Sra. Calviño.- Buenos días. Hoy hemos elevado --como la vicepresidenta ha señalado y el Consejo de Ministros ha tomado conocimiento-- el informe de la Agenda del Cambio. Este informe, que les va a ser distribuido en breve, si no lo ha sido ya, supone un documento comprensivo que recoge la hoja de ruta, una visión de conjunto, del conjunto de reformas y medidas que componen el tercer eje de actuación de la política económica del Gobierno, junto con la política fiscal responsable --a la que se ha referido la vicepresidenta--, y las políticas sociales.
Más allá de las cuestiones que suelen atraerla ante la atención de los medios de comunicación, esta Agenda del Cambio ha guiado la acción de nuestro Gobierno desde el primer día, ha vertebrado las distintas medidas de política económica que se han ido presentando o adoptando, por ejemplo, el Proyecto de Ley de Reforma Educativa, el Plan de choque para el Empleo Joven; por ejemplo, el Real Decreto-ley de Ciencia que se presenta hoy, y otras medidas adoptadas por el Consejo de Ministros; y vertebrará la acción de nuestro Gobierno en el resto de la legislatura.
Porque es importante tener una hoja de ruta a medio plazo, ¿porque es importante poner las luces largas, mirar más allá hacia el horizonte y decidir qué modelo de crecimiento económico y de desarrollo queremos para nuestro país, y porque no hay tiempo que perder para sentar las bases de un crecimiento que sea, no solo sostenible desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista social y medioambiental; un crecimiento sostenible e inclusivo.
Es importante tener en cuenta la situación económica en la que nos encontramos. La coyuntura económica de nuestro país es positiva, tenemos tasas de crecimiento superiores a los países de nuestro entorno, de hecho, el crecimiento diferencial de España, con respecto a las principales economías europeas y la media de la Unión Europea, se ha agrandado a lo largo del ejercicio 2018, y las previsiones para el ejercicio en curso, 2019, están en una horquilla de crecimiento entre el 2,1 y el 2,4%; la previsión del Gobierno del 2,2% se alinea con las previsiones más prudentes.
El notable crecimiento económico de los últimos años ha permitido resolver algunos de los desequilibrios históricos de nuestro país. Hemos tenido un modelo de crecimiento más equilibrado que ha permitido pasar a una balanza de pagos superavitaria, una evolución muy contenida de los precios, una perspectiva favorable de los mercados financieros, el sector privado ha avanzado de manera importante en su proceso de desapalancamiento; y ello, se ha unido a una evolución positiva del mercado de trabajo con una tasa de desempleo que se alinea con las que teníamos prácticamente antes de la crisis pero, esta vez, sin una burbuja inmobiliaria.
Se ha avanzado en muchos ámbitos, pero todavía quedan desequilibrios y problemas económicos importantes: el primero es, sin duda, el desempleo. Tenemos una tasa de desempleo insoportablemente alta, nuestro mercado produce una elevadísima destrucción de empleo durante las recesiones, que incide muy especialmente en los trabajadores con contrato temporal, y es crucial reducir la tasa de paro estructural y atajar la volatilidad y la precariedad de nuestro mercado de trabajo; el segundo gran desequilibrio, es el escaso ritmo de avance de nuestra productividad y de nuestro PIB potencial, es decir, de nuestra capacidad de crecimiento futuro; el tercero, es nuestro elevado nivel de endeudamiento, nuestra deuda pública alcanzó el 100% del PIB en 2014 y se ha reducido a un ritmo demasiado lento, a pesar del crecimiento económico de estos años. Y, finalmente, --y esto es muy importante-- es preciso avanzar, también, en la corrección de la desigualdad porque, a pesar de que nuestro nivel de PIB es superior al de antes de la crisis --desde finales de 2017--, la renta disponible de los hogares sigue siendo casi un 6% inferior a la del año 2008; es decir, el intenso crecimiento económico de los últimos años no se ha traducido en una mejora equiparable de la renta de los hogares, los ciudadanos no perciben en su bolsillo, en sus cuentas a final de mes, el crecimiento económico en toda su intensidad.
El crecimiento no ha corregido la desigualdad, en ninguna de las dimensiones relevantes: brechas de salario, de renta, consumo, riqueza, distribución territorial y, por supuesto, la dimensión de género, por el contrario, desde los años 90, ha aumentado la desigualdad en nuestro país, y está acreditado que la desigualdad perjudica al crecimiento económico y que no podemos confiar su solución únicamente a la creación de empleo.
Y, a estos retos, se unen otros retos de futuro, que son cada vez más retos de presente; por ejemplo, los importantes retos demográficos, como son: la baja natalidad, la despoblación, el abandono del medio rural. Los grandes retos socio económicos del siglo XXI: el cambio climático, los cambios tecnológicos, la digitalización, la globalización, los nuevos mercados internacionales que están cambiando profundamente nuestra realidad económica y social. Y, todo ello, requiere de una acción decidida para proteger nuestro Estado de bienestar, por eso, tenemos que aprovechar el momento económico para adoptar una política económica proactiva, y España cuenta --como refleja esta matriz-- con fortalezas muy importantes para abordar este proceso de transformación. Tenemos seguridad, física, jurídica, institucional; tenemos una importante red de infraestructuras, tanto físicas como digitales, un tejido empresarial competitivo, una importante presencia en el exterior, y sectores tractores en los que tenemos un liderazgo internacional y que pueden liderar este proceso, como el sector sanitario, el de la construcción, y la eficiencia energética de las viviendas, el turismo sostenible, la movilidad o el sector agroalimentario, entre otros.
Como decía al principio, es necesario adoptar una política económica proactiva con tres ejes: un sistema fiscal estable, moderno, y justo; afianzar el Estado del bienestar, y reformas y medidas para garantizar esta sostenibilidad a medio plazo. Los dos primeros ejes están marcados en nuestra propuesta de Presupuestos Generales del Estado para 2019 --a los que se ha referido a la vicepresidenta, y tanto la ministra de Hacienda como yo de forma muy detallada en numerosas ocasiones--. La tercera de esas de esas palancas, o el tercero de los ejes de actuación de política económica, es esta Agenda de reformas para abordar cambios en seis ámbitos: apostar por la formación y el capital humano, impulsar la transición ecológica, promover el avance científico y tecnológico, avanzar hacia un mercado laboral eficiente y justo, reducir la desigualdad y proteger el Estado de bienestar, progresar hacia una Administración más eficiente al servicio de la ciudadanía; es decir, que --como señalaba la vicepresidenta-- se recoge por primera vez en un único documento un conjunto de actuaciones para atajar los desequilibrios heredados, para incrementar nuestras tasas de crecimiento potencial, lograr un sistema productivo a medio plazo con cero emisiones, avanzar hacia una sociedad más igualitaria con una tasa de paro estructural alineada con la media europea. Ese es el país que queremos para el futuro.
Nuestra Agenda, nuestro informe, recoge más de 60 medidas --no las voy a desgranar en detalle-- en cada uno de estos ámbitos, simplemente señalar, apostar por la formación y el capital humano, el primero de los ámbitos de reforma; las medidas se engloban en tres fases distintas: la educación temprana, la modernización del modelo educativo y la formación profesional, y la garantía de una universidad inclusiva. Se pueden señalar dos de estas medidas: el Plan Estratégico de Formación Profesional Dual, y la Ley de Reforma Educativa, que ya ha sido propuesta por nuestro Gobierno, como he señalado, con una serie de objetivos muy concretos para 2025: que el 90% por ciento de los jóvenes cuenten --al menos-- con una titulación de Educación Secundaria, que al menos el 50% de la población infantil --entre cero y tres años-- sea atendida en centros educativos.
El segundo eje es impulsar la transición ecológica, que exige actuaciones para tener un marco regulatorio adecuado, un plan que potencie la movilidad sostenible, una gestión adecuada de los recursos hídricos, y la sostenibilidad de los sectores pesqueros y agropecuarios, una economía azul. Hay varias medidas importantes entre las que, quizá, cabe señalar la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el Plan Nacional de Energía y Clima, y el Plan de Movilidad Sostenible. Los objetivos son bien conocidos, son los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, reducir las emisiones en 1/3 de aquí a 2030 y una participación del 70% de fuentes de generación renovables en esa fecha.
El tercero de los ámbitos es promover el avance científico y tecnológico, y aquí no voy a entrar en detalles porque, precisamente, una de las medidas contempladas es la que hoy va a presentar el ministro de Ciencia, el Real Decreto-ley para facilitar la labor investigadora, entre otras muchas actuaciones que se irán desgranando en los próximos meses, semanas, y meses.
El cuarto de los ámbitos de acción, es avanzar hacia un mercado laboral eficiente y justo para resolver los dos desequilibrios estructurales que he señalado: la alta tasa de paro estructural y la dualidad de nuestro mercado laboral, que ha llevado a una creciente precarización que afecta de forma muy particular a las mujeres y a los jóvenes. Entre las medidas contempladas hablamos de simplificar y reordenar el menú de contratos de trabajo, elaborar un nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI --una propuesta que ustedes ya han oído mencionar y al presidente del Gobierno, la ministra de Trabajo en reiteradas ocasiones--, y abordar la Reforma del Sistema de Seguridad Social.
El quinto de los ejes se centra en reducir la desigualdad y proteger el Estado de bienestar, que no es una cuestión que competa solamente a los ámbitos sociales, es una cuestión que afecta desde el punto de vista de la sostenibilidad y de la productividad de nuestra economía. Y, aquí, nuestras medidas se centran en combatir la pobreza infantil y la exclusión social, cerrar la brecha de género, y atajar, frenar el proceso de despoblación que sufre una buena parte de nuestro territorio y sobre todo las comunidades rurales. Aquí, en este ámbito, hay que señalar --por supuesto-- la política para apoyar a las familias con medidas que ya están incluidas, incluso los Presupuestos Generales del Estado para 2019. Una batería de medidas para combatir la brecha de género, para lograr la igualdad de género, y un conjunto de medidas, también, para frenar la despoblación
Y, finalmente, el último de los ámbitos es el que trata de progresar hacia una Administración más eficiente al servicio de la ciudadanía para mejorar el funcionamiento de nuestras instituciones, avanzar hacia una Administración transparente y abierta con medidas en distintos ámbitos entre las que, quizá, hoy, cabe señalar el ejercicio de evaluación de gasto que va a realizar la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal porque hoy, precisamente, el Consejo de Ministros ha aprobado el acuerdo con la Airef para el plan de actuación durante 2019 con las de los distintos ámbitos que van a ser sujetos a esta evaluación de gasto.
En definitiva, en los últimos 20 años, España ha vivido un ciclo económico completo, que ha estado marcado por la intensidad, intensidad en las fases de expansión, intensidad destructiva en las fases recesivas. En estos años de intenso crecimiento hemos avanzado en aspectos importantes, pero todavía quedan desequilibrios por resolver y, además, tenemos que hacer frente a los retos de futuro, que son cada vez más, retos del presente. La coyuntura económica que atraviesa nuestro país es favorable para abordar una agenda de política económica ambiciosa, realista, que contiene un conjunto de medidas --algunas ya se han adoptado, otras serán puestas en marcha en los próximos semanas y meses y en el conjunto de la legislatura--, con unos objetivos que son absolutamente coexistentes y coincidentes con los de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, con recomendaciones que se corresponden con las que nos han venido realizando los organismos internacionales, y con un conjunto de objetivos --que se reflejan en esta última diapositiva--: reducir el paro estructural, mejorar la calidad del empleo, mejorar la formación, en particular de los jóvenes, aumentar el crecimiento potencial e impulsar la innovación, avanzar hacia una economía libre en carbono, reducir la desigualdad, erradicar las formas más extremas de pobreza infantil, abordar el reto demográfico. Medidas, objetivos, que exigen una visión de futuro, levantar la mirada y --por encima de las cuestiones que nos ocupan en el día a día-- tratar de tener una hoja de ruta, un proyecto ilusionante que embarque al conjunto de nuestra sociedad y consiga que España sea el país que queremos ser.
Muchas gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)