Pekín
Autoridades de la República Popular China, señor embajador de España, estimados amigos, muy buenas tardes a todos.
Es una satisfacción para mí dirigirme hoy, rodeado, como se ha dicho, de la obra gráfica del pintor catalán Perico Pastor, a todos ustedes en este entorno tan significativo, el Instituto Cervantes de Pekín, casa del español y de lo español, y que es, sin duda, una de las más firmes plataformas para el intercambio cultural entre España y China.
Esta Casa da buena muestra del compromiso de España con el proceso de modernización e internacionalización de la República Popular China y, sin lugar a dudas, refleja el creciente interés de la sociedad china por la cultura, el lenguaje y, en definitiva, el pensamiento y la tradición española en este enorme país.
La española y la china son dos de las grandes culturas de nuestro tiempo; son, además, tradiciones con una larga historia que cuentan con clásicos de las artes y de las letras admirados de forma unánime. Son culturas históricas que han trascendido más allá de sus propias fronteras y han sabido impregnar otras culturas, impregnarse de ellas, evolucionar y mezclarse.
La china y la española son también dos sociedades que han sabido crecer y adecuarse a los rápidos cambios de su economía. China ha llevado a cabo el proceso de modernización más rápido e inclusivo que ha visto la historia de la humanidad, y España ha organizado una sociedad madura, ampliamente integrada en las dinámicas e instituciones internacionales, que ha logrado una modernización plena. Los fructíferos contactos entre ambas se han basado siempre en el respeto mutuo y en la confianza.
Todo esto forma parte de los rasgos comunes que nos unen históricamente; sin embargo, no es hacia el pasado hacia donde hemos de dirigir la mirada. Decía Unamuno que "hemos de procurar más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado". Y ése es nuestro objetivo: profundizar en nuestra relación de amistad, de conocimiento y de respeto para consolidar el apoyo a nuestras sociedades.
En el presente, el panorama de la globalización cultural y mundialización de la economía llama a estrechar los lazos: lazos culturales, económicos, sociales y también afectivos.
Me gusta referirme a nuestra lengua y nuestra cultura como una de las mejores cartas de presentación de España en el mundo. La lengua española es hoy hablada por 550 millones de personas, es la tercera lengua más utilizada en Internet y la segunda de mayor relevancia en la comunicación internacional. Por eso insisto en que el español constituye un medio incomparable de promoción de España y de su cultura en el exterior.
Además, desde hace algunos años vengo insistiendo en la relación fundamental que existe entre cultura y economía. La cultura y la lengua española no son sólo el reflejo de nuestro entorno, nuestras costumbres, intereses o el idioma que hablamos; nuestra lengua y nuestra cultura representan también un motor importante de nuestra economía.
En la actualidad, el español constituye el 15 por 100 de nuestro PIB y es, además, una de nuestras más sólidas herramientas para promocionar nuestra presencia exterior y para consolidar la imagen y Marca España. Nuestros escritores, deportistas, arquitectos, pintores o escultores construyen de manera decisiva la imagen de España en el imaginario colectivo. Nuestro deber es potenciar su impacto en otros países y en otros lugares.
En China, después de muchos años de trabajo, la importancia del español ha crecido considerablemente. Conforme se va abriendo al exterior, el pueblo chino va tomando conciencia del valor de nuestra lengua como activo y de su peso en el ámbito internacional, y ya hay del orden de veinticinco mil estudiantes de español en más de cien centros repartidos a lo largo de su geografía y varios cientos de profesores especializados. Son muchos los departamentos en las mejores Universidades que ofrecen clases de español y esta tendencia va en aumento. Aunque es sólo una gota en el océano de China, por lo que mi Gobierno quiere potenciar la formación de profesores por su indudable efecto multiplicador.
La lengua es, sin lugar a dudas, el fundamento para el conocimiento mutuo entre países y personas, y éste, a su vez, el de la confianza. Y el Instituto Cervantes desempeña un papel esencial en este acercamiento entre España y China. Es para nosotros un símbolo y un medio; un símbolo porque es la cara visible de nuestro país y porque lo representa a través de una tarea de promoción cultural diversa e integradora, y de la enseñanza articulada de nuestra lengua.
Desde 2006 el Instituto Cervantes de Pekín ha venido desarrollando una labor excepcional en la enseñanza de nuestra lengua a miles de alumnos. Sus cursos, que cada vez abarcan más niveles, y el considerable aumento de los candidatos a los exámenes de español dan cuenta del avance de nuestra lengua en China y de su labor en este país.
De igual importancia es el trabajo en formación docente de calidad que lleva a cabo el Centro. Contar con un número adecuado de docentes, bien formados, proporcional a la creciente demanda de nuestra lengua en China, es de la mayor importancia para el desarrollo de nuestra presencia en el país. Son los profesores aquéllos que con el tiempo podrán promover el interés por España y lo español en una nueva generación.
El idioma modela nuestro pensamiento, del mismo modo que nuestras ideas contribuyen a la formación del lenguaje, ya que, como decía el escritor chino Qiang Zhongshu, "el pensamiento es una lengua sin sonido, sin voz, pero anclado en las palabras". Hoy el español no se encuentra sólo en nuestros pensamientos, nuestras conversaciones o nuestros debates; el español es también nuestra economía, nuestra política y nuestro futuro.
Por ello, les agradezco a todos ustedes su presencia hoy en el Instituto Cervantes, la Casa del Español, nuestra Casa, en la que todos caben, y deseamos lugar de intercambio, encuentro y mutuo conocimiento.
Muchísimas gracias.