Irene Montero: Bueno, muchísimas gracias tanto a la ministra portavoz, a María Jesús como a la ministra de Trabajo y Economía Social, a Yolanda.
Desgraciadamente tengo que empezar condenando un nuevo asesinato machista que hemos dado a conocer hace media hora, una hora, por parte de la Delegación de Gobierno contra la violencia machista. Se trata de una mujer de 41 años que ha sido asesinada presuntamente por su por su pareja en Cádiz.
Como saben, son ya 36 mujeres víctimas de y asesinadas por violencia machista en el año 2020, 1069 desde 2003 que tenemos contabilidad, contabilidad oficial. Mis condolencias y mi afecto tanto a los familiares como a las amistades de esta mujer y transmitir el mensaje al conjunto de la sociedad, especialmente a las mujeres, de que somos plenamente conscientes de que tenemos mucho trabajo que hacer para llegar a tiempo en todos los casos.
Cada nueva víctima, cada asesinato machista, es síntoma de todo lo que queda por hacer todavía para combatir de forma eficaz la violencia machista.
Y sabemos que nuestra responsabilidad y nuestro objetivo es llegar a tiempo, que sepan que estamos trabajando en ello, que recuerden el 016 y todos los servicios de atención integral a las mujeres víctimas. Sabemos que lo importante es llegar a tiempo y estamos trabajando duramente para ello.
Ese es el compromiso firme del Gobierno de España y nuestro cariño, nuestro afecto, nuestras condolencias a los familiares y las amistades de esta mujer asesinada.
A partir de ahí, pues empiezo respecto a los reglamentos que hoy les presentamos, expresando una preocupación que es compartida en todo el gobierno y que para el Ministerio de Igualdad es el sentido de su día a día y de su trabajo, y es la profunda preocupación que tenemos por la situación de las mujeres.
Lo avanzaba la ministra de Trabajo y Economía Social, por cómo esta crisis, como esta emergencia sanitaria, social, económica, está afectando de forma particular y de forma especial a las mujeres. No es una particularidad de esta crisis. Todas las crisis económicas se han cargado históricamente sobre los hombros de las mujeres y somos conscientes desde el principio de esta situación de emergencia, lo hemos sido, de que si no hacemos políticas públicas para evitarlo, el peso de esta situación de emergencia volverá a recaer sobre las mujeres y, sobre todo, de que se pueden producir retrasos, retrocesos de muchos años en el acceso efectivo de las mujeres a muchos de los derechos que ellas mismas, con su esfuerzo, con el del movimiento feminista, con el trabajo también de muchas mujeres a nivel institucional, se han ido conquistando en los últimos años.
Estoy pensando en la precarización del trabajo, estoy pensando en la vuelta masiva a los hogares que pueden vivir las mujeres, que abandonen sus trabajos para dedicarse a tareas de cuidados. Estoy pensando, por tanto, en salidas estructurales de las mujeres del mercado de trabajo y no querría olvidarme de señalarles la influencia que tiene esto en la independencia económica de las mujeres, es decir, el efecto que puede tener sobre la dependencia económica de las mujeres y, por tanto, también sobre las violencias machistas.
Una de las bases más importantes cuando hablamos de violencia machista, del origen de la violencia, por tanto, de los elementos que tenemos que combatir si queremos erradicar las violencias machistas, es precisamente la dependencia económica de las mujeres o la situación de precariedad de las mujeres.
Así que a un contexto ya de por sí de precariedad laboral y de enormes dificultades de las mujeres en el mercado de trabajo, sumado a una sobrecarga de los cuidados, podemos sumar esta emergencia y somos conscientes de que si no hacemos nada, si no hacemos políticas públicas para evitarlo, pues se pueden producir retrocesos de muchos años en el acceso de las mujeres a derechos que, como decía, han sido conquistados con muchos cuerpos, con muchas vidas, con mucho esfuerzo durante décadas por las mujeres en nuestro país y en todo el mundo.
Precisamente por ello son tan importantes los dos reglamentos que hoy presentamos que vienen a desarrollar el Real Decreto 6/2019, como también mencionaba Yolanda Díaz, la ministra de Trabajo.
El mensaje es muy claro para recuperarnos de esta situación de emergencia, las mujeres tenemos que cobrar lo mismo que los hombres por los mismos trabajos, para recuperarnos de esta crisis, para recuperarnos de esta emergencia, las mujeres tenemos que cobrar lo mismo que cobran los hombres por el mismo trabajo realizado.
Como saben, esta lucha contra la desigualdad laboral y contra la brecha retributiva, también por los derechos laborales, dicho en positivo, es una lucha histórica desde las cigarreras en nuestro país y me estoy yendo algunos siglos atrás. Las mujeres sindicalistas también el feminismo que a nivel institucional hizo, y aquí tenemos a la ministra portavoz, que además de portavoz, pues en su trayectoria política ha podido vivir el desarrollo de la Ley de Igualdad, la Ley 3/2007, también todas las recomendaciones y todas las directivas que la Unión Europea nos ha ido trasladando en materia de igualdad retributiva.
Lo cierto es que tenemos una situación en España, hoy salían nuevas noticias al respecto en la que la brecha retributiva supera el 22 por ciento según los datos, los datos disponibles.
Por tanto, como decía también la ministra de Trabajo, con estos reglamentos lo que pretendemos es, por una parte, dar herramientas efectivas de transparencia retributiva para permitir aflorar, poner luz a esas desigualdades retributivas, a esas desigualdades en lo que cobran hombres y mujeres que no son tan evidentes como parece y que muchas veces ni siquiera se detectan.
Por tanto, con estas medidas de transparencia lo que hacemos es ayudar a aflorar desigualdades que en muchas ocasiones puede que ni siquiera exista conciencia de que existen y a la vez que ponemos herramientas de transparencia salarial y retributiva para garantizar que afloran, que ponemos luz y ponemos el foco sobre esas desigualdades, dotamos de herramientas a empresas y a representantes sindicales para poder pactar, acordar, negociar los mecanismos que les permitan en cada empresa y adaptando las medidas a la realidad de cada empresa que les permitan superar esas, esas desigualdades.
Hay una cuestión especialmente relevante cuando hablamos de desigualdad retributiva, de brecha retributiva. Solemos pensar en el salario base y el salario base no es la mayor fuente de desigualdad, lo son sobre todo los complementos retributivos, valorando desigualmente el trabajo de hombres y mujeres.
Y sobre todo, una cuestión que ponía de relieve la ministra de Trabajo, que es la necesaria igual retribución a trabajos de igual valor, es decir, pasa en nuestro país y en el mundo que se valoran menos los trabajos, las habilidades, las competencias tradicionalmente asociados a los roles femeninos, y se valoran más aquellos trabajos, competencias, habilidades tradicionalmente asociados a los roles de la masculinidad.
Es decir, se valoran más las cosas que pensamos que hacen los hombres y se valoran menos económicamente las cosas que se supone que hacemos mejor las mujeres.
De ahí que las tareas de cuidados, por ejemplo, en la sociedad, incluso cuando se remunera, cuando son empleos, están peor remuneradas que otras tareas que podríamos pensar que tienen igual valor.
Entonces, el concepto de igual retribución por trabajos de igual valor es esencial en estos reglamentos, porque es lo que nos permite abordar, aunque pueda parecer menos evidente, una de las claves que están explicando esa brecha retributiva que no conseguimos, que no conseguimos que baje en nuestro país.
Respecto a los planes de igualdad, saben ustedes que ya tienen una trayectoria consolidada en nuestro país, pero desgraciadamente en algunos casos se habían quedado, digamos, en una especie de declaración de intenciones. No estaban siendo herramientas útiles ni para las empresas ni para las trabajadoras y los trabajadores para abordar los elementos de desigualdad o de discriminación y poder ponerle remedio.
Precisamente lo que hacemos con estos reglamentos, en concreto con el de los planes de igualdad, es detallar y abordar, precisamente, de ahí radica la importancia de que lo hayamos trabajado en el marco del diálogo social, cómo se debe hacer el diagnóstico en una empresa para ver cuáles son los elementos que están explicando las desigualdades. De hecho, incluso
antes, para darse cuenta de cuáles son los elementos en los que hay desigualdades, porque les insisto, desgraciadamente pasa en todos los ámbitos, no sólo en el laboral, hay muchas discriminaciones que todavía no reconocemos como discriminaciones por razón de género y por tanto, el primer paso es reconocer que se está produciendo esa discriminación, tanto en el diagnóstico como en las medidas para reparar, remediar, resolver esos problemas, como en los propios mecanismos de evaluación y de seguimiento de los acuerdos alcanzados, de las medidas contenidas en esos planes de igualdad y su registro, todos esos elementos que son imprescindibles para que todo el proceso de lucha contra las desigualdades en el ámbito de las empresas sea eficaz, vienen regulados en este reglamento.
De forma que nos permita convertir los planes de igualdad en herramientas verdaderamente útiles tanto para las empresas como para los trabajadores y las trabajadoras.
Quiero hacer mención específica al refuerzo del papel tanto en el proceso negociador como en lo que viene adelante, en el trabajo de acompañamiento, de elaboración de guías técnicas.
También en el registro de los planes de igualdad que va a tener el Instituto de la Mujer.
Yo creo que el Instituto de la Mujer es una institución ampliamente maltratada en los últimos años en nuestro país y creo que hacemos bien en restituir la función que debe cumplir en nuestra sociedad el Instituto de la Mujer.
En este caso, en el ámbito de la igualdad en la empresa y de la igualdad en el ámbito laboral.
Y bueno, pues en un trabajo en el que tiene mucha experiencia, como digo, el acompañamiento a las empresas en esta, en esta tarea.
Destaco también lo que decía la ministra de Trabajo. Con estos reglamentos nos situamos a la vanguardia europea en materia de lucha contra la desigualdad retributiva y en materia de transparencia retributiva, por lo tanto, creo que podemos estar orgullosas del trabajo que estamos realizando, no solamente porque pueda mejorar la vida de millones de mujeres y más en un contexto como el que estamos de emergencia social y también de emergencia en el ámbito laboral para muchas mujeres, sino que además creo que a nivel europeo podremos ayudar a construir mejores normas, mejores herramientas para luchar con nuestros socios y con nuestras socias contra la discriminación de género.
Y por último, destacar que la igualdad es un derecho y ese es el motivo principal que nos mueve a tomar todas estas medidas.Pero como decía también la ministra de Trabajo, es también una cuestión de eficacia, de eficiencia económica.
Aquellos países y aquellas empresas que son más eficientes, que tienen mejores resultados, que trabajan mejor no solamente de forma más justa, sino económicamente más viable y más próspera, son aquellos países y aquellas empresas que consiguen reducir su brecha de género.
Si en la anterior crisis la legislación que se aprobó por parte del Gobierno y en concreto la legislación laboral, supuso una losa para las mujeres en nuestro país, en esta situación de emergencia lo que hacemos es entender que no va a existir recuperación económica y no va a existir recuperación económica si no acabamos y cerramos de una vez la brecha retributiva y pagamos a las mujeres y a los hombres lo mismo por trabajos del mismo valor.
Por tanto, que la igualdad también en el ámbito laboral es un motor de la recuperación en nuestro país.
Y termino diciendo una cuestión fundamental somos conscientes en el Ministerio de Igualdad las ministras que estamos aquí sentadas y el Gobierno en su conjunto de que si no abordamos lo que pasa fuera del trabajo, el tiempo que las mujeres pasan cuidando a qué dedican el tiempo mujeres y hombres de forma desigual, si no abordamos la crisis de cuidados que existen en nuestro país, si no abordamos también otros elementos del mercado de trabajo, como puede ser la parcialidad y su efecto desigual en hombres y mujeres, no vamos a conseguir acabar ni con la brecha retributiva ni con las desigualdades de género.
Somos conscientes de que con estos reglamentos no basta y que tenemos que atajar también lo que pasa fuera del trabajo para conseguir igualdad también en el trabajo, pero también quiero destacar el carácter histórico que tienen estas medidas para conseguir avanzar pasos de gigantes y más en un contexto de crisis, para que las mujeres tengan herramientas para defender sus derechos y para que nuestra sociedad en su conjunto se conciencie de donde están las desigualdades y de cómo podemos trabajar juntas para revertirlas
Muchísimas gracias.