Madrid
Buenos días, vicepresidenta, secretaria de Estado, secretario de Estado, secretario General, miembros del Gobierno y también representantes de la comunidad empresarial que nos acompañáis.
Muchísimas gracias por estar aquí con nosotros. Tengo que deciros que para mí este es uno de los proyectos más ilusionantes de todos los que representan los fondos europeos y, por tanto, me gustaría compartir con todos ustedes esa ilusión, esa esperanza por el tiempo que estamos abriendo en un momento bastante convulso también para el sector energético, como todos sabemos y, por tanto, también para los ciudadanos.
Pero creo que una de las grandes lecciones que tenemos que extraer de la pandemia y al menos así lo interpreta el Gobierno, es precisamente la necesidad de reforzar esa colaboración público privada.
Porque esa colaboración público privada fue la que nos ha permitido en tiempo el poder acelerar y anticipar la respuesta con la vacuna a la crisis del Covid 19, a la pandemia del Covid 19. Y también esa colaboración público privada a través, por ejemplo, de las misiones en el marco del CEDETI en el Ministerio de Ciencia o también en lo que representa este proyecto estratégico de colaboración público privada en el ámbito de las energías renovables, el almacenamiento y el hidrógeno verde. Creo que estamos demostrando que hemos aprendido la lección y que para todo el futuro que ya está aquí, lo que tenemos que hacer es reforzar esa colaboración público privada.
Por tanto, todo lo que estamos haciendo no es una declaración de principios, sino es una convicción por parte del Gobierno de España de que juntos somos más fuertes, de que la colaboración y la cooperación entre las empresas y la administración general del Estado es lo que nos va a dar la respuesta, no solamente eficaz, sino equitativa, a todos los grandes desafíos que tenemos por delante. Y es fundamental la emergencia climática y la transición ecológica.
Bueno, dicho esto, quiero también trasladar qué hace exactamente un año, lo venía comentando con la vicepresidenta, -por cierto, enhorabuena a ti y a todo el equipo que estáis trabajando muchísimo-, los países de la Unión Europea trabajábamos sin descanso en dos acciones compartidas. La primera era arrancar la campaña de vacunación y redactar también los planes nacionales de recuperación, transformación, resiliencia y resiliencia que debíamos negociar y presentar ante la Comisión Europea.
Esto sobre el papel parece sencillo, pero aquí hay, en fin, puestos muy relevantes de los distintos ministerios que saben, son conscientes, de la complejidad que ha supuesto el poner en marcha un nuevo instrumento que nada tiene que ver con los fondos estructurales, con los fondos de cohesión y que es un instrumento nuevo que yo estoy convencido, va a tener no solamente un presente brillante, sino un futuro más brillante aún en lo que representan las políticas de la Unión Europea.
Un año después, qué es lo que ha ocurrido un año después, con todas las dificultades que está atravesando la humanidad y, por supuesto, también nuestro país, España es líder en vacunación. Contamos con un 90 por ciento de la población que se dice técnicamente diana, es decir, de más de doce años, ya vacunada con pauta completa. Estamos ya impulsando y desarrollando todo lo que tiene que ver con la vacunación de recuerdo a las personas de más de 70 años, de más de 60 años, a los profesionales sanitarios y sociosanitarios.
En definitiva, hoy mismo comenzamos la vacunación de los más pequeños, de los niños y niñas de entre 5 y 11 años, donde estoy convencido de que vamos a volver como país a ser un ejemplo ante el mundo. Y lo estamos siendo también en algo que me parece muy importante subrayar cada vez que tengo ocasión de hablar de vacunación y también de la crisis de la Covid, en donación de vacunas, ocupando el quinto lugar del mundo en donaciones a través del mecanismo multilateral COVAX, con más de 40 millones de vacunas ya donadas por parte de España. No desde el Gobierno de España, sino del conjunto de la sociedad española.
Y siempre hago un inciso en esto porque nosotros empezamos a donar vacunas, no cuando teníamos ya ese 70 por ciento de población vacunada con pauta completa, sino con un 50 por ciento. Y sin ningún tipo de rechazo ni de contestación por parte de la sociedad española. Y si algo demuestra eso, es precisamente la solidaridad del conjunto de la sociedad española.
Por tanto, con esto quiero compartir que ese liderazgo que hace pocos días fue reconocido también por la Organización Mundial de la Salud, por el director general, se va a seguir reafirmando a lo largo de los próximos meses, donde estoy convencido de que durante las próximas semanas vamos a seguir siendo un ejemplo al mundo, tanto en la vacunación, la dosis de recuerdo, como también en la vacunación de nuestros más pequeños.
Pero, en fin, creo que la gestión de la pandemia nunca fue una excusa. Esto también me gusta mucho repetirlo. Al menos así lo conseguimos desde el Gobierno de España: que la vacunación, o, mejor dicho, la pandemia, no podría ser una excusa para postergar muchas de las reformas o de las transiciones que tenemos que poner en marcha en nuestro país. Por eso hemos redactado ese Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que hace seis meses se convertía, junto con el de Portugal, en los primeros planes que se presentaban ante la Comisión Europea. Portugal lo fue porque precisamente era quien ostentaba la presidencia pro tempore de la Unión Europea en el primer semestre de este año y merecimos además la máxima calificación por parte de la Comisión Europea. Yo creo que esto también demuestra que cuando España hace las cosas bien es reconocido por la comunidad internacional y, en este caso, por las instituciones comunitarias.
No hace apenas 10 días la propia presidenta de la Comisión Europea confirmaba a España como el primer país en recibir el siguiente desembolso de fondos europeos que representan 10.000 millones de euros, gracias, en fin, a los grandes progresos que hemos realizado en el desarrollo inicial del plan y en el cumplimiento, también en plazo y forma de los 52 objetivos. Más de cuarenta reformas que hemos puesto en marcha a lo largo de estos, poco más de veinte meses de legislatura, muy intensos como consecuencia, lógicamente, de la pandemia, y muy intensos también por el impulso transformador y modernizador que le estamos dando desde el Gobierno de España.
Algunas de esas leyes las conocen ustedes porque son representantes de sectores directamente afectados. La Ley de Cambio Climático; el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, quizá referido por parte de algunos de los predecesores en la palabra; la Ley de Educación; la Ley de Formación Profesional, que va a tener mucho que ver con algo que se ha dicho también en relación con la adecuación de la oferta y la demanda laborales; la ley de estabilización del empleo público, que era algo que también se planteaba por parte de la Comisión Europea; reales Decretos que tienen que ver con la igualdad salarial entre hombres y mujeres, entre otros. En definitiva, un impulso reformista que le estamos dando, muy importante por parte del Ejecutivo.
Y la semana pasada también conocimos que gracias a ese compromiso y el trabajo del Gobierno de España y también de los sectores afectados, la Comisión Europea aprobaba un esquema de ayudas de nuestro primer Proyecto Estratégico en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que es el PERTE, el Proyecto Estratégico del vehículo eléctrico y conectado por un valor nada más y nada menos que de 3.000 millones de euros.
En definitiva, lo que quiero decir con esto es que, pese a la amenaza que sigue representando la pandemia, pese a la urgencia con la que tenemos que dar respuesta a esta emergencia triple, tanto sanitaria como económica y social, las reformas imprescindibles se están poniendo en marcha por parte del Gobierno de España. España ha entrado con fuerza, con determinación y, quiero decirlo también, con una ejemplaridad en cuanto a esa colaboración público privada para consolidar la senda de la recuperación económica después de este duro golpe que ha representado en el año 2020, la pandemia y los confinamientos que tuvimos que poner en marcha para poder salvar vidas y garantizar la salud pública de nuestros compatriotas.
Y buena prueba de ello es que hoy estamos convocados aquí por parte del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico para presentar nuestro tercer proyecto estratégico. Hemos presentado ya uno sobre Salud y vanguardia, otro también sobre vehículo eléctrico y conectado... ahora este es el tercero, que es el de las energías renovables, el del hidrógeno renovable y el del almacenamiento. Yo creo que, con su designación como proyecto estratégico, estamos haciendo muchas cosas. A mí me gustaría compartirlas con todos vosotros y vosotras, si me permitís que os tutee. Y es identificar a este sector como un área clave para el presente y para el futuro de nuestra economía. Y estamos convencidos de que la capacidad de transformación, de ser una palanca de otras muchas cosas: de desarrollo tecnológico, de digitalización, de reindustrialización en verde de nuestro país, dando respuesta a esa demanda de cohesión territorial a la que antes hacía referencia en su intervención la vicepresidenta tercera, en definitiva, de toda la cadena de valor en la producción de la energía renovable me parece que es fundamental. Y es el principal mensaje que me gustaría trasladar a los sectores afectados.
Que vamos en serio, que vamos a apostar por este sector porque tiene una alta potencialidad en múltiples parámetros que tienen que ver con un objetivo fundamental del gobierno y es el progreso, el desarrollo y también la cohesión social y territorial. Yo creo que el hidrógeno verde, en fin, vosotros y vosotras lo sabéis mucho mejor que yo, yo no soy quien para dar lecciones a los sectores aquí representados. Pero, en fin, creo que el hidrógeno verde, el desarrollo del almacenamiento de energías mediante las actuaciones de colaboración público privada, nos van a permitir acelerar la transformación de nuestro sistema energético, que es fundamental, que va a ser más limpio, que tiene que ser más sostenible y que tiene que también ser más eficiente.
Y en este proceso lo que pretendemos es generar nuevos modelos de negocio. Lo que pretendemos es también trascender a la gran empresa y llegar a las medianas empresas, a las pequeñas empresas, a los colectivos de autónomos también presentes en el territorio, creando nuevos empleos para posicionar a nuestro país a la vanguardia tecnológica industrial del sector, tanto a nivel europeo como a nivel global.
Y yo creo que podemos hacerlo. Aquí hay grandes empresas que son líderes a nivel mundial, que sois referentes a nivel mundial y tenéis un gobierno que cree en vuestra potencialidad y que también señala cuál debe ser el futuro del sector energético y, por tanto, del sector industrial.
Yo creo que la transición hacia una economía neutra en carbono, aquí se ha dicho por parte de los intervinientes, es una gran oportunidad. Lo es, al menos así es como yo lo siento y como lo vivimos desde el Gobierno de España. Es una gran oportunidad en términos ambientales, sin duda alguna es la principal emergencia a la que tenemos que dar respuesta. Pero también lo es en términos sociales. Y lo es también en términos económicos. Nos va a permitir reducir, aquí se ha dicho, la dependencia energética. ¿Cuántas veces hemos hablado de la dependencia energética y cómo teníamos que reducir esa dependencia energética? Pues aquí ya tenemos los instrumentos que lo pueden propiciar.
Podemos mejorar, en consecuencia, nuestra balanza comercial. Podemos avanzar hacia una economía mucho más moderna y mucho más próspera, coherente desde el punto de vista de la política industrial y la política energética. Y esta es una de las grandes revoluciones pendientes, en nuestro país y en Europa y también, lógicamente, de la industria. Y tenemos que ponerla en marcha de una manera impostergable.
Por eso este proyecto de PERTE ERHA, va a impulsar de forma decisiva uno de los cuatro ejes fundamentales de la transformación del mundo poscovid, que es el de la transición energética. Una transición energética a la que la vicepresidenta, a todo su equipo y a mí mismo nos gusta ponerle el adjetivo de justa. De justa. Porque desde el primer momento España si ha demostrado algo es su compromiso en la defensa y en la transformación verde como una clave para una recuperación económica justa y duradera. Con cuatro efectos beneficiosos muy claros.
En primer lugar, aquí se ha dicho reducir la vulnerabilidad, que lo que significa es reducir nuestra dependencia energética del exterior y cumplir en consecuencia con los objetivos marcados de la Agenda 2030, lo que nos va a ahorrar nada más y nada menos que 67.000 millones de euros en combustibles importados, junto con esa reducción de la vulnerabilidad, que es una de las asignaturas pendientes de nuestra economía.
Lo que tenemos que hacer es impulsar en todo nuestro potencial industrial, reindustrializar nuestro país, creando empleos de calidad, nuevos modelos de negocio. Yo creo que nuestro país dispone de una poderosa cadena de valor industrial en todo lo que representa la energía fotovoltaica, en la que producimos el 60 por ciento de los componentes, también en la eólica, donde fabricamos el 90 por ciento de los componentes. Somos el tercer país de la Unión Europea en I+D. En definitiva, se trata además de nichos de negocio con un gran valor tractor sobre nuestra economía, sobre la cohesión territorial, que nos va a permitir crear empleo de largo recorrido, un empleo de mayor calidad a escala global.
Y el tercer efecto es que gran parte de estos empleos van a ser locales. Vamos a poder ofrecer oportunidades a territorios en los que probablemente hablar de la reindustrialización hace escasos años podía sonar a una quimera y, por tanto, lo que vamos a hacer es también dar instrumentos a esos territorios para poder dar una respuesta. Una respuesta eficaz al desafío de la despoblación, habilitando nuevas sinergias territoriales, como puede ser, por ejemplo, el despliegue del biogás en torno a la actividad agraria.
Y el cuarto beneficio es que va a posibilitar que la ciudadanía, que los autónomos, que las pymes, que las grandes empresas, que las administraciones públicas dejen de ser solamente consumidores y que pasemos a ser también generadores y también podamos almacenar, gestionar, compartir nuestra propia energía con el impulso de soluciones como el autoconsumo o las comunidades energéticas.
Yo creo que existe un consenso creciente en todos los organismos internacionales, en todo lo que es el mainstream que está aquí representado, de que, en fin, tanto desde el punto de vista empresarial y académico, la recuperación económica tiene que ser una recuperación económica verde. Que tenemos que generar más empleo y más retorno económico a corto plazo por cada euro invertido.
Y creo, además, que supone la oportunidad de crear nuevas oportunidades de negocio, así como también importantes ahorros económicos y también ambientales a largo plazo. Por eso, desde el Gobierno de España hemos desarrollado durante estos últimos tres años un marco estratégico que creo que ofrece predictibilidad a los inversores, a los empresarios. Que nos permite también superar etapas oscuras, podemos calificarlas así, o al menos de mucha incertidumbre por los efectos retroactivos que se planteaban en ellas y volver a convertir a nuestro país en un lugar atractivo para la inversión en transición energética.
Creo que tenemos todas las condiciones, todas las potencialidades para poder lograrlo. Yo desde luego, desde mi humilde posición, cuando hemos tenido ocasión de poder hablar con inversores extranjeros, claramente ven a España como un lugar en el que se puede apostar y creer en esa transición energética. Y ese marco al que antes hacía referencia tiene tres pilares fundamentales que me gustaría compartir.
En primer lugar, el de las energías renovables. Nosotros tenemos una apuesta decidida por las energías renovables. Insisto, tenemos una apuesta decidida por las energías renovables. Hasta incluso en este momento de tanta turbulencia, vamos a redoblar nuestra apuesta por las energías renovables. Que quede claro, a los inversores y a las empresas: vamos a apostar por las energías renovables. Porque España cuenta con el mayor recurso solar de toda Europa y también destaca por algo muy importante y es su recurso eólico: tenemos más de 8000 kilómetros de costa. Tenemos una posición geográfica envidiable y tenemos un sector naval y marítimo pionero.
Por tanto, creo que estamos, en fin, estamos y realmente posicionados para liderar el desarrollo de la energía eólica marina flotante. Las renovables son ya la forma más barata de generar electricidad, todos lo sabemos. Y, por tanto, cada vez que aumentamos la penetración de las energías renovables, lo que estamos haciendo es garantizar que los precios de la factura de la luz de nuestros compatriotas puedan ser, en el medio plazo, mucho más competitivos también para la industria, de lo que son hoy.
Por tanto, la apuesta es clara: las energías renovables son ya la forma más barata, como decía antes, de generar electricidad, como ha demostrado también la subasta realizadas en renovables durante el año 2021. Y, por tanto, impulsar estas energías es una prioridad nacional. Lo es para el Gobierno de España en todos los órdenes.
Primero, para reducir emisiones. Segundo, para mejorar la competitividad de las empresas, para disminuir las importaciones, para generar actividad duradera, empleo de calidad y también luchar contra esta volatilidad de los precios en los mercados internacionales de la energía.
Junto con ello, en segundo lugar, yo diría que es fundamental, aquí se ha dicho, el almacenamiento energético. Necesitamos transformar todo este sistema eléctrico en un sistema flexible, inteligente, que nos permita acoplar, en fin, los momentos de producción excedente con aquellos en los que el recurso renovable lógicamente escasee, garantizando por tanto la seguridad de suministro en todo momento. Esto se ha dicho por parte de los intervinientes. Creo que lo importante es subrayar que es imprescindible abordar la plena integración del almacenamiento contemplando el desarrollo tecnológico, el impulso de nuevos modelos de negocio, el despliegue efectivo de tecnologías imprescindibles en el sistema energético.
Y el tercero es el hidrógeno renovable que también tenemos ocasión de presentar en este PERTE. Yo creo que es un elemento clave, que nos va a permitir descarbonizar sectores. Sectores muy importantes para nuestro país, como es, por ejemplo, el de transporte pesado; el de la siderurgia, aquí hay algunos representantes de compañías siderúrgicas muy importantes para el territorio y por tanto, para nuestro país; la industria química también, donde es complejo introducir soluciones sostenibles. ¿A qué aspiramos? Aspiramos a ser una potencia de referencia en Europa y también en el mundo, en la producción, en el aprovechamiento de ese hidrógeno renovable, sumando generación y consumo. Y para ello contamos ya, como aquí se ha dicho antes, con la hoja de ruta del hidrógeno, que apuesta por alcanzar los cuatro gigavatios de capacidad de producción en 2030.
Es decir, nada más y nada menos que el 10 por ciento del objetivo marcado por la Unión Europea.
Este es el contexto, es el marco, es la declaración política, son las acciones que estamos poniendo en marcha desde tres años a esta parte. Pero, en fin, con este nuevo proyecto estratégico que presentamos, el PERTE EHRA, vamos a llevar a cabo una transición energética diseñada y fabricada en España. Eso también es importante: vamos a apostar por la industria española, por las empresas, por las pymes españolas. Por nuestros trabajadores, por nuestras empresas y, en definitiva, por el beneficio de nuestros compatriotas.
La pregunta es ¿qué queremos conseguir a través de este proyecto estratégico? Bueno, a mí me gustaría resumirlo en tres grandes objetivos que de alguna manera han planeado en las intervenciones tanto de la vicepresidenta como de los representantes del sector privado.
En primer lugar, creo que es fundamental, que es decisivo, que consolide la cadena de valor de la energía para dotar a España de la autonomía energética que tenemos por delante. No con soluciones importadas, sino con capacidades tecnológicas, con capacidades industriales, con el conocimiento y el modelo de negocio propio español.
El segundo, yo creo que es maximizar la generación o la creación de empleo sostenible, aprovechando todo el potencial, todo el talento y dotándolo de las herramientas necesarias. Ahí estamos haciendo muchas cosas. Esta semana, precisamente, en las Cortes Generales se va a aprobar ese nuevo marco de la Ley de Formación Profesional, que sin duda alguna va a mejorar las capacidades de empleabilidad de nuestros jóvenes.
Y el tercero es que las empresas españolas puedan anticiparse a esos retos del futuro, aprovechando los nichos, las áreas de competencia que les permitan mantener en el tiempo el liderazgo tanto a nivel nacional como a nivel europeo global. ¿Y cómo vamos a hacer todo esto? Bueno, pues lo primero que vamos a hacer es identificar y desplegar soluciones que son ya compatibles con la neutralidad climática. ¿Para qué? Bueno, pues para anticipar las necesidades, para acelerar el proceso de transición energética, la descarbonización... y para actuar, digamos, como carta de presentación internacional, si me permiten la expresión, de la cadena de valor industrial española.
Por tanto, no se trata de reducir un poco las emisiones, de mejorar otro poco la eficiencia o de incrementar un poquito las renovables. Lo que queremos es demostrar que si es posible conseguir sectores económicos de cero emisiones y que lo sean a través de tecnología y de empresas españolas y que sean, además, altamente competitivas.
Vamos a impulsar la transferencia tecnológica, de conocimiento desde las universidades, centros de investigación y centros tecnológicos a las empresas.
Ayer mismo, sin desvelar ninguno de los secretos del Consejo de Ministros, cuando hablábamos precisamente de este proyecto estratégico, poníamos en valor ya las capacidades que existen en nuestro país en relación con el hidrógeno y con las energías renovables. Creo que es importante subrayarlo, ponerlo en valor y decir que vamos a apostar, precisamente, por mejorar y fortalecer esas capacidades ya existentes en nuestro país.
¿Después qué vamos a hacer? Vamos a apoyar el crecimiento de iniciativas, vamos a apostar por nuevas empresas, vamos a apostar por nuevos modelos de negocio que desarrollen nuevas soluciones. Y también vamos a empujar la formación para dotar de calidad y de continuidad en el tiempo a esta transición energética.
Y, por último, lo que queremos es, lo que decía al principio de mi intervención, estimular la colaboración público privada. Yo creo que esa es la gran lección que tenemos que extraer de esta pandemia. También la colaboración privada-privada. Tenemos que conseguir más alianzas, conseguir economías de escala potentes, poder ganar visibilidad, competitividad a nivel nacional, europeo e internacional.
Y, por tanto, permítanme explicar, aunque sea de manera muy sucinta, este enorme proyecto, este ilusionante proyecto, que quiero que lo sientan ustedes así, porque al menos yo lo siento así, sobre cuatro grandes bloques de actuación.
El primero tiene que ver con las medidas que se distribuyen en 25 instrumentos específicos para la inversión y que se van a movilizar 3.558 millones de euros del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que nos van a permitir movilizar 5.390 millones de euros de inversión privada. Hay apetito inversor, eso es evidente, lo estamos viendo, lo saben o lo sabéis vosotros y vosotras.
Por tanto, lo que vamos a hacer es seleccionar los mejores proyectos de acuerdo a distintos criterios, como es, por ejemplo, su nivel de innovación, la creación de empleo, su impacto, sobre todo desde el punto de vista territorial. Me van a escuchar mucho hablar del impacto territorial, es muy importante para el país. Lo tenemos como un objetivo nacional o también la participación de pequeñas y medianas empresas o la contribución a esa transición energética que tiene que ser justa.
Pongo algunos ejemplos para que se entienda. Estas inversiones pueden ir destinadas, por ejemplo, al desarrollo de nuevos prototipos de vehículos pesados protagonizados por hidrógeno renovable, startups dedicadas al despliegue masivo de autoconsumo o la mejora energética de las empresas, o el despliegue de grandes proyectos de almacenamiento que nos demuestren las capacidades tecnológicas nacionales.
Junto con este primer bloque, hay un segundo bloque de actuación que va a consistir en 17 medidas facilitadoras que tienen un importe de 3.300 millones de euros que van a contribuir a conseguir los objetivos de este proyecto estratégico que acabo de anunciar y que, en definitiva, lo que van a hacer es generar un entorno formativo, un entorno tecnológico profesional. Vamos a hablar en términos coloquiales, del ecosistema necesario para estimular la demanda de estos productos y soluciones que van a ser beneficiarios de este proyecto estratégico. Y, en este caso, serán ejemplo las ayudas que se desplieguen, por ejemplo, al autoconsumo de los hogares, a las renovables térmicas en las empresas, al uso del hidrógeno renovable en los sectores tan importantes como el marítimo o el ferroviario, a las aulas de emprendimiento en el ámbito de la formación profesional, a las políticas dirigidas a nuevas competencias para la transformación digital verde y productiva.
Estas medidas van a tener un presupuesto público adicional de 3.362 millones de euros, que nos van a permitir apalancar en inversión privada, estimamos, más de 4.000 millones de euros. Es decir, en total, como se ha dicho en el vídeo, este proyecto estratégico aspira a movilizar 16.370 millones de euros, repito, 16.360 millones de euros, de los cuales 6.920 millones de euros van a ser del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para transformar, modernizar nuestro modelo productivo en torno a la transición energética, movilizando más de 9.450 millones de euros, esa es nuestra aspiración, del sector privado.
Y la tercera actuación asociada a este proyecto estratégico -lo explicó ayer la vicepresidenta en el Consejo de Ministros- es crear un sello, el sello de energía Next Generation, con el que lo que queremos es distinguir aquellos proyectos integrales de empresas, de entidades, de sectores económicos como reconocimiento y que nos va a permitir hacer un seguimiento pormenorizado del impacto transformador del plan en sectores económicos claves y también en ámbitos enteros.
Por último, el cuarto bloque va a desarrollar una herramienta clave para que esta apuesta se mantenga en el largo plazo, porque esta es la clave de todo: su sostenibilidad en el medio y en el largo plazo. Un sistema de seguimiento, por tanto, de evaluación, de calificación de la cadena de valor nacional en esta transición energética.
Por tanto, yo creo que es un proyecto estratégico con un enfoque holístico, transversal, multidimensional. Y yo creo que, gracias a este instrumento de seguimiento, de análisis y de evaluación, vamos a poder también analizar, conocer, visibilizar el empleo que genera cada año este sector, porque creo que es importante también aterrizarlo en el ámbito del empleo.
Nos va a permitir que pequeñas y medianas empresas, que grandes empresas cuenten con una carta de presentación de sus capacidades, tanto en los mercados nacionales como en el mercado europeo y en el mercado internacional. Es decir, en definitiva, lo que queremos es una suerte de catálogo, de distintivo para que los hogares, las empresas, las administraciones públicas en nuestro país puedan elegir y optar por tecnología española cuando nos decidimos, por ejemplo, por las placas solares, por las baterías o por las nuevas soluciones energéticas.
Este es un proyecto de país y es un proyecto ilusionante de país, porque es transformador y va a la base, que es, en definitiva, la energía. Sin energía no hay nada y, por tanto, tenemos que transformar y dar respuesta a los retos climáticos que tenemos por delante. Darles respuesta en forma de oportunidad, que es como lo vivimos y lo sentimos desde el Gobierno de España, y estoy convencido también, desde los sectores privados aquí presentes.
Un proyecto con una clara ambición transformadora, modernizador, que mira hacia adelante, ecologista, que movilice recursos por parte de nada más y nada menos que de siete ministerios, que va a generar cientos de miles de empleos si somos capaces de impulsarlo, como estoy convencido vamos a ser capaces de impulsarlo, con un impacto positivo en la cohesión territorial, es decir, en territorios preteridos, donde la industrialización pasada abandonó a muchos de estos territorios o les ha puesto en una situación difícil, afectados por el reto demográfico, por la despoblación y a los cuales también tenemos que dar respuesta desde la política industrial, desde la política energética.
Mirad, nos acercamos al final de este año 2021. Quiero volver a subrayarlo, porque en muchas ocasiones se dice bueno, se están desplegando lentamente los fondos europeos. Bueno, no sé si somos más o menos lentos, lo que es indiscutible es que somos los primeros de Europa, somos los primeros de Europa. Y, además, es importante recordar que el plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se aprobó por parte de la Comisión Europea me parece que fue en el mes de julio, por tanto, son los meses que llevamos en este año 2021 desde el mes de junio.
Pero, en definitiva, han pasado escasos meses desde que se aprobó ese Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Considero que es un buen momento para hacer un balance que creo que, con todas las dificultades de la pandemia, es razonablemente positivo, no solamente por parte del Gobierno de España, sino de todas y cada una de las administraciones públicas, desde las comunidades autónomas, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos. Y que va a significar un impacto muy positivo para la economía española y, por lo tanto, también para el bienestar de nuestros compatriotas.
Como decía al principio, este que presentamos hoy es el tercer proyecto estratégico en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Insisto, en el mes de julio es cuando se aprobó el plan por parte de la Comisión Europea y ya llevamos aprobados tres proyectos estratégicos de un alto impacto. Con estos proyectos estratégicos vamos a transformar nuestro país para bien, dándole las herramientas, los instrumentos para la nueva economía que viene, que ya se ha acelerado como consecuencia de la pandemia y vamos a consolidar la recuperación económica en nuestro país.
Quiero también anunciarles que vamos a aprobar los PERTES a lo largo de las próximas semanas. Nos queda, por ejemplo, uno muy importante, que es el de la economía social, un sector fundamental en nuestro país, centrado en la economía de los cuidados. Si hay algo que tenemos también que extraer como lección de esta pandemia es que tenemos un sistema de atención a nuestras personas mayores altamente deficitario, altamente costoso y tenemos también que redefinirlo. Eso también es transformar en beneficio de nuestros compatriotas.
Y con este mismo espíritu, el PERTE de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento no es solamente un marco de trabajo, o como decía antes, al principio, una declaración de intenciones es ya afortunadamente-enhorabuena, vicepresidenta y enhorabuena a todo el equipo -una realidad.
Este proyecto nace con sus primeras actuaciones ya definidas en el muy corto plazo. Así que me gustaría anunciarles que los cuatro instrumentos iniciales de PERTE a los cuales he hecho referencia de publicación inminente, van a movilizar los primeros 500 millones de euros.
Vamos a lanzar una primera convocatoria dotada con 250 millones de euros para el impulso de la I+D y la cadena de valor asociada al hidrógeno renovable para nuevas líneas de ensayo, para la fabricación de componentes para el hidrógeno, para prototipos de nuevos vehículos impulsados por hidrógeno, o demostradores de grandes electrolizadores para producir el hidrógeno renovable a gran escala.
Y, en segundo lugar, vamos a hacer pública otra convocatoria de 150 millones de euros para proyectos pioneros en hidrógeno renovable.
¿Qué es lo que buscamos? Buscamos proyectos reales a escala comercial que aúnen generación y fabricación de hidrógeno renovable y el uso de proximidad en sectores de difícil electrificación, como aquí se ha hecho referencia, como por ejemplo el transporte pesado o como son las industrias con elevado consumo de calor.
Los 100 millones restantes irán destinados a otras dos convocatorias de ayudas. La primera, orientada a proyectos de I+D en el ámbito del almacenamiento energético. Va a estar abierta a organismos de investigación o universidades, a centros tecnológicos, a empresas que lleven a cabo actividades innovadoras. Y, la segunda, va a servir de impulso a proyectos pilotos de comunidades energéticas que estén vinculadas a la innovación social, a la participación ciudadana en la generación de renovables, eficiencia energética, o la movilidad eléctrica.
En definitiva, lo que queremos es que la ciudadanía también se sienta partícipe y protagonista de esta gran transformación energética y sea impulsora, promotora y tome también, por qué no, decisiones en este proyecto.
En resumen, yo creo que este PERTE-ERAH muestra algo muy importante, muy importante y que a mí me gusta siempre subrayar. Y es la coherencia, la coherencia y el resultado de los objetivos y de los compromisos que hemos asumido como país y en los que estamos trabajando en estos últimos tres años.
Y este proyecto estratégico va a conseguir muchas cosas. Sobre todo, va a conseguir aprovechar muchas oportunidades económicas, laborales, industriales, tecnológicas, de conocimiento, científicas, sociales que nos brinda, precisamente, la transición energética.
Concluyo. Arrancamos este proyecto, querida vicepresidenta, queridos amigos y amigas, con medidas como las que he contado, como las que aquí se han referido, medidas inmediatas, realistas, no exentas de ambición, que van directamente desde el Plan de Recuperación al tejido industrial y empresarial de nuestro país, a las pequeñas y medianas empresas, a los territorios, en definitiva, a la ciudadanía.
Lo que hemos presentado hoy es ilusionante, va a acelerar nuestro camino hacia esa revolución energética en la que está el mundo y en la que España, como aquí se ha dicho antes, no quiere perder ningún tren más. Y, por tanto, va a definir no solamente nuestro presente, sino sobre todo nuestro futuro inmediato. Una revolución que va a ser diseñada y fabricada en España y por España. Porque España puede. Esta es la cuestión, España puede.
Y con este proyecto estamos demostrando que, con los instrumentos, las herramientas, un proyecto tan ilusionante como es el de la transformación energética es posible y que lo podemos hacer con criterios de justicia social y de justicia territorial.
Muchísimas gracias y enhorabuena de nuevo a todo el equipo del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)