Buenas tardes, como en ocasiones anteriores, comparezco hoy para compartir con ustedes el cuadro macroeconómico que fundamenta la Senda de Estabilidad a la que se va a referir la ministra de Hacienda. Se trata del punto de partida del proceso del ciclo presupuestario que, como saben, comienza con esta elaboración del macroeconómico, el informe de la situación económica de nuestro país.
La economía española cerró 2019 de forma positiva. Según el avance del Instituto Nacional de Estadística, el crecimiento, el Producto Interior Bruto se ha ido acelerando en la segunda parte de 2019, posiblemente al aclararse o a moderarse algunos de los riesgos e incertidumbres procedentes del exterior, y como resultado de esta aceleración la economía española sigue manteniendo un claro diferencial positivo de crecimiento frente a la Zona Euro y a los principales países de nuestro entorno.
Eso se produce dentro de una senda de moderación del crecimiento, desde el máximo alcanzado en 2015, a medida que ha ido madurando el ciclo económico, y hemos ido convergiendo hacia la tasa de crecimiento potencial de nuestro país.
Gracias al repunte de la actividad económica a final de año, como decía, y, según el avance que publicó el Instituto Nacional de Estadística la semana pasada, el crecimiento medio en 2019 alcanzó el 2%. Y más allá de las cifras, es importante recalcar que se trata de un crecimiento más robusto, más equilibrado que anteriores fases expansivas y, por tanto, ilustrado por el hecho de que a lo largo de todo el año, tanto la demanda interna como la demanda externa han estado contribuyendo positivamente al crecimiento económico. Es decir, que los fundamentos de la economía española son más sólidos que en el pasado.
Una de las ilustraciones de esta mayor solidez, como decía, es el equilibrio entre demanda interna y demanda externa. En el gráfico que se presenta pueden ver como antes de la crisis, España crecía a tasas elevadas para una economía desarrollada, pero generaba un abultadísimo déficit de balanza de pagos por cuenta corriente. Este fue uno de los desequilibrios, uno de los elementos que hizo que la crisis fuera particularmente intensa en nuestro país. En la actualidad se crece, se reduce el paro, pero con un superávit de cuenta corriente.
Continuando con la ilustración de este crecimiento más sólido, y en línea con este superávit de balanza de pagos por cuenta corriente, lo que observamos en esta diapositiva, es que unos mercados cada vez más competitivos, las exportaciones españolas han mantenido, han, incluso ganado, cuota de mercado gracias a las ganancias acumuladas de competitividad de nuestras empresas, que se han mantenido durante el año 2019 como indica hoy mismo, un Informe del Ministerio de Industria.
La creación de empleo, por su parte, se ha mantenido a un ritmo robusto, en línea con el ciclo económico, y el dinamismo del mercado laboral, durante el cuarto trimestre de 2019 ha permitido cerrar el año con cerca de 20 millones de ocupados, lo que supone un millón más de ocupados en el mercado laboral, con respecto al nivel de hace 10 años.
Es interesante resaltar que en aquel momento, en el primer trimestre de 2008, había 2,7 millones de ocupados en el sector de la construcción. El número de ocupados en este sector ha bajado en 1,4 millones de personas y, sin embargo, estamos alcanzando cifras de ocupación comparables a las de antes de la crisis.
Tampoco podemos obviar, por supuesto, que la creación de empleo se está desacelerando, como nos han mostrado los datos afiliados a la Seguridad Social del mes de enero, pero dentro de unos niveles francamente señalables. Este crecimiento y esta creación de empleo se están dando sin que se generen presiones inflacionistas. La estabilidad de precios es fundamental para el mantenimiento de la competitividad de la economía española a la que me refería anteriormente.
Son muchos los elementos positivos, pero persisten legados de la crisis. Estoy hablando del alto nivel de desempleo. Estoy hablando del déficit y la deuda pública. Estoy hablando de la desigualdad, a la que se ha referido la ministra de Hacienda hace un momento, que aumentó significativamente, como consecuencia de la crisis y que todavía no se ha recuperado. Nos encontramos todavía lejos de los niveles de igualdad que tenía nuestra sociedad antes de la crisis. Y esto explica que estemos firmemente comprometidos con la reducción del déficit y de la deuda pública lo más rápidamente posible, pero sin poner en riesgo el crecimiento económico y la creación de empleo. Y, por supuesto, siempre dentro de las normas comunitarias.
Este es el contexto en el que hemos elaborado un cuadro macroeconómico que, desde el punto de vista internacional, viene marcado por un escenario de relativa incertidumbre, similar al que nos aliado o al que nos ha acompañado durante todo el año 2019.
Algunos de los riesgos y de las incertidumbres que identificábamos hace un año han ido cambiando, han ido evolucionando, por ejemplo, el Brexit, al que se ha referido también la ministra de Hacienda o las guerras comerciales entre las distintas potencias en el ámbito internacional. Han surgido nuevas amenazas de tipo geopolítico, o incluso de tipo sanitario, a las que también nos hemos referido en esta rueda de prensa. Pero, en general, el contexto internacional, relativamente, volátil, nos hace abordar el escenario macroeconómico nacional siguiendo un principio fundamental, que es el principio de prudencia.
En este contexto es en el que hemos elaborado, como decía, un escenario macroeconómico 2020-2023 prudente, en el que la previsión es que la economía española mantendrá una senda de crecimiento. El escenario macroeconómico recoge las distintas medidas de ajuste de ingresos y gastos previstas por la arquitectura básica presupuestaria que va a explicar la ministra de Hacienda, así como una agenda de reformas estructurales que tendrá un impacto también positivo, sobre todo, en los años finales de este periodo de previsión.
Voy a terminar refiriéndome a las previsiones de crecimiento del Gobierno que, en particular, para el año 2020, como ven en el gráfico, preemos un crecimiento del 1,6%, absolutamente en línea con la de los organismos, y analistas nacionales e internacionales.
Esta misma semana, el jueves, la Comisión Europea publicará sus previsiones correspondientes al año 2020.
En definitiva, el mensaje con el que cierro esta introducción al cuadro macroeconómico es la necesidad de compaginar el crecimiento inclusivo y la sostenibilidad de las Cuentas Públicas, la idea clara de que nuestra acción está guiada por los principios de prudencia, responsabilidad y realismo. Esta es la línea que hemos seguido hasta ahora, y que nos ha permitido reafirmar la confianza de los inversores y organismos internacionales en la economía española. Confianza que he podido confirmar una vez más, ayer mismo. Que nuestras previsiones están alineadas con las de los analistas y organismos nacionales e internacionales. Todos apuntan a que España seguirá creciendo por la media de la Unión Europea en los próximos años, y que nuestro objetivo es reducir lo más rápidamente posible el déficit y la deuda pública, sin poner en riesgo el crecimiento económico y la creación de empleo, con el fin de que la ratio de deuda con respecto al PIB se sitúe por debajo del 90% al final de la legislatura.
Y doy la palabra ya a la ministra de Hacienda para explicar la senda de estabilidad.