Señora ministra de Empleo; señor director general de APD; señor presidente de ADECCO; autoridades; señoras y señores; queridos amigos,
Quiero, en primer lugar, darles a todos ustedes las gracias por esta invitación. Quiero felicitarles, también, por la iniciativa. Hablar de talento es algo, sin duda, muy importante, porque el talento o su ausencia es determinante de buena parte de la vida de las personas y de los países, que son, por lo general, el reflejo de quienes en ellos viven.
Yo quisiera aprovechar esta oportunidad para dejarles aquí, con brevedad, unas reflexiones, unas consideraciones, y, si acaso, alguna información.
Esta Jornada pretende dar respuesta, al menos así reza su título, a una pregunta: ¿Puede España competir en talento? Yo voy a dar mi opinión y las razones de mi opinión. Mi respuesta es: sí, España puede competir en talento. Y la razón es muy obvia: España es una gran nación, de las más importantes del mundo, y eso, sin duda alguna, es así porque ha tenido personas con talento, con empuje, con determinación, con ganas y con esfuerzo que han sabido hacer de España lo que es: insisto, una de las naciones más importantes del mundo.
España es uno de los primeros países del mundo en Producto Interior Bruto y en renta per cápita. España dispone de un modelo de bienestar con un sistema público de pensiones, sanidad y educación del que pocos países del mundo pueden presumir. Las empresas españolas tienen invertido fuera de nuestro país el equivalente al 46 por 100 del PIB español. Somos la segunda potencia del mundo en turismo: el año pasado, año 2016, nos han visitado 75 millones de ciudadanos. España es el segundo país en proporción al PIB que más exporta de Europa, solo superado por Alemania.
No es verdad, como dicen algunos, que seamos un país, por otra parte muy importante, en materia de turismo o antes en construcción. España exporta bienes de equipo y España exporta automóviles, y productos químicos, y productos agroalimentarios.
España es el segundo país del mundo en líneas de alta velocidad ferroviaria. España tiene unas infraestructuras como pocos países tienen en el mundo; basta salir a dar una vuelta por ahí.
España es el primer país del mundo en trasplantes de órganos; es el primer país de Europa a la hora de recibir estudiantes de Erasmus; es el décimo país del mundo en producción científica; es uno de los países del mundo que más dedica a I+D+i, a pesar de la propaganda en contra, y España es un país de oportunidades. Si ustedes leen la última Encuesta de Población Activa, verán que más del 10 por 100 de las personas que trabajan en nuestro país son extranjeros y no se incluyen en ese más del 10 por 100 aquellas personas, que son muchas ya, que tienen doble nacionalidad.
Y podría seguir. Y todo esto es evidente que alguien lo ha hecho. Lo han hecho los españoles y han colaborado muchas personas que han venido aquí, sobre todo, a lo largo de los últimos años.
Por tanto, España es una gran nación y lo es, entre otras cosas, por el talento, las ganas, el esfuerzo y la determinación de la gente, aunque hay que reconocer que también hay mucha gente que dedica el grueso de sus esfuerzos y de su talento, entre comillas, a explicarnos lo mal que van las cosas, lo mal que lo hacemos y lo mal que se vive en este país al que vienen 75 millones al año, sin duda, obligados, porque, si no, no se explica que vengan.
Pero hay otra razón que también es muy importante para demostrar que España sí puede competir en talento. Hace cinco años --estoy seguro de que ustedes lo recuerdan perfectamente-- España estaba en recesión y lo estuvo durante cinco años. En España aumentaba el paro al ritmo del 12 por 100 anual; estábamos amenazados de rescate; no podíamos financiarnos: había muchas instituciones públicas, y la mayoría de las empresas privadas, que no podían financiarse en los mercados; la prima de riesgo estaba a los niveles que a buen seguro ustedes recuerdan; los desequilibrios económicos que tenía nuestro país eran todos; el sistema financiero estaba dañado en una parte sustancial y muy importante; teníamos problemas de competitividad evidentes; el sector exterior estaba en déficit y la inflación era muy superior a la de nuestros socios y clientes.
Cinco años después las cosas son distintas: donde antes había recesión, España ahora es el país con mayor crecimiento de Europa de los grandes: hemos crecido por encima del 3 por 100 en el año 2015 y en el año 2016; ya en el año 2014 crecimos el 1,4 por 100. Hoy nadie habla del rescate de España. La prima de riesgo ha desaparecido de los periódicos, probablemente, porque no genera una mala noticia. El crédito ha vuelto, ha mejorado el sistema financiero, los desequilibrios se corrigen, somos competitivos y ya llevamos cuatro años exportando.
¿Y el paro? Antes les decía que hace cinco años, cuando yo llegué al Gobierno, cinco años largos, el ritmo de crecimiento del paro era del 12 por 100 anual; pues bien, hoy hemos conocido unos datos que son realmente alentadores y que nos tienen que seguir moviendo a continuar trabajando, porque son muy buenos y, si hacemos las cosas bien, podremos dar muchos datos de paro muy buenos a lo largo de los próximos meses y años.
En abril se ha reducido el desempleo y es la mayor reducción del paro registrado en cualquier mes desde que existe esta serie histórica. Antes les decía que hace cinco años el paro estaba creciendo al ritmo del 12 por 100 anual; ahora se está reduciendo al ritmo de casi el 11 por 100 anual y estamos en el nivel de paro más bajo de los últimos ocho años.
Los datos de Seguridad Social son también magníficos: 212.000 afiliados más a la Seguridad Social en este mes de abril y, en términos interanuales, 658.387 afiliados más. Este es un dato muy positivo. Que hoy podamos decir que hay en España 658.000 afiliados más a la Seguridad Social que hace un año indica que vamos por el buen camino e indica que estamos en la buena dirección, aunque eso no deba servirnos en ningún caso para decir "qué bien se hacen las cosas en España", sino que lo que debe hacer es estimularnos para conseguir mejores resultados y para conseguir que muchas personas que todavía no pueden trabajar puedan hacerlo pronto.
Lo cierto es que los afiliados a la Seguridad Social ya superan hoy, por primera vez desde 2009, los dieciocho millones de personas y esto debe ser un estímulo para todos; no solo para el Gobierno que tiene su parte de responsabilidad, pero no toda, ni siquiera la mitad, porque la responsabilidad de lo que sea un país no es de un Gobierno ni de las Administraciones Públicas. Es una parte, pero la otra es del conjunto de los ciudadanos que viven en ese país.
Pues bien, señoras y señores, si hemos sido capaces en cinco años de darle la vuelta a la situación, ¿cómo no vamos a poder competir en talento? ¿Cuántos países habrían sido capaces de hacer esto en un período de tiempo de cinco años? ¿Quién exportó? ¿Quién se fue con sus empresas a vender fuera? ¿Quién creó empleo a lo largo de este tiempo? ¿Quién invirtió? ¿Quién ayudó en su empresa a formar a la gente? ¿Quién ayudó a que su empresa pudiera aguantar en circunstancias difíciles o a mejorar? ¿Quién ayudó a que la economía española fuese generando cada vez más confianza y credibilidad fuera de España? Pues, sin duda alguna, la gente, los españoles, y por eso respondo yo a la pregunta diciendo que, efectivamente, se puede competir en talento.
Y se puede competir en talento, porque es la gente, los españoles, los que han hecho todo esto en nuestro país. Eso demuestra muy bien lo que somos y yo les digo que, si somos capaces de seguir haciendo las cosas bien, las cosas van a ir mejor en España.
Este año vamos a crecer, al menos, al 2,7 por 100; pero los próximos cuatro años, al menos, habrá una media de crecimiento del 2,5 por 100 y se crearán 500.000 empleos cada año, cosa que ya se hizo en el año 2015 y en el año 2016. Por tanto, si trabajamos, si nos esforzamos y si ponemos nuestro talento a funcionar, sin duda alguna, las cosas irán mejor.
¿Qué hay que hacer ahora? Voy a referirme solamente a dos cosas; en primer lugar, a la política económica que tienen que hacer las Administraciones y, en segundo lugar, a las personas.
Política económica. Hay que seguir con las políticas de consolidación fiscal. Si hemos vivido una crisis económica, que ha sido la mayor que hemos tenido en el último siglo, ha sido, entre otras cosas, porque en dos años se pasó de un superávit de las cuentas públicas de un 2 por 100 a un déficit de las cuentas públicas del 11 por 100. ¿Pero a quién se le ocurre pasar en las cuentas públicas de un 2 por 100 de superávit a un 11 por 100 de déficit?
En el año 2012 el déficit público era el 9 por 100 y este año tenemos que seguir el objetivo de que sea el 3,1 por 100, y estamos trabajando para ello. Eso, sin duda alguna, es un reto muy importante. Mantener las políticas de consolidación fiscal es lo que genera credibilidad, es lo que da confianza, y, además, la historia demuestra, sin ninguna excepción, que, cuando hay poco déficit, hay más empleo, hay más recursos y se elevan los niveles de bienestar y riqueza. Y, cuando hay mucho déficit público, sucede exactamente lo contrario, a pesar de que ahora, y lo estamos viendo en el Debate de los Presupuestos, hay algunos que, sorprendentemente, sostienen las tesis distintas. Diera la sensación de que están pegándose cabezazos contra la pared y siguen sin enterarse.
En segundo lugar, conviene mantener las reformas que se han hecho en los últimos años. Conviene mantenerlas, porque hay que reformar lo que no funciona; pero reformar lo que funciona por puros prejuicios ideológicos es algo que no tiene sentido ninguno. Por tanto, dar marcha atrás en las importantes reformas que se hicieron en estos años y que, insisto, han sido útiles y beneficiosas es un disparate.
En tercer lugar, hay que continuar el proceso de reformas. Ahora es más difícil, porque hay que pactar constantemente y hay grupos que ven las cosas de manera diferente; pero hay que seguir intentándolo.
En cuanto a las personas, y vuelvo al talento, yo soy optimista respecto de mi país. Yo creo que la base es buena. Sí, hay gente que tiene que mejorar su formación; claro, todos tenemos que mejorar, eso es evidente. Pero la base es muy buena, la base personal es muy buena.
Yo apuntaría algunas ideas, de manera desordenada. Las dejo ahí porque, como decía al principio, iba a dejar algunas cosas que a mí me parece que son importantes
En primer lugar, es fundamental --y aquí el Gobierno decide poco, y los Ayuntamientos- y las Comunidades Autónomas--, es muy importante, reconocer algunos valores y algunos principios que normalmente hacen funcionar, y bien, a una sociedad. Hay que reconocer el mérito; hay que reconocer el esfuerzo; hay que respetar el trabajo de la gente; debe ascender el que lo hace mejor y el que sabe más; hay que recuperar el valor… Recuperarlo, no, porque existe; pero el trabajo bien hecho hay que reconocerlo, en suma. Son esos valores que conviene que se recojan también en los planes de estudio, pero que uno aprende en otros lugares.
En otro orden de cosas, es muy importante seguir apostando por la Formación Profesional Dual. Hoy en día en las grandes empresas ya se está empezando a generalizar, pero todavía hay que darle un empuje. Es muy importante también la Formación Profesional: ha aumentado el número de alumnos y, por supuesto ha aumentado, y mucho, el número de personas que con la Formación Profesional han encontrado un puesto de trabajo. Es importante tomarse en serio la formación continua. Hoy el mundo va muy rápido y, por tanto, si no queremos quedarnos atrás, debemos adaptarnos a los cambios que se producen de manera continuada.
En la educación son importantes, sin duda alguna, los idiomas, en primer lugar; son importantes los conocimientos, en segundo lugar; son importantes también, en tercer lugar, las nuevas tecnologías y es muy importante el mundo digital. Han quedado muchos puestos de trabajo en Europa, según un informe que no hace muchos meses presentaba la Comisión en el Consejo Europeo, por falta de cualificación.
Por tanto, son importantes estas tres cosas, pero también es importante la personalidad de la gente. Los idiomas son importantes, los conocimientos y las tecnologías; pero luego es importante saber manejarse en la vida; saber manejarse en situaciones difíciles; saber decir que sí; saber decir que no; saber mirar hacia otro lado, cuando hay que hacerlo; tener fortaleza en las circunstancias difíciles; ser justo; ser mejor persona… Todas esas cosas también son muy importantes en la vida y forman parte de eso que se llama el talento, algo en lo que, sin duda alguna, España, según mi modesta opinión, puede competir.
Muchas gracias.