Discurso del presidente del Gobierno en la inauguración del Encuentro Empresarial España-Brasil

25.4.2017

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Sao Paulo

Señor ministro de Relaciones Exteriores; señor ministro de Industria, Comercio Exterior y Servicios; estimados secretarios y subsecretarios de Estado de Sao Paulo y del resto del Gobierno brasileño; embajadores; secretaria de Estado de Comercio; señoras y señores; queridas amigas y amigos,

Para mí es un placer inaugurar y participar en la inauguración de este Encuentro Empresarial entre España y Brasil; un encuentro que, estoy absolutamente convencido, será muy provechoso para ambos países. España y Brasil son, como saben, socios y amigos, y mantienen intensos vínculos institucionales, culturales, económicos y empresariales.

Quiero empezar agradeciendo a todos los organismos e instituciones de ambos países el trabajo realizado para hacer posible este Encuentro.

Hoy día no se puede entender el panorama geopolítico y económico de la región sin Brasil y, más aún, a nivel mundial, Brasil se ha consolidado como una de las grandes potencias emergentes, que cuenta con una industria cada vez más competitiva y de alta tecnología. Es cierto que, como nos ha ocurrido a nosotros, Brasil está teniendo que afrontar una difícil situación económica; pero se trata de un país con una enorme capacidad de recuperación. Por ello, al igual que ha hecho en otras ocasiones, Brasil no solo superará estos desafíos, sino que su economía saldrá, está saliendo, aún más fortalecida.

Por ello, animo al Gobierno brasileño a continuar con sus reformas económicas. Sinceramente, creo que las cosas se están haciendo bien y, porque creo que están haciéndose las cosas bien, así lo afirmo.

Las reformas son necesarias siempre y son necesarias para conseguir que la economía sea cada vez más competitiva para generar bienestar, crear riqueza y empleo, que es de lo que se trata.

Y digo que las reformas son necesarias siempre porque lo he vivido. España también ha tenido que hacer frente a una situación de crisis, una crisis sin precedente en nuestra historia. Gracias a la ambiciosa agenda reformista que pusimos en marcha desde 2012, con la adopción de medidas no siempre fáciles, hemos conseguido dar un giro de 180 grados. A día de hoy, España crece y crea empleo, y lo hace con un modelo de crecimiento más equilibrado y sostenible, en el que el sector exterior y nuestra competitividad desempeñan un papel clave.

En 2016, el año pasado, la economía española creció un 3,2 por 100, a la cabeza, por segundo año consecutivo, de las grandes economías de la zona euro; y en 2017 seguiremos creciendo, al menos, el 2,7 por 100. Tengan ustedes la total y absoluta certeza de que esto era totalmente impensable hace solo cuatro años. Además, este crecimiento se ha traducido en una intensa creación de empleo, de medio millón al año, desde 2014.

Este cambio radical ha sido posible gracias a actuaciones en diferentes ámbitos. Citaré, para no aburrirles, solo cuatro:

- Primero, el esfuerzo para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas que ha permitido reducir el déficit en más de la mitad desde 2011 y recuperar, así, la confianza en la economía española.

- En segundo lugar, el saneamiento del sector financiero, que permitió que el crédito fluyera de nuevo y bajaran fuertemente los costes financieros.

- En tercer lugar, la reforma laboral, prioritaria y fundamental, que ha sentado las bases para la intensa creación de empleo.

- Por último, voy a citar la reforma energética para garantizar la sostenibilidad del sector y abaratar el coste de la energía, como saben, elemento fundamental de la competitividad.

Pues bien, todas estas reformas han sido cruciales para dinamizar la contribución del sector exterior a nuestro crecimiento. Como siempre que se hacen reformas, hay gente que está en contra pero, cuando uno tiene la seguridad de hacer lo que tiene que hacer, debe hacerlo y por eso yo tengo que alabar aquí la determinación y el coraje con los que está actuando el Gobierno brasileño. Todo ello ha permitido que nuestras empresas sean más competitivas y nuestros productos, más atractivos en el exterior.

Ello en España también se ve en los datos. Antes de la crisis exportábamos una cuarta parte del Producto Interior Bruto nacional; hoy, más de un tercio del Producto Interior Bruto. Esta cifra está por encima del peso que las exportaciones tienen en países como Italia, Francia o Reino Unido, nuestros tradicionales competidores.

Además, el dinamismo de las exportaciones ha permitido conseguir un saldo exterior positivo en los últimos cinco años, hecho insólito porque no se había visto nunca en la historia económica de nuestro país. Es decir, a diferencia de lo que ocurría en otras épocas, la economía española está creciendo sin necesidad de endeudarse. En definitiva, la economía crece porque produce y porque exporta.

Como no podía ser de otra manera, en todo este proceso ha sido clave la transformación del tejido y de la cultura empresarial. Las empresas españolas, cada vez más, son conscientes de la oportunidad que les brinda el sector exterior en un mundo cada vez más global y más competitivo, y lo han incorporado en su estrategia de negocio: exploran nuevos mercados, se especializan en productos o tecnologías, y se crean sinergias. Y lo hacen no solo las más grandes, como en el pasado, sino cada vez más pequeñas y medianas empresas.

Por ello, desde los inicios de la crisis, la base exportadora española se ha incrementado en un 50 por 100 y hoy tenemos casi cincuenta mil empresas que exportan de manera regular fuera de nuestras fronteras, y en este contexto Brasil es país prioritario.

El hecho de que hoy estén aquí reunidas algunas de las más importantes empresas españolas y brasileñas es una prueba de las buenas relaciones bilaterales entre ambos países. Brasil es y seguirá siendo un socio prioritario para España, es nuestro segundo socio comercial en la región y nuestro tercer destino inversor del mundo. Creo firmemente que hay margen para que nuestras relaciones económicas y comerciales sigan intensificándose en los próximos años.

Hay sectores que ofrecen importantes oportunidades: infraestructuras, telecomunicaciones, energía, automoción o navegación aérea; oportunidades que quedan reflejadas en grandes programas de inversión brasileños, como el Proyecto CRESCER o el Programa "Innovar Auto".

Pero, además, quiero decir que la inversión española en Brasil es estable. Las empresas españolas han mantenido su compromiso y su interés en las nuevas oportunidades de comercio y de inversión. España es el tercer mayor inversor en Brasil pero, si tenemos en cuenta las inversiones reales, es el segundo mayor inversor tras Estados Unidos. Esto es importante, porque la inversión española aquí crea empleo: más de 165.000 empleos, según los últimos datos disponibles de 2014.

En definitiva, la exportación y la inversión siempre son fuente de crecimiento económico y empleo, y, en última instancia, de bienestar. Esta es la experiencia española. Por ello, es importante hacer lo posible, como está haciendo Brasil, para eliminar aquellas trabas que aun existan a las mismas.

Por otro lado, también España presenta un gran atractivo para las empresas e inversiones brasileñas, ya que ofrece buenas oportunidades de inversión en un entorno abierto y competitivo. Además de un mercado de más de 46 millones de personas, España ofrece un acceso favorable a terceros mercados, gracias a su pertenencia a la Unión Europea, sus avanzadas redes de infraestructuras, su situación geográfica y su estabilidad macroeconómica.

Señoras y señores,

No quisiera finalizar mi intervención sin hablar de un asunto sobre el que ustedes ya han escuchado referencias esta mañana: me refiero al Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y los países de MERCOSUR. Creo que este acuerdo está hoy más cerca que nunca y creo, por tanto, y en consecuencia, que debemos acelerar las negociaciones para lograr cerrar un acuerdo político este año 2017.

España está haciendo todo lo posible para agilizarlo dentro de la Unión Europea y es que ese Acuerdo es bueno por dos razones, aunque solo sea por dos: por un lado, mejorará la vida de los ciudadanos de ambos bloques creando un mercado de setecientos millones de consumidores y facilitando las relaciones entre nuestras empresas; por otro, permitirá lanzar un mensaje positivo a la Comunidad Internacional sobre los beneficios que reportan el mercado y la apertura exterior. Los acuerdos comerciales amplios, equilibrados y mutuamente beneficiosos son el mejor instrumento para garantizar el crecimiento y la prosperidad mundial.

Termino ya. Como he dicho, España apuesta por Brasil. Es para mí una oportunidad estar aquí, en Sao Paulo, y poder conocer de primera mano las experiencias y reflexiones de las empresas españolas y brasileñas. Yo espero que este Encuentro y la creciente comunicación entre ambas comunidades de empresarios alumbren futuros proyectos conjuntos, respondiendo, así, a las oportunidades que se nos ofrecen. Por mi parte, mi Gobierno y la Administración española están claramente comprometidos para profundizar en las relaciones económicas y comerciales entre España y Brasil.

Quiero, por último, terminar esta intervención agradeciendo el trato, el afecto y el cariño con el que se han dirigido y se han comportado con nosotros el Gobierno brasileño y distintos representantes de la sociedad civil. Yo tengo la convicción, como decía ayer el presidente Temer, de que esta reunión, este encuentro que hemos tenido a lo largo de estos dos días, va a ser muy importante para el futuro de nuestros dos países. Desde luego, para mí, para el Gobierno de España y creo que para muchos de los empresarios españoles aquí presentes Brasil será una prioridad.

Les deseamos toda la suerte del mundo y estamos seguros de que la van a tener porque, entre otras cosas, la suerte hay que buscarla y quien toma decisiones y trabaja en serio, la encuentra siempre.

Muchas gracias.

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