Nueva York
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Señor Presidente, Secretario General, Señoras y señores, embajadores, embajadores, delegados y delegadas,
Pocas veces los cimientos de esta Institución han temblado con tanta fuerza como en la madrugada del pasado 24 de febrero, cuando distintas ciudades de Ucrania sintieron el terror de los bombardeos rusos.
Más de seis meses después seguimos asistiendo al horror de una invasión que nos lleva a tiempos que creíamos superados en Europa.
Ayer mismo, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, continuaba en una suerte de huida hacia delante, con unas declaraciones totalmente inaceptables.
Y desde esta tribuna, y con lo que representa dirigirme a todos ustedes desde esta tribuna, quiero condenar en los términos más enérgicos el anuncio de celebración de los referéndums de anexión en los territorios ocupados de Donesk, Lugansk y Jerson.
Estos falsos referéndums constituirían una nueva violación de la legalidad internacional por parte de Vladimir Putin.
Y seré claro, su resultado nunca será reconocido. Seguiremos apoyando lo que hemos apoyado desde el principio de esta contienda. Y es la libertad, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
Justamente ahora es cuando más falta hace que actuemos unidos, en defensa de unos principios. Aquellos que están consagrados en la Carta de Naciones Unidas, y en apoyo a un país agredido como es Ucrania.
Esta guerra arrebata al pueblo soberano de Ucrania su legítimo derecho a existir, y hacerlo en paz y en libertad. Y condena además al mundo entero, porque es una crisis global, a adentrarse en una era de incertidumbre. Precisamente ahora, cuando estábamos a las puertas de una merecida era de optimismo.
Justo después de que la humanidad consiguiera poner en marcha la mayor experiencia de cooperación científica y humanitaria a gran escala de toda su historia para luchar contra la COVID19.
En esta era de incertidumbre, las consecuencias económicas y sociales de la guerra amenazan la prosperidad global, sobre todo a aquellos países más vulnerables a la crisis alimentaria, que ha sido central en todo el debate de la Asamblea General de Naciones Unidas, se une una crisis energética provocada por un autócrata dispuesto a todo, a utilizar cualquier instrumento como un arma de guerra para perpetuarse en el poder.
El impacto en los precios, ya de por sí afectados por la crisis en las cadenas de suministro que vivimos el año pasado, amenaza con empobrecer aún más a quien menos tiene.
Es comprensible, en consecuencia, el hartazgo. Y estoy pensando sobre todo en los jóvenes nacidos con este nuevo milenio. Una generación que, además de enfrentarse a una nueva crisis en su vida, convive con la amenaza real de la emergencia climática y de sus consecuencias para el mundo que van a heredar. Y pese a todo, tengo la certeza de que allí donde crece el peligro, crece también lo que nos salva. Por eso hoy quiero lanzar un mensaje nítido de esperanza y de confianza.
Esperanza en la capacidad de la comunidad internacional para sobreponerse ante cualquier adversidad y confianza. Confianza en la fortaleza de una institución como es esta, Naciones Unidas, para encarar desafíos que no entienden de fronteras.
Permítanme concretar esta reflexión en torno a cinco grandes retos con todos ustedes. El primero es el compromiso con la salud global. El segundo es el de la crisis alimentaria. El tercero es la transición ecológica. El cuarto es la transición digital. Y el quinto es la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.
En materia de salud global, creo que es imprescindible aprender de las lecciones en la lucha contra la pandemia del COVID19. El 9 de noviembre de 2020, el mundo entero se unió para celebrar la noticia del éxito de los resultados de la vacuna contra el virus COVID19. Hace apenas un mes y medio más tarde, empezaban a administrarse las primeras dosis, y con ellas no solo empezamos a doblegar la curva de la pandemia, doblegamos también el pesimismo de un mundo que llegó a dudar si volvería a la normalidad algún día en el futuro.
La vacuna representa muchas cosas, pero sobre todo, a mi juicio, representa el triunfo del espíritu humano sobre la adversidad.
Porque en dos años, el mundo ha sido capaz de desarrollar no una ni dos, sino 40 vacunas contra el COVID19. A través de COVAX, se han asignado más de dos mil millones de vacunas a países en vías de desarrollo. Campañas de vacunación masivas han permitido controlar el virus, volver a la normalidad en muchísimos países
Pero esto no quita que sea evidente que aún queda mucho por hacer, y muchas lecciones tenemos que extraer de toda esta gestión de la pandemia.
Porque la desigualdad entre países en el acceso a la vacuna, en este caso, es sencillamente insultante. Pero además, es contraria al interés general de toda la humanidad, porque no se va a poder erradicar un virus si no se elimina su propagación en todos y cada uno de los países del planeta.
España, mi país, que fue muy tocada durante el principio de la pandemia como consecuencia de nuestra fortaleza turística, quiere ser parte de la solución global a este enorme desafío que representa esta pandemia y las futuras pandemias que podamos sufrir.
Vamos a contribuir con 15 millones de euros al Fondo de Intermediación Financiera para la Prevención, para la Preparación y la Respuesta ante Pandemias. Y vamos a apoyar la adopción de un instrumento internacional, jurídicamente vinculante a estos efectos, en la Organización Mundial de la Salud, y así fortalecer una institución que ha sido clave en la respuesta global a la pandemia del COVID19.
Nuestra deuda, también con la ciencia, nos obliga a actuar en otros frentes postergados en la carrera contra el virus. Debemos redoblar los esfuerzos, potenciar la investigación científica hasta garantizar el acceso universal a la asistencia médica, y también a los tratamientos. Y España, en este sentido, se ha propuesto destinar al área de salud más de 237 millones de euros de las políticas de ayuda al desarrollo para los próximos tres años, de los cuales 130 millones de euros irán al Fondo Mundial de Lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.
El segundo gran reto que me gustaría compartir con todos ustedes, al que me gustaría referirme, guarda relación con la crisis alimentaria que amenaza a millones de seres humanos. Se trata de un problema complejo que podría agravarse en 2023 si no tomamos medidas. El bloqueo de las exportaciones de grano de Ucrania por parte de la Federación Rusa, pero también las decisiones egoístas de poner barreras al comercio de productos agrícolas y de fertilizantes, han hecho que esta crisis sea aún más acuciante.
Y como copatrocinador de la red de líderes por un realismo reforzado, recibimos desde España hace dos días, junto con el presidente de la Unión Africana, el presidente de Senegal, el presidente del Consejo Europeo y el Secretario de Estado de la Administración estadounidense, una cumbre sobre la actual crisis alimentaria que afecta a todo el planeta.
Participaron numerosos líderes mundiales de todas las regiones del mundo, especialmente las más afectadas por esta crisis. Y juntos adoptamos una declaración en la que renovamos nuestro compromiso para hacer frente a esta crisis.
Creo que el encuentro tuvo un claro propósito, que fue abordar este desafío, buscar soluciones con urgencia. Y allí anuncié que también España, en este sentido, iba a predicar con el ejemplo. Vamos a movilizar 151 millones de euros en donaciones y 85 millones de euros en créditos para esta causa durante los próximos tres años.
Se trata, señoras y señores, de una acción coherente con el compromiso de mi país en la lucha contra las desigualdades y contra la pobreza en todo el mundo.
Un compromiso que se hace visible con la nueva Ley de Cooperación, que ancla el compromiso de destinar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a la Ayuda Oficial al Desarrollo en 2030.
El tercer gran reto al que me gustaría referirme a continuación está relacionado con la emergencia climática, y la necesidad de impulsar la transición ecológica con urgencia y con determinación.
Es evidente que la actual crisis energética nos impulsa a apostar con decisión por modelos energéticos mucho más sostenibles, reduciendo nuestras dependencias y siendo más resilientes.
Diversificar, electrificar, descarbonizar nuestro mix energético es esencial por dos motivos.
En primer lugar, para evitar que algunos países puedan utilizar sus recursos como un arma de guerra, que es lo que está haciendo el régimen de Putin, que se cree con derecho a chantajear a todo el planeta, contribuyendo a la subida de la inflación y poniendo en riesgo la necesaria recuperación de muchas economías que han sufrido realmente como consecuencia de la pandemia.
Y en segundo lugar, porque para responder al desafío fundamental, y cada vez más evidente, al que se enfrentan nuestras generaciones y las generaciones futuras, el cambio climático, tenemos que redoblar esa apuesta por la transición energética.
Creo, señoras y señores, que la coyuntura actual nos empuja con aún más determinación a cumplir con los compromisos de descarbonización de nuestras sociedades. No se trata de si es oportuno o no descarbonizar nuestras economías, sino de hacerlo de forma justa y con la celeridad que requiere la certeza científica. Y es que el tiempo se nos está agotando.
España también, en este sentido, quiere aportar soluciones concretas en el seno de las Naciones Unidas. Y junto a Senegal, vamos a apoyar la creación de una "Alianza Internacional de Resiliencia ante la Sequía" para promover la innovación, la transferencia de tecnología, la movilización de recursos frente a la sequía a países expuestos a esta amenaza.
España también es un país expuesto a la amenaza de la sequía. Presentaremos esta iniciativa durante la COP 27 de noviembre en Egipto, junto a la secretaría de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y otros países igualmente interesados.
Creo, señoras y señores, que la crisis energética representa una dura prueba para todas las sociedades europeas. También para mi país, fundamentalmente por la crudeza con la que ataca a la mayoría social de nuestras sociedades, a la clase media y la clase trabajadora. Porque todas las medidas adoptadas para reducir ese impacto comparten un principio. Y es que esta vez, las cargas y los sacrificios no recaigan en las espaldas de una inmensa mayoría maltratada en anteriores crisis.
Pienso sobre todo en la crisis financiera. Y en ese contexto, España ha impulsado reformas regulatorias de calado para reducir el impacto de los precios del gas. Pero somos conscientes también, y aquí se ha dicho por parte del Secretario General de Naciones Unidas, de que tenemos que continuar trabajando, y lo estamos haciendo desde hace más de un año, en la necesaria y urgente reforma del sector eléctrico en toda la Unión Europea.
Es el momento, señoras y señores, de avanzar en el ajuste del sector a la realidad actual, repartiendo, limitando de forma más justa costes y beneficios del aumento de los precios. Y es el compromiso que sostiene y mantiene mi país.
El cuarto gran desafío al que quiero referirme está relacionado con la transición digital y su impacto sobre la educación y los derechos laborales en el presente y el futuro.
Este mismo lunes, mi país, España, participó en una sesión de la Cumbre sobre Transformación de la Educación dedicada a la transformación digital. Lo hicimos evocando nuevamente las lecciones de la pandemia: cómo las soluciones tecnológicas han permitido solventar la brecha de una presencialidad imposible en ese momento. Estoy pensando en nuestros hijos y en nuestras hijas. Y en este contexto, España quiere asumir un papel protagonista. Vamos a coger el centro tecnológico de Naciones Unidas para la digitalización de la educación, llamado GIGA, que se va a establecer en una bella ciudad, en Barcelona, gracias a la colaboración de España con UNICEF y con la Unión Internacional de las Telecomunicaciones.
La Educación, señoras y señores, es el camino a una sociedad más formada, más informada, más libre, más inclusiva e igualitaria.
Si queremos seguir avanzando en nuestra agenda de derechos, es imprescindible que continuemos apostando por el derecho a la educación para todos y para todas, muy especialmente para todas, para las niñas.
Y es ahí, en la escuela, donde empieza la agenda para la igualdad de género, y también el empoderamiento de la mitad de la población mundial, que son las mujeres.
Y en esos términos quiero referirme, en quinto y último lugar, a la agenda feminista y la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.
Vivimos tiempos en los que reivindicar lo obvio suena hasta revolucionario. Las amenazas globales en la libertad sexual y reproductiva de las mujeres son una muestra más de la lentitud exasperante con que el mundo avanza para garantizar la plena igualdad entre hombres y mujeres. Peor aún: de la fragilidad de esas conquistas, víctimas de una involución inexplicable en algunas democracias avanzadas en pleno siglo XXI.
España va a seguir en la vanguardia en este frente con la aprobación de una nueva Ley que garantiza la libertad sexual y con la futura Ley sobre Salud Sexual y Reproductiva, para asegurar que la sanidad pública asista a las mujeres en todas sus necesidades y en todo el territorio de mi país. Y en este ámbito, quisiera también anunciar que España va a predicar con el ejemplo, y vamos a contribuir con 100 millones de euros en los próximos tres años a organizaciones que trabajan en igualdad de género, especialmente sobre derechos reproductivos y sexuales, incluyendo ONU Mujeres.
Creo que es esencial que escuchemos la voz de las mujeres, que eliminemos todos los obstáculos para que ocupen el espacio que les corresponde en las empresas, en los gobiernos, en la construcción de la paz.
Y por tanto, les invito simplemente a que hagamos un ejercicio, que comparemos las imágenes de hace 20, 30 o 40 años. Comparen las fotos familiares que guardan en sus casas con las imágenes que aparecían entonces en los medios de comunicación de sus países, por ejemplo el mío, España. En ambas les sorprenderá, e incluso les va a divertir, comprobar cómo hemos cambiado: las modas, las apariencias, los hábitos, el fumar, incluso también en espacios cerrados. Todo eso ha cambiado. Pero comparando unas y otras, notarán una diferencia intolerable. Y es la presencia de mujeres en sus fotos familiares y la ausencia de las mujeres en las imágenes públicas que reflejan la actualidad política o económica del momento.
Hemos avanzado mucho en la igualdad entre hombres y mujeres, pero aún queda mucho por hacer y no todo está garantizado, como vimos hace pocos meses en Afganistán con la llegada de los talibanes al poder.
Señoras y señores, el mes pasado tuve el privilegio de visitar el Centro de Memoria de Paz y Reconciliación de la capital colombiana en Bogotá. Pude observar de primera mano el esfuerzo de todo un pueblo y especialmente de sus mujeres, por avanzar y restituir a las víctimas, por construir una sociedad libre de violencia. Colombia inicia una nueva etapa de esperanza para seguir construyendo paz, y España va a estar a su lado dispuesta a apoyar.
Los países de América Latina y del Caribe tienen un papel fundamental que desempeñar en el mundo, y en el orden multilateral, empezando por la defensa de la democracia. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que la región también necesita del apoyo internacional, incluido hacer frente a la lucha contra el narcotráfico.
España apuesta por América Latina, por el Caribe. Vamos a trabajar para lograr un mayor acercamiento con la Unión Europea bajo la Presidencia del Consejo de la Unión Europea que ostentaremos en el segundo semestre del año que viene.
Queremos que Europa reafirme su mirada amplia y estratégica hacia América Latina y el Caribe, buscando cosas muy sencillas, de sentido común, como es revitalizar una alianza fundamental entre ambas regiones y también hacia la Vecindad Sur, a la que debemos prestar una mayor atención.
Tomaremos el testigo en un momento clave para Europa. Lo asumimos con ilusión, con esperanza. Somos conscientes del reto y la responsabilidad que todo ello representa.
Y nuestra voluntad es que estas prioridades que acabo de señalar impregnen y orienten nuestra acción durante ese segundo semestre del año 2023.
La transición verde, la digitalización, pero también la transición social, que van a guiar con determinación el camino que queremos recorrer para nuestra Presidencia de la Unión Europea.
Señoras y señores, Europa es un proyecto de estabilidad, de paz, de libertad, de democracia y de concordia. Un proyecto de paz que queremos se proyecte a otras zonas del planeta, comenzando por Ucrania.
Miren, es evidente que debemos seguir trabajando para que otros escenarios, además de Ucrania, también recuperan la estabilidad. Estamos avanzando en las negociaciones para alcanzar un acuerdo nuclear en Irán, en las que creo que la Unión Europea está desempeñando un papel esencial. Pero hemos visto muy recientemente como las tensiones en el mar de la China Oriental están amenazando el Status Quo en una región clave para el presente y el futuro de la humanidad.
La importancia de Asia en el concierto de la seguridad global quedó patente en la cumbre de la OTAN celebrada el pasado mes de junio en Madrid, en la que por primera vez participaron al máximo nivel los socios de la Organización en el Pacífico, y donde se aprobó un nuevo Concepto Estratégico para la organización durante los próximos diez años. En Madrid dimos la bienvenida a dos nuevos miembros, democracias consolidadas, Suecia y Finlandia, y aprobamos un nuevo Concepto Estratégico para la organización que guiará el futuro de la Alianza durante los próximos años.
Y ese Concepto hace un afinado diagnóstico de un entorno estratégico cada vez más complejo. Incluye una mención significativa respecto al Sur, en especial al Sahel, una región afectada por una inestabilidad creciente, por un terrorismo creciente. Y debemos prestar atención a los riesgos muy presentes en la zona, como los flujos irregulares de migración, y también la amenaza del terrorismo. Amenazas que pueden verse acrecentadas por la conjunción de la crisis energética, la crisis alimentaria, y también la emergencia climática y las tendencias demográficas.
No podemos arrastrar conflictos del siglo pasado. Y por ello, en lo que respecta a una zona muy importante para España como es el Sáhara Occidental, España apoya una solución política mutuamente aceptable, en el marco de la Carta de Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y en ese sentido, la labor del Enviado Personal del Secretario General de Naciones Unidas me parece fundamental, y quiero decir que cuenta con el respaldo total del Gobierno de España.
Mi país, España, va a continuar apoyando a la población saharaui en los campamentos, como ha hecho siempre, siendo el principal donante internacional de ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados saharauis.
Y por otro lado, como informé en la sesión del año pasado, el 31 de diciembre de 2020, España y el Reino Unido alcanzaron un entendimiento bilateral relativo a Gibraltar en el marco de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Hemos venido trabajando mucho, muy intensamente, desde esa fecha, para que dicho entendimiento sirviera a la hora de sentar las bases de una futura relación de este territorio con la Unión Europea, confiando en que lo antes posible se pueda alcanzar un acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido en relación con Gibraltar.
Este acuerdo deberá ser plenamente respetuoso con la doctrina de Naciones Unidas sobre dicho territorio con la que España se alinea plenamente. Y también debe ser respetuoso con la posición jurídica de mi país con respecto a la soberanía y la jurisdicción en relación con el mismo. Deseamos, en todo caso, trabajar por el desarrollo de un área próspera, social y económica que abarque todo el espacio de Gibraltar, y también del Campo de Gibraltar.
Señoras, señores, concluyo.
Apelaba al inicio de mi intervención a dos sentimientos: el de la esperanza en el futuro y la confianza en el orden multilateral que representa el sistema de Naciones Unidas.
Hace dos años llegamos a creer que no volveríamos a ver un mundo en el que las personas pudieran estrecharse las manos, darse un abrazo, darse un beso. Llegamos a creer que tales usos de cortesía, afecto y querencia también serían víctimas de la pandemia del COVID19. Hoy, ese mundo que parecía inalcanzable ya está aquí de nuevo. Es un sentimiento repetido en la historia, lógico ante las grandes encrucijadas a las que se enfrentan las sociedades. Y sin embargo, la esperanza siempre se abre camino. Unas veces con el empuje de la ciencia y el conocimiento, como es el caso, y otras con el empuje de la voluntad de no repetir errores fatales del pasado.
Y creo que la humanidad siempre encontrará el modo de sobreponerse a los golpes del destino para seguir avanzando. Porque lo que marca la diferencia es cómo afrontamos estas crisis, cómo curamos las heridas sufridas en el camino, mientras protegemos a la vez a los más vulnerables, a los más expuestos.
Nos deben guiar, señoras y señores, los valores y principios a los que nos adherimos todos como miembros de esta noble e importante organización en la que España renueva su total confianza.
Debemos perseverar en nuestro afán por construir un mundo más libre, más próspero, más justo, más diverso y más democrático. Y para todo ello, es esencial reforzar el multilateralismo basado en reglas y, en definitiva, garantizar la paz, que es el activo más valioso que tenemos.
Nada más, señor Presidente. Muchísimas gracias.
(Transcripción realizada por la Secretaría de Estado de Comunicación. Original en español)