Hainan (China)
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Señoras y señores, distinguidos invitados:
Es para mí un honor estar aquí, en Hainan, para participar en esta prestigiosa Conferencia Anual del Foro de Boao, especialmente en una edición que aúna en su título conceptos como solidaridad y cooperación para hacer frente a los grandes desafíos globales.
En pocos días, he asistido al Consejo Europeo en Bruselas, a la Cumbre Iberoamericana en la República Dominicana, y ahora estoy aquí en visita oficial a China. En menos de una semana, me habré reunido con más de 40 líderes de tres continentes diferentes. Y permítanme ser claro: en todas las reuniones he escuchado el mismo anhelo de paz, estabilidad y prosperidad. Nadie desea la fragmentación económica ni la guerra.
La humanidad se enfrenta a retos mundiales de una magnitud sin precedentes: una emergencia climática, una pandemia y la brutal e ilegal agresión de Rusia contra Ucrania, que está provocando una grave crisis humanitaria, inseguridad alimentaria, inflación y una creciente angustia por la deuda en un número cada vez mayor de países vulnerables.
En este contexto, la comunidad internacional necesita actores responsables y constructivos.
Y eso es precisamente lo que España quiere ser. En primer lugar, como país seguro y abierto, pero también como próximo país que asumirá la Presidencia de la Unión Europea, como parte de la comunidad iberoamericana y como miembro activo de todas las grandes organizaciones y foros multilaterales.
Es esencial reconstruir la confianza mediante el diálogo, la solidaridad y la cooperación.
En este sentido, acojo con satisfacción la intensificación de los contactos diplomáticos de las autoridades chinas con líderes de todo el mundo. Refleja un alto grado de responsabilidad, y queremos contribuir a estos esfuerzos.
Nuestros puntos de vista pueden diferir en algunos ámbitos, pero debemos seguir tendiendo puentes y reforzando la confianza mutua.
Señoras y señores,
Creo firmemente en un orden internacional basado en normas. Un comercio libre, equilibrado y justo es esencial si queremos estabilidad y prosperidad para todos. Un mundo fragmentado y dominado por tendencias proteccionistas supone una vuelta al pasado. Con todas sus sombras e incertidumbres.
Algunos afirman que está en marcha un proceso de "desglobalización". Yo no lo creo así. Lo que está ocurriendo es un cambio en la forma de concebir y articular la globalización.
Los costes de producción ya no son el único criterio para decidir dónde ubicar las instalaciones de producción. Ahora han cobrado relevancia la seguridad, la huella medioambiental y, sobre todo, la fiabilidad. Y eso es una señal positiva. De hecho, permitirá crear cadenas de suministro más resistentes, eficientes y sostenibles.
La modernización de China y el crecimiento de Asia han sido beneficiosos para todo el mundo. Asia y Europa han prosperado de la mano durante décadas y pueden seguir haciéndolo ahora. Juntas, China y Europa representan una cuarta parte de la población mundial y alrededor de la mitad del PIB mundial. Compartimos muchos intereses y retos comunes. Nuestras economías están profundamente entrelazadas.
Pero Europa se está adaptando ahora a nuevas realidades en un contexto que cambia rápidamente. Esto implica acelerar su Pacto Verde para liderar la lucha contra el cambio climático, alejarse de las dependencias del gas y el petróleo rusos y construir una nueva base industrial ecológica y digital.
China y la UE, como grandes mercados y entidades geopolíticas, deben competir en algunos ámbitos y cooperar en otros. Y, permítanme ser franco, seguiremos defendiendo los valores, principios y puntos de vista europeos con una perspectiva independiente, y con una aguda conciencia de nuestros objetivos, intereses y prioridades. No renunciaremos a ellos.
Nuestras empresas son a menudo competidoras, pero también socias en el desarrollo de proyectos de infraestructuras de transporte, energía y sanidad no sólo para Eurasia, sino también para el mundo. Así, las recientes inversiones de grandes grupos constructores chinos en empresas de ingeniería españolas están creando oportunidades para el desarrollo de proyectos conjuntos en América Latina.
Debemos seguir profundizando en esta colaboración mutuamente beneficiosa. Pero tenemos que hacerlo respetando la soberanía de cada país y respetando las normas.
Esto significa equilibrar el terreno de juego y garantizar la plena reciprocidad entre los socios. Significa proporcionar un marco regulador estable que permita a las empresas nacionales y extranjeras competir en igualdad de condiciones. Significa abrir Oriente para que Occidente no tenga que cerrarse en sí mismo.
Creo firmemente que las relaciones entre Europa y China -y, por extension, entre España y China- no tienen por qué ser de confrontación. Existe un amplio margen para una cooperación beneficiosa para ambas partes. Debemos seguir siendo socios, económicamente y más allá.
Hay tres ámbitos clave en los que las posibilidades de colaboración son inmensas:
En primer lugar, reforzar el multilateralismo: todos creemos en un sistema multilateral fuerte, transparente y basado en normas como marco para debatir los retos mundiales. Ningún problema global puede resolverse de forma unilateral.
En segundo lugar, la necesidad de acelerar la lucha contra el cambio climático. Como firmantes del acuerdo de París, podemos hacer más para trabajar juntos en la transición energética y mantener el objetivo de temperatura de París a nuestro alcance.
Tercero. Alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y reformar la arquitectura financiera internacional. Las Cumbres del G20 y de los ODS de septiembre brindarán la oportunidad de mostrar nuestra determinación común de aumentar la financiación para el desarrollo y encontrar soluciones al creciente riesgo de sostenibilidad de la deuda al que se enfrentan muchas economías emergentes y de bajos ingresos.
Por último, permítanme subrayar lo mucho que valoramos la relación con nuestros socios asiáticos y con China en particular.
Este año celebramos el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre China y España. Mucho ha cambiado desde entonces. El comercio bilateral entre nuestras naciones se ha expandido significativamente, y casi se duplicó entre 2017 y 2022 - creciendo de 32 mil millones de euros a 57,7 mil millones de euros el año pasado.
China es ya el primer proveedor de España y el mayor mercado de Asia para las empresas españolas. Mientras tanto, el número de ciudadanos chinos que visitan España y de empresas que trabajan en este país también está creciendo significativamente.
Esto es así porque, hoy en día, España es uno de los mejores lugares de Europa para invertir y hacer negocios. Ofrecemos una posición geopolítica ideal (en la intersección de tres continentes), una infraestructura digital y física de primer orden, un sector privado dinámico y sólido, una mano de obra altamente cualificada, energía limpia a precios asequibles y la estabilidad institucional y la seguridad jurídica que las inversiones necesitan para prosperar.
No en vano, España sigue creciendo por encima de la media de la Eurozona, tiene una de las tasas de inflación más bajas de la UE y ha alcanzado máximos históricos de inversión extranjera directa, con flujos que rozan los 35.000 millones de euros, gran parte de ellos destinados a proyectos industriales y energías renovables. El capital extranjero financió 860 proyectos greenfield el año pasado, lo que sitúa a España en el sexto puesto mundial, por encima de China, Japón o Francia.
Los inversores de todo el mundo apuestan por España. Y también la Unión Europea, que nos ha concedido ya más de 70.000 millones de euros de los Fondos NextGeneration de la UE para modernizar nuestro sistema productivo e impulsar 10 proyectos estratégicos en áreas como el vehículo eléctrico, las renovables, el hidrógeno verde, el almacenamiento, el sector aeroespacial, la agroindustria, la sanidad avanzada y la microelectrónica.
En resumen, hoy, más que nunca, la economía mundial necesita socios fiables en los que se pueda confiar. Y España es y será uno de ellos.
Señoras y señores,
Europa y Asia deben unir sus fuerzas para afrontar los retos globales y promover el desarrollo económico en todo el mundo. Tenemos que aprovechar cualquier oportunidad para promover el diálogo y la cooperación. Por nuestro propio bien y por el bienestar de nuestras futuras generaciones.
China y Asia son conocidas por su espíritu emprendedor. Y es mucho lo que podemos hacer juntos.
En nuestras manos está que nuestras palabras se conviertan en hechos.
Muchas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en inglés)