Madrid
Señores ministros, señor presidente de la Cámara, señoras y señores, queridos amigas y amigos,
Quiero comenzar esta intervención dando las gracias a la Cámara de Comercio de España y al Ministerio de Economía por la organización de estas jornadas que, como acaban de escuchar, y ya saben, pretenden abordar una problemática que es muy importante para la economía española: me refiero a las causas que limitan el aumento del tamaño de las Pymes y a las diferentes vías para facilitar su crecimiento.
Esta Jornada va a contar con la participación, que agradecemos todos profundamente, de personas con autoridad suficiente para hablar de lo que aquí nos ocupa y las conclusiones de las mismas nos ayudarán a elaborar una estrategia que pienso que necesitamos y que contribuya a aumentar la escala de nuestras empresas y conseguir, al tiempo, que estas sean más competitivas.
Permítanme iniciar esta breve intervención con unas consideraciones previas. Tras varios años de desaceleración de la economía mundial, esta se está recuperando y se espera que crezca alrededor del 3,5 por 100 el año en el que estamos. A pesar de las incertidumbres latentes, el crecimiento económico está ganando impulso en el mundo gracias, principalmente, a la recuperación del comercio internacional y al dinamismo de las economías emergentes.
Por un lado, Europa se encuentra en el mejor momento desde el inicio de la crisis y este año crecerá en una tasa cercana al 2 por 100. Más allá de algunas herencias de la pasada crisis, que todavía están ahí, la principal incertidumbre en el horizonte estaría asociada al proceso de salida del Reino Unido.
Por su parte, España está creciendo a un ritmo destacado y lo hace de manera equilibrada, sostenible y generadora de empleo. Permítanme que les aporte unos datos ilustrando lo que les acabo de decir.
España crece a la cabeza de las grandes economías europeas: un 3,2 por 100 en 2016, tercer año consecutivo de crecimiento, prácticamente el doble que la zona euro; en 2017, España sigue liderando el crecimiento en Europa con una tasa del 0,8 por 100 en el primer trimestre y para el segundo trimestre los analistas esperan un crecimiento mayor, cercano al 1 por 100. Por este motivo, el Gobierno ha revisado, en el Consejo de Ministros que tuvo lugar este lunes, su previsión oficial de crecimiento del PIB --lo hemos hecho por segunda vez en el año-- hasta el 3 por100. Gracias a este ritmo de crecimiento, este año superamos el nivel de PIB previo a la crisis. Les recuerdo que en cinco años de recesión España perdió casi el 10 por 100 de nuestro Producto Interior Bruto y este año ya recuperamos esa situación.
En creación de empleo, España también está a la cabeza de Europa. En los dos últimos años, 2015 y 2016, la economía española ha generado el 25 por 100 del total de empleo de la zona euro, el 40 por 100 del empleo joven y, además, ha contribuido a la reducción del 50 por 100 del desempleo. Ya superamos los dieciocho millones de cotizantes, 18.433.207, se han creado en los seis primeros meses de este año 584.152 puestos de trabajo y en el último año las afiliaciones han aumentado en 672.486. Nuestras previsiones indican que alcanzaremos los veinte millones de ocupados en el año 2019.
Los datos que hemos conocido en el día de ayer, que hacen referencia al paro registrado y a la Seguridad Social, son unos datos enormemente positivos. Sobre todo, son muy alentadores y constituyen un estímulo para seguir trabajando de cara al futuro porque, además, es un buen empleo; aumentan mucho los contratos indefinidos; se produce una reducción muy importante, que continúa la que existe desde hace unos meses, en el desempleo juvenil y, además, hoy, podemos decir que en España trabajan más mujeres que nunca en la historia de nuestro país.
Pues bien, en este proceso, que debemos mantener en el futuro, el sector exterior y la competitividad son protagonistas destacados. Hoy, España exporta más de un tercio de su PIB y antes de la crisis esta cifra era solo del 25 por 100. Entre los países grandes de la Unión solo Alemania exporta más en proporción a su Producto Interior Bruto.
Acumulamos cuatro años de superávit por cuenta corriente, algo sin precedentes en nuestra economía, y, si seguimos así, nuestras previsiones apuntan a que mantendremos este superávit, al menos, hasta el año 2020. Y los últimos datos muestran que esta tendencia continúa: las exportaciones de bienes han crecido a un ritmo anual de casi el 10 por 100, un 9,8 por 100 hasta abril, alcanzando un nuevo máximo histórico.
Tengo que decir que esta recuperación es, sin duda alguna, la consecuencia de muchas cosas; desde luego, de una política económica que ha apostado por las reformas y por cuidar las cuentas públicas; pero también es muy importante y ha sido decisivo el esfuerzo de muchísimos emprendedores que, en tiempos duros y difíciles, han sido capaces de estar a la altura de las circunstancias y que quedarán para siempre en la historia de nuestro país como gente que ha sido fundamental para que España superase la mayor crisis económica de su historia.
Pues bien, dicho todo esto, debemos continuar con las reformas, debemos intentar seguir siendo cada vez más competitivos y debemos prestar atención a algunos temas que, sin duda alguna, pueden contribuir a esos objetivos. Y dentro de estos temas, un tema capital, que sé que ocupa a los emprendedores españoles, es, sin duda alguna, el tamaño de nuestras empresas y su reducida escala, algo a lo que debemos hacer frente en las próximas fechas.
El 99,8 por 100 del tejido empresarial español son empresas pequeñas y medianas que dan empleo a casi diez millones de personas y aportan algo más del 60 por 100 del PIB. En términos comparativos, los datos de la OCDE muestran que el 73 por 100 de los trabajadores españoles son empleados de empresas pequeñas y medianas, mientras que solo el 27 por 100 trabajan en grades. En el caso de Alemania, por poner un ejemplo importante, los empleados en Pymes suman el 62 por 100 y los que trabajan en grandes compañías alcanzan el 38 por 100, once puntos porcentuales más que en España. En consecuencia, no es de extrañar que, mientras en España el número medio de empleados por empresa está en el 4,7, en Alemania ese número está cerca del triple, 11,7.
Pues bien, estos son los datos; pero lo más importante de los datos es lo que significan y lo que importan, y la reducción de la dimensión empresarial crea dificultades para acometer proyectos de internacionalización e, igualmente, revela una menor capacidad inversora, especialmente en ámbitos tan importantes como el I+D+i.
Los retos de escala no acaban ahí, porque la mayor dimensión empresarial facilita el acceso a la financiación, permite robustecer la estructura financiera de las compañías a través de mayores recursos propios frente a ajenos y, también, se relaciona con el mejor gobierno corporativo y la superior cualificación de los equipos gestores.
Por tanto, el tamaño y crecimiento empresarial mejora la productividad y el crecimiento potencial de nuestra economía, y, por eso, es fundamental incrementar la escala de nuestras empresas y conseguir que estas sean más competitivas, tal y como han recomendado numerosas instituciones económicas internacionales y varios foros especializados. El Gobierno de España está comprometido con este objetivo y por ello está trabajando en la elaboración de una Estrategia de Crecimiento Empresarial.
Las razones que explican el reducido tamaño de las empresas, su falta de crecimiento y la escasez relativa de empresas de alto crecimiento, las llamadas "gacelas", son múltiples y se relacionan con la propia estructura económica e, incluso, con motivos sociales y culturales. Permítame referirme brevemente a algunos de estos factores que pueden incidir en los procesos de desarrollo empresarial.
En primer lugar, los umbrales regulatorios son identificados en la literatura especializada como una de las posibles dificultades para el crecimiento empresarial. El Gobierno ha realizado un ejercicio de revisión de la normativa estatal de carácter transversal y ha encontrado más de 130 regulaciones vinculadas al tamaño, esto es, regulaciones que se activan cuando las empresas superan determinados umbrales: algunos, vinculados al número de trabajadores; otros, a la cifra de negocios, y otros, a ambos. El análisis del Gobierno se está centrando en verificar si este tipo de regulaciones vinculadas al tamaño dificulta los procesos de convergencia hacia el tamaño óptimo, que, lógicamente, es variable y se relaciona con las condiciones del mercado.
En segundo lugar, también es importante el mantenimiento de un entorno institucional que resulte propicio al emprendimiento y facilite el desarrollo de la actividad inversora, porque esto constituye un determinante significativo del crecimiento. En consecuencia, desde el Gobierno pensamos que el clima de negocios, entendido como las condiciones institucionales para abrir, desarrollar y cerrar una empresa, es otro vector importante para aumentar la escala de nuestras compañías. Quiero destacar que se han realizado avances importantes en este terreno y en el indicador más relevante a nivel internacional, el "Doing Business" del Banco Mundial, España se posicionaba en el año 2010 en el puesto 62 y hoy estamos en el puesto 32. Si se hiciera un esfuerzo, que hay que hacerlo, hay potencial para mejorar todavía algunas posiciones.
En tercer lugar, nos consta que las empresas se enfrentan a una proliferación de regulaciones, tanto sectoriales como territoriales, a cargas administrativas gravosas y, en ocasiones, a cierta fragmentación del mercado doméstico, lo que genera inseguridad jurídica e impide a las empresas aprovechar economías de escala y de alcance, introduciendo barreras al crecimiento empresarial. Por ello, en nuestra opinión, resulta irrenunciable perfeccionar nuestras regulaciones, guiarlas por los consabidos principios de necesidad y proporcionalidad, fomentar la cooperación entre las distintas Administraciones y consolidar un mercado único propicio para el tráfico económico.
En cuarto lugar, las dificultades de acceso a la financiación para acometer proyectos empresariales son otro de los cuellos de botella de los procesos de crecimiento empresarial. Adicionalmente, la excesiva dependencia del crédito bancario se revela como un rasgo endémico de nuestro tejido empresarial español. Ante este contexto, el Gobierno fija como objetivo de política económica la disponibilidad de una amplia gama de instrumentos financieros que se adapte a las distintas fases del desarrollo empresarial, desde las etapas iniciales de investigación e incubación, hasta las fases de pleno desarrollo.
Y sin ánimo de más exhaustividad, citaré, en quinto y último lugar, la vocación de internacionalización de las empresas. Como he señalado al inicio de mi intervención, en este terreno los datos macroeconómicos han sido muy positivos, destacando los cuatro ejercicios consecutivos de superávit por cuenta corriente en la balanza de pagos.
Pues bien, señoras y señores, para enriquecer el análisis del tamaño y crecimiento empresarial esta Jornada sobre "Crecimiento Empresarial y Competitividad" cuenta con diversas instituciones nacionales e internacionales que han profundizado en las causas del tamaño empresarial, así como con los protagonistas de dicho crecimiento, es decir, las empresas. Sin duda, el debate que a continuación se va a desarrollar sobre las causas que limitan el tamaño de las Pymes, y las diferentes vías para facilitar su crecimiento, contribuirá a perfilar mejor el Plan de Acción de Crecimiento Empresarial.
La idea que tiene el Gobierno es que el ministro de Economía, al final de este mes de julio, presente el informe sobre el tamaño y el crecimiento empresarial, y empiece ya a plantear medidas que sirvan para que en el futuro vayamos avanzando en la buena dirección. Y lo hacemos desde la convicción de que, para continuar la recuperación, y para mejorar la competitividad, y conseguir que en España trabajen en 2019 veinte millones de personas, es fundamental continuar con las reformas, no dar marcha atrás a las que se plantearon en su día, seguir controlando las cuentas públicas y mantener la estabilidad política.
Vivimos en una época compleja, como saben, desde el punto de vista político, donde son necesarios los pactos y los acuerdos, y transmitir al conjunto de la sociedad española, los mercados y los agentes económicos y sociales que en España estamos dotados de la estabilidad política suficiente para continuar por la senda que a lo largo de estos años hemos mantenido y que, sin duda alguna, ha sido fundamental y decisiva para pasar de una etapa durísima a una recuperación económica que estamos absolutamente convencidos de que debemos mantener en los próximos años.
Contamos para ello con un gran país. España es una gran nación en creatividad, en energía, en ambición, en capacidad de superación y hoy, también, en imagen internacional. España es un país moderno, que está dejando atrás una crisis enorme y que encara el futuro con energía y con confianza. España es un país con una democracia ejemplar, capaz de dar respuesta a los retos del futuro y a los desafíos de aquellos que nos quieren llevar de vuelta al pasado.
Y España es un gran país, también, porque cuenta con la energía de muchos españoles, muchos también catalanes, sensatos, demócratas y moderados, cada vez más olvidados por un giro radical y divisivo. Y a todos esos catalanes y a todos los españoles les quiero decir que sigan manteniendo su confianza en el futuro porque los delirios autoritarios y frentistas nunca podrán vencer a la serenidad y al equilibrio de nuestro Estado democrático.
Muchas gracias a todos.