Reunión informal de la UE

Intervención del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy

16.9.2016

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Señoras y señores, muy buenas tardes y muchas gracias por su asistencia a esta convocatoria

Como todos ustedes recordarán, tal y como acordamos en Bruselas después del referéndum británico del pasado 23 de junio, veintisiete miembros del Consejo Europeo decidimos reunirnos aquí, en Bratislava, de manera informal y ya sin el Reino Unido. Y lo hemos hecho fundamentalmente por dos razones:

- La primera, para reiterar nuestro compromiso con el proceso de integración europea, que ha hecho de Europa un espacio de paz, de libertad, de seguridad, de respeto a los derechos humanos y de progreso económico y social, y que es, sin duda alguna, este proceso de integración, la mejor forma de afrontar los importantes retos internos y externos que tenemos en Europa.

- En segundo lugar, nos hemos reunido porque somos muy conscientes de las preocupaciones y de los temores de los ciudadanos, que nos exigen hacer un buen diagnóstico y dar una eficaz respuesta a sus preocupaciones. Y el diagnóstico es claro y es compartido por todos.

Después de la peor crisis económica de la historia de la integración europea, la más grave crisis de refugiados que ha sufrido Europa desde la Segunda Guerra Mundial y la multiplicación de ataques terroristas en suelo europeo, han surgido dudas, y en muchos casos escepticismo, sobre la capacidad de la Unión Europea para dar respuesta eficazmente a estos retos. El referéndum del "Brexit" ha sido un síntoma grave de ello.

Y, como siempre ha ocurrido en la Historia, los populismos, radicalismos, nacionalismos y extremismos de todo signo han aprovechado la crisis para poner en cuestión el proyecto europeo. Estos populismos antieuropeos se basan en destacar únicamente las carencias de la Unión y ocultar, sin embargo, sus muchas virtudes y sus grandes aportaciones al bienestar de las personas que vivimos en el Continente. Piensen sólo en los efectos que para los españoles ha tenido nuestra entrada, ya en 1986, en las instituciones europeas, porque hemos vivido desde entonces la mayor etapa de bienestar y progreso de nuestra historia, además de estar en una Unión donde la democracia, la libertad, los derechos humanos y los derechos fundamentales de las personas son absolutamente irrenunciables.

Pues bien, esta reunión de hoy abre un proceso, no de reflexión, sino de acción, que debe culminar en marzo del año que viene en Roma y nos hemos puesto de acuerdo para dedicar todos nuestros esfuerzos en Europa a ocuparnos de las cosas que le importan a la gente.

La clave de este debate es la seguridad. La gente quiere seguridad. Es lo que nos demandan en primer lugar a los gobernantes: seguridad frente al terrorismo, también frente a amenazas exteriores o ante los riesgos que se ciernen sobre la sostenibilidad del Estado de Bienestar, que es el pilar fundamental del modelo europeo y que, sin duda, es el mejor dotado del mundo.

Nuestros ciudadanos quieren --en eso he insistido mucho-- que tomemos medidas eficaces para crecer y para crear empleo, que es condición necesaria, además, para asegurar su sanidad, su educación, sus pensiones, sus servicios sociales y todo lo que constituye los pilares de nuestro Estado de Bienestar.

Yo he hecho especial hincapié en esta cuestión, que para España, como saben, es prioritaria. Todavía tenemos que recuperar los niveles de empleo y de bienestar previos a la crisis. Para España ese umbral se sitúa en los veinte millones de personas trabajando y eso supone que podamos crear quinientos mil puestos de trabajo cada año, como se ha hecho en el año 2014, en el año 2015 y se hará en este año 2016. Y hacia ese objetivo debemos encaminar todos nuestros esfuerzos.

En este aspecto, celebro y apoyo las propuestas de la Presidencia de la Comisión en materia de desarrollo de la economía digital y del Mercado Interior de la Energía. Insisto, cuentan con nuestro apoyo.

Seguridad significa también capacidad para defender nuestras fronteras y protegerlas de las amenazas externas, y eso, en este mundo globalizado, ya sólo puede hacerse eficazmente si actuamos de forma conjunta.

En el mundo de hoy, la disgregación conduce a la irrelevancia y, lo que es peor, a la impotencia. En este aspecto también conocen mi postura. Creo que los países fronterizos debemos contar con el apoyo del conjunto para ser eficaces en la protección de nuestras fronteras; pero también hemos defendido siempre el diálogo y la cooperación con los países de origen y tránsito de la migración.

Apoyamos todas las medidas de solidaridad con las personas que huyen de conflictos armados o del terror y defendemos también todas las mejoras posibles en medidas para combatir el terrorismo o para que Europa pueda implicarse más y mejor en atajar los conflictos armados en nuestra vecindad.

Finalmente, quería agradecer públicamente al primer ministro eslovaco, Robert Fico, el habernos acogido hoy aquí y al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, su convocatoria y la preparación de nuestros debates. Permítanme hacer también una mención especial al presidente de la Comisión Europea. Hoy aquí, como hace dos días en el Parlamento Europeo, ha demostrado liderazgo, proponiendo iniciativas ambiciosas, que van en la buena dirección de lo que necesitamos en estos momentos trascendentales en la Unión, como son los que estamos viviendo.

A partir de ahí, estoy a su disposición