En concreto, el informe explica que la actividad del Ministerio de Ciencia e Innovación durante estos meses se ha centrado en tres ejes: apoyo y seguimiento de proyectos de investigación; fomento de la innovación empresarial en COVID-19 y generación de los mejores datos y su análisis para tomar las mejores decisiones en la fase de vuelta a la normalidad.
En primer lugar, el Ministerio ha destinado más de 30 millones de euros a proyectos de investigación biosanitaria frente a la COVID-19. De ellos, 24 millones de euros han constituido el denominado Fondo COVID-19, gestionado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), y por el que se ha concedido financiación a un total de 127 proyectos, con una aportación pública de 22,4 millones de euros. Este fondo ha financiado ensayos para probar la eficacia de tratamientos ya aprobados frente a la enfermedad que provoca el SARS-CoV-2, nuevas técnicas de diagnóstico y detección del virus, estudios clínicos y epidemiológicos y proyectos de vacunas, entre otros.
Además, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constituido la Plataforma Temática Interdisciplinar (PTI) denominada Salud Global, en la que se han puesto a trabajar más de 150 grupos de investigación de diferentes especialidades. Por el momento, se han iniciado, con una aportación extraordinaria de recursos de 4,9 millones de euros, 46 proyectos que abarcan un amplio abanico de áreas de conocimiento para atajar las consecuencias de la pandemia.
Por lo que se refiere a la investigación de vacunas, en España hay 12 desarrollos vacunales, algunos de ellos en colaboración entre distintos grupos de investigación, que han recibido una financiación de 7,8 millones de euros. Cinco de los grupos de investigación financiados disponen ya de un prototipo vacunal o candidato a vacuna y han iniciado los ensayos dirigidos a evaluar su capacidad inmunogénica y su posible toxicidad. Uno de estos prototipos ya ha completado con éxito el estudio de respuesta inmune de la vacuna en ratones.
El resto de los grupos esperan completar el desarrollo de sus prototipos vacunales en las próximas semanas y testar sus candidatos a vacunas en animales entre julio y septiembre. Se estima que, de todos estos proyectos, cuatro estarán en disposición de iniciar la fase de ensayos en humanos en diciembre de 2020. Todos estos proyectos no sólo difieren entre sí, sino que cubren los distintos tipos de vacunas que existen en el mercado e incluyen desarrollos exclusivos muy prometedores, tanto en cuanto a su eficiencia, como a su seguridad.
Acceso a la vacuna
A nivel internacional, existe una gran cantidad de proyectos de vacunas en desarrollo. Actualmente hay 176 en fases pre-clínicas y 18 se encuentran en fase clínica en humanos. La Comisión Europea coordina las actuaciones destinadas a garantizar el acceso a vacunas de los ciudadanos de la Unión Europea. Para ello, se ha constituido un Panel con todos los Estados Miembros para determinar qué contratos de compra avanzada han de firmarse, y cómo financiarlos si los fondos comunes de apoyo a emergencias no son suficientes. Además, hay un grupo ejecutivo con representantes de siete Estados Miembros, entre los cuales está España, que está negociando ya con empresas posibles compras anticipadas de las vacunas más avanzadas.
La acción de la Comisión y la solidaridad encontrada entre los Estados Miembros permite anticipar que se garantizará el acceso a vacunas por parte de la población española, y que se realizará una evaluación objetiva que permitirá sustentar de forma rigurosa las decisiones a tomar.
Mientras tanto, el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI) ha concedido 1,3 millones de euros en subvenciones a cuatro proyectos de empresas biotecnológicas para llevar a cabo la producción e alguno de los prototipos vacunales en desarrollo. Dos de estas empresas se disponen a adaptar sus instalaciones -preparadas para la producción de vacunas de uso en veterinaria- para permitir la producción de vacunas de uso en humanos.
Gracias a estas ayudas se podrá abordar la producción de algunos de los prototipos vacunales desarrollados en España. No obstante, existe la necesidad de ampliar la capacidad y el número de empresas con producción de vacunas de uso humano en España lo que, sin duda, representa uno de los retos más importantes a los que nos enfrentamos.
El segundo eje es, precisamente, el del fomento de la innovación empresarial, impulsado desde el CDTI. La agencia de innovación ha aprobado un procedimiento rápido de ayudas para proyectos I+D+I en COVID-19, bajo el cual se han otorgado ya 22 ayudas, con una aportación de financiación pública de 11,6 millones de euros. Además, el lunes 11 de mayo se abrió una convocatoria de ayudas extraordinaria de subvenciones a proyectos de I+D en COVID-19 por 12 millones de euros en subvenciones, para la que ya se han concedido diez por un total de 2,9 millones de euros.
Finalmente, el tercer eje de la actividad del Ministerio es fomentar la generación de los mejores datos y su análisis para tomar las mejores decisiones en esta nueva fase de vuelta a la normalidad. Con este objetivo, se creó al inicio de la pandemia un Grupo de Trabajo Multidisciplinar que, junto con otros grupos del CSIC y en coordinación con la Vicepresidencia para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha elaborado varios informes.
Además, el ISCIII, a través del Centro Nacional de Epidemiología, ha puesto en marcha uno de los mayores estudios de seroprevalencia del mundo, realizando pruebas de anticuerpos por dos métodos distintos a una muestra representativa de la población española con más de 60.000 personas. Los resultados de las dos primeras oleadas han arrojado una seroprevalencia del SARS-CoV2 del 5,2% de la población española. Los resultados finales de este estudio se obtendrán en los próximos días y se está trabajando para iniciar otro en el próximo otoño.
En definitiva, el informe destaca el alto nivel de la participación de la Ciencia y la Innovación española en la lucha contra la pandemia, a pesar de que, desde la última crisis económica, tres de sus pilares fundamentales han visto muy cercenadas sus posibilidades, al haberse mermado notablemente sus capacidades debido a la reducción en recursos humanos, en equipamiento e infraestructuras científicas, con herramientas inapropiadas para una gestión eficiente y a la caída de la competitividad y el carácter innovador de las empresas.
El informe concluye subrayando la importancia de la inversión en ciencia. Son los avances en conocimiento, sostiene, los que permiten a un país generar industrias y empresas competitivas de alto valor añadido, así como avanzar hacia sociedades más sostenibles, tecnológicas, justas y seguras. Además, subraya que es crucial que España dedique parte de los fondos europeos a reformas que aumenten la competitividad, y entre ellas destaca la inversión en ciencia e innovación.