Bruselas
Presidente.- Señoras y señores, muy buenos días y muchas gracias a todos por su asistencia.
Como saben, acabamos de concluir la reunión ordinaria del Consejo Europeo, que ha acordado la reelección de Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo hasta el año 2019. Creo que todos debemos felicitarnos por una decisión que viene a aportar estabilidad a las instituciones europeas en un momento en el que resulta preciso dedicar todas nuestras energías y todos nuestros esfuerzos a responder a los verdaderos retos de la Unión Europea y las preocupaciones de la gente.
Quiero felicitar a Donald Tusk. Ha sido un buen presidente y ha dado muestras sobradas de su vocación europeísta y de su capacidad de gestión en una tarea tan exigente como es la de presidir el Consejo Europeo. Estoy convencido de que seguirá haciendo gala de las mismas en los exigentes tiempos que tenemos por delante.
En el Consejo Europeo de primavera tienen, como ustedes saben, un especial peso las cuestiones económicas, porque se discuten las prioridades del llamado "Semestre Europeo" que establece el marco para la coordinación de las políticas económicas entre los distintos países que conforman la Unión Europea.
La Unión Europea ha superado lo peor de la crisis y hoy, por primera vez en casi una década, todos los Estados miembros tienen previsiones positivas de crecimiento y creación de empleo en los próximos años. Por ello, en este Consejo, en el marco del Semestre Europeo, hemos acordado mantener las prioridades de los últimos años: primera, impulsar la inversión; segunda, proseguir con las reformas estructurales y, en tercer lugar, aplicar políticas fiscales responsables.
Se trata de los mismos ejes en torno a los que España ha estructurado su agenda de reformas a lo largo de estos últimos años. Gracias a ello y gracias al esfuerzo de la sociedad española, la economía española ha experimentado una transformación sin precedentes: hoy nuestra economía es ejemplo de recuperación, aporta estabilidad al euro, crece más que los demás países de la Unión Europea y, además, crea empleo. Somos el país de la Unión Europea que más empleo estamos creando.
La Comisión Europea, en su Informe País del Semestre Europeo 2017, ya reconoció el esfuerzo realizado por los españoles y constató la solidez del crecimiento de la economía española; pero lo importante ahora es el futuro y todavía es mucho el trabajo que queda por hacer. La crisis ha dejado elevados niveles de desempleo en muchos países, incluido el nuestro, como saben. Por tanto, debemos seguir trabajando en todos los frentes, tanto a nivel nacional, como a nivel europeo, para consolidar el crecimiento, que sus beneficios lleguen a todos los ciudadanos y, sobre todo, para crear empleo. Ya saben que el objetivo, que se puede conseguir si se hacen las cosas razonablemente bien, es crear quinientos mil empleos en los próximos años para que haya veinte millones de españoles trabajando. Los últimos datos que hemos conocido de Seguridad Social del mes de febrero hablaban de 580.000 personas afiliadas más a la Seguridad Social respecto a febrero del pasado año.
He defendido ante mis colegas europeos los tres elementos que considero esenciales para que la Unión Europea y España continúen en la senda del crecimiento económico y del empleo.
En primer lugar, no debemos revertir las reformas adoptadas, sino avanzar y, si es posible, mejorarlas. A nivel europeo, es fundamental mantener y reforzar iniciativas como el Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas, el conocido como "Plan Juncker", que está funcionando muy bien, y también la Iniciativa de Empleo Joven; y tenemos que hacer un esfuerzo para completar la Unión Bancaria.
En segundo lugar, hemos de reforzar la competitividad de nuestras economías. Esto requiere, en particular, profundizar en el Mercado Único y para España son especialmente importantes, como saben, las áreas de Agenda Digital y Unión de la Energía. Son fundamentales para asegurar la competitividad de nuestras economías.
Y, en tercer lugar, debemos continuar impulsando el comercio como fuente de crecimiento y de empleo. Hay algo muy positivo que se ha producido en España en los últimos años: por primera vez en nuestra historia, cuatro años continuados de superávit de nuestro sector exterior. El comercio es fuente de crecimiento económico, es fuente de empleo y, sin duda alguna, ha contribuido, y mucho, a la recuperación económica.
Nosotros siempre hemos defendido una política comercial abierta y basada en normas. Europa, la primera potencia comercial del mundo y el principal mercado, debe seguir siendo una economía abierta al mundo, porque eso significa crecimiento, empleo y prosperidad para la gente. En este Consejo Europeo hemos reiterado este mensaje general de apoyo al comercio como fuente de bienestar y yo estoy satisfecho.
Hemos dado la bienvenida a la reciente ratificación por el Parlamento Europeo del Acuerdo Comercial con Canadá, que en el caso de España supone, desde el primer día de su aplicación, la eliminación del 98 por 100 de los aranceles de nuestras exportaciones a Canadá, que ascendieron en 2015 --el último año de que tenemos datos-- a 2.300 millones de euros.
Además, quiero destacar que, a petición de España y Portugal, las Conclusiones del Consejo recogen de forma expresa la voluntad de avanzar en la negociación del Acuerdo de Asociación con MERCOSUR o en la modernización del Acuerdo con México. Se abre en este 2017 una buena oportunidad, ya que América Latina mira ahora más que nunca a Europa.
En materia de inmigración, el primer ministro maltés ha presentado un informe del seguimiento de las Conclusiones del Consejo Europeo de diciembre. En él se recogen las primeras acciones que se han puesto en práctica tras la Cumbre de Malta del pasado mes de febrero. Allí acordamos un conjunto de actuaciones concretas para gestionar los flujos migratorios de manera más adecuada y para evitar la dramática pérdida de vidas en el Mediterráneo central.
La necesidad de controlar esta ruta ya fue señalada, como ustedes a buen seguro recuerdan, en las Conclusiones del Consejo Europeo de 2016. Allí se apuntó la pertinencia de reforzar la dimensión exterior de la migración en general y, en particular, los marcos de asociación que pudieran afectar a esa ruta. Asimismo, se instaba a tomar medidas con efecto a corto plazo, como el refuerzo del apoyo a los guardacostas libios o el fomento del retorno a los países de origen de los inmigrantes irregulares.
En estos momentos, el Mediterráneo central es el foco principal de la preocupación migratoria. Por ello, apoyamos las acciones en Libia y sus países vecinos, y, sin embargo, España considera que también es preciso seguir atento a la situación de otras zonas, como la ruta del Mediterráneo Occidental.
Creo firmemente que el asunto de la inmigración es un desafío que nos va a acompañar durante bastante tiempo. Tenemos que tener paciencia estratégica, inteligencia y generosidad. Los principios que han de presidir nuestros esfuerzos son el diálogo y la cooperación con los países de origen y tránsito.
En otro orden de cosas, hemos valorado también las nuevas iniciativas de seguridad y defensa, sin perder la perspectiva de lo que hemos conseguido juntos desde que se puso en marcha la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión. España se ha situado desde el principio en la vanguardia de la construcción europea de defensa. Les recuerdo que nuestro país ha participado en todas las misiones militares lanzadas por la Unión Europea, incluidas las seis actuales. Pero, además, creemos que éste es un ámbito en el que se puede y se debe avanzar mucho más, porque la situación internacional así lo exige.
Por último, quiero destacar la importancia de contar en las Conclusiones de este Consejo con el compromiso total de la Unión Europea para apoyar a los Estados miembros en la garantía de su seguridad interior y la lucha contra el terrorismo. En este aspecto, permítanme recordar que mañana, 11 de marzo, conmemoramos el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo. España ha situado en la agenda, tanto de la Unión Europea, como de las Naciones Unidas, esta cuestión que para nosotros es de vital importancia. Debemos seguir avanzando desde la Unión en los esfuerzos que impulsamos desde España para homogeneizar la atención a las víctimas, reconocerles la dignidad que merecen y destacar la importancia de su relato en la lucha contra el terrorismo.
Las Conclusiones que hemos aprobado en el Consejo Europeo señalan expresamente la importancia de recordar este día: el 11 de marzo. Y en la misma línea, se ha celebrado esta mañana una reunión, auspiciada por la Comisión Europea, en la que ha estado un representante del Gobierno. Estamos tratando con las instituciones y con los Estados miembros para que la atención a las víctimas del terrorismo sea una prioridad para todos.
Finalmente, ya esta mañana hemos vuelto a reunirnos de manera informal, ya sin la presencia del Reino Unido, para debatir acerca del futuro de Europa en el marco de la preparación de la Cumbre de Roma. Como todos ustedes saben, el próximo día 25 conmemoramos en Roma los sesenta años de la firma de los Tratados y, en un momento en que la Unión Europa afronta importantes retos, la declaración que acordemos en Roma ha de ser capaz de marcar un punto de inflexión y lanzar un mensaje de ilusión, de confianza y de unidad de cara al futuro. España ha venido trabajando para ello en los últimos meses: con los países del sur, en Lisboa, el 28 de enero; luego, a veintisiete, en La Valeta, el 3 de febrero; y, finalmente, con Francia, Alemania e Italia, en Versalles, el pasado lunes. Por otro lado, consideramos que el Libro Blanco que presentó el presidente de la Comisión Europea el 1 de marzo es una contribución útil a este debate.
Yo siempre he defendido una posición muy clara, que se fundamenta en tres ejes: la Unión Europea es un proyecto de éxito, primero; hoy en Europa debemos hacer más para responder a las preocupaciones que tienen los ciudadanos, segundo; y no basta solo con lo que hemos hecho en estos sesenta años, sino que debemos mirar al futuro y ofrecer un horizonte a los ciudadanos.
En primer lugar, yo creo que los europeos debemos reivindicar el éxito, a todos los niveles, de bienestar, de seguridad, de prosperidad económica, que supone el proyecto de integración europea.
En segundo lugar, en Roma la Unión Europea debe ofrecer respuestas concretas a las cuestiones que hoy más preocupan a los ciudadanos europeos. Son las prioridades que identificamos en la Agenda de Bratislava: primera, desarrollo económico y social: crecimiento económico, empleo, sobre todo atención especial a los jóvenes, y todo ello sirve además para reforzar nuestro Estado de Bienestar, garantizar las pensiones, la sanidad y la educación para todos; segunda, seguridad interna y externa, lucha contra el terrorismo; y, tercera, una política de inmigración humana, generosa, pero también eficaz y que luche con contundencia contra las mafias que trafican con personas, y ayude a los países de los que mucha gente se tiene que ir por la imposibilidad de vivir en unas condiciones mínimamente dignas.
En tercer lugar, debemos mirar al futuro. En el ámbito económico, en este punto es esencial el papel del euro y de la Unión Monetaria. Debemos asegurar que la Unión Europea funciona eficientemente y que sus beneficios llegan a todos los ciudadanos. Esto significa, para mí, mayor integración. Para ello, creo que debemos completar la Unión Bancaria y avanzar en las reformas estructurales para que nuestras economías funcionen de forma más parecida y estén mejor preparadas para responder a los shock económicos. Y todo ello deberá permitir en el futuro avanzar hacia la Unión Fiscal. Esto significa, en última instancia, poder contar con un Presupuesto europeo con capacidad para apoyar a aquellos Estados que en un momento dado afronten una crisis económica.
En suma, señoras y señores, les agradezco su atención. Creo que ha sido un Consejo Europeo muy importante. Se han tratado, sin duda, temas capitales para el futuro de Europa; probablemente, el más importante éste último al que acabo de hacer referencia. Después de sesenta años de proceso continuo de construcción europea --se inició en Roma, o incluso antes, pero de manera formal en Roma con el Tratado del año 1957--, sin duda alguna, es el momento de ver qué es lo que vamos a hacer en el futuro.
Mi posición es muy clara, sobre la base de que Europa, como he dicho, ha sido una historia de éxito; sigue siendo el mejor lugar del mundo en materia de democracia libertad derechos humanos, Estado de Derecho, grandes valores fundamentales; sigue siendo el mejor lugar del mundo a la hora de atender a los ciudadanos: no hay ninguna región en todo el planeta con sistemas de pensiones, sanidad y educación como los que hay en la Unión Europea; es la primera potencia comercial del mundo; es, con los Estados Unidos, la primera potencia económica del mundo y es a donde tantas y tantas personas que viven en otros continentes quieren venir.
Esto ha sido una historia de éxito y ahora toca dar un paso hacia adelante, fundamentalmente atendiendo a esas prioridades a las que antes he hecho referencia; recuerden: crecimiento económico, sobre todo empleo, para mantener y mejorar esas pensiones, esa sanidad y esa educación; luchar contra el terrorismo y generar más seguridad en Europa.
Por último, la apuesta de futuro que, en el caso de España, siempre ha sido y seguirá siendo más integración europea. En política exterior y de defensa ya se está trabajando, y en política de seguridad, pero también tendremos que dar pasos para completar la Unión Económica y Monetaria.
También hemos tratado los temas a los que antes he hecho referencia, sobre todo los temas económicos, los de crecimiento y empleo. Hoy tenemos un panorama, sin duda alguna, mucho mejor que el que teníamos en el año 2012, cuando empezamos a venir nosotros a los Consejos Europeos. Y hay un dato que, sin duda alguna, debemos resaltar: Europa ha vivido una crisis enorme. Recordarán ustedes que en el año 2012 se hablaba hasta de la liquidación del euro, de la Unión Europea, la Europa con euros y sin euros… Pues, al final, con las decisiones que tomamos los Estados nacionales a la hora de hacer reformas y las decisiones que tomaron las instituciones europeas, hoy las cosas han cambiado. En España el año será bueno desde el punto de vista económico, nuestra previsión es del 2,5 por 100 de crecimiento y crear más de cuatrocientos mil empleos; pero estamos trabajando para superar esa cifra y esa previsión de crecimiento económico, y también para que se cree más empleo en el año 2017.
Con ello ya termino y estoy a lo que me digan ustedes.