Madrid
Presidente.- Buenas tardes a todos, señor presidente de la República Francesa, señor primer ministro de la República Portuguesa, señor presidente de la Comisión Europea, señor presidente del Banco Europeo de inversiones, señoras y señores, queridos amigos,
Quiero dar las gracias, en primer lugar, a todos por estar hoy en Madrid. Lo que hemos hecho aquí hoy es muy importante para todos los presentes y muy importante para Europa.
Los compromisos que hemos acordado en la Declaración de Madrid que acabamos de firmar hace escasos minutos son muy importantes para el futuro: lo son para nuestras empresas porque les permitirán acceder a un recurso fundamental para su competitividad a costes mejores y más previsibles; lo son para el medio ambiente, porque nos permitirán desarrollando las energías renovables; lo son para la seguridad de nuestro continente, porque facilitarán la diversificación de fuentes energéticas y reducirán la dependencia de suministros de zonas inestables del mundo; pero, sobre todo, lo son para los ciudadanos, porque la energía podrá llegar a sus hogares a menor precio, incrementando con ello su bienestar.
Hace unos meses, el primer ministro de Portugal, Pedro Passos, me planteó la idea de tener esta reunión con el objetivo fundamental de poner en marcha un plan; un plan ambicioso a la vez que realista, financieramente viable, con proyectos concretos y con compromisos, un plan cuyo objetivo capital era que, de una vez por todas, la Península Ibérica dejara de ser una isla energética y seguir trabajando para la creación del Mercado Europeo de la Energía.
Fue una muy buena idea; después, en la reunión del Consejo Europeo de octubre, los aquí presentes tuvimos una conversación en relación con éste asunto y acordamos convocar esta reunión que se celebraría, como así se está produciendo hoy, aquí, en Madrid.
Son ya demasiados los años desde que el Consejo Europeo de Barcelona en 2002 se fijó el objetivo del 10 por 100 de interconexión entre los Estados miembros de la Unión Europea, en los que hemos avanzado demasiado lentamente. Hemos avanzado, sí, como lo demuestra la línea de muy alta tensión entre España y Francia que inauguramos el primer ministro francés, Valls, y yo mismo el pasado 20 de febrero; una línea que dobla la capacidad de interconexión eléctrica entre la Península Ibérica y Francia, lo que es importante. Pero, así y todo, la interconexión quedará en alrededor del 3 por 100.
Por eso, queríamos todos que esta Cumbre se preparase bien. Hemos trabajado mucho, y no puedo evitar decir que bien, para llegar hasta aquí: los operadores de la red, los técnicos, los ministerios responsables de energía, los técnicos y los funcionarios de la Comisión, con el impulso del comisario Miguel Arias y del presidente Juncker, y el Banco Europeo de Inversiones, bajo el impulso también de su presidente Werner Hoyer, a quien agradezco especialmente que haya venido también hoy a Madrid.
Pues bien, hoy ponemos en marcha un plan. Lo llamamos Declaración de Madrid, pero es un plan. Pasamos, a partir de hoy, de las declaraciones a los hechos. Como dije el otro día en Francia, pasamos por fin de las musas al teatro. Tres grandes naciones, tres de las más antiguas de Europa, España, Francia y Portugal, junto con las instituciones de la Unión representadas por la Comisión y el Banco Europeo de Inversiones, dan un paso muy importante para superar fronteras.
Ése es el signo de los tiempos y de nuestro proyecto común: la integración europea: unir, integrar y conectar. Ya acabamos con las fronteras artificiales entre nosotros y ahora queremos acabar con las fronteras naturales. Ta tecnología nos lo permite; pero lo más importante es la voluntad política, la única capaz de superar obstáculos técnicos y burocráticos. Y la voluntad política queda hoy expresada al máximo nivel para poner en marcha este proyecto, y también los mecanismos y los recursos necesarios para ello.
Seguramente han pasado demasiados años, décadas incluso. Nunca hasta hoy, la Península Ibérica ha dado un salto tan cualitativo. Los anteriores Gobiernos de España trabajaron mucho y bien en esta dirección; pero quiero decir, que ha sido ahora, con el Gobierno del presidente Hollande, cuando hemos alineado con éxito una visión de la Península Ibérica con la visión francesa y europea. Ahora, decía, podemos dedicarnos al futuro, a poner en marcha proyectos como el que nos reúne hoy aquí con el plan ideado por Jean Claude Juncker, que lleva su nombre, el Plan Juncker, para impulsar la inversión en proyectos e infraestructura europeos y facilitar el crédito a las pequeñas y medianas empresas; un plan, en el que, por cierto, encajan a la perfección los proyectos de interconexiones energéticas como las que hemos tratado hoy; un plan al que España, a través del ICO va a contribuir con 1.500 millones de euros.
Dedicarnos, en suma, a poner en marcha proyectos que nos permitan asegurar un largo periodo de crecimiento y de creación de empleo, que es de lo que se trata. Sólo así conseguiremos garantizar para las generaciones presentes y venideras la gran conquista de Europa, el Estado del Bienestar.