Presidente.- Buenas tardes. Gracias por su asistencia a esta convocatoria.
Como saben, se ha celebrado ayer y hoy una reunión del Consejo Europeo. Esta vez se trata de una reunión ordinaria, la del llamado Consejo Europeo de Primavera, aunque, como conocen ustedes, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y los presidentes de las principales instituciones europeas ya nos hemos reunido dos veces en lo que llevamos de año: una con ocasión del Consejo Europeo extraordinario, a mitad de febrero, para acordar los términos del nuevo encaje del Reino Unido en la Unión; y una reunión informal el pasado día 7 para debatir los posibles términos de un acuerdo con Turquía en materia de migraciones.
Como recordarán, ese día el primer ministro de Turquía nos presentó una serie de puntos de negociación y los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión acordamos dar un mandato al presidente del Consejo Europeo para negociar con Turquía sobre esas bases, pero garantizando en todo momento el respeto riguroso de la legalidad internacional, especialmente en materia de asilo.
Pues bien, en este Consejo Europeo hemos tratado de asuntos muy importantes y uno de ellos trae causa precisamente de nuestra reunión informal del pasado día 7, ya que en esa reunión sentamos las bases de lo que podría ser un acuerdo con Turquía en materia de migraciones. Ese acuerdo tiene como principal y más urgente objetivo evitar que cientos de miles de personas sigan arriesgando sus vidas y las de sus familias, poniéndose en manos de mafias criminales que trafican con su sufrimiento, lanzándolas al mar para llegar a Europa. Cientos de personas han perdido sus vidas entre Turquía y Grecia, y miles en el Mediterráneo intentando llegar a Europa.
Esto se precisamente lo que intentamos que acabe pero, a la vez, debemos respetar el derecho de asilo de las personas que huyen de la guerra, el terror o la conculcación de sus derechos humanos más básicos. Éste es un principio fundamental que forma parte de los valores fundacionales de la Unión Europea.
Por ello, y España ha insistido en ello durante todo el proceso negociador, se establecen salvaguardas y garantías en el acuerdo para proteger y garantizar este derecho rigurosamente, tal y como, por cierto, exige la legislación internacional y europea.
Puedo decirles, asimismo, que el acuerdo al que hemos llegado con Turquía respeta escrupulosamente la declaración institucional del Congreso de los Diputados, aprobada el miércoles día 16, por unanimidad de todos los Grupos Parlamentarios. En concreto, se han introducido en el acuerdo final algunas modificaciones solicitadas por España en tres puntos que, en nuestra opinión, son fundamentales.
A petición de España, se ha añadido una segunda frase en el párrafo primero para garantizar que todas las actuaciones que se hagan sean conformes al Derecho Internacional y de la Unión Europea, y que se excluya cualquier forma de expulsión colectiva. En ese mismo apartado se ha añadido una referencia expresa a la tramitación individualizada de los expedientes de solicitud de asilo para que no haya duda de que los solicitantes de asilo llegados a las islas griegas tendrán un procedimiento individualizado y personalizado, y nunca colectivo. Y a petición de España se ha incorporado también en el apartado segundo una previsión específica para que el reasentamiento de nacionales sirios desde Turquía se haga teniendo en cuenta a aquellas personas más vulnerables, de acuerdo con los criterios de vulnerabilidad de la Organización de Naciones Unidas.
Por otra parte, hemos tratado otras cuestiones, ya distintas, también importantes, relacionadas con la migración en general. Forman parte de las conclusiones de este Consejo Europeo y están a su disposición.
Desde que en el Consejo Europeo de abril de 2015 aprobamos un mandato a la Unión para que movilizase todos los recursos y esfuerzos para hacer frente al fenómeno migratorio, la Unión Europea ha puesto en marcha una batería de medidas ambiciosas, muchas de ellas sin precedentes. Les hablo de los esquemas de reubicación y reasentamiento de refugiados, del plan especial de actuación acordado con los países africanos en la Cumbre de La Valeta o de este último acuerdo con Turquía, todos ellos dotados con sus correspondientes fondos fiduciarios.
En todo este proceso España ha venido defendiendo la necesidad de una verdadera política común migratoria y de asilo, que busque hacer frente, de manera responsable, sostenida y eficaz, tanto a las consecuencias, como a las causas del origen de la actual crisis migratoria.
En este Consejo hemos acordado impulsar las siguientes medidas: operatividad de los "hotspots" y las capacidades de acogida humanitaria y de asilo de los Estados concernidos; refuerzo de las capacidades de Grecia para controlar sus fronteras y tramitar sus correspondientes solicitudes de asilo; ayuda de emergencia humanitaria para Grecia; aceleración de los procesos de reubicación desde Grecia; lucha contra el tráfico de personas y las organizaciones de crimen organizado, y debate sobre la arquitectura normativa y política de la Unión Europea en materia de migración y asilo, incluyendo la propuesta legislativa relativa a la guardia fronteriza y costera europea.
Señoras y señores,
Todos sabemos que éste no es un asunto fácil de gestionar, no lo es, y también sabemos la honda preocupación que causa a nuestras respectivas sociedades. Creo que hemos llegado hoy a un acuerdo razonable; un acuerdo respetuoso con la Ley y con la tradición europea de defensa de los derechos humanos; un acuerdo que permitirá, además, dar una respuesta operativa y eficaz a la situación de tanta gente que huye de la guerra y que huye también de la miseria, y un acuerdo que, ante todo, evite los dramas que estamos viviendo cada día por esta cuestión y que todos tienen la oportunidad de verlos de manera continuada en las televisiones.
En otro orden de cosas, y por lo que se refiere ya al ámbito económico, hemos discutido, como corresponde al Consejo Europeo de marzo --de hecho, se hace siempre--, las prioridades del semestre europeo que definen las actuaciones económicas a nivel nacional. Estas prioridades son acordes con la intensa agenda reformista que hemos puesto en marcha en los últimos cuatro años: responsabilidad fiscal y reformas estructurales. Y gracias a ello la economía española ha experimentado una transformación sin precedentes y los resultados, y así lo reconoce la Comisión, hablan por sí solos: en el último trimestre de 2011, el crecimiento en España era -1,8 por 100; cuatro años después, último trimestre de 2015, el crecimiento en España es +3,5 por 100. Es decir, estamos ante un cambio de 5,3 puntos a favor de la situación a finales de 2015.
Los precios en el año 2011, a pesar de una situación de profunda recesión, subían el 3,2 por 100 y eso afectaba, y mucho, al poder adquisitivo de muchísimos españoles y también a la competitividad de nuestra economía. Hoy los precios están decreciendo en nuestro país.
En 2011 el sector exterior estaba en déficit y hoy, ya por cuarto año consecutivo, está en superávit.
El crecimiento español es, además, un crecimiento sano, porque se basa, sobre todo, en la inversión en bienes de equipo y en las exportaciones de bienes y servicios, y ello da una base sólida para el crecimiento del consumo de los hogares, que es el 3,5 por 100 al cierre de 2015, un nivel similar ya al de antes de la crisis económica.
También, en materia de empleo y paro, que sigue siendo la gran preocupación de una mayoría de españoles, y que tiene que ser el gran objetivo para los próximos cuatro años, las cosas han cambiado: a finales de 2011 se destruyeron en España casi tres millones de empleos y el paro aumentó en tres millones y medio de personas; en el año 2015 el crecimiento se ha traducido en una creación de empleo récord en nuestra historia, más de medio millón de empleos en el año, y la reducción anual de paro en el año 2015 es la mayor de la historia: 678.000 personas. Aun así, y a pesar de los avances que se han producido en esta materia, que, insisto, es el objetivo capital y es la prioridad básica para los próximos cuatro años crear empleo, todavía quedan muchas cosas por hacer en nuestro país.
También hay datos que han mejorado: la confianza en la economía, la caída de la prima de riesgo, los datos de creación de empresas, etc., etc.
Quiero decir también que esta transformación no ha sido fruto de la casualidad; ha sido fruto del esfuerzo de los españoles, en primer lugar, y de una decidida agenda de reformas estructurales que se ha llevado a cabo a lo largo de estos años.
La Comisión, en el informe que se debatió en el día de ayer, reconoce el esfuerzo realizado por España y constata el cambio de tendencia de la economía española, y yo se lo agradezco. El principal riesgo que señala la Comisión es la desaceleración en la agenda de reformas y yo coincido plenamente. Es absolutamente necesario seguir poniendo en marcha reformas para seguir creciendo, para crear empleo y para no quedarnos estancados o, lo que es peor, para volver hacia atrás, a la situación que vivíamos en 2011.
También quiero decir, y yo hice especial énfasis en este asunto en mi intervención, que, además de los trabajos que hay que hacer a nivel nacional, hay que hacer cosas en Europa. En particular, hay un ámbito fundamental, que es el mercado interior. Hemos avanzado en temas importantes como la Unión de la Energía y hay compromisos en el ámbito de las interconexiones o en la
Agenda Digital; pero hay que mantener este nivel de ambición y extenderlo a otros ámbitos como, por ejemplo, los servicios bancarios minoristas, cuya integración es fundamental para completar una Unión Bancaria eficaz.
De la misma manera, hemos acordado que en el próximo Consejo Europeo, a fínales del mes de junio, se hable en serio y a fondo de los esfuerzos que tendremos que hacer para que en la Unión Económica y Monetaria se vaya cada vez profundizando más en ella y, por tanto, continuamos el avance en la construcción europea.
Esto es, en síntesis, lo más importante del Consejo Europeo. He mantenido una reunión, en los márgenes de la del Consejo Europeo, con los primeros ministros del Reino Unido, que fue quien nos convocó, Alemania, el presidente de Francia, Italia, Malta y yo mismo, para tratar la situación en Libia. Como saben ustedes, las cosas no van allí como a todos nos gustaría que fueran. Vamos a apoyar al Gobierno que ha sido designado. Esperemos que, a la mayor celeridad posible, reciba el apoyo del Parlamento y que Libia tenga un Gobierno, y que la creación del mismo y la puesta en funcionamiento de todo lo que eso significa suponga ya un punto de partida que permita generar una cierta ilusión y permita llegar a unos objetivos que sean, fundamentalmente, la mejora del bienestar y de riqueza de todas las personas que viven en ese país.