Señor ministro de Economía y Finanzas; señora secretaria de Estado; autoridades; señoras y señores; queridos amigos,
Es para mí un placer estar hoy en Montevideo. España y Uruguay mantienen, como saben, excelentes relaciones institucionales, económicas y comerciales, y este Encuentro Empresarial, en cuya clausura hoy participo, es testimonio de ello y estoy absolutamente convencido de que servirá para intensificar aún más los estrechos vínculos entre nuestros países.
Como saben, vengo de Brasil y en este viaje a Latinoamérica estoy constatando el enorme interés de las empresas españolas en la región. Uruguay se configura como un país muy estable en la región, con una elevada transparencia y seguridad jurídica. Basta observar la capacidad que ha tenido la economía uruguaya de sortear los riesgos de una recesión económica que ha afectado en los últimos años, en mayor medida, a otros países de la región.
España, por su parte, está superando una crisis económica sin precedentes y lo está haciendo gracias a una ambiciosa agenda reformista que ha devuelto la estabilidad y la confianza en la economía, que desde hace ya tres años ha vuelto a crecer y a crear empleo. En ello ha desempeñado un papel central, realmente decisivo, el sector exterior y la recuperación de la competitividad perdida.
Hoy los resultados hablan por sí solos: en 2016, la economía española creció un 3,2 por 100, a la cabeza, por segundo año consecutivo, de las grandes economías de la zona euro; y en 2017 seguiremos creciendo, al menos, al 2,7 por 100. Esto era absolutamente impensable hace cuatro años. Además, este crecimiento se ha traducido en una intensa creación de empleo de medio millón al año desde 2014.
Este cambio radical ha sido posible gracias a actuaciones en diferentes ámbitos. Citaré solo cuatro: en primer lugar, el esfuerzo para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas, que ha permitido reducir el déficit en más de la mitad desde 2011 y recuperar, así, la confianza en la economía española; en segundo lugar, el saneamiento del sector financiero, que permitió que el crédito fluyera de nuevo y bajaran fuertemente los costes financieros; en tercer lugar, la reforma laboral, que ha sentado las bases para la intensa creación de empleo; y, por último, la reforma energética para garantizar la sostenibilidad del sector y abaratar el coste de la energía.
Todas estas reformas, y otras, han sido cruciales para dinamizar la contribución del sector exterior a nuestro crecimiento, y ello porque ha permitido que nuestras empresas sean más competitivas y nuestros productos, más atractivos en el exterior.
Ello también se ve en los datos: antes de la crisis exportábamos una cuarta parte del Producto Interior Bruto nacional; hoy exportamos más de un tercio del mismo. Esta cifra está por encima del peso que las exportaciones tienen en países como Italia, Francia o Reino Unido, nuestros tradicionales competidores.
Además, el dinamismo de las exportaciones ha permitido conseguir un saldo exterior positivo en los últimos cinco años, hecho insólito en nuestra historia económica reciente. Es decir, a diferencia de lo que ocurría en otras épocas, la economía española está creciendo sin necesidad de endeudarse; en definitiva, hoy la economía crece porque produce y porque exporta.
En este cambio de modelo de crecimiento los grandes protagonistas están siendo las empresas. Las empresas españolas son cada vez más conscientes de que compiten en mercados globales. Lo que antes podían ver como una amenaza, ahora lo ven como una oportunidad. Apuestan por abrirse a nuevos mercados; apuestan por una mayor especialización de sus productos y apuestan por sectores con un alto valor añadido. Y no solo me refiero a las grandes empresas; cada vez es mayor el número de Pymes que inician su aventura internacional.
En este contexto, la transformación de la cultura empresarial, la base exportadora española se ha incrementado en un 50 por 100. Ya son casi cincuenta mil las empresas que exportan de manera regular fuera de nuestras fronteras.
Y, como no podía ser de otra manera, Uruguay es un destino de gran interés para nuestras empresas. Prueba de ello es que durante los últimos años el comercio bilateral entre ambos países viene registrando una marcada tendencia ascendente: en 2016 el comercio bilateral fue de 410 millones de dólares, cifra aún modesta, pero debemos ponerla en perspectiva. Entre 2013 y 2016 el comercio bilateral con Uruguay ha aumentado más de un 27 por 100.
En cuanto a las inversiones, teniendo en cuenta el tamaño de la economía uruguaya, estas son relativamente importantes: España es el segundo inversor en el país y, de hecho, según los últimos datos disponibles, son, efectivamente, más de 125 las empresas españolas contabilizadas en el país y dan empleo a más de 12.500 personas. Las empresas españolas pueden aportar su amplia experiencia internacional y elevada tecnología en los proyectos considerados estratégicos para Uruguay, como está sucediendo ya en algunos casos.
Por lo tanto, Uruguay es un socio muy importante para España y sé que nuestras relaciones económicas y comerciales pueden intensificarse aún más. El Gobierno uruguayo está poniendo en marcha proyectos que brindarán nuevas oportunidades para las empresas españolas en el marco de la modificación de la matriz energética y el Plan Nacional de Infraestructuras. Del mismo modo, España es atractiva para las empresas y para las inversiones uruguayas. La economía española es una economía abierta y competitiva. España es, además, una buena puerta de entrada al mercado comunitario.
Por todo ello, como ya he insistido en varias intervenciones a lo largo de las últimas horas, es importante --lo recordaba en su intervención el ministro de Economía y Finanzas-- que avancemos en las negociaciones para cerrar el Acuerdo de Asociación de MERCOSUR con la Unión Europea. Este Acuerdo está hoy más cerca que nunca e insisto en la importancia de continuar en la ambición de alcanzar un acuerdo político este año 2017. Este Acuerdo reportará importante beneficios para todos; mejorará la vida de los ciudadanos de ambos bloques, a través de la creación de un mercado de más de setecientos millones de consumidores, y facilitará las relaciones entre las empresas. Pondrá, además, de manifiesto que el mercado, la apertura exterior y los acuerdos comerciales amplios y equilibrados generan crecimiento económico y creación de empleo y, por tanto, y en última instancia, bienestar para las personas, que es, al fin y a la postre, de lo que se trata.
Señoras y señores, termino ya.
Uruguay y España son socios y amigos, y por ello el Gobierno de España hará todo lo posible para seguir intensificando las relaciones comerciales y económicas entre ambos países.
Muchísimas gracias.