Los Ángeles
Querido canciller Block,
Querido director García Montero,
Queridos amigos de la Universidad de California en Los Ángeles,
Es realmente un gran honor estar hoy aquí con ustedes. Mientras me dirijo a ustedes desde el majestuoso Royce Hall, puedo ver por qué es considerado uno de los mejores edificios históricos de Los Ángeles. Entiendo por qué muchos de los pensadores, artistas y científicos más conocidos del mundo lo han elegido como lugar para compartir sus pensamientos, visiones y talentos.
También estoy agradecido por ser acogido por una universidad, la UCLA, con una gran reputación por su diversidad, sus logros académicos, sus avances científicos, sus grandes ciclos de conferencias y, según me han dicho, uno de los mejores programas deportivos del país, incluido un gran equipo de baloncesto.
El baloncesto es solo uno de los muchos asuntos por los que nuestros países comparten su pasión. Creo que muchos de los presentes conocen a nuestro admirado español, Pau Gasol, seis veces estrella de la NBA, que ayudó a Los Ángeles Lakers a ganar dos campeonatos de la NBA. El baloncesto es también uno de los grandes deportes de España y nuestra selección nacional es una campeona de renombre.
Estamos reunidos hoy aquí para mostrar el creciente papel de la lengua española y la cultura hispana en los Estados Unidos, especialmente aquí en California y Los Ángeles, y casi, perdón, lo más importante, su futuro.
Por eso, con su permiso, me gustaría pasar ahora al español, una lengua compartida.
Porque el español ha dejado de ser una lengua foránea en Estados Unidos para convertirse también en una lengua nativa. Lo es en California, lo es en Los Ángeles, una ciudad crecientemente bilingüe. En torno a un 40% de sus habitantes hablan español. Existe, además, un progresivo interés por nuestra lengua entre las nuevas generaciones, no solo en las de ascendencia hispánica.
Y éste no es un hecho aislado. Este interés forma parte de una tendencia general en Estados Unidos, donde hay en torno a 43 millones de hablantes nativos de español, a los que hay que sumar en torno a 11 millones 600 mil adicionales que son bilingües y otros 15 millones más que tienen algunos conocimientos de la lengua española.
Un número que, además, va a crecer en los próximos años, como bien ha dicho el director del Cervantes, pues se estima que, hacia 2060, Estados Unidos será el segundo país del mundo en número de hispanohablantes, solo después de México. Además, hay que añadir que ya existen más de ocho millones de estudiantes de español distribuidos por todos los niveles educativos.
Nuestra lengua y las culturas asociadas a ella -y digo culturas, en plural, porque ésta es una de nuestras principales riquezas- son un patrimonio compartido a ambos lados del Atlántico. Un patrimonio que nos pertenece a todos y que debemos proteger y dar a conocer entre todos.
Y en este sentido, hay que valorar muy positivamente la importancia del modelo de inmersión educativa dual -en inglés y en español- especialmente impulsado aquí, en Los Ángeles. Un modelo que ojalá siga creciendo. Para impulsar ese crecimiento, los centros educativos van a poder contar con la colaboración activa, dinámica del Instituto Cervantes, una institución de puertas siempre abiertas dedicada a la promoción de la lengua española y la cultura hispánica en todo el mundo.
Y por estas razones, me alegra enormemente poder compartir hoy con todos ustedes una buena noticia y es que el Consejo de Ministros del Gobierno de España aprobó la semana pasada el Real Decreto para la inauguración de un nuevo centro del Instituto Cervantes aquí, en Los Ángeles, dotándolo de presupuesto para su puesta en marcha y funcionamiento.
Cumplimos así una promesa adquirida con el alcalde Garcetti hace tres años, durante mi primera visita oficial a California como presidente del Gobierno de España. Fue entonces cuando decidimos ponernos manos a la obra.
Tras un año 2019 de elecciones y un 2020, en fin, que ya conocemos, todo se había visto detenido, pronto celebraremos la apertura de esta nueva casa y corregiremos la anomalía que supone la ausencia de un Instituto Cervantes enla costa oeste de EEUU y en particular, en California.
Pensar en California es pensar en el progreso. Y el español es una lengua de progreso y modernidad, de futuro y de emprendimiento. A menudo solemos hablar del pasado que nos une, y está bien, porque es nuestra raíz y es importante. Pero estoy convencido de que, cada vez más, el futuro tiene que articular nuestras conversaciones. Porque el español es también una lengua de ciencia y de tecnología y vivimos un tiempo de grandes y veloces transformaciones.
El español es nuestro mejor embajador. Un embajador comercial, un embajador de libertades y un embajador, por supuesto, cultural.
Al español, como saben, le sienta bien el mestizaje. Resiste la vecindad de otras lenguas y se cruza con ellas provechosamente. Tiene 490 millones de hablantes nativos, una cifra que podría llegar a 585 millones si sumamos los hablantes potenciales de los próximos años. Por eso el español es tal vez la lengua más viva del mundo. Su extensión por países muy distintos de América Latina y su expansión aquí, en Estados Unidos, le otorga una riqueza formidable.
El español es además la lengua de vanguardia de otros muchos ámbitos: el audiovisual, la literatura, la diplomacia, la economía, la cultura y la comunicación del siglo XXI. Una lengua que se habla en las industrias punteras que sostienen todas las artes y oficios.
Esta misma tarde, me reuniré con algunos de los representantes de las corporaciones audiovisuales en la llamada meca del cine, dentro de los Hollywood Universal Studios. Hablaremos del éxito de producciones españolas como «La Casa de Papel», «Élite» o «Las chicas del cable» en plataformas como Netflix, confirmando la popularidad del español y de la cultura que proyecta.
California, como el español, es progreso, es vanguardia y es diversidad. Y por ello los hispanohablantes sentimos tan cercana esta tierra.
No quiero olvidarme de resaltar que esa difusión natural del español en Estados Unidos, representa también el esfuerzo y el trabajo de muchos hombres y mujeres que llegaron a esta tierra en busca de oportunidades.
Ellos y ellas contribuyeron a la prosperidad, la riqueza y la diversidad de este gran país que es EEUU.
Ellos y ellas hicieron de esta lengua hermosa y pujante una parte consustancial a la historia y al propio ser, en consecuencia, de EEUU.
Un gran país que lo es y que está dando precisamente trabajo y esfuerzo a muchísimos inmigrantes que llegaron y llegan a sus costas y fronteras en busca de esperanza, de algo mejor. Porque Estados Unidos, con sus enormes posibilidades de progreso social, ofrecía y ofrece oportunidades a tantas personas de condición humilde.
En este sentido, el Instituto Cervantes en Los Ángeles tendrá, pues, una grandísima tarea, yo diría una apasionante tarea y también una noble causa. Es una apuesta estratégica de primer orden para el Gobierno de España, tras la reciente apertura de una extensión en la ciudad texana de El Paso.
Una apuesta decidida por el español y por los valores que transmite nuestra cultura y nuestra lengua. Y una apuesta decidida por mantener los lazos con esta ciudad, con este Estado, California y con EEUU.
Me gustaría que, por tanto, no fuera un centro Cervantes más: este centro en Los Ángeles podría aspirar a ser mucho más, a ser una verdadera Casa de lo Hispano y lo Hispánico en esta región. Para conseguir el éxito de esta meta compartida, tienen ustedes -representantes de la academia, de la sociedad civil y del mundo de la cultura y del arte- un gran papel por delante.
Por eso, quisiera mostrar mi aprecio y respeto a los hispanistas que, a menudo discretamente, con una silenciosa labor diaria, armados de conocimiento y tesón, contribuyen al enriquecimiento, modernización y vitalidad de la cultura hispánica.
No puedo concluir, en este sentido, sin dar mi enhorabuena a la Sra. Barbara Fuchs, que hoy nos acompaña, y por cierto, yo comparto el que sin duda alguna está Shakespeare pero también está Lope de Vega, como uno de los grandes literatos universales. Pero en fin, quería agradecerlo y reconocer todo el trabajo, con esta concesión de su primer Premio Ñ del Instituto Cervantes del que hará entrega Su Majestad el Rey de España en la próxima reunión anual del Patronato.
Este premio busca reconocer la trayectoria de aquellas personas que, como Barbara, se han distinguido por la labor de difusión e impulso internacional del español y de su cultura. Su impresionante trayectoria académica y también artística, querida Barbara, demuestra que este honor es más que merecido. Su figura, resaltada ahora con este premio, puede servir de símbolo de los lazos indestructibles que existen entre el español y California y por tanto entre España y EEUU.
Muchísimas gracias señoras y señores.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación).
(Intervención original en inglés y en español)