Intervención del presidente del Gobierno en la inauguración del V Encuentro Internacional de Rectores Universia

9.5.2023

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Valencia

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Buenas tardes, presidenta del Banco de Santander, querida Ana, querido Ximo, presidente de la Generalitat, ministra de Universidades, Joan, presidente del Comité Internacional del Encuentro con rectores, ministros, ministras, que me consta que también de otras partes del mundo, rectores, rectoras, autoridades, señoras y señores, también al alcalde de Valencia, muchísimas gracias por la hospitalidad.

Para mí es un honor como presidente del Gobierno el poder participar en un foro tan importante como éste. Especialmente a tenor de las reflexiones sobre las cuestiones relevantes que se van a abordar en estos días y que tan directamente están afectando a la sociedad en su conjunto.

Antes, cuando entrábamos en este extraordinario foro, venía comentando con Ana que han sido cinco años los que nos separan del último encuentro de Universia celebrado en otra ciudad española que es Salamanca.

En ese intervalo relativamente breve en términos históricos, hemos sufrido una pandemia devastadora; episodios inéditos de una emergencia climática cada vez más presente en la vida de nuestras sociedades; una crisis geopolítica sin precedentes en décadas, al menos en Europa -por cierto, hoy es el día de Europa-, con graves efectos colaterales, no solamente desde el punto de vista humanitario, sino también desde el punto de vista económico como es el energético, las cadenas globales de suministro, la seguridad alimentaria y un largo etcétera.

Si algo creo que tienen en común todos estos cambios, todas estas transformaciones, es una renovada confianza en el mundo de la ciencia y del conocimiento, queridos rectores y rectoras.

La vacuna frente a la COVID-19. Yo les cuento una anécdota. Cuando empezó la Covid-19, hablando con científicos y científicas en España, me decían que íbamos a esperar más de una década en poder llegar a tener una vacuna frente a la COVID. Tardamos un año.

Pero junto con esa vacuna, desde luego hay innumerables ejemplos, como es el caso de la reindustrialización, basada en lo que comentaba antes, tanto Ana, como el president Puig, la transición ecológica o la transformación digital, o cómo hacer de la revolución digital una palanca de prosperidad social con una mirada humanista a esa revolución digital y sin duda alguna también a la inteligencia artificial o desde la perspectiva de la integración social y territorial.

Creo que la adaptación y la mitigación del cambio climático es, sin duda alguna, junto con esa revolución tecnológica, dos palancas en las que se tiene que imponer una narrativa positiva y no negativa sobre los peligros que evidentemente acechan y las consecuencias que se tienen, si no tomamos cartas en el asunto.

Pero también la igualdad de género, de la cual sé que Ana es una de sus principales valedoras en el sector privado, también en el sector público, muy importante. El envejecimiento de la población o cómo ganar la autonomía energética gracias a las fuentes renovables frente a la dependencia del combustible fósil que, por desgracia, en el caso de Europa, se ha convertido en un talón de Aquiles que nos ha hecho más vulnerables frente al chantaje de determinados autócratas que todos tenemos en mente.

Creo que nada le conviene más a la humanidad que el impulso de la ciencia y también del conocimiento. Y nada más nos conviene que eso frente al negacionismo, que, por acción u omisión, basado en la fabricación de bulos y noticias falsas, posterga emergencias a las cuales tenemos que dar entre todos respuesta.

La ciencia y el conocimiento cultivado, también fundamentalmente, queridos rectores y rectoras en las universidades, nos proveen de certezas frente a tanta incertidumbre.

Por eso, este encuentro que une a rectores y rectoras universitarios de 14 países y también a muchísimos líderes universitarios, contribuye a ese anhelo desde el poder de lo que los une, que es, en definitiva, el poder de lo colectivo.

Ese es el mismo valor que subyace en el proyecto de la Unión Europea, del cual celebramos hoy, el 9 de mayo, su día. La Unión hace la fuerza. Y precisamente hoy, día de Europa, me gustaría recordar que la movilidad universitaria ha tenido un papel crucial para construir un auténtico demos europeo, con iniciativas tan popularizadas y tan socializadas entre nuestros estudiantes, como es, por ejemplo, el Erasmus, que tanto ha contribuido al intercambio de personas y de conocimientos.

Y, en ese sentido, creo que el ideal de esa Europa unida se forjó en muchos ámbitos, pero también en el de las universidades, desde la aspiración de trascender fronteras, fomentando el libre intercambio de personas y de conocimientos. Fronteras entre países, pero también entre continentes.

De ahí la importancia estratégica que otorga España a la internacionalización de nuestro sistema universitario, que es la primera prioridad de actuación a la que me gustaría referirme brevemente.

Saben ustedes que hemos convalidado hace poco en las Cortes Generales un nuevo sistema universitario, una nueva Ley orgánica del Sistema Universitario Avanzado, que lo que hace es aspirar a internacionalizar las universidades españolas mediante tres grandes líneas.

Primero, permitir el que los estudiantes no comunitarios, como son, por ejemplo, los latinoamericanos y de otros países, puedan venir a estudiar a España, pidiendo permiso de residencia por el tiempo que duren los estudios y no cada año como hasta ahora. Reforzando también los programas de movilidad internacional de estudiantes, del personal docente y también de los investigadores y también, sin duda alguna, del personal administrativo de las universidades. Y, finalmente, reforzar las alianzas universitarias europeas.

Y quiero detenerme en este punto porque entiendo que la apuesta estratégica que está haciendo España por el Espacio Universitario Iberoamericano compartido, en colaboración con la CELAC, ha devenido en este próximo semestre, donde vamos a tener el honor de liderar Europa, en trascendental. Esta iniciativa, sin duda alguna, va a estar presente durante la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea. También de la celebración de la Cumbre en Bruselas entre la Unión Europea y la CELAC, que no se celebraba desde el año 2015, durante esta segunda mitad del año.

La semana pasada, sin ir más lejos -comentaba antes junto con el ministro de Universidades-, formalizamos el acuerdo entre Colombia y España gracias a la visita oficial de Estado del presidente Gustavo Petro, para reconocer estudios previos de acceso a las universidades. En definitiva, se trata del primero de esta naturaleza y creo que marca un camino muy interesante a seguir con otros países de América Latina con los que nos unen tantos y tantos lazos.

Junto con la internacionalización, quiero destacar, en segundo lugar, el papel de la Universidad como motor de transformaciones y de desafíos que afrontan nuestras sociedades. Sinceramente, opino que la Universidad tiene que situarse en el centro de los esfuerzos para avanzar en esa transición verde y en esa transformación digital. También en lograr objetivos cruciales, como es el caso de reforzar nuestra autonomía estratégica, es decir, de reindustrializar nuestros continentes. Y hacerlo posible exige un esfuerzo de adaptación continua, como antes se ha señalado, a una sociedad y a un mercado laboral y económico cambiantes, en los que nada puede darse por sentado. Un esfuerzo para avanzar en el paradigma de la formación a lo largo de la vida - como aquí se ha dicho-, en la transformación del conocimiento a sectores emergentes tremendamente dinámicos que van a exigir también lo mejor de las instituciones públicas y de las universidades.

Creo que, además, los hechos avalan el valor de apostar por la educación y por el conocimiento como motor de desarrollo económico y social. En España estamos impulsando una auténtica transformación de nuestro sistema educativo. Desde la reforma de la Ley de Educación Básica, al sistema de Formación Profesional, a la modernización del sistema de ciencia, como también de las universidades. Todo ello lo hemos hecho con diálogo y con acuerdo con los sectores afectados. Y, en este sentido, quiero agradecer a la CRUE y a los rectores y rectoras ese diálogo, esa conversación que hemos tenido para llegar a ese acuerdo. Algo que, en este contexto de tanta incertidumbre, cobra aún más valor, que es el de la paz social. Paz social que se extiende también a otros ámbitos, como es el de las relaciones laborales, gracias al fortalecimiento del diálogo social logrado en estos últimos cuatro años.

Paz social, a mi juicio, como he dicho antes, fundamental en un contexto tan incierto como el que estamos viviendo como consecuencia de esta guerra, también de las transformaciones que estamos sufriendo y que explica el formidable ritmo de creación de empleo y la histórica movilización de inversión extranjera directa que está registrando España y cuyo resultado, a la postre, es ese fuerte crecimiento económico y también la modernización de nuestro sistema productivo en clave de reindustrializar nuestro país.

Creo que España está aprovechando las oportunidades que nos brinda esa doble transición, la digital y la ecológica. Nos queda muchísimo por hacer, pero gracias a los fondos europeos y a los avances emprendidos acordados con los sectores implicados en un clima, insisto, de paz social, lo estamos logrando. Como decía, estamos transformando el modelo de crecimiento, y la educación, en todos sus aspectos, juega un papel crucial, fundamental en esta transformación.

En tercer lugar, es indispensable avanzar en algo que ha comentado Ana en su intervención y que yo quiero recoger porque me parece prioritario, y es enseñar en las asignaturas, en las disciplinas más disruptivas, desde una perspectiva de género, como son las materias STEM y las ingenierías. España debe ser, queremos serlo aún más con determinación, un país para la ciencia y para la investigación y, sobre todo, para la investigación de las mujeres. Singularmente, un país en el que las mujeres quieran y puedan hacer ciencia sin barreras, sin obstáculos, sin peajes vitales, que obliguen a sacrificios y a renuncias. Antes lo ha dicho el rector, creo que la brecha salarial que hemos ido reduciendo con enorme esfuerzo en estos años puede volver a ensancharse si las mujeres se ven excluidas de la ciencia en las enseñanzas también disruptivas. Y, por tanto, hacer realidad estas prioridades, exigen determinación, de compromiso, por supuesto, de lo público, pero también desde el sector privado.

Y creo que tenemos que hacerlo primero con reformas legislativas de calado que actúan como palancas transformadoras del sistema universitario. Ese es el gran objetivo de la Ley Orgánica del Sistema Universitario, que aporta soluciones realistas a problemas estructurales, y que concreta, además, la necesidad de avanzar hacia umbrales de financiación del sistema universitario del entorno del 1% del Producto Interior Bruto español.

Como también es imprescindible adaptar la enseñanza superior a los retos del futuro, impulsando una universidad que apueste por la ciencia abierta, por la transformación de ese conocimiento, por la movilidad internacional a la cual antes hacía referencia, y particularmente, un objetivo que considero esencial, que es la formación a lo largo de la vida.

Y en esa misma dirección, quisiera destacar la apuesta estratégica que está haciendo el Gobierno de España por la Formación Profesional con la introducción de pasarelas hacia la formación universitaria.

En definitiva, la reforma de la Ley de Educación del Sistema Universitario, de la Ley de Ciencia, de la Ley de Convivencia Universitaria y también de la Ley de Formación Profesional, conforman un abanico normativo en el que estamos sentando las bases de una gran transformación de nuestro sistema de formación en España.

Hacer, en definitiva, que la formación y el conocimiento sean auténticos motores de progreso y de igualdad para la España de esta y de la próxima década.

Y a estas reformas legales es imprescindible, lógicamente, una voluntad decidida, para movilizar los recursos necesarios.

En los últimos tres años, España ha hecho un esfuerzo extraordinario. Hemos dedicado mil millones de euros de dotación a las políticas de becas, alcanzando ya los 2.520 millones de euros por año.

En estos años también hemos duplicado los recursos disponibles para la política científica, hasta alcanzar los cuatro mil millones de euros anuales. Y, del mismo modo, hemos intensificado la contratación preelectoral, la movilidad postdoctoral, el retorno del talento científico que se nos fue durante muchísimos años, por desgracia, de nuestro país, a través de programas específicos como las Ayudas Margarita Salas, María Zambrano, para las que estamos movilizando un total de 387 millones de euros.

Y hemos incentivado tanto la digitalización del sistema universitario, como las cátedras universidad empresa en inteligencia artificial. que ¿Qué es lo que nos están permitiendo? Nos están permitiendo la implantación de una verdadera red universitaria en este ámbito, sumando 95 millones de euros del Plan de Recuperación para la realización de proyectos innovadores en el despliegue de las tecnologías 5G Avanzado y también 6G.

Y en los próximos meses vamos a reforzar estas políticas y vamos a reforzarlas con medidas como es, por ejemplo, el Plan de las micro credenciales universitarias, dotado con 50 millones de euros y enfocado a esos nuevos sectores de la economía, a la creación de nuevas cátedras universidad empresas acogidas en un Proyecto Estratégico (PERTE) con cargo a los fondos europeos, que es el de los chips y el de los semiconductores, a los que vamos a destinar 80 millones de euros.

En definitiva, lo que estamos haciendo es avanzar con paso firme en esa transformación, acompasando la letra y el espíritu de un nuevo marco normativo con políticas públicas que reviertan toda esa década de recortes, de erosión de nuestro sistema universitario, que tanto daño hicieron tanto a la ciencia como a la universidad de nuestro país durante la pasada década.

Hago esta afirmación pensando no solo en términos, si me lo permiten, de excelencia académica, sino también desde la apuesta por una sociedad más justa e inclusiva, con la educación como motor de movilidad social y de igualdad de oportunidades.

Y a este respecto, permítanme concluir con una historia de la que tuve conocimiento hace unos días a través de los medios de comunicación y que, a mí, evidentemente, me sobrecogió para bien.

Miren en la periferia de la ciudad de Málaga, en una ciudad andaluza, para aquellos que no estén tan al tanto de la geografía española, hay un barrio llamado Los Asperones. En su colegio público, de este barrio, hay un muro blanco donde se coloca una estrella de color rojo con el nombre de cada persona del vecindario que consigue terminar la enseñanza secundaria obligatoria. Hasta ahora había 90 estrellas en ese muro. Cada una de esas estrellas, lógicamente, es un triunfo mayúsculo. Y así lo viven en el barrio, porque es un símbolo de esperanza en un barrio atravesado por la desigualdad, por la exclusión social, por la vulnerabilidad.

Pues bien, hace unos días se añadió una nueva estrella en el muro de ese colegio. Esta vez el color era un color dorado y lleva el nombre de un vecino que se llama José Francisco Gómez Heredia.

¿Por qué tiene de especial este caso respecto al resto? Bueno, es el primer joven de este barrio de Málaga, de Los Asperones, que consigue un título universitario. Y José Francisco, en su encuentro con el rector de la Universidad de Málaga, dijo lo siguiente: La mejor forma de rebelarse contra las injusticias es estudiar.

Yo creo rectoras, rectores, estudiantes, que esta es una inmensa lección de vida. Y de superación. Que nos habla de la educación como motor de cambio para romper dinámicas, para quebrar ese círculo de la pobreza que, por desgracia, generación tras generación, sufren muchas familias también en mi país.

Por eso rectoras, rectores, universitarios. Frente a los intentos por levantar nuevos muros y fronteras, hagamos de la universalidad una realidad irreversible.

Y frente a los discursos negacionistas apocalípticos, construyamos nuevos faros de ciencia y de conocimiento como única solución realista a nuestros problemas y a los desafíos que afronta la humanidad.

Estoy convencido de que este encuentro va a servir para muchas cosas, pero sobre todo para avanzar en esos propósitos desde el conocimiento que nace y se cultiva en la universidad. Y en ese camino, lógicamente, primero quiero agradecer el compromiso del Banco Santander, querida Ana. Y pueden contar también con la más absoluta implicación y determinación y compromiso del Gobierno de España.

Muchas gracias.

(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)