Valencia
Buenos días, muchas gracias querido president, autoridades, gracias por acoger este acto tan importante para el Gobierno de España, para la Comunidad Valenciana y también para el conjunto de la sociedad española.
Quisiera empezar evocando una fecha, en 1953, un cineasta valenciano estrenaba en el Cine Callao de Madrid una película en blanco y negro que representaba satíricamente la imagen de la España de hace setenta años. Ese director era Luis García Berlanga, e ilustraba en "Bienvenido, Míster Marshall", en esa película, cómo el coche de la recuperación europea de la postguerra pasó de largo por nuestro país. Europa se benefició; la España franquista quedó al margen.
El nuestro era entonces un país que era un páramo de pobreza, una dictadura aislada del boom de progreso económico y social que vivían precisamente nuestros vecinos europeos. No era ni la primera ni la última vez que España se quedaba atrás. Perdimos el tren de la primera, de la segunda y de la tercera revolución industrial. Tuvimos que esperar hasta la década de los ochenta del siglo pasado para que la familia europea nos acogiera y para que nuestro país se pusiera a punto.
Las cosas, es cierto, han cambiado desde entonces, y mucho, afortunadamente. Tanto que hoy, tenemos ante nosotros la oportunidad de romper esa tendencia, de ir un paso más allá a partir del año 2021 que es precisamente, curiosa ironía, el año Berlanga en nuestro país. 2021 puede ser, debe ser, esa es la obligación de todos, de todas, el año en el que el coche ya no pase de largo, sino que se detiene y sube a España a bordo. Con otra gran diferencia que me gustaría compartir con todos ustedes: y es que esta vez el coche de la recuperación no viene del otro lado del Atlántico, es el coche que la propia Europa ha puesto en marcha. Hace 75 años, si volvemos a ese momento, EEUU salvó a Europa y España quedó al margen, la España franquista; y esta vez Europa salva a Europa y España está a bordo.
Antes lo ha dicho el president, hace apenas 10 meses, si recuerdan, comenzábamos a vislumbrar el país que queríamos construir, con la formación del primer Gobierno de coalición en la historia democrática de nuestro país. Se abría ante nosotros una década para llevar a España a dar de nuevo un gran salto de progreso con las transformaciones que ya habíamos identificado en el discurso de investidura y en el programa de gobierno que considerábamos que nuestro país necesitaba acometer.
En marzo llegó la pandemia del COVID y toda nuestra perspectiva de cambio se detuvo. Junto con Europa, con el resto del mundo, España fue durísimamente golpeada por un virus desconocido. En ese momento lo primero que hizo el Gobierno, también con el concurso de los gobiernos autonómicos y los municipios fue salvar vidas, y con ello defender la salud pública, salvar puestos de trabajo, ayudar a las empresas, después. Lo hicimos con todas las herramientas a nuestro alcance.
Con el Estado de Alarma, un instrumento constitucional, y por tanto legítimo, que doblegó la curva de los contagios en esa primera ola, y con una red, un escudo económico y social sin precedentes en la historia democrática de nuestro país, porque sin precedentes es la crisis que estamos sufriendo. Actuamos desde el primer momento con una batería de medidas destinadas a paliar los daños y a proteger al conjunto de ciudadanos y ciudadanas, sobre todo a aquellos más vulnerables ante la pandemia y sus efectos económicos y sociales, hay que recordarlo, porque es un esfuerzo sin precedentes que está haciendo el conjunto de la ciudadanía, sean trabajadores, sean empresarios, sean instituciones públicas.
Movilizamos hasta 200.000 millones de euros, cerca de un 20% de nuestra capacidad de riqueza anual, la mayor cantidad de recursos que se ha destinado, en la historia de nuestro país, a proteger a las empresas, fundamentalmente pequeñas y medianas empresas y trabajadores y trabajadoras autónomos. Hoy más de 550.000 empresarios y empresarias prosiguen su actividad gracias al aval financiero del conjunto de la sociedad española, representada en el Estado.
Junto a ello, recordemos, protegimos, en el momento más difícil del confinamiento, a 3,4 millones de trabajadores y trabajadoras mediante el mecanismo de los ERTE, y, afortunadamente hoy, más del 80% de esos trabajadores ha vuelto a su puesto de trabajo. Pusimos en marcha, por primera vez, una prestación extraordinaria para los trabajadores autónomos que ha beneficiado, en el momento más difícil del confinamiento, de la pandemia, a un millón y medio de trabajadores por cuenta propia. Y casi hoy 150.000 autónomos se benefician ya de las nuevas prestaciones que pusimos en marcha el pasado verano. Y junto a ello, también, erigimos un robusto escudo social. Un robusto escudo social que ha permitido la protección de más de 216.000 familias y autónomos en situación de vulnerabilidad que obtuvieron, por ejemplo, recordemos, una moratoria de la deuda hipotecaria para la adquisición de su vivienda habitual o del inmueble dedicado a la actividad económica. Establecimos la prórroga automática de los contratos de alquiler de vivienda vencidos y suspendimos los desahucios por impago del alquiler para las familias vulnerables sin alternativa habitacional, estas son algunas de las medidas que pusimos en marcha, también, en el ámbito de la vivienda.
Y creo que, como colofón, es importante reivindicar y recordar el que en un tiempo record, en plena pandemia, hemos puesto en marcha uno de los principales logros, avances, reformas estructurales, como es la puesta en marcha de un Ingreso Mínimo Vital. Un Ingreso Mínimo Vital que quiero recordar, en muy pocos meses, ha permitido alcanzar la protección de 136.000 hogares en los que viven más de 400.000 personas
Por tanto, sólo teníamos una opción ante esta calamidad, y era responder con la misma intensidad. Decidimos resistir para avanzar. Y ésa resistencia fue posible, también, por algo que ha dicho el president Puig y que yo quiero reivindicar en el ámbito de la política española, y es que decidimos resistir para avanzar y lo hicimos gracias a un ejercicio de unidad sin precedentes, también, en la historia de nuestra democracia, apoyándonos en la fuerza de la unión y del diálogo para avanzar.
En primer lugar, y me gustaría hacerlo al lado de los representantes de los agentes sociales, a través de la labor de los empresarios, de sus representantes y también de los representantes de los trabajadores en el diálogo social. Llevamos ya, en poco más de diez meses de Legislatura, y en plena pandemia, cinco grandes acuerdos con los agentes sociales: tres acuerdos para la prórroga de los ERTEs, hasta el próximo 31 de enero; un Pacto por la Reactivación Económica y por el Empleo; y la Ley del Trabajo a Distancia, que es una Ley pionera en el ámbito europeo y que está sirviendo de inspiración, también, en el ámbito de la Organización internacional del Trabajo.
Ése es el camino en el que cree el Gobierno de España junto al Govern de la Generalitat Valenciana, el del diálogo social.
Y, en segundo lugar, a través de la respuesta del conjunta que le dimos por parte de las instituciones europeas. Con Europa acordando con Europa y sabiendo con ello estar a la altura en esta emergencia sanitaria, económica y social que estamos viviendo. Con España también, hay que reivindicarlo, protagonizando la demanda de un gran Plan Marshall, como ha dicho antes el president Puig, de un gran Plan de Recuperación para nuestro país cuyo acuerdo logramos, afortunadamente para todos, el pasado mes de julio y que es hoy una realidad, a falta, lógicamente, de que sea refrendado por el Parlamento Europeo en las próximas semanas.
Venimos a hablar de ello hoy. Pero antes me gustaría también hacerles alguna referencia, alguna reflexión sobre la emergencia sanitaria que estamos viviendo. El COVID-19 no entiende de ideologías ni de fronteras, lo hemos dicho en muchísimas ocasiones. Y si algo hemos aprendido todos durante este año largo es que sólo nuestra disciplina colectiva puede derrotar al virus. Es cierto que vencimos a la primera ola. Nos demostramos por tanto que somos capaces de hacerlo. Pero desde entonces seguimos luchando frente al virus. La segunda ola está frente a nosotros desde hace semanas y en consecuencia debemos actuar con ese mismo esfuerzo, con esa misma resistencia, con esa misma moral de victoria con la que vencimos al virus en la primera ola.
Combatimos ahora la segunda ola, es cierto que tiene unas características diferentes de la primera ola y por tanto nuestra respuesta se tiene que adecuar a las características de esta segunda ola de la pandemia, tiene que ser distinta. Tenemos para ello una Estrategia Nacional contra la segunda ola que trazó precisamente el Consejo Interterritorial de Salud, que es el corazón de la decisión que tenemos que tomar para hacer frente a esta emergencia sanitaria, bajo, lógicamente, la coordinación del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España.
Esta Estrategia descansa en 3 pilares que me gustaría resaltar.
En primer lugar, indicadores comunes, homologados ahora, con el apoyo también de la UE, nos hemos dado desde el Gobierno de España y también compartido con las CC.AA.
Junto con esos indicadores comunes, en segundo lugar, tenemos un repertorio de acciones acordadas en común y respaldadas por un soporte jurídico común constitucional, el Estado de Alarma que ha sido aprobado por el Congreso de los Diputados para los próximos seis meses. Estas acciones van desde la limitación de la circulación de personas en horario nocturno como hemos visto o la reducción de los grupos de personas en espacios públicos y privados, y por otro, otras potestativas y específicas de las CCAA, como bien a recordado el president Puig, como es el cierre perimetral de las comunidades, sus provincias o sus municipios, la restricción de horarios de los comerciales o el cierre de ciertos establecimientos.
Por tanto indicadores comunes, acciones concertadas y en tercer lugar, tenemos también una evaluación común, que nos permite algo muy importante y es verificar regularmente la situación de todas y cada una de las CCAA para medir la eficacia de las medidas que estamos implementando en el tiempo, lo que requerirá, porque ya sabemos cómo se comporta el virus, y como tenemos que medir y evaluar la eficacia de las acciones que estamos tomando entre dos y tres semanas.
Por lo tanto, para esta segunda ola tenemos una Estrategia Nacional, con indicadores comunes, con acciones concertadas con un respaldo constitucional, que es el Estado de Alarma, y por ultimo evaluación regular en común que hace el Consejo Territorial de Salud desde el punto de vista semanal.
Y basándonos en estos tres ejes, estos tres pilares, y siendo fieles a los tiempos que nos marcan los científicos, que nos marcan los técnicos epidemiológicos que se necesitan para conocer la evolución de la pandemia, estoy convencido de que vamos a volver a doblegar la curva como hicimos en la primera ola. Nos hemos puesto una meta, una meta ambiciosa: lograr una incidencia acumulada de 25 contagios por 100.000 habitantes cada 14 días.
Tenemos la cobertura legal para poder actuar durante seis meses. Es el plazo que los expertos consideran adecuado para superar la etapa más crítica de la pandemia. Y al término de ese plazo de seis meses, la implementación de las campañas con las nuevas vacunas que podrían estar listas para ese momento, acompañado del cambio de estación, estoy convencido nos ayudarán a recuperar progresivamente esa ansiada normalidad por parte del conjunto de ciudadanos y ciudadanas.
Pero insisto: entre tanto, tenemos seis meses en las que necesitamos la misma disciplina colectiva que mostramos en la primera ola. Y a partir de ahí, tenemos todas las bases, el conocimiento y los recursos para superar las otras dos emergencias, además de la sanitaria, que son la emergencia económica y la emergencia social.
Por eso estamos aquí, para presentar en el primer territorio en el que hemos podido celebrar esta reunión, y además lo hago con muchísima gratitud al conjunto de instituciones de la Comunidad Valenciana, querido president, la hoja de ruta que nos señala el camino de la España que queremos: que es ese Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en el que la Comunidad Valenciana tiene que jugar, va a jugar, estoy convencido, un papel relevante, un papel muy importante.
La última vez que tuve ocasión de estar aquí con ustedes fue el pasado 25 de enero. Lo hacía para comprobar sobre el terreno los efectos desastrosos, nos acordamos bien president, de la borrasca Gloria, es cierto que eso ya parece que fue en la prehistoria, antes de la pandemia, y para hacer llegar entonces al conjunto de la sociedad valenciana el compromiso de un apoyo firme, contundente y efectivo por parte del Gobierno de España para con aquellas familias que estaban sufriendo las consecuencias de la borrasca, de la tormenta.
Han pasado solamente nueve meses desde aquella visita. Pocos imaginábamos entonces lo que nos iba a deparar el futuro y vuelvo a Valencia en circunstancias también difíciles, aunque muy distintas. Pero si nos paramos un segundo y reflexionamos sobre ese momento y el actual es significativo comprobar que muchas de las necesidades que entonces nos ocupaban siguen siendo prioridades en el escenario actual, incluso diría que son más prioritarias.
Hoy, como entonces, tenemos que hablar del cuidado de las personas que han sido golpeadas con más dureza por una catástrofe inesperada.
Tenemos que hablar de habitabilidad e infraestructuras. De la recuperación y renovación de la actividad turística, que es uno de los sectores más golpeados por la emergencia sanitaria. De la sostenibilidad y transformación energética, especialmente relevantes en esta ciudad, en esta tierra, con un Mediterráneo que, como bien recordaba en esa visita que hicimos ya hace unos cuantos meses el president Puig que decía en esos días enero, que el Mediterráneo se ha convertido de alguna forma en la zona cero del cambio climático.
En definitiva llega el momento de afrontar todos esos desafíos con nuevas fuerzas y con una nueva ambición que debemos desplegar colectivamente. Porque la pandemia ha supuesto un gigantesco acelerador de aquellos procesos que España necesitaba abordar, imponiendo además un marco mundial de transformaciones que ya nadie puede ignorar.
Unas transformaciones que Europa ha entendido muy bien. El sentido, precisamente del acuerdo histórico que logramos el pasado mes de julio es el mensaje inequívoco que trasladamos todos los líderes europeos: que Europa no puede contentarse con volver al punto de partida previo a la pandemia. Que no solo se trata de volver a levantarnos: se trata de avanzar hacia una profunda transformación de nuestra economía y de nuestra sociedad. Eso es lo que va a hacer España.
Eso es precisamente lo que encarna este Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que hoy tengo el placer de presentarle al conjunto de la sociedad valenciana. Un Plan que resume la respuesta por parte de España a esa gran apuesta europea, ese gran plan Marshall, el Next Generation UE, que va a suponer para nuestro país la posibilidad de contar, entre transferencias no reembolsables y créditos, con un fondo de 140.000 millones de euros en los próximos 6 años, es decir, hasta 2026. Para que nos hagamos una idea los fondos estructurales representaron en los años 90 en nuestro país solamente en seis años en torno a 8.000 millones de euros, aquí estamos hablando de 6 años, 140.000 millones de euros. Una cifra inédita, el equivalente al 11% de nuestro PIB de 2019, a la que hay que sumar los más de 79.000 millones de euros previstos para España a través de los fondos estructurales y también de la Política Agraria Común para el periodo 2021-2027. Por tanto, un enorme esfuerzo de absorción, de gestión, pero también una gran oportunidad para poder transformar nuestro país. Sin duda alguna, una oportunidad excepcional a la altura de una situación excepcional.
Vamos a realizar una apuesta muy importante: concentrar un total de cerca de 72.000 millones de euros de transferencias no reembolsables para el periodo 2021-2023, es decir, en tres años 72.000 millones de euros, con el objetivo de relanzar la actividad económica y la creación de empleo en los primeros años. Se trata, en definitiva, de hacer frente desde el primer momento a la crisis económica causada por la pandemia y sentar las bases para transformar nuestra economía con un enfoque inclusivo, medioambientalmente sostenible, como ha dicho el presidente Puig y puntero tecnológicamente.
Fíjense, con este Plan el gobierno persigue, entre otras cosas, acelerar en un 40% los objetivos cuantitativos de nuestro Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que es nuestro gran compromiso, nuestra hoja de ruta para la transición ecológica. Lo que vamos a hacer es adelantar a 2023 los objetivos intermedios que nos marcamos en un primer momento para el año 2025. Los adelantamos dos años. Y estimamos también que el Plan nos va a permitir reducir, como bien antes señalaba el president Puig la brecha de desigualdad con la media de la UE en dos tercios.
La pandemia ha puesto de relieve muchas cosas, ha puesto de relieve también las debilidades a las que se enfrenta, por ejemplo, la industria europea en un mundo de complejas cadenas de valor y creciente incertidumbre. Recordemos todos lo que pasaba con las EPIS en la primera ola, lo que ocurría con los respiradores. Entonces, la capacidad industrial de nuestro continente, de Europa, se enfrentó a fuertes disrupciones en los canales comerciales que dificultaron la respuesta eficaz, autónoma a la crisis del COVID-19.
El Plan de Recuperación lo que va a hacer es reforzar todas las capacidades industriales de nuestro país, a través de inversiones en el desarrollo de tecnologías clave para el futuro de la industria. Avanzando hacia una autonomía estratégica necesaria que va a contribuir a varios objetivos en la línea de las prioridades marcadas por la Unión Europea.
No se trata de un Plan de Recuperación más por tanto. Es el Plan más importante de nuestra historia. Es, para empezar, una apuesta estratégica de verdad, de verdad, por los jóvenes de este país, por los jóvenes europeos; por lo que ellos representan. Es, también, un paso sin retorno hacia una nueva y profunda modernización de nuestro país en todos sus aspectos y todas sus dimensiones.
El paso que nos lleva a una España próspera, pero también resiliente, que apuesta por la transición ecológica y también por la transformación tecnológica y digital, además de la ecológica.
Una España que favorece la diversificación, la competitividad de sus empresas, de sus industrias, y refuerza sectores estratégicos como la agroindustria, que es también tan importante para esta tierra, la biotecnología, la construcción, la automoción también muy importante para esta tierra o el turismo, evitando precisamente la dependencia puntual de uno o dos de ellos.
Una España que impulsa la Ciencia, tan necesaria, tan evidentemente necesaria, e imprescindible para garantizar la salud de todos como estamos viendo precisamente en esta pandemia, la I+D+I, pero no solamente con palabras, sino con inversión y convicción, porque comprende, como he dicho antes, la trascendencia de la ciencia y la innovación.
Que cree decididamente en la excelencia, la universalidad y la equidad en la educación. Que apuesta por el fortalecimiento de la sanidad pública, otra de las grandes lecciones que tenemos que sacar de esta pandemia. Que transmite seguridad a los trabajadores autónomos, y fomenta la economía social. Que ve en industrias como la cultura o el deporte una fuente de riqueza presente, a la vez que muestra más hermosa seña de identidad. En definitiva, podemos hacerlo; está en nuestra mano. Solo tenemos que empezar cuanto antes, porque el éxito final dependerá de la convicción y la rapidez, como bien ha dicho el president Puig, con la que aprovechemos esta enorme oportunidad y aceleremos las transformaciones que necesita nuestra economía y el conjunto de nuestra sociedad.
Tenemos que aprovechar este momento económico, porque tenemos capacidad para ello. La economía española, hay que recordar algunos datos porque pasa a velocidad de la luz toda esta actualidad en que vivimos y por tanto no tenemos tiempo de reposar, pero hay algunos datos que merece la pena subrayar, la economía española sabemos que fue la segunda más golpeada por la pandemia en el segundo trimestre de este año. Pero hemos hecho un gran esfuerzo, apoyando a nuestras empresas, como antes he subrayado, a nuestros autónomos, a nuestros trabajadores y trabajadoras, a nuestras instituciones como antes bien ha recordado el president Puig, lo hicimos para levantarnos y para reemprender el camino.
Las expectativas eran bajas para la economía española sin la fortaleza que nos da por ejemplo el turismo, que es uno de los sectores más competitivos, más creadores de empleo, pero que desgraciadamente más dañado se ha visto como consecuencia del confinamiento, pero gracias a ese esfuerzo hemos conseguido entre todos, empresarios, trabajadores, instituciones, desde el pequeño municipio al gobierno de España o al conjunto de la Unión Europea, hemos retomado el crecimiento con fuerza, según el INE un 16,7% en el tercer trimestre de este año del PIB, superando ampliamente el consenso de todos los analistas, que situaba entre el 11 y el 13% la recuperación de nuestro PIB, pues ha sido un 16,7%.
Además, el mercado laboral sigue encadenando meses en positivo. En octubre, por ejemplo, hemos sumado casi 114.000 afiliados más y ya hemos recuperado 590.000 empleos desde el peor momento de la crisis sanitaria.Por eso, el mayor error colectivo que podríamos cometer ahora es ignorar el momento decisivo en el que nos encontramos.
Hablamos de fondos y de presupuestos; pero no se trata simplemente de dinero. Se trata de elegir el modelo económico que queremos para la Comunidad Valenciana, también para España, y destinar los recursos de forma eficaz e inteligente para activarlo en el menor tiempo posible.
Fíjense en los PGE 2021 que ayer tuvieron ocasión tanto el ministro de transportes como el president, de poder presentar a la sociedad valenciana, contienen un adelanto yo creo inédito en la historia de nuestro país, de 27.000 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. 27.000 millones de euros vinculados con la inversión pública, que ha sido por cierto, durante todos estos años después de la crisis financiera, digamos, la gran víctima de muchas de las restricciones financieras que hemos sufrido durante estos años. Una movilización, como decía entonces, sin precedentes. Desde el momento en el que estén aprobados esos presupuestos, podremos iniciar las convocatorias de los proyectos que han sido diseñados por el conjunto de la sociedad valenciana y también de la sociedad española. Y queremos tener aprobados estos PGE antes de final de año.
¿Qué España queremos en esos proyectos?
Queremos, en primer lugar, una España verde. Y si España es verde, la Comunidad Valenciana será verde. Contamos en esta tierra con empresas que fomentan estudios energéticos (como Solarius Energías Renovables), que producen energía solar fotovoltaica (como el grupo, la empresa Grupotec) y también energía térmica. Contamos con empresas, cuentan ustedes con empresas, que crean comunidades de energía para promover el autoconsumo (como es por ejemplo Sapiens Energía en esta tierra).En definitiva, la Comunidad Valenciana cuenta con las bases para seguir transformando su tierra y también el conjunto del país. Por eso aspiramos a acelerar en un 40% los objetivos cuantitativos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima; y a ello queremos también que haya 250.000 nuevos vehículos eléctricos en 2023, como paso para lograr los 5 millones de vehículos eléctricos en que queremos para nuestro país en 2030; y a avanzar para alcanzar un sistema energético 100% renovable en 2050. Es una apuesta muy ambiciosa pero posible.
Precisamente, esta misma semana hemos aprobado en el Consejo de Ministros el nuevo decreto que regulará las futuras instalaciones renovables mediante subasta, para dotarlas de un marco estable y atractivo para la inversión, que es preciosamente lo que no han tenido durante estos últimos años. De hecho, los proyectos en marcha van a movilizar la astronómica cifra de más de 100.000 millones de euros en las dos próximas décadas. Es decir, la transformación en la que está ya inmersa el sector financiero, el sector privado es enorme y el sector público tiene que poner todas las garantías jurídicas para que se puedan realizar esas inversiones con las máximas garantías, con las máximas condiciones, con la máxima seguridad, con la máxima estabilidad, porque eso redundará en beneficio de la creación de empresas y de la creación también de miles y miles de puestos de trabajo de alta calidad.
En segundo lugar, queremos una España digital. Y si España es digital, insisto la Comunidad Valenciana será digital. Somos muy conscientes de que las empresas valencianas han evolucionado mucho en esa vertiente tecnológica que España precisamente necesita y demanda. En la Comunidad Valenciana crece con fortaleza el desarrollo de un sector que anda a caballo entre la industria y la cultura, como es el sector de videojuegos, con empresas como Elite3D, Spherical Pixel, Super Awesome Hyper Dimensional Mega Team o Codigames. Y las empresas de Valencia también llegan a Silicon Valley, a San Francisco, a Estados Unidos, como Cuatroochenta, que desarrolla aplicaciones precisamente para la telefonía móvil.
Es decir, hay una enorme presencia de tejido emprendedor en esta tierra que puede ser la vanguardia precisamente de esa transformación digital que necesita el conjunto del país. Para seguir apoyando a estas empresas, a estos proyectos empresariales el Gobierno ha preparado la Agenda España Digital 2025. Será la hoja de ruta que nos va a guiar en un aspecto clave para la modernización de nuestro tejido empresarial, garantizando su competitividad internacional. Es también un objetivo que yo creo que tiene un gran alcance social: vamos a promover que el 80% de los españoles reciba formación en competencias digitales, que es una de las grandes asignaturas pendientes que tiene nuestra sociedad, que el 75%, esto también es muy importante porque vamos a estar a la vanguardia en Europa, que el 75% de la población española disponga de cobertura 5G, y que toda la población española tenga acceso a internet rápido.
En tercer lugar, antes lo ha dicho el president, queremos una España sin brechas de género las mujeres son las que están ahora sufriendo de manera más particular la incidencia de esta emergencia económica, social y sanitaria, una España con igualdad entre mujeres y hombres. Queremos una Comunidad Valenciana también en igualdad. Es un hecho que Valencia está comprometida con la igualdad. Claro ejemplo son las Unidades de Igualdad creadas a nivel municipal o el Espai Lidera, puesto en marcha por la agencia de empleo València Activa para fomentar el liderazgo de las mujeres, la formación y el emprendimiento, en definitiva cuestiones que saben ustedes mucho mejor que yo.
Y en cuarto lugar, junto con esta reducción de la brecha de género, necesitamos también, como bien ha comentado el president, una España cohesionada, una España inclusiva. Una España que ponga freno al avance de la pobreza, de la exclusión, que todas estas transiciones tengan una perspectiva inclusiva y que la desigualdad que ha experimentado el mundo en las últimas décadas se frene y revierta la tendencia. La pandemia ha hecho evidente el agotamiento de un modelo de desarrollo, la necesidad de reemplazarlo por una nueva concepción del progreso que permita cerrar las brechas sociales, las brechas territoriales, y que construya una justicia intergeneracional, que legue a nuestros jóvenes un mundo más justo en todas sus vertientes y en todas sus dimensiones. Que contribuya y esto es también muy importante para esta tierra no solamente al desarrollo urbano equilibrado, sino esto también al desarrollo del medio rural equilibrado.
Este progreso tiene que venir acompañado de la creación de empleo estable y de calidad, con el impulso de las transformaciones que antes he señalado: la transición ecológica, que además de ser un tractor de la economía, fija territorio y nos va a permitir crear hasta 350.000 empleos desde hoy hasta el año 2030. O la transformación digital, que va a conectar, como he dicho antes, a toda España, con cobertura de alta velocidad en nuestros pueblos, en nuestras ciudades, y que va a ser un motor fundamental de empleo en los próximos años.
Y algo fundamental también, prioritario para este Gobierno, y me consta que también para el Govern de la Comunitat Valenciana y es precisamente la educación. La educación como un factor clave para la creación de ese empleo. Por eso uno de los pilares principales de nuestro Plan de Recuperación es la Educación, hasta el punto de concentrar en la Educación y en la Formación Profesional casi la quinta parte del conjunto de esos 140.000 millones de euros durante los próximos seis años.
El impulso del Plan lo vemos por ejemplo en los Presupuestos Generales del Estado que hemos presentado y que esperemos sean debatidos en muy poco tiempo en el Congreso de los Diputados, que destinará a la política de educación casi 4.900 millones de euros, es decir, un 70% más de recursos que lo que teníamos hasta ahora.
Y con estos recursos no solo vamos a reforzar la digitalización de la educación, que todos como padres, madres, lo hemos vivido en nuestros propios hogares durante el momento más difícil del confinamiento, es necesario ese salto de digitalización que tenemos que dar a nuestra Educación pública, sin menoscabo de la educación presencial que es fundamental, sino que impulsaremos la equidad con 2.090 millones de euros en becas, la mayor dotación en becas de la historia de nuestro país.
Además, vamos a redoblar nuestra apuesta por la formación profesional. Esto es algo que me han dicho los sindicatos, los empresarios y que estoy convencido que es un diagnóstico que todos compartimos. El objetivo es muy ambicioso: crear 200.000 nuevas plazas de formación profesional en los próximos tres años, actualizando los títulos y creando otros nuevos ligados a sectores emergentes como la robótica, el big data o la industria inteligente.
Y desplegaremos también un plan para acreditar las competencias básicas y profesionales de más de tres millones de trabajadores y trabajadoras. Personas que tienen la cualificación pero que no tienen precisamente esa titulación que les permitirá poder encontrar un trabajo con mayor facilidad. Porque tenemos que posicionarnos ya en los nuevos empleos que se están creando por el sector privado.
En la Comunidad Valenciana tenemos ejemplos de empresas que ya trabajan en otro ámbito, en la vertiente más cohesionada, más inclusiva, a la cual antes hacía referencia.
Una de ellas, un paradigma de las cosas bien hechas, los supermercados Consum que está impulsando 25 líneas de trabajo para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 en la que el Gobierno de España está plenamente comprometido como lo está también el conjunto de instituciones de la Comunitat Valenciana.
Entre ellas están iniciativas que son muy importantes, pueden parecer pequeñas pero son enormemente transformadoras, como las donaciones para proyectos sociales en el entorno, las donaciones de alimentos a más de 50.000 familias vulnerables al año, la reducción de la brecha salarial de género entre los empleados y empleadas, inserción laboral de personas con discapacidad o la recuperación de una de las asignaturas pendientes, que ya le digo que el Gobierno está plenamente comprometido, como es la recuperación 134.000 toneladas de residuos para su reciclaje o valorización, es decir, el impulso a esa economía circular en la que todos estamos plenamente comprometidos.
Hay empresas que cuando yo conocía el objeto, no solamente social sino sobre todo ese compromiso con el impacto social que están desplegando, hay una empresa que me ha llamado mucho la atención que es la marca Timpers dedicada al diseño y venta de zapatillas por internet y con un marcado carácter social, integrando, por ejemplo, a personas ciegas en el proceso de diseño y dotando de accesibilidad a todo el producto.
Apuestan precisamente por una inclusión total de la discapacidad y por eso se han constituido en Centro Especial de Empleo, de modo que el 100% de su plantilla está compuesta por personas con algún tipo de discapacidad. Esta es la España que tenemos que reivindicar porque es la España real, comprometido, además de ver una visión empresarial y social a su competitividad económica. Fabrican íntegramente en la provincia de Alicante, asegurando unos estándares de calidad altos que es precisamente en lo que está el conjunto de empresas españolas. En mayo de 2019 fueron seleccionados para entrar en el Programa Garaje de la iniciativa Lanzadera que lidera también un prominente empresario de esta tierra y acaban de ser seleccionados para pasar a la fase de Tracción.
Por lo tanto, lo que quiero decir con todo esto es que en la Comunidad Valenciana existe una gran sensibilidad que le queremos dar al Plan de Recuperación como es la cohesión social, la cohesión territorial, un crecimiento inclusivo. Necesitamos más proyectos en esta dirección apoyados por las grandes empresas que tiene la Comunidad. Mientras seguimos avanzando radicalmente como ninguna otra administración anterior en el aumento de las inversiones presupuestarias, como les detallaré más adelante, para la Comunitat Valenciana.
Lo que quiero decirle es que estas son las cuatro grandes transformaciones que acordamos en el Gobierno de España en interlocución con los agentes sociales y con los distintos actores de la sociedad civil, para priorizar en nuestras líneas de actuación con la Unión Europea. Es decir, el marco de referencia desde el que tenemos que trabajar y transformar nuestra economía y sociedad.
Esos cuatro ejes son: la transición ecológica, la digitalización, la igualdad de género, y también la cohesión social y territorial.
Sobre estos cuatro grandes pilares, sobre estas cuatro transformaciones, el Plan desarrolla diez políticas tractoras, con una distribución de fondos, muy prioritarias, muy marcadas, muy concretas, que me gustaría compartir con todos ustedes:
La primera política tractora es la de la Agenda urbana y rural, la lucha contra la despoblación y el desarrollo de la agroindustria, que va a concentrar el 16% de los recursos en medidas para mejorar por ejemplo, la habitabilidad de los entornos urbanos, que es una de las asignaturas pendientes a la par de que crea muchísimo empleo, como todos sabemos, dar respuesta a las necesidades del medio rural, y fomentar la digitalización de nuestra agricultura desde una perspectiva ecológica.
El segundo proyecto tractor son las Infraestructuras y lo que hemos denominado los ecosistemas resilientes, que recibirán el 12% de los recursos. Inversiones verdes y azules, con un objetivo bien claro, que es, descarbonizar, modernizar infraestructuras clave de transporte, preservar nuestro espacio litoral, clave para esta tierra, y recursos hídricos ante el cambio climático, y luchar en definitiva contra la desertificación y la conservar una de nuestras principales joyas que tenemos que poner mucho más en valor que es la rica y potente biodiversidad de nuestro país.
La tercera política tractora es la Transición energética justa e inclusiva, a la que se destinará el 9% de los recursos para posicionarnos estratégicamente como líderes de la renovación energética a escala global, no a escala europea, sino a escala global.
Y junto a ello, la cuarta política tractora es algo que ha hecho antes referencia el president Puig y que me parece fundamental y que es la modernización de nuestra Administración Pública adecuarla a los criterios y parámetros del siglo XXI, que actúe, por ejemplo, la Justicia en tiempo y forma, como motor de los cambios tecnológicos, que sea más verde y digital, innovando y acompañando al sector privado, y creando nuevos modelos de negocio. A ello dedicaremos el 5% de los recursos y lógicamente lo queremos hacer la mano del conjunto de Administraciones públicas de nuestro país.
La quinta política tractora es la modernización de todo nuestro sistema productivo desde los parámetros de digitalización, en especial, de nuestras PYMES, que son muy pequeñas y que están muy atomizadas y que tenemos que seguir escalando para que puedan seguir exportando y ganando en competitividad, también de nuestra industria y nuestro turismo, que yo estoy convencido de que va a salir aún más fuerte, y el impulso a estrategia que hemos llamado España Nación Emprendedora. Un objetivo, a mi juicio, este último, de la máxima urgencia para mejorar nuestra competitividad internacional y crear una nueva política industrial, mediante medidas que acapararán nada más y nada menos el 17% del conjunto de los fondos.
La sexta política tractora es el Pacto por la ciencia y la innovación y el Refuerzo de las capacidades del Sistema Nacional de Salud. Creo que una de las grandes lecciones es que tenemos que reforzar nuestros mecanismos de redistribución y de protección. Sin duda alguna, de Salud Pública, de Sanidad. Un área cuya trascendencia que en consecuencia ya nadie puede discutir, a la cual vamos a destinar el 17% de los recursos económicos.
La séptima política tractora es para nosotros como he dicho antes prioritaria, fundamental, es la Educación y el conocimiento, la formación continua y desarrollo de capacidades laborales de nuestros trabajadores y trabajadoras. Si hay un elemento capital para que el Plan de inversiones y reformas tenga el impacto deseado, ese es la inversión en capital más importante que es el capital humano. Por eso concentrará el 18% de los recursos, el mayor porcentaje de reparto del conjunto del Plan.
La octava política tractora es la Nueva economía de los cuidados y las políticas de empleo. La pandemia ha demostrado la necesidad absoluta de situar a las personas en el centro de la economía, y repensar nuestro modelo de atención a las personas mayores, que hasta ahora ha estado muy centrado en las residencias de mayores y que a partir de ahora tengamos que repensar junto con el concurso de los Ayuntamientos, de los servicios de proximidad, las personas mayores no quieren ir a residencias, quieren vivir en sus casas, Tenemos que ir hacia sistemas de atención y de economía de cuidados muchísimo más próximo que además son menos costosos, son más equitativos y más eficientes. A ello destinaremos el 6% de los fondos junto con una nueva política activa de empleo.
La novena política tractora es el Desarrollo de la industria de la cultura y el deporte, a la que hemos querido dar una significación específica porque es un área fuente de riqueza, no solamente desde el punto de vista económico sino también intelectual, también de empleo, de salud y de valores, que ahora va a contar con una dotación de recursos entorno al 1,1% del total del mismo.
Y la décima y última política tractora es la Modernización de nuestro sistema fiscal y alguno de los elementos lo ha marcado antes el president Puig, me parece fundamental que renovemos después de la pandemia nuestro sistema fiscal. Hay ya algunos elementos que se están poniendo en marcha a nivel europeo que tenemos también que incorporar en nuestro diseño de sistema fiscal. Pensemos que la Comisión Europea se va a endeudar por todos o más bien todos nos vamos a endeudar junto con la Comisión Europea para poder financiar estos 750.000 millones. Tenemos que abrir un gran debate de recursos propios en la UE y eso tiene lógicamente un impacto, un recorrido en nuestro país.
Por tanto, tenemos que revisar nuestro sistema fiscal para un crecimiento inclusivo y sostenible, vigoroso, mucho más justo y adaptado a la realidad del siglo XXI. Hemos nombrado, vamos a poner en marcha precisamente una Comisión de expertos para que podamos precisamente diseñar ese sistema fiscal nuevo para un mundo que va a cambiar desde el punto de vista económico, fiscal, después de la pandemia.
Cuatro transformaciones, señoras y señores, diez políticas tractoras, que van a promover el lugar que queremos que ocupe España en el contexto internacional durante las próximas décadas. Del éxito de su desarrollo va a depender el éxito de nuestro país, de nosotros como sociedad.
Diseñamos un Plan con muchísima ilusión, con muchísimo trabajo, de muchas horas, de equipos multidisciplinares, un Plan para dar respuesta a necesidades históricas desde nuevas perspectivas que tenemos que dárselas. Para modernizar nuestra economía con dos grandes prioridades como antes he referido como es: la transición ecológica y la digitalización, que juntas se van a repartir el 70% del total de los recursos que vamos a movilizar.
Un Plan con el que queremos en términos económicos, para que se hagan una idea, va a generar un impacto adicional en el PIB de más de 2,5 puntos anuales y no hablamos solo de cifras: hablamos de crecer de una nueva manera, mediante un empleo de más calidad, menos precario, en consecuencia, más digno, sostenible e inclusivo.
El objetivo del Plan es la creación de miles y miles de puestos de trabajo. Lo que nos dicen los técnicos es que crearemos más de 800.000 puestos de trabajo en los próximos tres años. La creación de empleo sostenido es el único camino posible para que construyamos entre todos una España mejor.
Para ello, el Plan vendrá acompañado de otras muchas medidas, algunas las ha señalado el president Puig y me gustaría subrayar sobre todo ante los agentes sociales, que sé que es una de las principales preocupaciones sociales, y es el el desafío de absorber esta cantidad ingente de recursos económicos que va a tener también una tracción muy importante en inversión privada como estamos viendo ya en las últimas noticias que hemos conocido hoy y que se conocerán en las próximas semanas de inversión en el sector privado. Vamos a aprobar un Real Decreto Ley con el que acometeremos las reformas legales y administrativas necesarias para que la gestión eficiente, impecable y se ejecuten de manera transparente y ágil todos estos recursos.
Para ello ¿qué es lo que vamos a hacer? Vamos a modificar aquellos aspectos que suponen un obstáculo para la gestión y absorción de los recursos, por ejemplo, vamos a modificar la Ley de Contratos del Sector Público, necesitamos hacerlo si queremos absorber todos estos recursos y dar una pronta respuesta a la emergencia económica y social y junto con la modificación de la Ley de Contratos del Sector Público, queremos hacer na modificación de la Ley General de Subvenciones o de la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público.
En definitiva, todas estas reformas se harán siempre conforme a la normativa europea. Y tienen una única consigna: frente a las dificultades, lo que necesitamos es más flexibilidad, más agilidad, para que entre todos podamos hacer realidad este gran sueño que representa esta gran transformación a la que estamos llamados durante los próximos seis años en nuestro país.
Hemos dibujado las líneas a seguir, el marco de actuación. Ahora queda una parte fundamental de esta tarea histórica, yo diría, que tenemos por delante. Y es convertir todo ello en acciones concretas que transformen de manera práctica la economía de nuestro país y, por tanto, nos permitan dar ese salto hacia el futuro.
Para conseguirlo, lo digo abiertamente, el Gobierno de España es un actor decisivo. Yo diría que es muy importante, sin duda alguna. Pero es un actor más dentro de un Estado compuesto, como bien ha dicho antes el President Puig. Más allá del Gobierno de España, necesitamos la participación activa, yo diría que hasta incluso no solamente eficaz, sino entusiasta de todos ustedes, del resto de instituciones públicas, de los agentes económicos, de los actores sociales, de la ciudadanía en su conjunto, cuanto mayor y más intensa sea, ese es entusiasmo, pues yo creo que más vamos a poder hacer frente con garantías a estos desafíos que tenemos por delante. Cuanto más lo asumamos, todo este desafío, como propias, estas cuatro transformaciones, mayores y más duraderos van a ser los logros que vamos a alcanzar.
Con este plan nos encontramos ante una ingente tarea común que apela cada ciudadano, cada empresa, a cada colectivo en nuestro país, a cada uno de los territorios. Necesitamos también dotarnos para su éxito de los instrumentos imprescindibles para gestionar, como he dicho antes, los fondos de una forma efectiva, sin perder ni un segundo.
Lo cual significa, además de ese real decreto ley que he dicho antes, aprobar un nuevo horizonte presupuestario tan necesario después de las prórrogas que llevamos presupuestarias desde el año 2018, que nos permita arrancar cuanto antes este gigantesco proceso de recuperación y transformación económica y social de nuestro país.
Miren, todos somos conscientes de que no existe alternativa a unos presupuestos de país, porque esta es una crisis que afecta a todos. Unos presupuestos también progresistas, porque es la orientación no solamente de este, sino porque también desde el punto de vista progresista, hemos dado una respuesta a estos desafíos en la transición energética, en la transición digital, en la igualdad de género y en la cohesión social y territorial que tenemos que abordar como país. Porque las transformaciones así lo requieren, en consecuencia.
Debemos, por tanto, trascender la miopía de las líneas rojas a los clásicos intereses enfrentados, porque nada de eso cuenta frente a la urgencia y la excelencia de los objetivos que nos marcamos como sociedad en este momento de la lucha contra el COVID-19.
En estos momentos amargos de la pandemia, queridos amigos, van a pasar, pasarán. Estamos convencidos de ello. Y precisamente en medio de la dureza de estos momentos que estamos atravesando, de la zozobra, del desasosiego que sufren muchísimos actores económicos y también todos y cada uno de los ciudadanos, Esto que ha llamado la Organización Mundial de la Salud, la fatiga de la pandemia, es precisamente en estos momentos cuando debemos sobreponernos y convertirlos precisamente en una oportunidad de avance. Estamos ante el mayor reto económico y social al que nos hemos enfrentado desde el restablecimiento de nuestra democracia. Y por tanto, si España acuerda, España gana.
Y eso es justamente la tarea que nos ocupa, ganar el futuro para nuestro país. Porque hay cosas que no pueden esperar. Decir que son los presupuestos con mayor inversión en gasto social de la historia es, por ejemplo, decir para aterrizarlo en esta tierra, pues que más de un millón de valencianos y valencianas se van a beneficiar de la revalorización de las pensiones. De los 256 millones de euros que va a recibir la comunidad para la prestación por nacimiento y cuidado del menor. O de los más de 750 millones de euros que van a impulsar la economía de los cuidados y asentar el Estado del bienestar en esta tierra. Nada de eso puede esperar.
Como tampoco pueden esperar los más de 288 millones de euros para la transición ecológica de la Comunitat Valenciana, procedentes precisamente del Fondo de Recuperación y Resiliencia. Ni pueden esperar inversiones cruciales en infraestructuras como los 38 millones de euros de la Autoridad del Transporte Metropolitano de Valencia, los más de 98 millones de euros para la financiación de los sectores o los servicios ferroviarios. Los casi 194 millones de euros que va a destinar el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana a inversiones en esta Comunitat.
No pueden esperar los fondos para la rehabilitación, la renovación de las viviendas en esta tierra, ni los destinados a la gestión del agua o al acondicionamiento de las costas valencianas ante la amenaza presente, muy cierta, del cambio climático.
No pueden esperar las mejoras de accesos a los puertos, a los aeropuertos, a modernización de la red de cercanías en esta tierra. No pueden esperar las soluciones a las deudas contraídas, por ejemplo, por el Consorcio Valencia 2007 y tampoco los beneficios fiscales a la celebración del proyecto Valencia Capital Mundial del Diseño 2022.
Y concreto, algo más en Transportes, Valencia no va a esperar más a la variante de la Safor, como tampoco va a esperar más al acceso al aeropuerto de Valencia. El momento es ahora.
Y en relación con la transición ecológica, no va a esperar más el Plan de Seguridad de Presas o el Plan CRECE para el saneamiento y la depuración de aguas, tan necesaria también en esta Comunitat. En cultura no van a esperar ni el Archivo Histórico Provincial de Castellón, ni el Archivo Reino de Valencia. El momento es, insisto, ahora.
En Castellón no va a esperar más la desaladora de Oropesa del Mar, ni tampoco el puente ferroviario, ni la conexión ferroviaria Norte. El momento es, insisto, ahora.
En Alicante no va a esperar más el refuerzo de las redes de abastecimiento de los términos municipales de Mutxamel o de Campello. El momento es ahora. Una Comunitat Valenciana verde, digital, feminista y cohesionada.
En síntesis, lo que quiero decirles con esto, es que los próximos Presupuestos Generales del Estado contemplan inversiones trascendentales, de un enorme impacto y de movilización y transformación para esta tierra por un importe de cerca de 1.200 millones de euros. Es decir, un 57% más que en los Presupuestos Generales del Estado de 2018, y un 9,6% del total regionalizado.
Inversiones que corresponden o que corresponden a necesidades presentes, a demandas históricas, que conocemos bien porque han sido largamente reiteradas por las instituciones aquí presentes, pero que a su vez, y esto es lo que me parece más relevante aún, entroncan directamente con las líneas, como ha dicho antes el President Puig, desarrolladas en el plan. Abriendo camino, en consecuencia, a nuevas transformaciones.
Es importante señalar que se trata de unos presupuestos perfectamente alineados con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que les he presentado. Su aprobación a tiempo a tiempo es fundamental para el Gobierno de España, porque su aprobación a tiempo va a ser fundamental también para el correcto desarrollo de todos los proyectos que contempla el plan.
Pensemos, por ejemplo, en los efectos de la digitalización agraria sobre la industria agroalimentaria valenciana, tan relevante para el PIB español. Pensemos en la posibilidad de introducir nuevas formas de gestión o de explotación de la oferta turística, incluyendo factores de sostenibilidad, de seguridad sanitaria, de protección a la biodiversidad, a la atención de los espacios protegidos, a la cohesión territorial.
Pensemos en revitalizar el tejido industrial valenciano de la mano de la digitalización, la descarbonización, la modernización tecnológica y la formación. Pensemos en dar un empuje definitivo a infraestructuras clave, como las relacionadas con el Corredor Mediterráneo que es una de las principales demandas para mejorar la competitividad de la Comunidad Valencia. Pensemos en devolver a la Comunidad Valenciana la excelencia internacional en I+D+i, después del terreno perdido durante muchos años en la anterior crisis.
Esta es la oportunidad de España. Y es, especialmente, la oportunidad de regiones europeas, como la Comunidad Valenciana, que por méritos propios está situada en la primera línea de salida de esta carrera por el futuro que queremos, que deseamos, por el que trabajamos. Y yo estoy convencido de que lo vamos a aprovechar.
Quiero recalcar algo a lo que ha hecho referencia antes el president Puig y que me parece fundamental, y lo hago con especial satisfacción y orgullo, algo de envidia también, president, y es el ejemplo de la "vía valenciana" ante la pandemia y sus consecuencias, en contraste con esa "vía por la provocación constante" que debemos abandonar definitivamente como país. Algo que demuestra cómo el acuerdo de fondo entre fuerzas políticas no solo es posible, sino que representa la única alternativa que nos podemos permitir en la situación actual. La única que nuestro país se merece.
La Comunidad Valenciana tiene un capital humano y unas posibilidades inmejorables; y eso es algo que los aquí presentes saben mejor que nadie. Por su cultura empresarial, como ha dicho antes el president, afán de emprendimiento y capacidad de innovación, que siempre esta tierra ha demostrado. Por su tradición de colaboración público-privada, que da continuidad precisamente al éxito del diálogo social alcanzado en estos meses a nivel nacional. Por el privilegio de su geografía, la riqueza de su tierra y el tesoro de su cultura. Por la calidad de su capital humano, que se merece poder desarrollar en todo su potencial.
Decía al comienzo de mi intervención que el director valenciano Luis García Berlanga retrató el siglo pasado una España aletargada y en blanco y negro. El año que viene celebramos el año Berlanga y hoy, el coche de Berlanga no podría atravesar la Plaza del Ayuntamiento de Valencia porque estamos en la segunda ciudad más peatonalizada de España. Hoy, empresas valencianas punteras como Jeanología están revolucionando el sector textil internacional con técnicas láser de coloración que aumentan la productividad al tiempo que reducen drásticamente el impacto ecológico.
Y si eso ocurre hoy, imaginemos qué seremos capaces de hacer mañana. En 2030, dentro de una década. O dentro de unas cuantas más, en 2050, cuando la generación que hoy son nuestros jóvenes, nuestros hijos e hijas esté al frente de este país.
Aquí y en todos los rincones de la geografía española estamos ante un cambio de época. Nadie lo duda ya después de esta pandemia. Y lo hacemos impulsados por un plan, por una estrategia que hará que nuestro crecimiento sea robusto, que transformará nuestro modelo productivo y que reforzará nuestra resiliencia económica y social para que el bienestar se reparta de una manera mucho más justa de lo que ha hecho hasta ahora. Para que demos un salto de gigante y lo demos sin dejar a nadie atrás.
Ahora tenemos que elegir. Ambición o resignación. Capacidad o debilidad. Unidad o enfrentamiento. Esas son las disyuntivas a las que nos enfrentamos todas y cada una de las sociedades, también la sociedad española. Y no me cabe duda de cuál va a ser nuestra decisión.
Sabemos cómo hacerlo. Lo demostramos en el pasado, y lo haremos de nuevo. Seamos conscientes de este momento histórico y demos una vez más ejemplo; ante el mundo, y ante la generación que nos va a suceder.
Porque este es un país admirable. Cuenten con nosotros. Contamos con ustedes. La ruta está ya trazada. Y lo que nos queda es ponernos en marcha. Gracias por su asistencia.
Muchísimas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)