Dubái
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Gracias, gracias, Ursula, y gracias a todos por acompañarnos hoy aquí.
Como ha dicho Ursula, creo que esta COP brinda una oportunidad histórica para abrir un nuevo camino de mayor ambición y cooperación internacional.
Una oportunidad para superar los retos de la ejecución de la acción por el clima, en consonancia tanto con la ciencia como con la equidad, para garantizar que el espíritu de París siga vivo.
Todos somos conscientes de que se necesitarán enormes recursos financieros para transformar los modelos de desarrollo mundial y hacer que las economías sean más resilientes frente al cambio climático.
La cuestión es cómo, cómo crear entornos propicios a la innovación y la cooperación financieras y tecnológicas, conservando al mismo tiempo los beneficios de la acción climática en términos de creación de empleo y crecimiento económico. Y tenemos que hacerlo sin arruinarnos.
El FMI ha calculado recientemente los efectos sobre la sostenibilidad fiscal de los paquetes de políticas climáticas, comparando los que se basan sólo en gastos y subvenciones y los que también hacen pagar a los emisores. Y los resultados invitan a la reflexión: sin impuestos sobre el carbono, la relación deuda/PIB aumentaría unos 50 puntos porcentuales. Esto significa que cuanto más se retrase la implantación de un impuesto o un mercado del carbono, peor será la situación de la deuda.
En todo caso, hoy necesitamos la fijación de precios del carbono mucho más que hace unos años. Los efectos del cambio climático se están acelerando, mientras que el aumento de los costes y los tipos de interés más altos amenazan las inversiones en la transformación energética. Y, por supuesto, los países en desarrollo siguen enfrentándose a un importante déficit de financiación.
El aumento de los préstamos por parte de los BMD más centrados en el clima tendrá que desempeñar un papel clave, como seguramente destacará Ajay, pero no será suficiente para satisfacer las enormes necesidades de los países en desarrollo y menos desarrollados.
No es ninguna sorpresa que los líderes reunidos en la Cumbre Africana del Clima en septiembre también pidieran un mecanismo mundial de impuestos sobre el carbono. El hecho de que el Sr. Ruto y el Sr. Hichilema nos acompañen hoy aquí es un claro reflejo de ello.
En otras palabras, necesitamos financiación pública para generar confianza y potenciar las inversiones privadas, pero también nuevos enfoques y fuentes de financiación.
Teniendo esto en cuenta, impulsamos la "Llamada a la acción para los mercados de carbono alineados con París": para ayudar a visualizar los beneficios financieros y técnicos que ofrece la fijación de precios para el carbono a la hora de acelerar la descarbonización de nuestras economías.
La fijación del precio del carbono incentiva la búsqueda de fórmulas de ahorro energético y el cambio a fuentes más ecológicas, al tiempo que genera importantes ingresos nuevos para financiar políticas de transición ecológica y hacer frente a las consecuencias y efectos del cambio climático.
Para aprovechar todo su potencial, los mercados de carbono deben diseñarse y ejecutarse cuidadosamente.
En primer lugar, deben basarse en normas sólidas y ambiciosas que estén en consonancia con los objetivos del Acuerdo de París.
En segundo lugar, la fijación de precios es clave. Tiene que dar señales claras que ayuden a los agentes económicos a alinear sus decisiones de inversión con los objetivos climáticos internacionales y nacionales, sin perjudicar las perspectivas económicas.
Un ejemplo es mi país, España: las emisiones de las instalaciones industriales y de generación de electricidad han disminuido un 52% entre 2005, año en que nació el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE, y el año pasado.
En tercer lugar, parte de los ingresos deberían utilizarse para minimizar el posible impacto económico y social adverso tanto del impuesto sobre el carbono como de la transición energética, centrándose en los más vulnerables.
Desde la reforma de 2013 del marco del RCDE de la Unión Europea, España destina la mayor parte de sus ingresos por carbono a la acción climática, lo que contribuye a acelerar nuestra transformación verde de una manera socialmente justa, al tiempo que genera efectos macroeconómicos positivos.
Como ha dicho Ursula, estamos dispuestos a compartir nuestra experiencia con todos los interesados, en nuestro objetivo de abarcar al menos el 60% de las emisiones mundiales.
Permítanme ahora añadir algunas observaciones sobre los mercados voluntarios, como ha dicho Ursula. Pueden y deben desempeñar un importante papel complementario, y subrayo lo de papel complementario. Para algunas zonas geográficas, pueden proporcionar fuentes de financiación muy necesarias.
Pero tenemos que reforzar su credibilidad e integridad. Esto significa tres cosas:
En primer lugar, deben producir una mitigación real en los países de acogida. Para ello, deben basarse en normas de alta calidad alineadas con las de los mercados regulados.
En segundo lugar, los participantes deben dar prioridad a la reducción de las emisiones en toda su cadena de valor, garantizando que el uso de créditos de carbono con fines de compensación se preserve para las emisiones residuales y difíciles de reducir.
Y en tercer lugar, debe evitarse el doble cómputo. Las reducciones de emisiones vendidas como créditos voluntarios con fines de compensación internacional no deben contar para el cumplimiento de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional.
Queridos amigos y amigas,
la financiación no es algo neutral, y se necesitan señales. Hoy hacemos un llamamiento a otros agentes comprometidos, tanto Gobiernos como otras partes interesadas públicas y privadas, para que se unan a nosotros y nos ayuden a enviar una señal política firme.
Decir al mundo que los mercados de carbono son beneficiosos para la economía, las personas y el planeta.
Y muchas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en inglés)