Barcelona
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Buenas tardes, noches ya, Majestad, presidente de la Generalitat de Cataluña, alcaldesa de Barcelona, autoridades, directivos GSMA, amigos y amigas, inauguramos este Mobile World Congress en unos dramáticos momentos para Europa.
El Mobile ha representado muchas cosas a lo largo de sus años de vida y me gustaría centrarlo en tres que hoy cobran aún mayor actualidad, el primero de ellos la convivencia, el encuentro y el diálogo.
Justo lo contrario de lo que encarna precisamente la barbarie y la guerra que el presidente Putin está perpetrando en Ucrania.
Europa y sus aliados estamos respondiendo al presidente Putin con total contundencia y también con ayuda humanitaria, conservando también citas tan importantes como el Mobile, por la apuesta que representa y también por los valores que le inspiran.
Creo que podemos estar todos de acuerdo en que el progreso de cualquier sociedad se fundamenta en el respeto a unas reglas claras y ciertas, que no han sido impuestas, sino acordadas por todos, como también por abrir espacios de diálogo y de concertación frente a la guerra o al expansionismo que en este momento el presidente Putin representa.
Y en este sentido, le he dicho antes a Mats que quiero agradecer la valentía de los organizadores del Mobile a la hora de marcar claramente su posición, porque creo que es la posición en la que nos reconocemos todos.
Una posición, como decían antes tanto el presidente como la alcaldesa, de la Paz, también el respeto a la legalidad democrática, a la soberanía nacional, a la integridad territorial, en definitiva, el respeto al orden internacional y a la Carta de las Naciones Unidas.
Si echamos la vista atrás diré algo que parece de perogrullo, pero que tiene una carga importante de fondo, y es que es verdad que Europa arrastra tras de sí una larga historia y en consecuencia, hemos tenido que hacer frente a numerosas pruebas, a pruebas muy duras que la han ido definiendo, algunas tan recientes que aún no hemos salido de ellas, como puede ser la pandemia de la Covid19.
Y una vez más, ante un momento tan crítico como el que está viviendo Europa, donde se ve amenazada su seguridad, la Unión Europea y sus aliados debemos responder como lo estamos haciendo, con unidad, con determinación, ante la amenaza que para la seguridad de Europa representa Putin.
Y lo haremos con las herramientas que tenemos a nuestro alcance de grandes democracias, como son las sanciones económicas, la solidaridad con el pueblo ucraniano y la ayuda humanitaria a Ucrania.
Creo que todos podemos convenir en que en un espacio corto de tiempo, Europa se ha enfrentado a desafíos extremos.
Antes lo decía, la pandemia es probablemente, si no, el mayor de los exponentes.
Europa fue criticada, recordémoslo, al principio, por su aparente lentitud en la vacunación. Hoy Europa es el mayor donante de vacunas del mundo. De lejos. Donamos más que vacunamos a nuestra población. Y yo creo que es en estos momentos nuestra principal fortaleza, el ejemplo que nos damos y que damos.
Igual sucedió con otros instrumentos, como el fondo de reaseguro del desempleo, que nos ha permitido sostener el empleo y el tejido productivo en los momentos más difíciles del confinamiento y de la pandemia.
Igual han sido los Fondos Next Generation y European Union que nos van a permitir dar ese salto de competitividad a toda Europa en el ámbito de la digitalización y la inversión en la transición ecológica, aumentando nuestras fortalezas en esa llamada autonomía estratégica, hoy aún más necesaria que nunca.
Ahora es evidente, no está amenazada nuestra salud. Esta vez se ven amenazadas nuestros principios, nuestros valores y nuestra seguridad. Nuestros principios y nuestros valores, los que nos definen, la democracia, la convivencia, la integridad territorial, la soberanía nacional de los estados en el orden internacional. Y más aún, se ve amenazada la idea de que el mundo debe regirse por la ley y no precisamente por la venganza de un sátrapa.
Y además, hay que hacer esta reflexión, porque quien está amenazando ahora mismo la seguridad de Europa y el orden internacional es nada más y nada menos que un miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Europa y sus aliados hemos dado un mensaje contundente de sanciones económicas masivas. Hoy mismo se ha vuelto a aprobar en Bruselas un nuevo paquete de sanciones económicas contra el régimen de Putin contra sus oligarcas, además de la ayuda humanitaria al pueblo que sufre, que es, en definitiva, la solidaridad con las naciones que Europa demuestra ante los países que están amenazados.
Y quiero ser claro. Las sanciones durarán hasta que Putin no regrese a las fronteras de la Federación Rusa y abandone, por consiguiente, Ucrania, toda Ucrania.
Estas sanciones, evidentemente van a tener un impacto masivo sobre Rusia, van a aislar a Rusia, a Putin y a la oligarquía que apoya a Putin.
También tendrán consecuencias sobre Europa. Sin duda alguna, pero debemos pensar el coste que supondría no hacerlo. A mi juicio, sería aún mayor que el coste que evidentemente va a suponer en las espaldas de las economías europeas.
Señoras y señores, en el Nuevo Orden Internacional, Europa es aún más necesaria que nunca. Y es precisamente eso lo que ataca Putin, porque somos y siempre seremos un faro de democracia, de respeto a los derechos humanos, de la defensa del orden internacional.
Y además de definirlo, creo que debemos ser conscientes de que Europa, para conformar un, digamos, un perfil mucho más importante desde el punto de vista geopolítico y estratégico, debe reducir sus vulnerabilidades, algunas de ellas bastante elocuentes.
Como consecuencia de esta crisis con Rusia debemos ser más resilientes. Lo debemos ser, por ejemplo, cuando hablamos del pacto migratorio y asilo, que evidentemente ahora es algo importante para los países del Este.
Debemos serlo también en el ámbito de la política exterior y de defensa común, que debe ser complementaria a la Alianza Atlántica. Y debemos serlo también en la autonomía estratégica.
Y sin duda alguna, creo que cobra relevancia el que hablemos de la autonomía energética en dos dimensiones.
La primera, la diversificación de las fuentes de energía. Debemos continuar lógicamente, apostando por las energías renovables, que son más baratas, que son más limpias, que garantiza la autonomía estratégica europea en el ámbito energético y además de poner todas nuestra capacidades físicas al servicio de la unión. Y en este sentido, España, que es un país que concentra un tercio de las capacidades de gasificación europeas, estamos dispuestos a contribuir por nuestra parte.
Pero a mi juicio, la segunda dimensión de la autonomía energética es aún más relevante. Será la necesidad de reformar el mercado energético para que el precio del gas no impacte sobremanera en el precio de la electricidad y en consecuencia, la economía europea en la economía española y la industria europea y la industria española.
Hay que hacer todo esto, señoras y señores.
Y ahora, como ocurrió con los Fondos Europeos, habrá probablemente gente que considere que esto es imposible. Pero yo estoy convencido de que una vez más lo vamos a hacer posible. Y de que una vez más, Europa, ante un momento tan definitorio como el que está viviendo, va a salir reforzada de este embate y que los sátrapas como Putin no se van a salir con la suya.
Señoras y señores, en estos tiempos tan decisivos de nuestra historia europea, lo ha dicho antes el presidente de la Generalitat. Lo ha hecho también la alcaldesa de Barcelona.
Estamos en Barcelona, estamos en Cataluña, estamos en España, en una ciudad abierta, en una ciudad mediterránea, solidaria y amante de la paz.
La Barcelona, la Cataluña, la España, que apuestan por la paz, que apuestan por la convivencia, la Cataluña del reencuentro en la que inauguramos este Mobile World Congress.
Y quiero agradecer expresamente, en nombre del Gobierno de España, una vez más, la presencia de nuestro Jefe del Estado, del Rey Felipe VI, que nunca falta a la cita, nunca lo ha hecho. Gracias, señor.
El retorno a esta cita anual de tantas empresas es la mejor señal del regreso de la normalidad perdida tras la aparición de la COVID hace más de dos años. Quiero dar la bienvenida, en consecuencia, a todos los asistentes al Mobile World Congress 2022, a los más de 1.000 ponentes y a los 1.500 expositores.
Quiero saludar también a las delegaciones de Gobierno, a los responsables políticos que acuden desde numerosos países, así como a los 36 pabellones nacionales.
Barcelona ha sido el hogar del Mobile World Congress desde el año 2006 y estamos orgullosos y honrados de volver a contar con su presencia.
El sector digital ha estado a la altura de las circunstancias durante la pandemia. Nuestra necesidad de adaptación a las nuevas tecnologías creo que se ha vuelto imperiosa. Y, en este sentido, quiero agradecer el esfuerzo de todas las empresas que permitieron en los momentos más duros, más difíciles, el que la ciudadanía pudiera seguir trabajando, aprendiendo, disfrutando del entretenimiento, de la cultura, comunicándose con sus seres queridos que, por desgracia, no pudieron abrazar en esos difíciles meses.
La transformación digital es, como saben, uno de los cuatro ejes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España. A él vamos a destinar un tercio de las inversiones totales. Estamos hablando de 20.000 millones de euros para impulsar proyectos que promuevan la digitalización de nuestro país. Estas inversiones públicas pretenden movilizar un volumen aún más importante de inversiones privadas. El reforzamiento y la extensión de la conectividad, sin duda alguna, va a ser prioritario.
La Ley de Telecomunicaciones, que incorpora medidas para impulsar el despliegue de redes y la estrategia España Digital 2025, nos van a permitir llevar la banda ancha de 100 megas al 100% de los ciudadanos y cumplir, en consecuencia, con la hoja de ruta para el despliegue del 5G. Vamos a impulsar también inversiones en ámbitos donde España quiere jugar un papel de liderazgo: en la inteligencia artificial, en la ciberseguridad -ahora más de actualidad que nunca-, en la industria 4.0 o la economía del dato.
Este proceso de digitalización, señoras y señores, se va a llevar a cabo desde un enfoque social y, también quisiera subrayarlo, desde un enfoque humanístico. Social por los enormes recursos que vamos a destinar a la conectividad de los territorios con más carencias del país, a la formación de nuestros jóvenes, de las pequeñas y medianas empresas y también de los colectivos más vulnerables y en riesgo de exclusión digital. Pero al igual que es importante el enfoque social, quisiera subrayar que para el Gobierno de España es fundamental el enfoque humanístico, porque será una digitalización con derechos, con derechos para todos, para todas y sin discriminaciones.
Y a esto responde nuestra Carta de Derechos Digitales, pionera en el mundo y, quiero volver a subrayarlo, pionera en el mundo, y que ha servido de inspiración para la Declaración de Derechos y Principios Digitales que acaba de presentar recientemente la Comisión Europea.
Tenemos, señoras y señores, un importante reto, una importante transformación por delante, un proceso de modernización histórico que va a ser clave para lograr el desarrollo, el bienestar y la paz en el presente y en el futuro.
Y por eso este Mobile World Congress es una forma de reafirmarnos en todo aquello que nos une y que debemos recordar en unos momentos tan complejos como los que estamos viviendo.
Y es que las sociedades libres y democráticas se rigen por el diálogo, la defensa a ultranza de los derechos humanos y el deber de cumplir con la legalidad democrática. Fuera de ello solo hay barbarie.
Gracias.
(Transcripción editada por la Secretaría de Estado de Comunicación)