Intervención del presidente del Gobierno en la clausura del Congreso 10º Aniversario de Multinacionales con España

28.11.2023

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Madrid

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Buenos días y muchísimas gracias por la invitación.

Antes de iniciar esta intervención y de agradecer su amable invitación, quisiera referirme a un asunto de actualidad. Es una barbarie que no cesa en nuestro país, por desgracia, y es la violencia machista. Dos mujeres y una niña de cinco años han perdido la vida en las últimas horas aquí, en la Comunidad de Madrid y, con ellas, son ya 54 las mujeres y dos menores asesinadas en lo que llevamos de año.

Y yo creo que esto es sencillamente insoportable. Y tenemos el deber todos, administraciones públicas y también el sector privado, de alzar la voz; de rebelarnos contra lo que no es sino sencillamente una infamia; y de luchar con todas nuestras fuerzas, sobre todo los hombres, para detener esta lacra social que nos incumbe, que nos avergüenza a todos como sociedad: a los poderes públicos, a las familias, a las empresas y a la sociedad civil.

Creo que tenemos el deber de parar de una vez por todas lo que no es sino miseria moral, que deja tantos huérfanos, tanto dolor y tantas vidas no vividas de mujeres víctimas de esta insoportable violencia machista.

Y discúlpenme que empiece por algo que evidentemente no es objeto de esta conferencia, pero que a todos los emociona y nos llena de indignación y profundo dolor.

Pero entrando en su amable invitación y la causa de mi intervención en este Foro, quisiera comenzar diciendo que, en fin, un discurso es un viaje en el que, si uno empieza por cualquier sitio, se arriesga a no llegar a ningún lugar.

Y el lugar al que me propongo llegar con mis palabras es conocido por todas ustedes y por todos ustedes. Y es que España es, sin duda alguna, un destino de excelencia para poder invertir, para crear empleo y para generar riqueza.

Y mi punto de partida para llegar ahí nace de una certeza aún más profunda que, evidentemente, comparto con ustedes. Y es que España es un extraordinario país, es un país formidable en el que merece la pena confiar y creer.

Confianza como la que demuestran las multinacionales comprometidas con este país, con España, en este foro, a las que además quiero agradecer su compromiso. Multinacionales comprometidas también con la atracción, con la creación de talento y también con la creación de empleo de calidad en nuestro país.

Comprometidas con algo que ha dicho la presidenta, que me parece muy relevante, y es el avance hacia una economía que necesariamente tiene que ser más digital y más sostenible.

Comprometidas, en definitiva, con la imagen de España en el exterior: porque no existe mejor reclamo de la inversión extranjera que el relato de éxito de compañías que hoy son globales y que ya apuestan claramente por invertir en nuestro país.

Antes, la presidenta Paloma lo ha dicho: enhorabuena, felicidades. Son diez años, diez años de nacimiento de esta asociación y creo, además, que es una ocasión idónea para echar la vista atrás, como ha hecho usted, y entender también el contexto que dio origen a esta asociación hace diez años.

No hace tanto tiempo, España sufría el embate de una gran crisis financiera que provocó muchísimo dolor social y también trajo consecuencias políticas: había casi seis millones de personas desempleadas en nuestro país hace diez años. El PIB en el año 2013 cerró con una caída de 1,2%. La tasa de paro juvenil alcanzaba el 55% y más de tres millones de personas en nuestro país sufrían pobreza severa; la población activa en edad de trabajar y en disposición de trabajar caía sin cesar por muchos motivos, pero, singularmente, por la emigración y por la fuga de talento joven y no tan joven, formado en nuestras universidades.

Y en ese tremendo contexto, surgió esta iniciativa volcada en colaborar en el impulso y en la proyección internacional de esto que es difícil también de conceptualizar, como es la marca de un país, la Marca España.

Y esta iniciativa se volcó en contribuir a mejorar la reputación y la imagen de un país maltrecho por una gran crisis financiera, por una crisis económica que tuvo sus derivadas también sociales y que hirió nuestra autoestima como muy pocas veces en nuestra historia reciente había sucedido.

Y quiero, además, subrayarlo porque ustedes quisieron contribuir a que España levantara la cabeza. Ayudaron a difundir con su experiencia las bondades de un país que es humilde, pero muy trabajador; que es creativo y está lleno de talento. Un país que había hecho una dura travesía después de 40 años de ostracismo con la dictadura y después de la transición democrática hacia el corazón del proyecto europeo.

Hoy, en este décimo aniversario, quiero reconocer, por un lado, la implicación de esta asociación con España en el momento en el que más hacía falta estar implicado, comprometido con nuestro país.

Pedirles, por otro lado, que continúen perseverando en su empeño, porque creo que España, además, lo merece; como acredita su respuesta extraordinaria a estos grandes shocks que hemos vivido y que nos han afectado no solamente en lo económico, sino también en lo emocional; como es, por ejemplo, la pandemia o esta crisis provocada por la guerra imperialista de Putin en Ucrania o, ahora mismo, el conflicto que estamos viviendo en Oriente Medio, que no está muy lejos tampoco de aquí.

Y también porque, no solamente España, sino los españoles se lo merecen, como muestran cada día todos aquellos que emprenden. Los miles de trabajadores y trabajadoras y su esfuerzo en las empresas en las que están empleadas. Porque por primera vez en mucho tiempo nuestros intereses, creo yo, están alineados.

Yo creo que hace diez años la economía española estaba en el furgón de cola y hoy está a la cabeza de Europa. Y lejos quedan viejos dogmas que afortunadamente han quedado superados por distintas respuestas que hemos dado a estas crisis sucesivas que hemos vivido durante estos últimos cuatro años y que, además, creo que han traído algo beneficioso.

Y es que las empresas son conscientes, como ha dicho usted, Paloma, de que evidentemente, y es legítimo, tienen que aumentar sus beneficios. Para eso están las empresas, pero también tienen que implicarse y preocuparse por el impacto social que genera su actividad económica sobre el territorio y el país en el que operan.

Yo creo que después de muchos años de dogmas absolutamente desfasados, todos hemos comprendido que tenemos por delante dos transformaciones extraordinariamente relevantes, como es la transformación digital y también la transición ecológica.

Y que estas transformaciones no podemos hacerlas solos, que las empresas necesitan al sector público y que el sector público necesita las empresas; esto que hemos llamado, y que además lo ejercimos durante la pandemia, la colaboración público-privada.

Yo creo que en estos últimos años hemos demostrado que España no tiene que elegir entre crear empleo o mejorar las condiciones de los trabajadores y trabajadoras del mundo. También España está inmersa en una competición por la atracción de talento y, por tanto, es bueno que se cree empleo y se generen las condiciones de derechos laborales para los trabajadores.

Hemos demostrado también que España puede crecer y, además, hacer más justo ese crecimiento. Y que España puede aumentar su industria. Reindustrializarnos, como necesita también Europa en eso que hemos llamado la autonomía estratégica, que es uno de los principales, de las principales prioridades que tiene España en la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea.

Y, además, esa reindustrialización hacerla sostenible; y no solamente sostenible en lo medioambiental, sino también, por qué no, en lo social y en lo territorial. Es decir, la reindustrialización no tiene por qué llegar solamente a los núcleos de industrialización que existían hace ya 40 o 50 años en nuestro país, sino también en otros territorios, como estamos viendo, por ejemplo, en Extremadura o en lugares objeto de desindustrialización, como es la ciudad de Sagunto en la Comunidad Valenciana.

En definitiva, a lo que quiero llegar es que hemos demostrado que los intereses de la ciudadanía y de las empresas pueden alinearse; también los del sector público. Y eso hace que nuestro país tenga más condiciones, mejores condiciones, para ser un país imparable. Ahí están los datos para quien quiera verlos.

Creo que, además, en un contexto tan extraordinariamente complejo como el que estamos viviendo, el desempeño de la economía española sigue siendo razonablemente positivo. Nuestro país recuperó en un año las cifras de empleo previas a la pandemia del COVID-19.

Y esto es importante porque durante la crisis financiera tardamos diez años, diez años, en recuperar los niveles previos de empleo a la crisis financiera. En este caso fue un año. Y si pensamos en la recuperación en términos de PIB, bueno, fue a principios del año 2022 cuando se recuperó ese nivel previo a la pandemia. Bueno, durante la crisis financiera se tardaron ocho años.

Ocho años, para muchos de los que estamos aquí podrán ser más o menos, pero estamos hablando de generaciones que, efectivamente, sufrieron las consecuencias de esa pérdida de riqueza y de crisis, en este caso, financiera.

Tenemos una inflación que aún sigue siendo alta en algunos de sus aspectos, pero es tres puntos inferior a la de la Unión Europea. Antes la presidenta hacía una referencia que me parece necesaria de cómo podemos seguir haciendo más competitiva nuestra economía, por ejemplo, con unos precios de la energía muchos más baratos, sobre todo si nos comparamos con Estados Unidos, con esa esa ley de reducción de la inflación que está implementando la administración Biden.

Pero también quiero defender que la intervención que se ha hecho en España gracias, precisamente, el aval de Europa con la solución ibérica ha hecho que los precios de la energía en nuestro país sean extraordinariamente competitivos si los vemos en comparación con otras economías europeas. Por tanto, hemos tenido una política energética coherente, primero con el criterio de sostenibilidad medioambiental, pero también de competitividad empresarial.

Y los resultados también, en cuanto al superávit por cuenta corriente, manteniendo la cuota en los mercados de exportación; los niveles de empleo que tenemos ahora mismo, 21 millones de personas trabajando, que es el máximo histórico en en el volumen de población activa; reduciendo sin precedentes, la temporalidad gracias a esa reforma laboral que acordamos con los agentes sociales que es, sin duda alguna, uno de los principales talones de Aquiles, que también explica la falta de productividad en términos comparativos con otras economías de la nuestra; o una tasa de paro juvenil que efectivamente continúa siendo alta, pero que es 30 puntos inferior a la que hice referencia antes hace una década.

Y se han recuperado también los niveles de desigualdad previos a la gran crisis financiera del año 2008. Yo creo que esto es muy relevante decirlo, porque no nos hemos enfrentado a una economía y a una situación política global, digamos, tranquila. Hemos tenido que hacer frente a una pandemia o una guerra y, aun así, con las políticas también de redistribución de renta y de protección de la renta, lo que hemos hecho ha sido, precisamente, amortiguar las consecuencias en términos de desigualdad en un país aún profundamente desigual de esta variable que es, a mi juicio, la principal causa, al menos política, que debemos tener, que es la lucha contra la desigualdad.

Y no quiero que vean en esto palabras de autocomplacencia, porque queda muchísimo por hacer. A lo sumo, eso sí, yo creo que es un legítimo orgullo de un país que ha logrado hacer frente con éxito a shocks que muy probablemente muchas generaciones no habían afrontado a lo largo de su vida.

Esta emergencia sanitaria que vivimos en el año 2020 fue la peor emergencia sanitaria en los últimos 100 años de la historia de la humanidad. A eso nos hemos enfrentado y, aún así, hemos recuperado los niveles de desigualdad previos a la crisis financiera.

Ahora se trata, por tanto, no de mirar con autocomplacencia lo hecho, sino mirar hacia adelante con aún más ambición. Se trata de dar continuidad a una política económica que yo creo que ha sido eficaz, que ha ofrecido estabilidad, que ha ofrecido confianza, como bien decía antes la presidenta, que solicitáis lógicamente a los poderes públicos.

Se trata, en definitiva, de consolidar muchos de los avances que necesita nuestro país y que, por desgracia, a mi juicio, esa es mi opinión, durante muchísimos años fueron preteridos: a la revolución energética verde se le puso un impuesto al sol; hoy, en cambio, somos un país referencia en energías renovables y gracias a ello tenemos unos precios de la energía más competitivos y atraemos inversión extranjera directa. Ustedes lo saben, por ejemplo, cuando hablamos del hidrógeno verde. Ahí está la constatación de que, en efecto, estamos yendo por el buen camino.

Y se trata, por tanto, de consolidar esos avances y también de culminarlo. Bueno, someramente, ¿qué es lo que proponemos?

En primer lugar, la culminación del programa de inversiones y de reformas para alcanzar el objetivo del pleno empleo efectivo y de calidad. Y para ello vamos a continuar con la mejora de la cualificación de los trabajadores y trabajadoras, como decía la presidenta, que me parece es siempre una de las demandas principales que en vuestra interlocución con el Gobierno de España nos planteáis.

Yo creo que estamos dando pasos en esa dirección, mejorando la cualificación de los trabajadores para cubrir las necesidades del mercado laboral, abordar la mejora de los incentivos para los parados de larga duración, que creo que es muy relevante como reforma; pero también hemos avanzado mucho y tenemos que continuar en esa senda.

Un dato solamente: en estos últimos cinco años han aumentado las matrículas de Formación Profesional en casi un 40%, alcanzando hoy una cifra extraordinariamente importante de cerca de 1.200.000 estudiantes. Necesitamos más pero, en efecto, ese compromiso que adquirí personalmente de apostar por la Formación Profesional hoy es una realidad gracias a los recursos económicos que estamos poniendo en marcha y, sin duda alguna, también a esa nueva ley de Formación Profesional que pactamos con el sector empresarial.

En los dos últimos años hemos duplicado la participación de trabajadores en la acción de formación, destinando 550 millones de euros para la acreditación de competencias de trabajadores sin titulación, que es una de las principales tareas que tenemos también en nuestro país. Hay muchos trabajadores que no tienen una titulación que acredita la cualificación extraordinaria que tienen. Esta es una competencia que está en las comunidades autónomas pero, en efecto, desde el Gobierno de España no hemos mirado hacia otro lado: nos hemos arremangado y nos hemos comprometido en dar respuesta a algo que me parece importante también de cara a garantizar esa mano de obra cualificada que existe en nuestro país y que, evidentemente, tenemos que hacer emerger.

Creo que, como bien ha dicho la presidenta, es fundamental el papel de las empresas multinacionales acogiendo estudiantes en prácticas, trabajando con la administración en la identificación de las necesidades del diseño de esas ofertas formativas. En definitiva, sirven las multinacionales como ejemplo tractor para las pequeñas y medianas empresas que forman parte de vuestras cadenas de suministros.

Junto con ello, creo que es muy importante continuar en la senda de control o de reducción de la inflación. Evidentemente, nosotros no tenemos la política monetaria, está en manos del Banco Central Europeo, pero podemos hacer políticas que amortigüen el impacto del alza de los precios de la energía en las empresas y en los hogares en un contexto, como he dicho antes, de endurecimiento de la política monetaria y del alza de los tipos de interés.

En tercer lugar, tenemos que hacer una política fiscal sostenible y cumplir con los compromisos que asumimos como un Estado miembro responsable de la Unión Europea. Nuestro compromiso es reducir al 3% el déficit del Producto Interior Bruto. También una deuda cada vez más baja, dejando una tasa de endeudamiento para el año 2024, que es nuestro compromiso del 106,3%.

Y, en cuarto lugar, completar el proceso de reindustrialización en clave verde y digital. Tengo que deciros que yo estoy muy ilusionado con toda esta política de reindustrialización, porque supone cohesionar a nuestro país en el ámbito social y sobre todo en el ámbito territorial.

Con la reciente aprobación, por parte de la Comisión Europea, de la Adenda para el Plan de Recuperación y, por tanto, de los fondos europeos, vamos a movilizar, nada más y nada menos, que hasta 163 millones de euros. Repito: 163 cero millones de euros desde el año 2021 al año 2026. Para que nos hagamos una idea del chute de inversión pública que esto representa, es un 12% del Producto Interior Bruto de nuestro país, que se unen a los 36.700 millones de euros de los fondos estructurales europeos.

Por tanto, estamos hablando de un compromiso total, absoluto del sector público tanto supranacional europeo como también estatal para abrir esa colaboración público-privada con las empresas y, por tanto, hacer esa transformación verde y digital de nuestro sector productivo y, por qué no, atraer nuevas industrias, como pueda ser la industria de los semiconductores y de los chips, a nuestro país.

Y, en quinto lugar, creo que España tiene que continuar consolidando el papel de liderazgo en la esfera europea internacional.

En muchas ocasiones se habla mucho de esto, cuál debe ser el papel que debe jugar España en Europa y en el contexto internacional, a las puertas de la COP28, donde efectivamente vamos a ver cuáles son el grado de cumplimiento que tiene cada uno de los países en los acuerdos de país.

No es poca cosa lo que tenemos por delante, pero lo que quiero decir con esto es que me parece fundamental que España sea una parte activa para ese liderazgo en el debate sobre la emergencia climática, sobre las oportunidades también, además de los riesgos que entraña la emergencia climática, si sabemos aprovecharla y anticipar esos escenarios. Al igual que la transformación digital, la ciberseguridad y todo aquello que tiene que ver con las nuevas tecnologías de la comunicación, donde España está bien situada, donde está bien posicionada.

Bueno, Málaga, por ejemplo, es un HUB. Aquí se sabe bien que se está convirtiendo en una referencia de ciberseguridad, no solamente en España, sino también en Europa y en el mundo.

Bueno, a eso voy. Que, si queremos seguir consolidando ese papel de liderazgo europeo internacional, tenemos que ser parte activa en la conversación global sobre temas que efectivamente a ustedes les atañen como líderes de sus multinacionales, pero también a nosotros nos conciernen desde el punto de vista político y público.

Debates como la política energética en la Unión Europea. Yo creo que es muy importante lo que hemos logrado dentro de la Presidencia de la reforma del mercado eléctrico o también las relaciones con América Latina y el Caribe, con esa importante Cumbre que celebramos en el mes de julio, donde al final hemos estrechado los lazos entre Europa y la América Latina y el Caribe, porque Europa, créanme, está necesitada de aliados. Y si tenemos un aliado natural es precisamente la América Latina y el Caribe.

No somos ajenos a las incertidumbres que persisten. La inflación continúa en niveles elevados, si los comparamos con otros momentos de nuestra época más reciente. La política monetaria parece que va a mantener el actual tono restrictivo y alto por algún tiempo. El crecimiento del comercio mundial sigue lastrado y muy pendiente de cuál es el comportamiento de la economía china. Y hay un riesgo geopolítico bastante evidente en distintos escenarios, no solamente en Ucrania, sino también en Oriente Medio.

Y en este contexto, pues yo creo que España sigue inspirando confianza y esa es la mejor de las noticias. Y una evidencia que refrendan, por cierto, todas las previsiones. Según la Comisión Europea nuestra economía crecerá este año un 2,4%, un 1,7% del próximo año en el año 2034, en un contexto tan difícil como el que les he descrito antes. Es decir, vamos a crecer por encima de la Unión Europea, de la media de la Unión Europea, por encima de la eurozona y por encima también de las cinco mayores economías europeas.

Bueno, a pesar de la incertidumbre, lo que quiero decirles es que España muestra una solidez en el ámbito macroeconómico. Así también lo perciben los mercados financieros. La evolución de la Bolsa, por ejemplo, en este último mes, ha supuesto una revalorización superior al 10% y, por tanto, rebasa los niveles previos a la pandemia.

Y, por tanto, pese a que evidentemente existen los agoreros de la catástrofe, todas las previsiones son favorables para para nuestro país. Y ahora lo que toca es seguir trabajando para hacer esas previsiones realidad.

Y este Gobierno quiere seguir ofreciendo eso certidumbre y previsibilidad. En particular a quienes elijáis España como destino preferente de esa inversión extranjera directa.

Por eso la apuesta por la estabilidad, la paz social, el progreso, la convivencia, que hacemos tiene una dimensión económica evidente y vamos a perseverar en ese camino. Partimos de una sólida base, como destaca el informe sobre expansión de la inversión extranjera directa de esta última década, presentado en este foro. Y a este respecto, permítanme referirme a tres magnitudes concretas que desde luego creo que son francamente positivas.

La primera, es el volumen de flujos de inversión extranjera directa equivalente al 2,2% de nuestro Producto Interior Bruto en el periodo 2018 2022, que representa el doble en tamaño relativo al recibido por Francia, por Alemania o por el Reino Unido en ese mismo periodo.

En segundo lugar, la importancia creciente en nuestro capital productivo. En 2022, el stock de inversión extranjera directa superó el 56,3% del Producto Interior Bruto, una cifra muy superior a la media mundial y también de la OCDE.

Y, en tercer lugar, la expresión de una tendencia, que es a mí lo que más me anima. Y es que en esta década la participación de la inversión extranjera directa en nuestra economía se ha incrementado nada más y nada menos que 9,2 puntos respecto a esa cifra del año 2013, cuando ustedes pusieron en marcha esta asociación.

Bueno, yo creo que esto no es casual, que España cerrase el año 2022 como sexto receptor mundial, tanto en volumen total, con 860 proyectos por valor de 44.588 millones de dólares, como en el ámbito de los proyectos greenfield. Esto no es casual.

Solo el Reino Unido y Alemania, que son grandes economías que pertenecen al G7, superan estas cifras formidables, extraordinarias, del comportamiento de nuestra economía.

Y contribuye, sin duda, algo importante que me gustaría también trasladar para ir concluyendo mi intervención. Y es el hecho de contar con un índice de apertura a la inversión extranjera superior a muchos países de nuestro entorno y por encima de la media de la OCDE.

Si a este factor se une el impacto de los fondos europeos a los cuales han hecho referencia, yo creo que las perspectivas en el ámbito de la inversión extranjera en nuestro país son francamente favorables.

Vamos a desplegar esos fondos. Lo estamos haciendo ya, con ambición, pensando en su potencial como palanca para modernizar y reindustrializar nuestro país. Y también toda España. Porque hay muchos territorios que vieron pasar oportunidades de largo en el pasado y que hoy pueden verse beneficiados por esa nueva política energética y su traslación a la política industrial.

Ya lo estamos haciendo precisamente con los 12 proyectos estratégicos en sectores como las energías renovables, como el hidrógeno verde, como los microchips y los semiconductores, a los cuales antes he hecho referencia, como la salud de vanguardia.

Están en marcha, nada más y nada menos, con un esfuerzo administrativo absolutamente formidable, más de medio millón de proyectos en nuestro país, más de 500.000 proyectos, financiados con más de 30.000 millones de euros de los Fondos Next Generation, con el 60% liderados por empresas y también por centros de investigación.

Es decir, el esfuerzo que estamos haciendo en un contexto tan difícil como el que antes les he referido, me parece formidable. Y eso no solamente es consecuencia del trabajo de la administración pública, de los distintos estamentos de la administración pública, sino también lógicamente de la comunidad empresarial y también de las multinacionales.

En definitiva, yo creo que España tiene clara su hoja de ruta, transformar nuestro tejido productivo, modernizarlo. Tenemos que hacerlo más sostenible, más digital. Tenemos que redoblar nuestra apuesta por la innovación, que sigue siendo una de las tareas pendientes de nuestra economía y por la formación profesional de nuestro capital humano.

Y, por tanto, concluyo, como señalé en mi discurso de investidura, yo creo que España cuenta con el talento, las empresas, las instituciones, las infraestructuras , los valores cívicos y el prestigio internacional necesarios para ser uno de los países más prósperos, social y económicamente avanzados en el mundo.

Y en ese anhelo queremos tener de nuestra parte a las multinacionales que ya están con nosotros, que nos conocen y que ya forman parte de nuestro país . Así que muchísimas gracias por la confianza, gracias por estar a nuestro lado en los peores momentos, cuando iniciaron su camino allá por el año 2013.

Hoy creo que podemos decir, si me permiten, que mereció la pena. Que fue una decisión correcta y estoy convencido de que lo será aún más de cara a un futuro lleno de oportunidades para esta España abierta y diversa, creativa e innovadora, que lo que quiere es eso, avanzar con ambición, con determinación y con coraje.

Así que feliz aniversario, gracias por la invitación y gracias a todos ustedes por su atención.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)