Madrid
DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Buenos días a todos y a todas. Gracias a Ignacio. Gracias a Arsenio. Gracias a toda la familia de elDiario.es y a todos los medios de comunicación que nos acompañáis en el día de hoy.
Como bien ha dicho el director, este acto estaba programado desde hace semanas y su título, como bien sabéis, versa sobre los fondos europeos. Yendo al grano, en mi opinión, los fondos europeos contienen tres importantes lecciones políticas que no podemos olvidar.
La primera es que los fondos son una enmienda a la totalidad a la respuesta neoliberal que Europa dio a la crisis financiera. En aquella ocasión, las políticas austericidas de recortes supusieron un rotundo fracaso porque deprimieron la economía, porque provocaron dolor social, porque dispararon el desempleo y también porque elevaron la deuda pública.
En aquella ocasión lo que sucedió fue una dramática cuadratura del círculo nacionalista, para nada europeísta, porque estigmatizó, sobre todo, a los países del sur de Europa y no podemos volver a repetir ese tipo de recetas. En esta ocasión, creo que con la pandemia y ahora durante la guerra, Europa ha decidido responder de una manera completamente distinta, unida, abrazando, creo, tesis socialdemócratas, que tienen y consisten, sobre todo, en invertir para crecer y crear empleo, invertir para garantizar también la estabilidad presupuestaria.
La segunda lección es que los fondos son una oportunidad para que España se reindustrialice, para que modernice su tejido productivo, para que España compita con garantías en la nueva economía del siglo XXI. Por tanto, cualquier alteración de la política económica actual, dar pasos atrás en la transición ecológica, en la transformación digital o en la reforma laboral, no solamente va a frenar importantes proyectos industriales y relevantes inversiones en muchísimos territorios de nuestro país, sino que va a frenar el crecimiento económico, presente y futuro de España y, con ello, la intensa creación de empleo que estamos registrando.
La tercera lección es que los fondos europeos son un compromiso reformista y en España, y desde España para Europa, nos hemos demostrado y hemos demostrado también a Europa que se pueden abordar reformas medulares con éxito para la buena marcha de la economía, para la convivencia social, para el diálogo social y también para la paz social.
Creo que la reforma laboral, la reforma de las pensiones, la reforma educativa o la reforma también de nuestro sistema científico, por citar algunos ejemplos, son claros paradigmas de lo que estoy exponiendo.
Quisiera también decir que todas estas reformas deben consolidarse porque, si se derogaran, el daño a nuestro sistema económico, a las posibilidades de mejorar la empleabilidad, por ejemplo, de nuestros jóvenes, serían extraordinariamente graves.
Pero, en todo caso, señoras y señores, creo que todo este debate y cualquier asunto público, como bien ha señalado antes el director de elDiario.es, que tratemos está condicionado por las elecciones del 23 de julio y también su resultado. Lógicamente, los fondos europeos lo están, porque su gestión corresponderá al Gobierno que salga de esos comicios.
Y antes de entrar en el tema electoral, me van a permitir que remate con tres consideraciones adicionales el tema que nos convoca hoy, que son los fondos europeos, sobre su origen y su futuro.
Primero, sobre el origen de los fondos. Yo creo que es importante también recordar que estos fondos europeos son una mutualización de la deuda entre los estados miembros y creo que este es un paso decisivo hacia esa Europa federal que la socialdemocracia, tanto española como europea, hemos venido peleando durante décadas. Costó, pero lo logramos.
Segundo, acerca del efecto de los fondos. Yo creo que, felizmente, aquella apuesta culminó con éxito pese a las resistencias fuera y dentro de España. Hoy podemos decir que España ha recibido 37.000 millones de euros en tres desembolsos, algo que ningún otro estado miembro ha alcanzado a estas alturas.
Podemos también decir que hay 121 hitos y objetivos ya cumplidos, casi un tercio de todos los comprometidos. Y podemos también afirmar que España cumple más y mejor que nadie en toda Europa: fondos que llegan a sus destinatarios finales, a la economía real, a niveles muy superiores a los de los países de nuestro entorno.
En estos momentos, por citar algunos datos, hay más de 27.000 millones de euros en manos de 280.000 empresas beneficiadas. De ellos, ya hay más de 255.000 pequeñas y medianas empresas, también trabajadores autónomos de todos los ámbitos, por citar algunos: farmacias, peluquerías, talleres, agricultores y otros muchos sectores que se están digitalizando en sus modelos de negocio. Y esto no implica que sean el único factor, pero es evidente que los fondos han contribuido al balance económico de España. Por citar algunos datos:
• Más de medio millón de puestos de trabajo creados en los cinco primeros meses del año, casi tantos como a lo largo del año 2022.
• Uno de cada cuatro nuevos empleos desde el fin de la pandemia creados en sectores de alto valor añadido.
• La temporalidad en mínimos históricos, por debajo del 14%.
• Hay 3 millones de contratos indefinidos desde la entrada en vigor de la reforma laboral acordada con los agentes sociales.
• 9,3% interanual de crecimiento en ingresos de cotizaciones. Nunca en la última década habíamos tenido más cotizaciones o cotizantes, mejor dicho, por pensionista.
• Y un récord absoluto de mujeres trabajando en España: más de 9,8 millones de mujeres trabajando hoy en nuestro país.
• El desempleo juvenil, que es uno de los talones de Aquiles de nuestro mercado laboral, hay que decir que está en mínimos históricos con mayo doblando la tasa de reducción del paro en este colectivo respecto a la cifra global.
¿Esto quiere decir que la economía española va bien? No. Esto quiere decir que la economía española va como una moto. A partir de ahí, si alguien tiene una alternativa de política económica, que levante la mano y que explique muy bien cómo va a mejorar estos datos y quién va a ser la persona responsable de esa tarea.
Y tercero y último, sobre el futuro de los fondos, yo creo que merece la pena seguir trabajando por esa España. Por eso, les anuncio que mañana vamos a aprobar en el Consejo de Ministros el envío de la adenda a Bruselas del Plan de Recuperación.
Su objetivo es canalizar a España más de los 90.000 millones de fondos adicionales que van a permitir mantener el impulso a una hoja de ruta basada en dos grandes objetivos: continuar la modernización y, como he dicho antes, la reindustrialización de la economía española para crear empleo en la nueva economía, reforzar la autonomía estratégica de España y de Europa y, finalmente, impulsar un crecimiento económico que tiene que ser mucho más equilibrado desde el punto de vista social, desde el punto de vista territorial y más respetuoso con el medio ambiente.
Esta adenda nos va a permitir movilizar más de 7.700 millones de euros en transferencias adicionales para la reindustrialización estratégica de España, hasta 84.000 millones de euros en préstamos y casi 2.600 millones de euros en eso que se llama programa REPower de la Unión Europea, que consiste, sobre todo, en garantizar una mayor autonomía energética del continente europeo y también, por tanto, de España.
A través de los instrumentos financieros, lo que vamos a hacer es apoyar la inversión público-privada que, evidentemente, es necesaria para abordar la doble transición verde y digital, reforzando la dotación de infraestructuras sostenibles. Se trata, en definitiva, de aumentar la resiliencia económica de España, y también de Europa, frente a los shocks que estamos sufriendo y los que puedan venir en el futuro.
Y dicho esto, señoras y señores, querido director del elDiario.es, vamos al asunto que domina la actualidad y del que tantas cosas dependen, incluida también la gestión de los fondos europeos durante los próximos años.
Hablemos unos minutos de las próximas elecciones, empezando por lo básico, por la pregunta que se va a tener que responder con el voto por parte de los ciudadanos y ciudadanas el próximo 23 de julio. Y es: ¿qué se decide?
¿Qué se decide? Si yo les dijera que hay que optar "O Feijóo o la felicidad universal", pues yo creo que con seguridad ustedes pensarían que les estoy tomando el pelo.
Si les propusiera elegir entre "O Feijóo o el planeta Tierra", pues seguro que ustedes también pensarían que les estoy haciendo una trampa muy burda. Porque todos estamos convencidos, yo el primero, de que Feijóo está a favor de la supervivencia de nuestro planeta.
Y si yo les dijera que hay que optar entre "Feijóo o Europa", seguiríamos en las mismas, porque si no todos, la mayoría de ustedes, igual que yo, pensaría que hay una trampa porque nadie, yo tampoco creo que entre los planes del señor Feijóo esté sacar a España de la Unión Europea.
Por tanto, de lo que estamos hablando es de una trampa, de una impostura, que trata de inducir una respuesta mediante una falsa disyuntiva. Y esto, si echamos la vista atrás, no es nuevo. Es tan viejo como la política.
Todos los sistemas de propaganda extrema han utilizado esta trampa. Recuerden ustedes aquello de "patria o muerte", decían unos. Bueno, la disyuntiva no admitía discusión, pero en los últimos años de seis o siete años a esta parte, ha empezado a suceder algo curioso que me gustaría compartir con todos ustedes.
Les voy a poner algunos ejemplos. Empezó por ese "O América o socialismo", de Donald Trump. Siguió por "O Bruselas o Budapest", de Viktor Orban. Y más reciente: "O un gobierno de patriotas o el caos", de la presidenta Meloni.
Vamos ahora a España. El Partido Popular, empezando por su candidato, ha replicado un eslogan que antes había pronunciado Vox. Y ese eslogan es el siguiente: "O Sánchez o España". ¿Les suena?
Bueno, yo creo que ese eslogan es peligroso. Peligroso porque establecer esa disyuntiva es tanto como acusar a todos los votantes del Partido Socialista de ser antiespañoles. Equivale a sostener que si alguien quiere a España solo puede votar una cosa; de lo contrario contribuye a la anti España.
Y además de peligroso, es serio, porque yo estoy convencido de que los votantes del Partido Popular y también los votantes de VOX, tienen su forma de querer España, muy distinta a la nuestra, pero el resto también de españoles y españolas tenemos nuestra propia forma de querer y también de sentir España.
Y además de ser peligroso y de ser lógicamente serio, es grave, porque no hay una papeleta sola que ponga España. Todas las papeletas son de españoles y españolas. Cada cual a su manera desea lo mejor para nuestro país y desde luego los votantes del Partido Socialista deseamos lo mejor para España.
Es más, el PSOE, repito, el PSOE, es el único partido del sistema político español que lleva en sus siglas el nombre de España. De modo que en amor a España no nos ganarán. Podrán empatarnos, pero no ganarnos.
Otra cosa es que tengamos cada cual una idea de España, qué es lo que se debate. Eso sí es verdad. Nosotros creemos que nuestra idea de España es mejor, aunque las demás también sean españolas.
Creemos que la mejor España es la que crece como ha crecido durante estos últimos cinco años, creando empleo de calidad, subiendo salarios, apostando por una reindustrialización en verde y digital gracias a los fondos europeos.
Creemos que la mejor España es aquella que salva Doñana, que protege el Mar Menor, la que lidera a nivel mundial las energías renovables, también, que es ejemplo y vanguardia de la adaptación y la mitigación al cambio climático.
Creemos que la mejor España es la que no rehúye los problemas, ni tampoco los desafíos, como hemos visto durante siete años largos de Mariano Rajoy al frente del Gobierno. Como pueda ser eso, la adaptación y la mitigación al cambio climático, la lucha contra la violencia de género, el abandono escolar, la desigualdad, la vivienda, en definitiva, los problemas reales de la ciudadanía.
Creemos que la mejor España es la que protege a los mayores, la que revaloriza las pensiones conforme al IPC y, por tanto, reconstruye el Pacto de Toledo.
Creemos que la mejor España es la que crea empleo con derechos, en lugar de precariedad laboral y salarial.
Creemos que la mejor España es aquella donde el crecimiento se reparte. Se reparte de forma equilibrada, también desde el punto de vista territorial.
Creemos que la mejor España es aquella que construye su unidad en el respeto, en el reconocimiento a la diversidad. Y donde lógicamente se cumple la Constitución en todos los territorios y se evita la división y el enfrentamiento que ha monopolizado también la conversación pública y política a lo largo de los últimos años.
Creemos, en definitiva, que la mejor España es aquella en la que las mujeres tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades que los hombres frente a las tesis machistas que por desgracia, de nuevo estamos viendo en la conversación pública.
Creemos, en definitiva, que la mejor España es aquella donde los esfuerzos se reparten con justicia y no pagan siempre los mismos esta época de crisis.
Por tanto, lo que quiero decirles es que tenemos distintas visiones de España, pero todas y todos somos España. Y sostener lo contrario, como he dicho antes, es serio, es grave y es muy peligroso.
Entonces, si esa elección entre la opción propia identificada con España y los demás es falsa y tramposa, ¿Cuál es la verdadera elección? ¿Qué es lo que se decide realmente el próximo 23 de julio? Bueno, yo creo que, como todo, también en política, aunque parece que en algunas ocasiones es lo que falte, debemos aplicar el sentido común sobre los términos de la elección. Sobre todo, y ante todo, por respeto a nuestros ciudadanos y ciudadanas.
Y a eso me refería cuando el pasado lunes, anunciando la convocatoria anticipada de las elecciones, dije, y disculpen ustedes la autocita, lo siguiente; dije: "Es precisa una clarificación sobre la voluntad de los españoles, una clarificación sobre las políticas que debe aplicar el Gobierno de la Nación y una clarificación sobre las fuerzas políticas que deben liderar esa fase". Hace falta, en consecuencia, una clarificación. Y la elección es más que clara. Es clarísima, la elección es o Sánchez o Feijóo, o si lo prefieren, o Feijóo o Sánchez.
Por supuesto, y no quiero decir lo contrario, se pueden agregar otros matices para esa elección, pero esta es en realidad la elección. Solo hay dos presidentes posibles Sánchez o Feijóo, Feijóo o Sánchez. Y, por cierto, me van a permitir que les traslade, que no deja de ser curioso que un partido que supuestamente tiene cosas tan buenas que ofrecer no mencione siquiera a su líder en su eslogan y sí mencione en su eslogan a su rival.
Nosotros vamos a hacer una campaña propositiva, en positivo. Tenemos muchísimas cosas que exponer, que decir sobre lo hecho durante estos últimos cinco años y también la propuesta que tenemos para los próximos cuatro años.
Me van a escuchar hablar, y mucho, de economía, de cómo los gobiernos en tiempos inciertos deben dar la cara y responder a los desafíos que nuestras sociedades afrontan, porque vienen tiempos difíciles.
Los próximos años no van a ser tranquilos, se van a exigir grandes dosis de trabajo y sobre todo de compromiso social, para dar respuestas sociales a los desafíos que tenga que afrontar el conjunto de la nación durante los próximos cuatro años.
Y por supuesto, me van a escuchar hablar de proteger, de consolidar, no de debilitar el Estado del bienestar, que es el patrimonio de la clase media y trabajadora de nuestro país.
En resumen, me escucharán hablar y mucho de lo que importa y le interesa a la gente. Naturalmente vamos a criticar, porque no puede ser de otra manera, los planes o las acciones de nuestros adversarios políticos. Tenemos críticas a las políticas de las derechas de ahora y también de antes, y las vamos a expresar con firmeza y con educación.
Y cada vez que seamos víctimas de mentiras o de insultos, por cierto, bastante comunes por desgracia en la conversación publicada durante estos últimos años, también nos vamos a defender con toda contundencia, más incluso que hasta ahora, pero nos vamos a centrar fundamentalmente en explicar nuestra gestión y también en exponer nuestro proyecto para lograr la mejor de las españas.
Queremos una campaña, como he dicho antes, propositiva, en positivo. En definitiva, en un momento decisivo para España, lo que proponemos es más democracia, respeto a la ciudadanía y, por tanto, mayor información al alcance de los ciudadanos y las ciudadanas.
En conclusión, lo que proponemos es claridad, es contraste de proyectos para el futuro de España. Creo que nuestra democracia tiene tras de sí una historia que empieza a ser ya larga y las elecciones, además, han cambiado su configuración con las posibilidades que abría la comunicación. Recordemos al principio, en los años 70 y 80 del siglo pasado, el monopolio televisivo era lo que imperaba, pero hemos pasado al pluralismo y ese pluralismo se ha multiplicado después con las posibilidades que abría la digitalización de la televisión y más tarde la propia la propia Internet.
Es un hecho que la tecnología ha ampliado la cantidad y el alcance de los medios de comunicación y existen muchísimas, por no decir infinitas oportunidades para que los ciudadanos se informen y comparen.
Lo que propongo, en definitiva, es que pongamos esas oportunidades al servicio de la democracia. Porque, ¿qué es la democracia sino elegir? Elegir con información, elegir contrastando propuestas. Eso tiene, evidentemente una traslación y es en democracia debatir; debatir, no monólogos, debates limpios, debates equilibrados. Y por eso hoy aquí quiero proponer que estas sean las elecciones de los debates democráticos.
Quedan siete semanas para el 23 de julio y hay tiempo de sobra para que los ciudadanos y ciudadanas se formen una opinión sobre lo que cada cual ofrece y sobre las desventajas y ventajas de cada opción. El Parlamento evidentemente no funciona como espacio de debate al haberse convocado las elecciones; no hay sesiones de control, no hay tampoco debates parlamentarios. Desgraciadamente en todo caso durante estos últimos cinco años no es que hayamos visto una calidad en los debates parlamentarios, sino que ha primado, y lo saben ustedes, muy bien el insulto.
Pero en todo caso, evidentemente los medios de comunicación sí están abiertos. Existe una consecuencia y es que hay un espacio formidable para realizar esos debates: los medios de comunicación, las televisiones, las radios, la propia Internet.
En consecuencia, ¿qué es lo que propongo? ¿Qué es lo que proponemos? Bueno, pues proponemos formalmente que cada semana se celebre un debate cara a cara entre los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno, en los principales medios de comunicación.
No ponemos condiciones, salvo una moderación neutral, un equilibrio de tiempos y unas reglas de respeto. Y por tanto, desde el mismo lunes estoy dispuesto y deseoso de contrastar con el candidato del Partido Popular sus visiones y sus proyectos cara a cara.
Lo haríamos cada una de las semanas -el próximo lunes, la primera- en los seis principales medios de comunicación. Cada medio u operador podría optar por albergar el debate en uno de sus programas de mayor audiencia, o podría crear un espacio especial para acoger ese debate.
Hasta ahora, ¿qué es lo que ha sucedido? Hemos recibido ya cuatro invitaciones para realizar debates cara a cara por parte de cuatro de los principales medios de comunicación en nuestro país. Desde este momento cuentan con mi aceptación y desde esta tribuna me declaro abierto a completar el listado de debates cara a cara con los dos medios restantes.
Y por supuesto, esos debates cara a cara entre los dos únicos posibles presidentes del Gobierno español son perfectamente compatibles con otros debates. Porque soy consciente de que nuestro sistema político es pluripartidista, no es bipartidista y por tanto, ese bipartidismo quedó atrás. Existen solo dos posibles presidentes, esto es evidente, pero hay otras fuerzas importantes de ámbito nacional y eso debe expresarse también en debates, en los que también, les anuncio, participaré.
Estos debates son no solo compatibles sino complementarios, porque van a completar la información que necesitan los ciudadanos y ciudadanas para poder escoger y optar el próximo 23 de julio.
Junto a ello, evidentemente, deberán hacerse debates sectoriales sobre aquellas políticas que van a marcar el presente y el futuro de España: la economía, el cambio climático, la política energética, la política exterior, la política de igualdad de género, las políticas sociales, las políticas de sanidad, de pensiones… En definitiva, hay un amplio y largo elenco de debates sectoriales que inevitablemente se tienen que dar durante estas siete semanas que tenemos hasta las elecciones. En todos ellos ya les adelanto que el Partido Socialista va a participar con su representante de referencia en la materia. Y propongo, pues, que estas sean eso, sean las elecciones de los debates democráticos.
En suma, en un momento decisivo, lo que estoy proponiendo, lo que estamos proponiendo, es democracia, es claridad y es respeto y dar por supuesto la palabra a los españoles y españolas el próximo 23 de julio.
Eso creo que es lo que merecen los españoles. Debates, debates para conocer, debates, para contrastar modelos, debates para desterrar el insulto, debates para reivindicar el respeto en democracia. Debates para argumentar desde los datos y no desde los bulos, como hemos visto por desgracia durante estos últimos años.
Eso es la democracia. Elegir entre las opciones posibles. Y por eso les anuncio que espero al señor Feijóo el próximo lunes.
Nada más y muchas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)