Ministerio de Asuntos Económicos, Madrid
CLAUSURA DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO, PEDRO SÁNCHEZ
Vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño; ministra de Ciencia e Innovación, Diana; ministro de Universidades, Joan. Secretarios de Estado, rectores, autoridades. Gracias, Cristina, por la presentación del acto.
Antes de comenzar mi intervención, sí me gustaría hacer una mención a la actualidad, una actualidad trágica, desgraciadamente, en el día de hoy. Conocí al Primer Ministro Abe hace poco más de cuatro años en la primera visita que hizo un primer ministro japonés a España en 15 años, en el marco del 150 aniversario de las relaciones diplomáticas entre España y Japón.
Le conocí a él, conocí también a su mujer. Y quisiera desde aquí, en primer lugar, trasladar en nombre del Gobierno de España y del conjunto de la sociedad española, nuestra condena total y absoluta a este terrible atentado que ha acabado con la vida del ex primer ministro Abe.
En segundo lugar, trasladar las condolencias también del Gobierno de España, de la sociedad española, a sus familiares, a su mujer y también al conjunto de la sociedad japonesa con la que, desde hace muchísimo tiempo, la sociedad española tiene unos lazos muy especiales.
Dicho esto, sí quisiera reconocer el trabajo que se está haciendo por parte de los distintos ministerios en hacer realidad la transformación digital de nuestra economía. Miren, cuando en julio de 2020 nacía la Agenda Española Digital, sabíamos que no teníamos tiempo que perder.
El presente y el futuro por la apuesta de la digitalización era muy evidente y se hizo incluso más evidente, como consecuencia de la pandemia. El hacernos conscientes de las prioridades que debían marcarnos el rumbo de la digitalización. La digitalización es una oportunidad. Es una oportunidad para modernizar nuestra economía, para regenerar nuestro tejido productivo y para mejorar la cohesión social y territorial.
Muchísimas personas miran a la digitalización como una fuente de amenazas, de exclusión social, de expulsión del mercado laboral y no como una fuente de oportunidad. A mí me parece importante este tipo de actos. Al menos es lo que hemos tratado de hacer desde el primer momento en el que abordamos este proceso de digitalización desde el Gobierno de España, de que se viera la digitalización como una enorme oportunidad, una oportunidad de progreso para todos y para todas.
Una enorme oportunidad para cohesionar nuestra sociedad desde el punto de vista territorial y también desde el punto de vista de la integración. Esa es la apuesta que ha fijado el Gobierno de España desde hace ya cuatro años. Cuando hablamos de digitalización hablamos de volver a tener una industria fuerte que se adapta a las tecnologías de nuestra época. Hablamos de un pequeño comercio de barrio, de una explotación agraria familiar que se incorpora a la economía digital sin quedarse atrás.
Hablamos de que una empresa española pueda vender productos en la otra punta del mundo o que aprenda a manejar los datos para mejorar su productividad. Nosotros teníamos claro aquel julio de 2020 y lo tenemos aún mucho más claro hoy después de toda la experiencia acumulada, que hablar de digitalización era hablar de una digitalización inclusiva, con visión humanista. De nuevo, una visión positiva de lo que representa la digitalización.
Una digitalización comprometida con la reducción de las desigualdades: no de ensanchar esas desigualdades, sino de reducirlas. Con el uso eficiente de los recursos naturales, hoy, aún más evidente, su necesidad como consecuencia de la guerra de Putin en Ucrania. Y con la mejora asistencial para colectivos que quizá se puedan sentir excluidos de esta digitalización, como es, por ejemplo, el de las personas mayores o personas dependientes. Personas a lo mejor, también, que tienen menos capacidades y menos conocimiento de todo lo que representa la digitalización.
En definitiva, comprometida, también, con la extensión de la cobertura de Internet para que las grandes urbes, pero también los pequeños municipios rurales -que son muchos, la mayoría en nuestro país- tengan las capacidades que tienen todos los vecinos y vecinas de las grandes urbes como la que nos encontramos.
Y teníamos además también claro, y es lo que me gustaría compartir con todos ustedes, que así es como podemos definir una salida justa y solidaria de la crisis que revierta las políticas de recortes que nos habían paralizado toda la inversión en digitalización durante más de una década. Dos años después de la presentación de España digital creo que es bueno hacer balance del camino recorrido y adaptar nuestra hoja de ruta al horizonte del año 2026, que es lo que han hecho ustedes hoy aquí.
Recorrer ese camino implica, por un lado, a mi juicio, una agenda reformista ambiciosa. Que abarque diversos ámbitos, desde la educación hasta el empleo, pero también pasando de nuevo por la energía, como he dicho antes. Y, por otro lado, un esfuerzo que yo tacharía de inédito, en la inversión y la movilización de recursos económicos para hacerlo posible.
Ambas cosas confluyen en nuestro Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, estoy convencido de que se ha hecho referencia a ello en estas jornadas. Estamos destinando el 28% de esas inversiones a la transición digital de nuestra economía. Y, ¿cuál es la premisa? ¿Cuál es el primer paso? Para el Gobierno de España la premisa es que no va a haber una transición digital inclusiva si no nos aseguramos de ampliar y mejorar las competencias digitales del conjunto de la sociedad.
Y nos hemos marcado un porcentaje muy ambicioso de lograr que el 80% de la población española cuente con capacidades digitales. Es un objetivo realmente ambicioso, como lo es también el que más de 700.000 docentes refuercen su formación digital, que al menos 300.000 estudiantes vulnerables tengan acceso a dispositivos digitales o que tres millones y medio de trabajadores y trabajadoras obtengan la acreditación de las competencias adquiridas por su experiencia en sus puestos laborales.
Estos son nuestros compromisos y estamos decididos a cumplirlos y, de hecho, estamos ya cumpliendo buena parte de esta hoja de ruta que nos marcamos. Para ello, por ejemplo, pues hemos puesto en marcha iniciativas, creo que pioneras y a la vanguardia, como los bonos de conectividad para las pequeñas y medianas empresas, para los colectivos vulnerables.
Estamos invirtiendo cerca de mil millones de euros en la compra de equipos para reducir la brecha digital en las aulas y nuestra manera de entender la digitalización aborda también la modernización, la actualización, de nuestro sistema educativo. En el aspecto legislativo, se habrá hecho referencia aquí, tenemos la nueva ley de Universidades que se está tramitando ahora mismo en las Cortes Generales; se suma a ello también la nueva ley educativa, la ley de Formación Profesional, a la cual el Gobierno de España está destinando una cantidad inédita de recursos más de 2.000 millones de euros. Siempre, en definitiva, prestando una atención firme a la digitalización y al desarrollo de nuevas profesiones tecnológicas.
En el ámbito de la Formación Profesional, por ejemplo, hemos ampliado cerca de un 25% las plazas. Ya hemos creado 125.000 plazas y el próximo curso se van a sumar otras 80.000 nuevas plazas de Formación Profesional y el compromiso con la formación ha continuado y no ha parado. Hemos destinado más de 2.900 millones de euros para la formación de empleados o desempleados en nuevas tecnologías vinculadas, por ejemplo, a la transición verde o a la transformación digital.
En definitiva, no hay digitalización posible de la economía sin una formación integral y yo diría también que permanente, que pueda cubrir las necesidades de nuestro tejido productivo. Eso lo estamos viviendo ya.
Estamos viendo como hay una carencia clara de profesionales, de perfiles profesionales muy vinculados con buena parte de las inversiones que estamos destinando a la modernización en la transformación de nuestra economía en esos dos vectores que son la transición ecológica y la transformación digital.
Pero la digitalización puede y debe, también, ser un instrumento fundamental para la vertebración territorial de nuestro país. Siempre me habrán escuchado decir que el principal desafío que tiene la sociedad española es la desigualdad. Y esa desigualdad tiene distintas, distintos adjetivos.
La desigualdad intergeneracional es fundamental, es algo que viven y sufren en buena medida nuestras generaciones más jóvenes. España es un país que cuenta, por desgracia, con más de 2 millones y medio de niños y niñas en riesgo de pobreza infantil. Pero a ella también se suma la desigualdad de género que, evidentemente, tiene un debate muy interesante y también muy importante en todo lo que representan las disciplinas STEM, o la participación de la mujer en esta transformación digital.
Y, sin duda alguna, también la desigualdad territorial. Nuestra meta es que esa brecha digital territorial logremos que desaparezca en un corto periodo de tiempo. Que logremos que desaparezca en el año 2026. Y, miren, desde el año 2021 y especialmente ese año, hemos llevado la banda ancha a más de 4500 municipios, a más de 1,2 millones de hogares y de empresas, y se han concedido 300 millones de euros a las comunidades autónomas para que articulen ayudas a la conectividad de empresas, de servicios públicos, que otorguen también fondos sociales a los colectivos más vulnerables, como he hecho referencia previamente.
Así, con la mejora de las competencias digitales de la ciudadanía, con las actuaciones en educación, con el despliegue territorial, lo que vamos a hacer es generar las condiciones para que la transformación cale de verdad en todo el tejido productivo a lo largo y ancho de nuestro país.
En un país en el que el 99% de nuestro tejido productivo son pequeñas y medianas empresas, esa transformación pasa por apuntalar ese extraordinario potencial de modernización que tiene nuestro país en su tejido productivo.
Y, aquí se habrá comentado, pero estamos haciéndolo con un programa, el programa Kit Digital, dirigido exclusivamente a las pequeñas y medianas empresas de nuestro país, cuya convocatoria, su primera convocatoria, ya ha recibido 65.000 solicitudes y concedido 18.000 bonos digitales. Es decir, el poder transformador que estamos implementando desde todas las administraciones, también con el tejido productivo, es formidable.
Se han puesto en marcha, además, dos líneas de préstamos participativos, que me gustaría también referir, para apoyar el emprendimiento digital de las mujeres y apoyar al sector agroalimentario, un sector que se tiene que digitalizar, que se está de hecho digitalizando, aumentando su productividad. Y a través de esas líneas ya se ha apoyado a 123 empresas con más de 21 millones de euros. Y el Fondo Next Tech va a movilizar 4.000 millones de euros para escalar startups tecnológicas.
Otro compromiso crucial del gobierno es abrir camino a sectores económicos nuevos, para lo que vamos a potenciar las tecnologías disruptivas desde esa nueva mirada de la Nación Emprendedora.
Los productos y servicios asociados a las tecnologías 5G, a la tecnología 6G, que van a revolucionar la competitividad de nuestra industria con menores costes y también en los tiempos de producción. Y el programa UNICO I+D+I, dotado con 92 millones de euros, se orienta precisamente a este impulso.
Señoras y señores, ser ciudadano en el siglo XXI es ser ciudadano digital, y por eso hemos creído siempre que cualquier transformación digital debe estar fundamentada en los valores democráticos que vienen reconocidos en nuestra Constitución.
Y quiero también reivindicar y poner en valor que España ha sido el primer país del mundo, repito, el primer país del mundo en publicar una Carta de Derechos Digitales que reconoce, entre otros, el derecho a la identidad digital, al acceso a internet, a la ciberseguridad, el derecho de cualquier persona a no ser discriminada por las decisiones automatizadas de los sistemas de inteligencia artificial, por ejemplo, los algoritmos.
Y, además de esta Carta de Derechos Digitales que hicimos con todos los sectores representativos de la digitalización en nuestro país y también con muchísimas administraciones y centros de pensamientos que nos permitieron lograr esta Carta de Derechos Digitales, hemos avanzado y reconocido en nuestra normativa laboral una nueva Ley de Trabajo a Distancia, como la conocida también "Ley Rider" y que ,en definitiva, reconoce derechos laborales a los trabajadores y trabajadoras, muchos jóvenes en las plataformas digitales que garantizan, en definitiva, que la inversión en la economía digital vaya de la mano de los derechos laborales y no en detrimento de esos derechos laborales.
Creo que la transformación digital debe ser segura. Para ello es imprescindible reducir nuestras vulnerabilidades tecnológicas en un contexto geopolítico de una inestabilidad creciente. Ucrania, simplemente para que tengamos ese dato, sufrió justo antes de la invasión más de 288.000 ciberataques, algunos de ellos dirigidos hacia infraestructuras críticas de ese país.
Y, por ello, hemos puesto en marcha la Ley de Ciberseguridad 5G, que entró en vigor el pasado mes de abril, o el Plan Nacional de Ciberseguridad, dotado con una importante cantidad de recursos económicos, 1.000 millones de euros. Y se han incluido dentro de la Estrategia de Seguridad Nacional campañas sobre desinformación, como estamos sufriendo, por ejemplo, con la narrativa de Rusia y de Putin, en lo que representan las consecuencias económicas y sociales de esta guerra, que es, en definitiva, una de las herramientas más peligrosas que tienen los regímenes autoritarios, como el de Putin, para hacer creer a las sociedades cosas que en realidad no son. Y vamos a continuar reforzando la investigación y la colaboración internacional en esta materia.
Mire, creemos igualmente que la transformación digital debe reafirmar algo que hemos venido escuchando y que cada vez está más presente en la conversación pública, sin duda alguna, en la política, y es la autonomía estratégica de Europa y reforzar, en consecuencia, las capacidades industriales de España.
Y, en este sentido, quiero destacar el parte de los chips y los semiconductores, que es el más ambicioso de los 11 que hemos aprobado hasta ahora con una inversión pública que va a movilizar 11.000 millones de euros. Y lo que queremos, básicamente es convertir a nuestro país en un país en el que se puedan diseñar y producir, fabricar, en definitiva, esos chips y esos semiconductores. Una industria que hemos visto como consecuencia del confinamiento y después del desconfinamiento, y ahora también como consecuencia de esta guerra, lo importante que es, en ese marco, en esa definición, en ese término de la autonomía estratégica para España y para Europa. Los semiconductores, como saben, son fundamentales para la modernización de nuestra industria.
Y, en ese sentido, quiero reafirmar la iniciativa Redes Territoriales de Especialización Tecnológica que se ha presentado a lo largo de esta mañana. Yo creo que este es un paso muy importante. Es un paso muy importante y es un paso más para incorporar la digitalización como una política que debería ser una política de Estado. Una política que impregnará todos y cada uno de los niveles de la administración del Estado, desde el Gobierno de España, pasando por las empresas públicas, sin duda las comunidades autónomas y la importante red de municipios de todas las dimensiones que tenemos en nuestro país.
La iniciativa articulada creo que acierta con una gobernanza digital que yo calificaría de pionera, que va a crear sinergias entre proyectos de diversa naturaleza, como son los de la inteligencia artificial, los de la salud, los de la ciberseguridad -a los cuales antes he hecho referencia-, las redes de emprendimiento digital o la economía del dato en diferentes territorios, en diferentes comunidades autónomas. Con ello también estamos vertebrado de nuevo territorialmente nuestro país, incluyendo proyectos promovidos conjuntamente por estas comunidades autónomas.
Y, ahondando en esta línea. hemos lanzado la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial con un presupuesto importante de 600 millones de euros. Hemos puesto en marcha la Oficina del Dato y, también, hemos impulsado la adhesión de España a los espacios paneuropeos de datos, para que las empresas dispongan de la materia prima esencial para innovar en aplicaciones digitales disruptivas y nuevos modelos de negocio.
Yo creo que es evidente, después del repaso que acabo de hacer, el interés activo, decidido, del Gobierno de España en el ámbito de la digitalización; de una digitalización que debe tener una narrativa positiva y, sin duda alguna, inclusiva desde todo punto de vista.
Y me gustaría acabar con dos asuntos importantes. Uno de ellos ya anticipado, anunciado, por la vicepresidenta del Gobierno, por Nadia Calviño, y es que vamos a hacer realidad uno de los proyectos emblemáticos del Plan de Recuperación. Recuerdo, además, que Nadia, la vicepresidenta, hace ya unos cuantos años me habló de la necesidad de impulsar este Centro Nacional de Neurotecnología, y que va a fomentar la I+D+i en esta industria naciente y de una enorme proyección futura, y que España debe también estar a la vanguardia de su desarrollo.
Y, con este objetivo, próximamente iniciaremos un diálogo con la Comunidad de Madrid en torno al proyecto presentado por la Universidad Autónoma de Madrid. Quiero felicitar expresamente a la Universidad Autónoma de Madrid, junto con distintas universidades extranjeras, tan importantes como la de Columbia, la de Berkeley y también la de Harvard.
Y, en segundo lugar, me gustaría detenerme en los avances del PERTE de la Nueva Economía de la Lengua. También un proyecto muy emblemático para para todo lo que representa el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que ha contado -de nuevo- con el liderazgo de todo el equipo económico de la vicepresidenta, Nadia Calviño.
Esta es un es una inversión pública muy importante, la que vamos a poner en marcha de mil millones de euros, 1.100 millones de euros en concreto. Creo que todos los que estamos aquí presentes podemos estar de acuerdo en que el español es uno de nuestros principales activos, y lo es también en el mundo tecnológico y de la inteligencia artificial.
Y, en este ámbito, ya se han puesto en marcha dos iniciativas que me gustaría compartir con ustedes. En primer lugar, la creación de corpus lingüísticos amplios para la inteligencia artificial, junto con la Real Academia Española de la Lengua y el Centro Nacional de Supercomputación. Y, en segundo lugar, la creación de un Observatorio Global del Español para, a fin de cuentas, identificar los proyectos con más impacto que maximicen el valor de nuestras lenguas en la economía digital; porque, efectivamente, España en su Constitución tiene reconocidas cuatro lenguas, una de ellas el español, pero también está el gallego, el euskera y el catalán.
En definitiva, señoras y señores, la transformación digital de la economía española es una prioridad absoluta para este Gobierno. Lo es, y creo que muchos de los que están aquí -actores y actrices- saben que nos hemos tomado muy en serio este proceso de transformación digital.
Algunos datos lo corroboran. El presupuesto total de más de 19.000 millones de euros, va a convertirnos en el lugar más prometedor para muchas empresas digitales líderes y que desarrollen aquí, en España, aplicaciones, infraestructuras tecnológicas e innovadoras. Yo creo que el momento es ahora. Hay grandes corporaciones digitales como IBM, como Google, como Meta, como Qualcomm, como muchos también que están aquí presentes, que ya han anunciado importantes inversiones en nuestro país.
Y creo que la Agenda España Digital 2026 proporciona una brújula, en momentos de tanta incertidumbre, donde clarificamos y damos certeza también a aquellos inversores nacionales y extranjeros que crean en las posibilidades digitales de nuestro país.
Tenemos que estar unidos el sector público y el sector privado, también la ciudadanía. Creo que esa es una de las grandes lecciones que tenemos que extraer de la pandemia y, también, que podemos exportar a todos los desafíos que tenemos presentes y futuros. Y actuar con determinación, con proyectos verdaderamente estratégicos, que sean transformadores, que tengan un gran impacto sobre nuestra economía. Y hacerlo todo ello con una mirada que siempre debemos incorporar en nuestras políticas, como es el de la justicia social. Por tanto, unidad, determinación y solidaridad. Estos siempre han sido los principios que nos han guiado al responder a la pandemia, los que nos están guiando ahora mismo, por desgracia, con esta trágica guerra que estamos sufriendo a las puertas de Europa y, sin duda alguna, también lo estamos impulsando e impregnando en todos aquellos desafíos, en aquellos retos que tenemos por delante, uno de ellos -el más importante-, el de la digitalización.
Hablar de digitalización es hablar, señoras y señores, en suma -y ya con esto acabo- del país que queremos ser: un país abierto al cambio, un país que pone la innovación y la tecnología al servicio de una economía mucho más fuerte, pero también de una sociedad mucho más cohesionada, sin desigualdades, comprometida con las grandes tareas que tiene la humanidad por delante. Sin duda alguna, una de ellas es el cuidado de nuestro planeta, la mitigación y adaptación al cambio climático. Y la otra es, hacer de esta enorme oportunidad que es la digitalización, eso, una oportunidad para el progreso, y no para la exclusión social y territorial.
Muchas gracias