Adana (Turquía)
Muchas gracias, teniente coronel, por sus palabras y muchas gracias a todos los artilleros destacados en Adana.
Es un honor y un privilegio para mí, como presidente del Gobierno y como español, estar hoy aquí con todos ustedes. Ya hemos visto que han cambiado mucho los materiales desde los tiempos de Daoíz y Velarde, pero me gusta comprobar que la cortesía y el espíritu de la artillería siguen siendo los mismos.
Mi viaje hoy aquí, a Adana, tiene dos objetivos: en primer lugar, quería visitar uno de los pocos contingentes en el exterior con los que aún no había podido compartir la jornada y, además, he querido aprovechar mi viaje a Turquía para visitarles, aunque sea brevemente, compartir un rato y conocer de primera mano su misión; en segundo lugar, me gustaría que mi visita aquí sirva para dar a conocer a todos nuestros compatriotas el trabajo que ustedes realizan, especialmente teniendo en cuenta que es la primera ocasión en la que España despliega un sistema de defensa antimisil en el exterior. Es importante que conozcan su misión aquí, entre otros motivos, porque representa la esencia y el fundamento de la OTAN: la solidaridad con uno de nuestros aliados; una misión estrictamente defensiva que busca proteger a la población y al territorio de Turquía, junto a otros aliados, y que puede muy bien resumirse en el lema de la artillería española: "Todos para uno y cada uno para los demás".
Como miembro de la Alianza Atlántica, España no ha escatimado esfuerzos como aliado fiable y comprometido. Queremos una OTAN de 360 grados, capaz de exportar seguridad y estabilidad en su vecindario, y proyectarse como actor global.
Su misión aquí también es importante, porque mejora la seguridad de España y lo hace contribuyendo a la seguridad de la región en un momento en el cual la situación en Siria y en otras zonas nos amenaza a todos.
Como saben, vivimos en un mundo en el cual nadie está a salvo de la amenaza terrorista. El terrorismo es una lacra que amenaza y golpea con crueldad a la población civil indefensa e inocente, y lo hace en cualquier parte del mundo: Madrid, Londres, Ankara y, como saben, hace unas horas, sólo unas horas, París. Cada día comprobamos con horror que nadie está a salvo de la sinrazón y del fanatismo. Por eso es tan importante que todos estemos unidos en la lucha contra esta barbarie.
Su presencia aquí es una garantía para la población civil, a quienes ustedes aportan seguridad y confianza; es también un ejemplo del compromiso de la sociedad española en la defensa de unos principios a los que no vamos a renunciar en ningún caso: el valor supremo de la vida humana y la libertad, la primacía de los derechos individuales y de las sociedades abiertas. No vamos a renunciar nunca a su defensa y sabemos que la mejor manera de hacerlo es en estrecha cooperación con nuestros aliados. Frente a las amenazas globales, la respuesta ha de ser global, con una cooperación creciente y cada vez más cualificada.
He quedado muy impresionado con los nuevos sistemas que operan en la defensa antiaérea y, en concreto, la antimisil, y aprecio el esfuerzo que ha supuesto su adiestramiento, así como la alta preparación que demuestran; unos medios y una experiencia que nos ayudarán a perfeccionar las capacidades reales de nuestras Fuerzas Armadas, que deben ser potenciadas.
Entiendo lo duro que debe ser la alerta permanente en los lanzadores de misiles, en los radares o en el puesto de mando; pero estoy convencido de que su labor aquí mantiene segura a la población de la zona y pone de manifiesto la solidaridad aliada y española. Les aseguro que nuestros aliados, especialmente Turquía, agradecen este esfuerzo y yo quiero agradecérselo también en nombre de todos los españoles.
Sé, lo acabamos de escuchar ahora mismo, que les queda tiempo aquí, que pasarán Santa Bárbara y las Navidades en Adana. Por ello, aunque sea un poco prematuro, les deseo a todos una feliz patrona y unas felices fiestas. Recuerden que en España valoramos enormemente su trabajo y, sobre todo, que su misión termine volviendo a casa sanos y salvos.
Quiero, finalmente, tener un recuerdo a sus familias, que les esperan en España y que pueden sentirse muy orgullosas de su labor.
Señores artilleros, muchas gracias a todos y les reitero mis mejores deseos en su misión.
Muchas gracias.