Conferencia de prensa del primer ministro de Portugal y del presidente del Gobierno después de la XXVII Cumbre Luso-Española

Discurso de Mariano Rajoy

4.6.2014

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Presidente.- Buenas tardes a todos.

Quiero, en primer lugar, agradecer al primer ministro de Portugal, mi buen amigo Pedro Passos Coelho, el que nos haya recibido a mí y a los miembros de mi Gobierno en ésta que ya es la XXVII Cumbre Luso-Española aquí, en Vidago. Es éste un marco incomparable, como todos ustedes habrán podido comprobar, que combina a la perfección la historia, la arquitectura, la naturaleza y la legendaria hospitalidad portuguesa.

Quiero agradecer de manera muy especial, como ciudadano español que soy, las palabras que Pedro Passos Coelho ha tenido en relación con S.M. el Rey don Juan Carlos de Borbón y al Príncipe Felipe. Muchísimas gracias.

Portugal y España somos dos de las más antiguas naciones de Europa. Compartimos geografía, cultura, historia y más cosas; pero en este momento lo que compartimos, además, es un profundo espíritu europeísta que guía la acción de nuestros Gobiernos. En este sentido, nuestra pertenencia a la Unión Europea, en la que entramos de la mano en 1986, ha servido, no sólo para disolver las fronteras que nos separaban, fueran éstas físicas o imaginarias, sino también para acercar aún más a nuestros pueblos y a nuestros ciudadanos.

La Declaración que hemos aprobado recoge lo más importante de los asuntos que hemos tratado en las diferentes reuniones sectoriales de los miembros de nuestros respectivos Gobiernos. El Primer Ministro ha dado buena cuenta de muchos de ellos y, por ello, me limitaré, si les parece bien, a insistir en algunas de las cuestiones que a mí, como presidente del Gobierno español, más me preocupan.

En primer lugar, hemos intercambiado puntos de vista sobre la situación económica de nuestros respectivos países. He reiterado al Primer Ministro, como ya hice recientemente por carta, mi más sincera felicitación y la de mi Gobierno por la salida limpia del programa de ajuste. Es una felicitación al Gobierno de Portugal, pero también a todos los ciudadanos portugueses, que están demostrando, como los ciudadanos españoles, que con esfuerzo y con trabajo se puede ganar la batalla por salir de una de las peores crisis económicas que se recuerdan. No sólo ha asegurado la estabilidad de Portugal y su vuelta serena a los mercados, sino que ha contribuido decisivamente a la estabilidad de toda la Unión Europea.

Pero tanto Pedro Passos, como yo, sabemos que no es momento de autocomplacencia. Somos perfectamente conscientes de que tenemos que seguir trabajando para que los positivos datos que observamos se traduzcan, a la mayor brevedad posible, en mayor bienestar y prosperidad, y que éstos sean más palpables para los ciudadanos.

Hemos dejado atrás una larga y dura recesión. Ya estamos empezando a crecer y, lo más importante, estamos empezando a crear, tanto en Portugal como en España --y los datos de los últimos días son muy ilustrativos en este sentido--, empleo neto. Pero, aun así, somos conscientes de que hay que seguir trabajando, pero en la misma dirección en la que nos hemos mantenido a lo largo de estos últimos tiempos.

Hemos tratado también la situación política y económica en el conjunto de la Unión Europea. Creemos que, además de los esfuerzos nacionales, además de las reformas estructurales y además de todo lo que hemos hecho y vamos a continuar haciendo en materia de consolidación fiscal, la Unión Europea y todas sus instituciones, todas, pueden y deben hacer más, mejor y más rápido. Deben hacerlo para acompañar los esfuerzos nacionales y conseguir, entre todos, salir más fuertes de esta grave crisis y con bases más sólidas para asegurar el crecimiento sostenido y estable, y la creación de empleo.

Queremos, por tanto, que la Unión Europea y sus instituciones que ahora renovamos se centren en políticas positivas, en medidas que importen y tengan efectos positivos sobre nuestros ciudadanos.

Voy a apuntar tres o cuatro ideas; lo haré de manera breve.

En primer lugar, es capital que todos despleguemos todos aquellos esfuerzos que sean necesarios para que el crédito vuelva a las empresas y a las familias, y para acelerar el impacto positivo de las reformas estructurales que se han hecho a nivel nacional, especialmente y con el objetivo capital de crear empleo.

En segundo lugar, es muy importante la profundización del Mercado Único como pilar fundamental del crecimiento económico, garantía de prosperidad y de mantenimiento de elevados niveles de bienestar.

En tercer lugar --a este punto también se refería en su intervención el primer ministro portugués--, y pongo especial énfasis, es básico el desarrollo de una verdadera política energética que asegure la seguridad de suministro en la Unión Europea a precios asequibles para empresas y familias como fundamento para el cumplimiento de los objetivos climáticos de la Unión, para garantizar la seguridad energética de Europa y para asegurar la competitividad de nuestras industrias. Para ello, el primer e imprescindible paso es garantizar que no existan islas energéticas, como todavía lo es la Península Ibérica.

Portugal y España --y estamos a punto de cerrar el acuerdo también con Polonia-- presentaremos próximamente una contribución conjunta para el próximo Consejo Europeo en este sentido.

En cuarto lugar, quiero referirme también al aprovechamiento de todo el potencial comercial de la Unión Europea en el mundo para potenciar el crecimiento económico y multiplicar las oportunidades para nuestros ciudadanos y nuestras empresas. La Unión Europea es la mayor potencia comercial del mundo y, como tal, debemos seguir trabajando para concluir los ambiciosos acuerdos comerciales y de inversiones que estamos negociando, tanto con Estados Unidos, como con MERCOSUR.

En quinto lugar, quiero referirme a un tema importante también para todos los países del Mediterráneo: necesitamos una verdadera política de inmigración común y ésta debe ser una de las prioridades básicas de la Unión para los próximos cinco años. España, junto a con otros socios europeos -Portugal, también--, presentará pronto nuevas iniciativas. Necesitamos una política de inmigración más solidaria con los Estados miembros que mayor presión migratoria soportan; pero también con los países de origen y de tránsito de flujos migratorios. La acción exterior de la Unión Europea debe incluir entre sus objetivos principales el de la regulación de los flujos migratorios en diálogo y cooperación con los países de origen y de tránsito.

Pues bien, éstas son, en mi opinión, algunas de las más importantes prioridades para los próximos años en la Unión Europea.

También es importante la renovación institucional; un asunto en el que, como ha recordado el primer ministro portugués, ha habido y sigue habiendo conversaciones a lo largo de estas fechas. En mi opinión, el Partido Popular Europeo, que ha ganado las elecciones, debe ser el partido que tenga preferencia a la hora de establecer el presidente de la Comisión Europea en los próximos cinco años y para ello --ése es el sentido, al menos, de mi voto-hemos dado un mandato al presidente del Consejo Europeo para que inicie los contactos con el nuevo Parlamento Europeo y con miembros del Consejo Europeo con el fin de lograr el necesario acuerdo para el próximo nombramiento de la Comisión y de otras instituciones.

Quiero decir --y también le doy importancia a esto-- que es importante evitar un bloqueo institucional; que nuestros ciudadanos no comprenderían que ahora, que empezamos a salir de la crisis, nos enredemos en inacabables debates institucionales. Lo que Europa necesita son soluciones y no incomprensibles debates.

Por último, como se ha recordado aquí, se ha pasado también revista a los últimos acontecimientos en Ucrania. La prosperidad que todos deseamos para los ucranianos pasa por la estabilidad que provee el respeto a sus fronteras y a la legalidad nacional e internacional. Por ello, el apoyo a la integridad territorial de Ucrania y a la legalidad es una constante en la posición de España a lo largo de esta crisis.

Hace unos días los ucranianos expresaron decidida y democráticamente su voluntad eligiendo a un nuevo Presidente. Ello ha abierto una nueva ventana de esperanza para avanzar en la solución dialogada. Todos tenemos la responsabilidad y la obligación de saber aprovecharla. Es el momento del diálogo: diálogo interno en un proceso de reconciliación nacional que alcance a todas las regiones y grupos políticos ucranianos, y diálogo internacional con todos sus vecinos, tanto al oeste, como al este de sus fronteras.

Una vez más, señor Primer Ministro, querido Pedro, muchísimas gracias por tu acogida y por tu siempre constante cooperación con nosotros. Y a todos ustedes, muchas gracias también por su atención.