, unos magníficos servidores y servidoras públicos.

Y esto creo que es muy importante reconocerlo públicamente y yo lo hago cada vez que tengo ocasión. Espero que os conste cuando así os visito.

Gracias por vuestra profesionalidad, por vuestra dedicación con la que desempeñáis vuestra labor, en algunas ocasiones no reconocida, y bajo circunstancias, me consta, materiales complejas y complicadas. Pero, en todo caso, sois un magnífico ejemplo de lo que significa servir a nuestro país. Lejos de vuestros hogares, en circunstancias muchas veces difíciles, hacéis un trabajo fundamental.

Antes lo ha dicho el ministro, hoy la política nacional está fuertemente impactada por lo que pase fuera de nuestras fronteras. Por tanto, vuestro trabajo es primordial, fundamental, y no siempre, como he dicho antes, es reconocido como merece.

Y yo quiero hacerlo hoy en nombre del conjunto de la sociedad española y, sin duda alguna, también en nombre del Gobierno de España. Porque contribuís a hacer y a reforzar el buen nombre de España en el mundo. Y estoy seguro de que este prestigio hace un poco más fácil vuestra tarea.

Somos un gran país, lo somos. Un país con capacidad de interlocución global. Un país con peso creciente en las instituciones internacionales. Un país, en suma, que representa un modo de vida y unos valores dignos de ser defendidos.

Y sé que puedo contar con vosotras y con vosotros en ese empeño.

Así que, buen año y muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)