La Valeta (Malta)
Presidente.- Señoras y señores, muy buenas tardes y muchas gracias por su asistencia a esta convocatoria.
Como saben, esta reunión que estamos celebrando aquí, en Malta, del Consejo Europeo se enmarca en el proceso de reflexión sobre el futuro de la Unión Europea que se inició en la Cumbre de Bratislava del pasado mes de septiembre y que culminará, como todos ustedes conocen, en la Cumbre de Roma del próximo 25 de marzo, coincidiendo con el LX aniversario de la firma del Tratado de la Comunidad Económica Europea.
El objetivo de este proceso de reflexión, que, insisto, comenzó en Bratislava y cuyo siguiente paso es Roma, el 25 de marzo, es identificar los principales ámbitos en los que debe avanzar el proceso de integración europea e impulsar, que es el segundo gran objetivo, medidas concretas que redunden en beneficio de los ciudadanos. De todo ello hemos hablado esta mañana y continuaremos hablando cuando termine esta rueda de prensa y las que están haciendo mis colegas.
En la primera sesión de trabajo hemos abordado la crisis migratoria; como ustedes saben, un urgente desafío de capital importancia para Europa en su conjunto. Ustedes también recordarán que aquí, en La Valeta, en el año 2015, tuvo lugar una Cumbre histórica entre la Unión Europea y África en la que consensuamos un plan de acción para hacer frente a la crisis migratoria con arreglo a los siguientes principios: el diálogo político con los países de origen y de tránsito de los flujos migratorios, la cooperación al desarrollo, la lucha contra las mafias, las políticas efectivas de retorno y el control de las fronteras.
Ésa era la política que llevaba España defendiendo durante mucho tiempo en las instituciones europeas, ésa era la política que había puesto en marcha nuestro país, creo que con buenos resultados, y ésa era la política que nos gustaría que se hubiera aplicado antes pero que, por fin, aquí, en Malta, en el año 2015 se puso en marcha. Se trataba de resolver el problema en origen, se trataba de ayudar a aquellas personas que vivían en estos países mediante un apoyo fuerte en materia de cooperación, de luchar conjuntamente contra las mafias, de controlar las fronteras y de facilitar las políticas de retorno.
Pues bien, hoy se ha hablado de esa misma política, todos hemos vuelto a reiterar nuestro apoyo a ella, hemos dado también nuestra conformidad, y hemos seguido animando a que se siguiera trabajando en el futuro, a la Comisión y a la vicepresidenta Mogherini, y hemos prestado especial atención a lo que está sucediendo en estas fechas en el Mediterráneo central. Como saben, sólo en el año 2016 han llegado, vía Libia, a Italia, y luego a otros países de la Unión Europea, 181.000 personas.
Yo manifesté mi posición. Creo que en el caso de Libia es fundamental, lo primero, la prioridad básica y capital --el punto de partida sin el cual no es posible o es muy difícil, al menos, resolver los problemas--, es que en Libia haya un Gobierno estable con el que se pueda negociar; un Gobierno que sea capaz, lógicamente, de imponer sus decisiones. Y para eso la Unión Europea tenemos que ayudarle y apoyarle.
Ayer hubo una reunión entre la Administración italiana y el actual Gobierno libio, donde se llegó a un entendimiento, que esperemos que sirva para que en el futuro las cosas no se produzcan como ha ocurrido en el año 2016, un año dramático, sobre todo, por la cantidad de personas que perdieron su vida intentando salir en busca de una vida mejor.
En el almuerzo hemos hablado, fundamentalmente, de dos asuntos: Ucrania y la Administración estadounidense, la manera de enfocar las relaciones de la Unión Europea con esa nueva Administración.
Respecto a Ucrania, todos observamos con preocupación el deterioro de la situación en este país en los últimos días y mantenemos que los acuerdos de Minsk deben constituir la base para una solución política que respete la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
En segundo lugar, como les señalaba antes, hemos hablado de cómo vamos a enfocar las relaciones de la Unión Europea con la Administración estadounidense. Estas relaciones deben venir marcadas por varios principios: el primero, el esfuerzo por mantener las mejores relaciones posibles con Estados Unidos. Compartimos principios, valores, democracia, libertad, respeto a los derechos humanos; somos socios estratégicos desde hace mucho tiempo y así debemos seguir en el futuro. Por tanto, la Unión Europea quiere mantener las mejores relaciones posibles con Estados Unidos.
La Unión Europea se propone identificar áreas de interés común donde podamos trabajar estrechamente con la nueva Administración. Por poner un ejemplo, que a buen seguro todos ustedes entenderán perfectamente, una de esas áreas de interés común donde podemos trabajar de manera conjunta es la lucha contra el terrorismo de Daesh.
Nosotros vamos a defender en todo momento la identidad y la cohesión europea. Europa debe tener una sola voz, clara, y una voz comprometida con los valores que encarna el proyecto europeo. Nosotros tenemos una política de inmigración y de acogida a refugiados, a la que antes he hecho referencia de manera breve y sintética. Ésa es la nuestra y vamos, lógicamente, porque estamos comprometidos con esos valores, a aplicarla en el futuro.
Lo mismo ocurre en el caso de libre comercio. Cada uno puede ver las cosas como estime oportuno y conveniente, pero la Unión Europea cree en el libre comercio y como Unión Europea va a seguir negociando convenios de libre comercio. Nos gustaría que saliera adelante el convenio que ya lleva tiempo negociándose con Estados Unidos; pero vamos a trabajar y a darle un impulso a otros convenios de libre comercio con otros países, como pueden ser los países de MERCOSUR o como puede ser la renovación, porque ya se están quedando antiguos, de esos convenios de libre comercio tanto con Chile, que creo que es del año 2000, como con México, que es del año 2002. De este asunto tuve oportunidad de hablar, incluso, con el presidente mexicano hace dos o tres días, con el que tuve una conversación vía telefónica.
Voy ahora a intentar explicarles, sin extenderme en exceso --es un tema en el que realmente merece la pena extenderse, porque es muy importante, pero voy a ver si soy capaz de resumir--, lo que voy a defender en la reunión que comenzará dentro de unos minutos.
Vivimos en la Unión Europea tiempos difíciles. Se han producido algunos acontecimientos distintos, por calificarlos de alguna forma. Tenemos sobre la mesa el "Brexit" que lo que supone es, lisa y llanamente, que por primera vez en la historia de la Unión un país manifiesta su voluntad de abandonarla, mientras que lo único que se ha producido desde que la Unión Europea, y ya antes la Comunidad Económica Europea, etcétera, se puso en marcha, es manifestaciones de voluntad de ingresar en las instituciones europeas. El "Brexit" supone un cambio.
Hemos escuchado también, y vamos a ver en qué se concreta en el futuro, la posición de la Administración norteamericana. Todos vemos que en muchos países, muy importantes y relevantes, de la Unión Europea hay fuerzas políticas que cuentan con apoyos importantes, como estamos viendo a menudo, que se posicionan en contra muchas de ellas de la Unión Europea, y ahora de lo que se trata, que es, como les decía antes, lo que empezamos en Bratislava, lo que continúa hoy en Malta y después en Roma --para algunos países, como el nuestro, la semana pasada, el sábado concretamente, en Lisboa--; de lo que se trata es de cómo vamos a plantear Europa, la actual, y el futuro en los próximos tiempos.
La posición que yo voy a defender es la siguiente: nosotros, frente a aquellos que critican y denuestan lo que es la Unión Europea y lo que significa, creo que debemos sentirnos muy orgullosos, y transmitirlo así al conjunto de la opinión pública, de lo que juntos los europeos hemos conseguido, de lo que juntos los europeos somos y también de lo que queremos ser en el futuro, que, al fin y a la postre, es lo más importante. Pero conviene recordar, frente a aquellos que no ven nada más que cosas negativas en la Unión Europea, que Europa ha conseguido con este proceso de unidad el mayor período de paz y prosperidad de la historia de nuestro continente. Desde el Tratado de Roma han transcurrido sesenta años y Europa ha sido un espacio de paz; en los sesenta años anteriores al Tratado de Roma, Europa, entre otras cosas, vivió dos guerras mundiales.
Hemos conseguido ser la región del mundo --del mundo, repito-- con más democracia, más respeto a los derechos humanos y más respeto al Estado de Derecho. Tenemos el Estado de Bienestar más amplio que proporciona unos sistemas públicos de protección social (educación, salud y pensiones) absolutamente impensables en otros lugares del mundo.
Somos la principal potencial comercial y el mayor mercado del mundo, y somos también la principal pontencia económica. Somos una gran potencia normativa: los estándares y regulaciones que entre todos decidimos se convierten en estándares internacionales. Somos, además, una gran potencia cultural y turística, como demuestran las ingentes cantidades de personas que nos visitan todos los años: en España, sólo en España, en el año 2016, 75 millones de personas vinieron a visitar nuestro país. Y tenemos un indudable poder de atracción: son numerosos los países que ven en nuestra Unión un modelo de paz, democracia y bienestar que deseaban alcanzar.
Por tanto, yo lo que voy a defender hoy es que Europa, sus dirigentes, los que creemos en ello, los Gobiernos que hemos apostado, las opiniones públicas que así lo han hecho, deben defender, hacer pedagogía y explicar lo conveniente que es para todos mantener, mejorar y profundizar en la operación política más ambiciosa que se ha hecho en siglos en el mundo.
A partir de ahí, además de explicar lo que hemos conseguido juntos y lo que somos, es muy importante que seamos capaces de plantear, y hacerlo bien, el futuro.
Yo voy a plantear, fundamentalmente --lo haré aquí y lo haré de cara también a la reunión de Roma, y a la Declaración que entonces esperamos aprobar--, dos objetivos como nación: el primero, seguir ocupándonos, porque para eso están los Gobiernos y para eso también se ha hecho la operación europea, de los asuntos que más preocupan al conjunto de los ciudadanos e intentar ser más eficaces que lo que lo hemos hecho el conjunto de las instituciones europeas hasta ahora.
Hay algunos temas que son prioritarios y son los que en estos momentos preocupan a una mayoría de ciudadanos europeos: en primer lugar, el tema de los refugiados o el tema de la inmigración por razones económicas; en segundo lugar, la seguridad interna --Europa ha sido golpeada duramente, como ustedes conocen muy bien, algunos países de manera verdaderamente dramática, en los últimos tiempos--; en tercer lugar, la seguridad exterior y, en cuarto lugar, el crecimiento económico y el empleo, que además, si logramos tener éxito en esta operación, nos permitirá mantener y mejorar esos pilares del Estado de Bienestar a los que antes he hecho referencia.
En concreto, hay cuatro asuntos que, como ya se dijo en Bratislava, van a merecer nuestra atención en los próximos tiempos: el Plan Juncker, que ha aumentado su cuantía; la profundización en el mercado interior; las políticas comerciales --al final, como les decía antes, las políticas comerciales, la apertura de los países al exterior a lo largo de la historia, y desde luego muy claramente en el caso de España, se ha demostrado que sirven para crecer, para crear empleo y para luchar con eficacia contra la pobreza, y por eso les decía antes que mejorar los acuerdos con Chile y con México, y también el de MERCOSUR, ponerlo en marcha, es, sin duda alguna, una prioridad--; y, por último, la otra gran prioridad en el terreno del crecimiento económico y el empleo es la atención al desempleo juvenil, que es muy elevado, sobre todo en algunos países, en relación con el resto de las personas que conforman las sociedades.
Por tanto, ése tiene que ser el primer objetivo de futuro, seguir ocupándonos, pero conseguir una mayor eficacia en los temas que realmente preocupan a los ciudadanos, porque también ésa es una manera de convencer a la gente de la utilidad del proyecto europeo.
Segundo objetivo, desde luego, España va a seguir apoyando y apostando por una mayor integración en la Unión Europea. Eso es muy importante, porque eso, la apuesta por la integración, da seguridad y da certidumbre, naturalmente, si lo hacen, como pretendemos, el conjunto de países de la Unión Europea en el día de hoy y, sobre todo, de cara a Roma.
En materia económica, nosotros somos partidarios de seguir profundizando en el Mercado Único --hay dos o tres temas capitales y voy a citar dos: el Mercado Único Digital y el Mercado Único de la Energía--; en seguir trabajando, y ya lo estamos haciendo en este momento, en fortalecer en una política de defensa europea e intentar compartir las capacidades de los distintos países; y, en tercer lugar, hay que integrar más nuestras posiciones en materia de seguridad. Hoy a nadie se le ocurre luchar en solitario contra el terrorismo; ésta es una batalla que tenemos que dar conjuntamente todos los que pensamos igual y defendemos los mismos valores.
Sin duda alguna, hay otros muchos más asuntos, no voy a entrar en más detalles pero, insisto, creo que en el futuro éstas son las dos grandes preocupaciones a las que debemos de atender.
El mensaje, en suma, que yo creo que debemos transmitir, y estoy convencido de que así se va a producir en Roma, conmemorando el LX aniversario de la Comunidad Económica Europea, es que Europa está unida, que en Europa queremos seguir estando unidos, que en Europa queremos una mayor integración, que esto es lo que nos conviene, lo que ha sido útil hasta ahora, y que no hay ninguna alternativa mejor de cara al futuro.
Por último, quisiera hacer un breve comentario sobre el encuentro que he tenido esta mañana, a petición de ella, con la primera ministra británica, Theresa May. He conversado con ella, porque es lo que me planteó, sobre el proceso de salida del Reino Unido de la Unión. Yo le he pedido que el proceso sea rápido. No hay nada peor que estar en una situación de provisionalidad y mucho peor si la situación de provisionalidad es, además, de incertidumbre, porque eso genera mucha inseguridad, inestabilidad y nos afectaría a todos. Por tanto, proceso rápido y que todos tengamos un enfoque constructivo; la Unión Europea, por supuesto, pero también el Reino Unido.
También le dije que para España sería una prioridad mantener el nivel de relaciones humanas y comerciales entre ambos países. Realmente, nuestras relaciones con el Reino Unido ustedes las conocen muy bien: es nuestro tercer socio comercial, es el primer país del mundo a donde acuden las inversiones españolas y hay muchos españoles trabajando en el Reino Unido.
Les voy a dar un dato, que es ciertamente significativo: en el informe que han presentado los británicos se habla de ciudadanos de la Unión Europea que residen en el Reino Unido. Los primeros son los polacos: más de 900.000 polacos residen en el Reino Unidos; segundo, Rumanía, con más de 200.000; tercero, Portugal, con más de 200.000; cuarto, Italia, con cerca de 200.000; quinto, Lituania, también cerca de 200.000; sexto, Francia, claramente por encima de 100.000; séptimo, Alemania, y, octavo, España, con algo más de 100.000 españoles, según las fuentes de los británicos, residiendo allí. Y aquí, en España, residen más de 300.000 británicos y lo hacen de manera permanente.
Esto significa que, sin duda alguna, hay una relación muy importante entre España y el Reino Unido, y también entre otros países de la propia Unión Europea y el Reino Unido; por tanto, esto hay que hacerlo con generosidad, con inteligencia y, a ser posible, como les decía antes, con la mayor rapidez de que seamos capaces.
Sustancialmente, esto es de lo que hemos hablado hoy: primero, el tema de la inmigración, fundamentalmente proveniente de África, que es una de las grandes prioridades de la Unión; en segundo lugar, en el almuerzo hemos hablado de Ucrania y de la Administración americana; y ahora, aunque es un tema que ya hemos tocado en alguna de las intervenciones --yo de hecho lo hice, sobre todo en la del mediodía--, vamos a hablar de algo tan capital como a dónde vamos y qué Europa queremos en los próximos años.
A partir de ahí, si ustedes quieren preguntarme algo, estoy a su disposición.