Madrid
Muchas gracias, Jesús. Gracias también, Antonio. Gracias, Rosa. Ministros, ministra. Querido Filippo: muchísimas gracias por venir de nuevo aquí y estar con nosotros en España. Gracias también a los testimonios que hemos escuchado.
Tenía aquí escrito que una escritora peruana, Gabriela Wiener, que reside en España desde hace ya un tiempo, 15 años, tiene unos versos que dicen textualmente lo siguiente: "Migrar no es volver a nacer, es volver a nombrar lo que ya tiene nombre".
Pero de todos los que tienen que volver a aprender a nombrar, yo creo que la situación, y aquí se ha dicho, más dramática es sin duda alguna la de los refugiados, la de las refugiadas, que a menudo tienen que marcharse de su país sin tiempo ni siquiera para poder recoger sus enseres, sus recuerdos más íntimos.
Y una de las mayores pruebas a las que se enfrenta el ser humano es empezar una vida de nuevo. Empezar una vida desde cero por obligación, como ha dicho Antonio, huyendo de la violencia, de la persecución, de la no aceptación, de la injusticia, en definitiva, que implica desandar todos los caminos y adentrarse en el vacío.
Yo, cuando escuchaba vuestros testimonios, creo que no puedo pensar en una condena más terrible, que es la de abandonar forzosamente a tu gente, a tus amigos, a tus amigas, a tu familia, a tu marido, como te está ocurriendo a ti. Abandonar el paisaje en el que uno ha crecido, abandonar tu oficio, tus cosas personales, tus costumbres, tu cultura, abandonar también tu propia lengua. Por cierto, hablas un español extraordinario. Enhorabuena.
Y como han tenido que hacer hace no tanto tiempo los exiliados republicanos, a los cuales antes hacía referencia Antonio en su intervención, que buscaron refugio en Europa; también en otras latitudes, pero, evidentemente, el lenguaje nos unía. Yo siempre recuerdo ahora, que tenemos tanta polémica, en México el exilio republicano, que contribuyó precisamente, como decía Jesús, al enriquecimiento, al crecimiento y a la diversidad de ese gran país.
Abandonar, en suma, todo lo que uno es. Ninguna de las personas que estamos hoy aquí podemos escuchar historias de vida como las de Amal y Sadaf sin emocionarnos. En fin, el testimonio de tu madre me ha parecido extraordinariamente emocionante. Muchas gracias por compartir vuestro testimonio. Sois un ejemplo vivo de la capacidad de superación y también de resiliencia del ser humano, de lo lejos que pueden llegar las personas cuando reciben la ayuda oportuna en el momento en el que justo lo necesitan.
Y España, mi país, no es ajena a la realidad de las personas refugiadas, porque el pueblo español es un pueblo solidario. Lo es, querido alto comisionado, lo es: que no se desentiende del sufrimiento ajeno aunque ocurra lejos de nuestras fronteras. No me cabe ninguna duda de que este sentimiento compartido de solidaridad, junto con la extraordinaria labor de la sociedad civil española, la otra gran protagonista de este evento, están detrás del hecho de que España sea el primer donante privado de recursos al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en todo el mundo.
El compromiso del Comité de España con ACNUR es el principal impulso de nuestra relación con el Alto Comisionado y lo que justifica el que hoy estemos celebrando aquí, como ha dicho Jesús, en Madrid, el 70 aniversario de la Convención del Estatuto de Refugiados.
Y si algo caracteriza el trabajo de ACNUR en estos 70 años ha sido, creo, la capacidad continua de adaptarse a los nuevos desafíos. Estos últimos años creo que han sido, con particular intensidad, muy relevantes y yo creo que de muy actualidad todo lo que habéis hecho.
Antes Rosa comentaba que la Covid nos tiene que dejar muchas lecciones, y yo lo comparto con ella. La pandemia que estamos sufriendo es uno de los mayores retos a los que se está enfrentando la humanidad, a los que hemos tenido que reaccionar de forma súbita. Precisamente, esta semana estamos celebrando el Día Mundial, la Semana de la Ciencia, que es la que nos ha aportado los instrumentos necesarios para poder empezar a superar esta pandemia.
Nunca antes se había puesto en marcha una respuesta tan rápida y de tanto alcance, pero tan asimétrica a un problema que es global.
España estuvo y va a estar en la primera línea de los esfuerzos en la donación a las vacunas. Ya hemos entregado más de 24 millones de vacunas solidarias, pero en el primer trimestre del año 2022 vamos a alcanzar los 50 millones de dosis de vacunas donadas.
Y esto tiene su importancia, porque es verdad que ahora mismo estamos viendo como los países desarrollados que empiezan a tener un stock de reserva de dosis están donando esas vacunas. Pero nosotros, en particular con Latinoamérica, empezamos a hacerlo, querida Rosa, antes incluso de llegar al 50 por ciento de la población vacunada en nuestro país.
Y esto es muy importante porque eso demuestra sin ningún tipo de rechazo por parte de la ciudadanía española, lo solidario que somos, lo solidaria que es la sociedad española ante un mal global, como bien decía antes, como decías antes, que es la pandemia del Covid-19.
Pero, en fin, estas dosis, estas donaciones, nos colocan entre los diez primeros países del mundo. Mejor dicho. De la UE, desde luego somos de los primeros, entre los 10 primeros países del mundo y segundos del mundo para América Latina y para el Caribe.
Yo creo que tenemos que continuar por ese camino para alcanzar ese objetivo que nos ha marcado la Organización Mundial de la Salud y que acordamos los 20 principales países económicos en el G20, la cumbre de Roma, de lograr ese 70% de la población, querido Alto Comisionado, inmunizada a mediados del año 2022, creo que es un objetivo perfectamente posible, alcanzable por parte del conjunto de la humanidad.
Pero también somos muy conscientes, querido Alto Comisionado, de que los mecanismos de cooperación no están consiguiendo llegar a todo el mundo. Lo sabemos.
Las personas refugiadas han sufrido especialmente las consecuencias de esta pandemia. Muchas de ellas han padecido la pandemia estando atrapadas en zonas de una extraordinaria vulnerabilidad, al margen, al margen de cualquier red de asistencia sanitaria convencional.
Y por eso quiero hacerles el anuncio de que el Gobierno de España va a reservar dos millones de las vacunas ya comprometidas para que sean destinadas a los contextos humanitarios. Vamos a seguir trabajando con ACNUR y con otras instituciones para lograr que estas vacunas lleguen a donde más se necesitan.
También quisiera compartir con todos ustedes el que la crisis humanitaria en Afganistán, está siendo otra de las grandes causas de extrema preocupación en todo el mundo en este último año.
Y una vez más, ACNUR está en primera línea, de esos esfuerzos para aliviar la situación de, de millones de afganos y afganos desplazados, desplazadas tanto internamente como a los países vecinos.
España ha evacuado a más de dos mil doscientas personas y se ha ofrecido también para ser el centro de la evacuación de colaboradores afganos y afganas de otros países y también de las instituciones europeas. Un ejemplo muy positivo de cooperación en circunstancias de emergencia que bien conocen los ministros aquí presentes.
No sabes cuánto me ha emocionado Sadaf saber que tu familia pudo embarcar en uno de los vuelos fletados por el ejército español. Lamento muchísimo que todavía no pueda estar toda tu familia, tu marido, aquí con nosotros.
Y lo he dicho en muchas ocasiones, nunca voy a olvidar las miradas de todas esas personas cuando las recibíamos en la base aérea de Torrejón el pasado mes de agosto, de niños, de niñas, de hombres y de mujeres, cuando pisaron el territorio español y se sintieron acogidos y reconfortados de estar en un país que les recibe con la más absoluta y extraordinaria solidaridad.
Ya son más de dos mil, perdón, veintidós mil afganos y africanas los que han encontrado protección en los Estados miembros de la Unión Europea y por tanto, tened la seguridad de que vamos a continuar trabajando a nivel de España, pero también a nivel de la Unión Europea, para ofreceros un futuro de oportunidades y, sobre todo, de esperanza.
Antes, tanto Antonio como Rosa, a una pregunta de Jesús han hecho una referencia al cambio climático, porque es verdad que el escenario desde Afganistán no nos puede hacer olvidar otras situaciones que están, precisamente, implicando el movimiento de millones de personas en buena parte de nuestro planeta.
Y quisiera concentrarme por razones geográficas y también por, por unas razones mucho más directas no, de interés para nuestro país en la situación particularmente grave de seguridad y estabilidad que se está viviendo en el Sahel. ACNUR y España están muy presentes desde hace tiempo en esta región en la que vamos a continuar colaborando, querido Alto Comisionado, extraordinariamente, durante los próximos años.
En el Sahel vemos cómo no sólo son los conflictos, la falta de institucionalidad, los que obligan a las personas a abandonar su tierra. Es también la emergencia climática que se está convirtiendo en una de las principales causas de los desplazamientos forzosos, como bien saben ustedes, tanto internos como internacionales.
Como hemos oído hoy aquí, más de 30 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse internamente por desastres naturales, en una inmensa mayoría relacionados con el clima, con inundaciones, con huracanes, con ciclones. En definitiva, el cambio climático, la emergencia climática, está intensificando de forma dramática estos movimientos.
Es ahora el momento de, por tanto, reflexionar sobre el estatuto de protección internacional que debemos dar a los refugiados climáticos. Y como tuve ocasión de poder señalar en Glasgow en el marco de la COP26 la semana pasada, necesitamos un nuevo orden internacional que asuma que esta década es clave, probablemente la más decisiva, si queremos, de una vez por todas, mitigar los gases de efecto invernadero en nuestro planeta y también adaptarnos a las consecuencias que ya existen del cambio climático en buena parte del planeta.
Al igual que la emergencia climática, la situación de los refugiados en el mundo solo puede abordarse desde el esfuerzo y también el refuerzo de algo que ha comentado precisamente el primer ministro de Canadá, que es la cooperación multilateral y el compromiso de todos.
En este sentido, quiero felicitar a ACNUR por yo diría que la excelente labor realizada para lograr que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara en el año 2018 el Pacto Global para los Refugiados. Creo que ha supuesto, querido Alto Comisionado, un hito fundamental para repartirnos la tarea de garantizar la protección internacional a quienes más lo necesitan, también recaudar fondos y buscar soluciones al drama actual de los refugiados y las refugiadas. Y además constituye una excelente guía, a mi juicio, para nuestras políticas nacionales en esta materia. Lo hemos hablado en alguna otra ocasión que hemos tenido de poder vernos y charlar sobre esta materia.
Y, de hecho, quiero también comentarte, Alto Comisionado, que España está trabajando en un plan nacional para la aplicación de este pacto global complementario a otra línea de acción que está desarrollando el Ministerio de Asuntos Exteriores, que es la preparación de la primera estrategia, querido ministro, española de Diplomacia Humanitaria. Y una de las líneas de acción prioritaria va a ser precisamente la atención a los refugiados.
La estrategia ha sido consultada con la sociedad civil. Va a proporcionar un marco oportuno para una coyuntura actual absolutamente dramática, marcada por la necesidad de dar respuesta a las necesidades humanitarias de especial interés para nuestro país, como pueda ser, por ejemplo, Afganistán, pero sin duda alguna también, como ha dicho antes Jesús, Libia, Siria, el Sahel o también mirando a Latinoamérica y en particular a Centroamérica.
Porque precisamente en Centroamérica, entre julio de 2020 y junio de 2021, tuvimos ocasión, además de compartir estos datos, España ha sido especialmente activa a la hora de asumir la presidencia de la Plataforma de Apoyo a los desplazados forzosos en este ámbito regional, el llamado MIRPS. Es una de las tres plataformas regionales creadas por ACNUR en el mundo para gestionar la problemática de los refugiados y la presidencia española concluyó con la celebración el pasado mes de junio de un evento de solidaridad que consiguió movilizar nada más y nada menos que 110 millones de dólares, el doble de los objetivos que nos habíamos marcado antes de la celebración de esta importante cumbre.
España, en este contexto, aporta 6,3 millones de euros a este proyecto. No podemos olvidar que hay más de cinco millones de refugiadas y de refugiados migrantes venezolanos, a los cuales también, por desgracia, se están uniendo también los refugiados nicaragüenses que evidentemente viven, muchos de ellos, 400.000 venezolanos, viven en nuestro país, en España. En 2020, los venezolanos y venezolanas fueron la primera nacionalidad que solicitó asilo en nuestro país.
España, como no puede ser de otra manera, está profundamente comprometida con la tarea de aliviar y también de destinar un total de 100 millones de euros entre las dos conferencias de donantes celebradas para Venezuela. En definitiva, de aliviar la situación de los refugiados y refugiadas venezolanos.
Señoras y señores, termino. Quisiera volver a dar las gracias a ACNUR, a todas las personas que contribuyen de una forma u otra a su trabajo, por mantener vivo durante 70 años el espíritu de la Convención y recordarnos algo fundamental, y es que debemos seguir trabajando sin descanso para ayudar a quienes han tenido que abandonarlo todo para salvar sus vidas. Decirlo en este país, donde efectivamente hemos tenido cientos de miles de refugiados en épocas no tan lejanas, creo que es algo inexcusable, ineludible para una sociedad como la nuestra.
Decía el escritor y diplomático español Ángel Ganivet, y cito textualmente, que una nación que cría hijos que huyen de ella por no transigir con la injusticia, es más grande por los que se van que por los que se quedan.
Por eso, queridas Amal y Sadaf, os pido de corazón que nunca olvidéis lo grande que es vuestra patria. Yo sé que no lo hacéis, precisamente porque personas como vosotras la hacéis grande, valerosa y resiliente. Hacéis grande a vuestra patria guardando los valores de la justicia por los que habéis huido de ella, precisamente. Pero hacéis grande también a esta nueva patria que os ofrecemos, que es España, con vuestro ejemplo, con vuestro testimonio y con vuestro trabajo.
En España, aprenderéis a nombrar lo que para vosotras ya tenía nombre antes de llegar aquí. Tendréis dos palabras para decir "futuro", para decir "hogar", para decir "libertad". Y nuestro deseo, mi deseo personal es que tengáis también dos palabras para decir "felicidad".
Muchas gracias y feliz aniversario.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)
(Intervención original en español)