Madrid
COMPARECENCIA DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Ministras. Secretaria de Estado. Directora. Secretarios de Estado, también, que nos acompañáis. Querida Irene, ministra de Igualdad.
Antes comentaba con Irene que el año pasado celebramos el día 8 de marzo precisamente en el Ministerio de Igualdad. Y lo hicimos muy poca gente. Éramos cuatro o cinco personas, como consecuencia de la pandemia, las restricciones sanitarias que teníamos que vernos obligados todos a cumplir.
El ver hoy a tanta gente en este bello Círculo de Madrid, pues creo que nos demuestra que estamos superando afortunadamente la pandemia y que dentro de poco, esperemos, nuestra ministra de Sanidad nos permita disfrutar también en los interiores, como habéis hecho en esta tertulia, sin mascarilla, de una buena conversación con nuestros seres queridos.
Mañana, como bien sabemos todos y todas, las calles de nuestro país se van a llenar de mujeres reivindicando sus derechos y su libertad. Una reivindicación que es de todas, sin duda alguna, pero también quiero reivindicar de todos, de muchos hombres que os acompañamos en esta larga marcha de las mujeres por la igualdad real y efectiva con los hombres.
La historia de la lucha feminista viene de muy lejos. Sus fines son universales y yo creo que esto es muy importante recordarlo siempre. Estamos hablando de derechos humanos. Esa es la causa del feminismo. Las victorias del movimiento feminista siempre han supuesto, en definitiva, la construcción de un mundo más justo, como bien habéis comentado.
Desde que Olimpia de Gouges, escritora francesa, publicó su declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadanía 1791, se inició un largo camino hacia la conquista de la igualdad entre hombres y mujeres, en el que aún nos encontramos.
Aquellos primeros pasos supusieron muchas cosas, pero consistieron fundamentalmente en alcanzar la igualdad de derechos civiles, como los derechos relativos al trabajo, a la capacitación profesional, a la educación y, por supuesto, al sufragio universal, que no fue efectivo en Europa, en nuestro continente, hasta al menos un siglo después.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, el paradigma de lo personal es político, supuso otro gran hito en la historia del movimiento feminista. Yo creo que la desigualdad de género y la violencia que ésta conlleva, comienzan a denunciarse más profundamente desde la cultura, las relaciones sociales, laborales y familiares que, por supuesto las relaciones de pareja. Y esto es importante siempre tenerlo en cuenta.
Desde todos los ámbitos, los movimientos y las asociaciones de mujeres lucharon para que se transformara la estructura hegemónica y patriarcal y poco a poco fuera legislándose medidas en lo social.
Permisos de maternidad remunerados, como hemos hecho también a lo largo de esta legislatura tan intensa en todos los ámbitos. La protección frente a la violencia de género, donde estamos dando pasos, sin duda alguna, importantes con la ley del sí es sí. Frente a los despidos injustos por embarazos, como estamos haciendo también. Medidas contra la violación, la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, el aborto…En definitiva, grandes triunfos creo que para el movimiento feminista pero sin duda alguna también para la sociedad.
Los avances feministas se suceden hasta hoy, pero todavía, y esto también es importante reivindicarlo, queda mucho camino por hacer.
Me gustaría recordar ante vosotras y ante vosotros que aquí en España, Teresa Claramunt, Ángeles López de Ayala y Amalia Domingo Soler fundaron la Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona, una de las primeras organizaciones feministas en 1891. Y a partir de ahí tantas otras: Victoria Kent, Carmen de Burgos, Clara Campoamor, María Lejárraga, hasta la actualidad del movimiento feminista que sigue luchando por la justicia, por la igualdad y por la inclusión.
A ese movimiento le debemos mucho porque con su lucha han convertido que nuestro país sea un país claramente mucho mejor, como recordaba antes la ministra de Igualdad.
Pero a pesar de toda esta multitud de hitos que estamos alcanzando a lo largo de muchísimos años, seguimos teniendo ejemplos de desigualdad tanto en Europa como en España que me gustaría también poner de relieve.
Sabéis bien que desde el 1 de enero de 2003, que es la fecha desde la que tenemos registros, han sido asesinadas en nuestro país 1.132 mujeres víctimas del terrorismo machista. Son 6, por desgracia, las que llevan a lo largo de este año. Las dos últimas, hace apenas unos días. Dos asesinatos en menos de 24 horas. Ambas estaban en trámites de separación, precisamente con sus parejas.
Nuestra sociedad sigue conviviendo con ese terror absolutamente inasumible. Las mujeres, solo por ser mujeres sufren violencia por parte de los hombres maltrato, violaciones, asesinatos, abusos, discriminación por ser mujeres y además también por raza, edad, orientación sexual y por muchas otras variantes. Múltiples violencias acumuladas.
Pero creo que también es de justicia decir que hay una parte de la sociedad que niega aún la violencia de género y por tanto hay que ponerla de relieve. Incluso entre la población más joven. Y es probablemente lo que más nos preocupa, especialmente entre los chicos. Es más, el pasado mes de febrero en Totana, en Murcia, una chica de 17 años fue asesinada por su expareja, un joven de 19 años. Y tan solo una semana después, en Alcalá la Real, en Jaén, un joven de 22 años asesinó a una niña de 14 años.
Hay una relación evidente entre el negacionismo de esta violencia y la violencia misma. No son fenómenos aislados. Mientras no se compartan, mientras no se compartan una cultura y una educación feminista, mientras los códigos en las relaciones nazcan del machismo, éstas estarán en peligro. Y en consecuencia, urge erradicar la violencia de género de nuestra sociedad y no podemos parar hasta conseguirlo.
Nuestra sociedad ha vivido históricamente en unos parámetros culturales donde el sometimiento de las mujeres ha sido la norma y aquí se ha explicado de manera brillante y muy elocuente por parte de las cómicas. Y una cultura de la igualdad solo se puede consolidar con políticas públicas. Hay que reivindicar la buena política, las políticas públicas, que tengan perspectiva de género.
A mí me llama mucho la atención cuando escucho a algunos líderes políticos de derecha y de la ultraderecha, frivolizar sobre la necesidad de la perspectiva de género, de la educación y singularmente también en las asignaturas STEM, que son las asignaturas que están definiendo las nuevas fronteras de nuestra sociedad.
España, en todo caso, ocupa la sexta posición de la Unión Europea en igualdad de género. Esto es algo de lo que nos tenemos que enorgullecer. En la variable poder, que mide la presencia de las mujeres en las instancias decisorias a nivel político y empresarial, España ocupa la tercera posición. Y España tiene el Gobierno con más mujeres de la Unión Europea. Algo que también tenemos que enorgullecernos, y de toda su historia porque el 60,9 % de sus miembros, vamos a redondear, el 71 % de sus miembros, son ministras.
Pero quiero subrayar que más mujeres en el poder no es sinónimo de más igualdad. Por eso no podemos llevarnos a equívocos. Lo que nos convierte en un gobierno feminista es que hacemos política feminista. Desde la gestión de la pandemia, donde incorporamos la perspectiva de género a todas las políticas vinculadas con el confinamiento y la respuesta a la pandemia, a otras muchas cuestiones como puedan ser la educación, como puedan ser otras políticas públicas.
Esto es lo verdaderamente transformador. El convertir al feminismo en una política transversal que explica hasta incluso los Fondos Europeos. Somos el único país de la Unión Europea, el único país de la Unión Europea, que ha incorporado cuatro pilares para explicar todos y cada uno de los proyectos transformadores que podamos incorporar a nuestro modelo productivo, a nuestra forma de crecer y de crear empleo.
Sin duda alguna, la transición energética, somos un gobierno comprometido con el cambio climático, la cohesión territorial y sin duda alguna también, el feminismo o la igualdad entre hombres y mujeres.
Por eso, gracias a la acción combinada del Gobierno y de la sociedad civil, hemos logrado pasar de un 31 % de las mujeres en los Consejos de administración de las empresas públicas estatales en 2015, al 37 % en 2020, es decir, seis puntos más. Tenemos que continuar caminando y avanzando en esa dirección.
Y de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, en los Consejos de Administración de las empresas privadas en 2019, las mujeres representaban el 23,2 % y en 2020, el 26,1%. Y en el ámbito del Ibex 35 hemos pasado de un 27,5% en 2019 a un 31,26 % en 2020. Es decir, estamos avanzando, pero queda muchísimo trabajo por hacer.
No quiero dejar de reiterar la idea de que en un país verdaderamente moderno y económicamente competitivo, vamos a decir en una España contemporánea a la que aspiramos todos en el siglo XXI, necesitamos que más mujeres ocupen más ámbitos de decisión en cualquiera de sus dimensiones.
Así es donde se van a impulsar las transformaciones que realmente necesitamos. Y no es una cuestión solamente cuantitativa, sino también es una cuestión cualitativa.
Mirad, en los Presupuestos Generales del Estado para 2022, la dotación del Ministerio de Igualdad supera los 500 millones de euros. Esta es una cifra récord. Son 225 en políticas de fomento de la igualdad de oportunidades y un incremento en la inversión del 55,7% para luchar contra esa lacra de la violencia machista a través del Plan de recuperación, transformación y resiliencia.
Y para impulsar una nueva política o una nueva cultura, si me permitís que piense en la sociedad en su conjunto, creo que es necesario dotar de recursos a aquello que siempre se ha visto apartado, se ha visto discriminado o sencillamente se ha visto olvidado.
Mañana, por ejemplo, vamos a dar un paso más hacia la igualdad, aprobando en el Consejo de Ministros y Ministras el Plan Estratégico para la Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres 2022/ 2025.
Y también y también, y esto es importante porque al final en muchas ocasiones se nos olvidan los trámites parlamentarios, también mañana se aprueba en el Senado la proposición de Ley Orgánica de Mejora de la Protección de las personas huérfanas víctimas de la violencia de género.
En definitiva, estamos avanzando, sin duda, pero no podemos bajar la guardia ni un instante. Cuando hay acción hay reacción y lo estamos viendo en nuestra sociedad. Cada vez que se avanza, hay personas, sobre todo hombres, que se sienten atacados su status quo y por tanto, ante esa reacción, lo que podemos hacer, lo único que debemos hacer, es continuar en ese avance del movimiento feminista. Y por tanto, no vamos a parar hasta que esta sociedad sea profundamente igualitaria, inclusiva, justa y un lugar libre de violencias machistas.
Me gustaría terminar, ministras, compañeras, compañeros, reconociendo el valor de las redes de mujeres en cada momento histórico. En cada rutina cotidiana o en cada acontecimiento trágico como hemos visto en muchas plazas de nuestros pueblos y nuestras ciudades, cuando hemos visto concentrarse muchísimas asociaciones feministas a muchísimas personas en repulsa a estos actos de violencia machista.
Quiero recordar a esas redes de mujeres que ayudan a otras mujeres y así nos hacen mejores al conjunto de la sociedad. Redes de mujeres que trabajan coordinadas, hermanadas por un objetivo muy concreto y que no descansan hasta conseguirlo.
Con los mismos objetivos que guían, quiero decirlo, al Gobierno de España, porque el feminismo es un movimiento que mejora nuestras sociedades. Es un movimiento amplio, es un movimiento integrador. Que piensa en las mujeres, en los hombres y en la justa convivencia, en plena igualdad de la ciudadanía en su conjunto.
Y solamente a través del feminismo construiremos las mejores democracias, que es precisamente lo que algunos no quieren que ocurra en nuestro continente, en Europa.
Por eso, para terminar, simplemente me gustaría celebrar con todos vosotros y con todas vosotras el 8 de marzo.
¡Feliz 8 de marzo!
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)